Partida Rol por web

Lezmar en la parte de abajo de las escaleras parace realizar un conjuro.

Al poco notáis que vuestros cuerpos pesan mucho menos. Como si algo los hubiera estado cargando con enorme peso.

Al sentir como sus hombros parecen haberse librado de un gran peso mira atonito a su alrededor.
-Nos estais condenando, primero ellos y ahora esta extraña sensacion... ¡Pero que haces ahi abajo elfo! ¡No veras ningun licor alli!

Penso un largo instante con gran esfuerzo pues no acostumbraba a hacerlo, siempre es sabido que un goblin es mas de accion (aunque de poca duracion), que de pensar y algo se encendio en su cabeza.
-Eso es... tal vez si tenga algo elfo borracho, tal vez estas inscripciones me sirvan si las uno con este objeto.

Dejo en el suelo su pequeño paquete de viaje el cual, siempre lo llevaba encima atado con una fina cuerda roida, alrededor de su diminuto cuerpo, descansando en su espalda, protegido por el escudo de magico poder.

No tardo en sustraer de el una pequeña corona de muy simple confeccion pero hermosa a su manera, de estrecho cuello, tal vez para la cabeza de un niño o de un halfling o algo de cabeza mas hueca que todo eso.

Con una babeante sonrisa alzo la corona a la puerta como si se la mostrara.
-Mirala, es la corona de un rey, es mi corona, yo soy a quien esperas para que se abra. Ahora, dejarme pasar a mi y a mi sequito, ¡Maldita puerta del destino!-Gritole mientras sujetaba entre sus largas manos de sucias uñas la corona que un dia escondio de las demas miradas.

El simple cantar de las chicharras es la única contestación que obtine el goblin.

La puerta no se abre ni hay ningún gesto percepcible en ningún lugar. La situación es casi cómica.

Los de abajo empiezan a subir rápidamente los escalones de manera mucho menos angustiosa de como lo hicieran ellos la noche anterior. Como si algo que ellos les retuviera en el ascenso hubiera desaparecido ahora.

Al cabo de media hora y una par de paradas para recuperar el aliento los antiguos compañeros y los dos nuevos miembros llegan al penúltimo rellano de la escalera.