El dojo se cubrió de silencio por unos instantes, mientras unas manos ancianas pero aún firmes examinaban una carta encriptada cuyo sello conocía bastante bien. Quizás una leve sonrisa traicionó su gesto serio mientas la examinaba. Eran noticias prometedoras, venidas de ayende los mares, detallando las operaciones que uno de sus viejos amigos y camaradas estaban llevando a cabo a través de sus redes de ayudantes. Habían pasado muchas primaveras desde aquel viaje que ahora narraba a sus alumnos, cuando recorrieron una peligrosa ruta de tierras Cangrejo hasta Shiro Miya, para escoltar al célebre Daidoji Yoshiharu hasta el lugar de su enlace.
Aunque respetuosas, las miradas de sus alumnos inquirían que continuase con su narración. Continuando con su historia, les habló de cómo se resolvió el caso de los infames "ninjas de Ryoko", del duelo del paso de Beiden con el otokodate de las Serpientes de Montaña, la revuelta de Hashima, y por supuesto, el incidente que se desató en la boda y casi cuesta la vida a varios miembros de la familias Hantei y Miya. Evitar esa última tragedia los había convertido en algo nuevo, un grupo orientado a perseguir un tipo insidioso de enemigos, cazadores de sombras luchando en la oscuridad para traer la luz.
Dama Sol ya no brillaba alto cuando acabó con el resumen de sus viajes para sus alumnos de primer año. Era el ritual de paso que todas las promociones del programa de entrenamiento pasaban, escuchando de primera mano operaciones como las que ellos mismos llevarían a cabo en unos años. Con paso algo limitado por la edad y el dolor de viejas heridas, se acercó a la puerta del dojo, ahora vacío. Contemplaba la caída de los cerezos en flor, y se preguntaba qué traería el proximo verano, con los rumores de tensiones en las relaciones Grulla y Mantis.
Volvió a la sala, y se sentó junto a su set de escritura, a fin de escribir el siguiente capítulo de su obra magna, cuando la joven Otomo Himeko, su ayudante y la prometida de su nieto, llamó de manera educada pidiendo permiso para acompañarla. Tomando el pincel, se dispuso a comenzar a escribir, cuando Himeko, en su habitual tono sosegado y delicado, le preguntó por el punto del manuscrito en que se encontraba. La sensei, con una sonrisa más orientada al pasado que al presente, le respondió narrando lo que estaba escribiendo en ese momento mientras las palabras cobraban vida en el papel.
"Era una fría mañana de finales de Otoño del año 1110 en el Calendario Isawa. Escoltábamos a la comitiva Imperial de retorno a Otosan Uchi, con los acontecimientos de la boda de Yoshiharu-sama aún pesando sobre nosotros, pero sintiendo que podíamos estar ante un respiro por parte de los Cielos Celestiales. La verdad, como siempre, distaba de ser tan sencilla..." - Extracto de "La Esmeralda fracturada: Medio siglo de guerra y portentos", rollo cuarto, capítulo uno, recopilado por Otomo Rin, Sensei del Dojo Esmeralda*
*Si, en este futuro que escribí, cada personaje superviviente ocupa un rol relevante en la sociedad, que en el caso de Rin la lleva a tomar el apellido Otomo por matrimonio, suceder a Tokumichi como Ministra durante una temprada turbulenta, y finalmente retirarse como sensei del Dojo Esmeralda formando futuros magistrados. Mientras, otros miembros más aventureros se establecieron en las colonias imperiales allende los mares, y con sus redes de agentes dan caza a los Ningyotsukai y otras amenazas foráneas similares. Siempre me pareció curioso que al final de todo, en el futuro, Rin fuese la que redactase en sus memorias esta aventura como caso de estudio para los nuevos reclutas.
Ha sido una partida ardua y accidentada, muy marcada por la mala suerte, pero es una historia la que tengo mucho cariño. Es un honor para mi haber contado con tanta gente a lo largo del camino, y espero que hayáis disfrutado tanto como yo escribiéndola. En estos días debería comenzar una nueva aventura spin-off, basada en la aventura en Ryoko Owari Toshi, estad atentos a la web :)