Partida Rol por web

No discuto vuestra habilidades, como espero que vos no discutais las de mis exploradores

- Muchos elfos

Vuelvo a murmurar, pero aún así no parezco temeroso de la cantidad, más bien parezco calcular cuántos se pueden encontrar en los bosques y cuántos en la aldea. Además aunque estén bien equipados, no todos serán guerreros, lo cual es un punto a nuestro favor.
En cuanto a los especiales no me preocupan. Seguramente permanezcan escondidos tras las últimas líneas, creyendo que la distancia que nos separe resultará suficiente para mantenerlos a salvo hasta que se les demuestre su error en forma de flecha o lanza.

- Yo listo.

Confirmo al ogro ignorando a Zhemot y Varon. Los únicos problemas que se presentan serán las emboscadas y encontrar la roca esa, ambos asuntos sólo pueden resolverse en el interior del bosque, por lo que no hay más motivos para permanecer aquí.

Una mirada dura y negra se posa en el goblin tras su comentario... aunque tras unos interminables segundos, la morena decide que el comentario es divertido y deja escapar una escueta y adorable carcajada.

Preocúpate por tí mismo... yo me apaño bastante bien para divertirme.

Lamia enarca una ceja al escuchar la interrupción de la humana.

¿Creeis que un grupo de elfos, entre ellos druidas, os va a dejar hurgar en sus asuntos como si nada?

Una sonrisa de medio lado, casi burlesca, aparece en sus carnosos labios mientras aparta unos mechones de cabello de su hermoso rostro.

Que adorable...

Añade, sin apartar la mirada de ella... mirada en la que se puede entrever algo de lujurioso deseo... aunque probablemente no del mismo tipo del que padece su compañero Zhemot.

Enseguida vuelve a posar su mirada en el gigante, de forma distraída.

Yo llevo lista una eternidad.

Asiente de forma sarcástica, sonriendo casi divertida, como si hubiera hecho un chiste que sólo ella pudiera entender.

Cuando Lamia pone un pie dentro de esa sala, por la puerta de salida aparece un enorme tigre de color tan blanco que brilla incluso en la profunda oscuridad en la que se encuentran. Sus pupilas blancas, aterradoras, se posan en todos y cada uno de los presentes mientras olfatea el aire, demorándose más de la cuenta quizá en el goblin y en el mono.

Con el mismo silencio que su compañera, se acerca hasta ella, dando una vuelta para recibir una suave caricia de ésta en la cabeza... Una imagen llena de contrastes por el cariño de la vampiresa hacia el animal y por los diferentes colores predominantes entre ambos.

La mirada de la vampiresa se torna extremadamente dulce durante sólo unos segundos... mientras saluda al enorme tigre y le acaricia el mentón. Parece susurrarle algo que sólo él puede oír y enseguida vuelve a prestar atención a la mesa y al mapa.

El hombre-rata ainstió para indicar que también estaba listo. Agarrando el bastón con ambas manos, dijo:

- Necesitaremos un plan para neutralizar a los lanzadores de conjuros. Una vez esa amenaza esté anulada, será pan comido.- dijo, con un amplio gesto del brazo que abarcaba al enorme Bantwag,

Con la aparición del tigre el rostro Glibrit cambia y por apenas un instante parece tener miedo, luego su sonrisa se intensifica y comienza a palpar sus numerosos bolsillos.

Que lindo gatito, debe comer mucho. Lástima, creo que me comí ese pescado que tenía o quizás lo usé de carnada, ya ni recuerdo

Con esto abandona la búsqueda, luego eleva su molesta voz hasta resultar levemente molesta

¿Me estáis esperando a mí? Yo los esperaba a ustedes... no me gusta ir de carne de cañón, tenemos a otros para eso

Dice mientras camina mirando fijo a Irina

Irina tras notar la mirada del goblin ,gira suavemente su cabeza en su ojos se puede ver la promesa del dolor eterno  y el desprecio de quien se sabe superior, comienza a levantar la mano y y sus labios a moverse. Por un instante un halo de poder tangible rodea  a la sacerdotisa , y las facciones de su rostro adquieren  una dureza propia del mármol y un rostro duro y atemporal  parece cubrir el agraciado rostro de Irina.

 La mano de Zhemot se planta sobre la suya con una suavidad y un cariño manifiesto, pero también con la firmeza de una garra de acero.

Contesto al hombre rata, asintiendo casi imperceptiblemente a su propuesta. Sin embargo, la respuesta es sencilla. Los conjuradores no son resistentes en combate cuerpo a cuerpo...

-Somos suficientes... para rodear la aldea... y atacarla... desde todos los angulos...+contesta, a los restantes reunidos+ En cuanto a los conjuradores... lo mas probable... es que esten detras,... o en el centro...de las formaciones... Un ataque magico de area... deberia revelarlos,... como los que se curan...curan a los demas... o tratan de contestarlo.

Los ojos negros pasan sobre los varios magicos que hay en la sala.

-No creo... que eso represente... un problema... para los aqui reunidos..

La pregunta del hombre rata no me importa demasiado, quizás el necesite algún plan para acabar con usuarios de la magia, cuando en realidad no es ningún problema.

- Hechiceros lentos y torpes, fáciles de alcanzar incluso con amigos.

Declaro como si no me importaran los magos cubiertos tras las ficlas enemigas, parece que tengo mucha confianza en el arco de mi espalda como para dejarme intimidar por no poder llegar al combate cerrado.

Al parecer sus nuevos compañeros estaban bastante confiados, pero Skelos sabía que no era sabio subestimar a conjuradores. Y más si se movían en su propio terreno y tenían tiempo de prepararse. Sin embargo, no dijo nada más. Se limitó a asentir, y esperar el momento de la partida.

En cuanto a él, le faltaban sus lacayos muertos para ayudarlo en la batalla... pero pronto pondría solución a eso. En cuanto cayeran los primeros elfos, empezaría a reponer sirvientes.