Partida Rol por web

Vale, hemos superado el primer minuto...dos más como mínimo...¿Seremos capaces de aguantar? ¡Ahora ya no me cabe duda de que hemos llamado la atención! 

Los números del enemigo iban aumentando y se intensificaba la presión enemiga en nuestra zona. A duras penas era fàcil encontrar coberturas y levantarse para responder al enemigo. Pero debíamos seguir con ello, hacer más daño, hacerles creer y pensar que éramos más de lo que aparentábamos. No dudé en volver a pedir una cortina de humo y disparar.

- Muchachos, siguen sin saber cuáles son nuestros números y los estamos atrayendo...¡una ronda más de granadas de humo y disparad! ¡McKiller! ¡Necesitamos que vueles ese parapeto de la derecha ya! ¡Johanssen, Rudin! ¡Acabad con los que corren hacia nosotros desde la ladera y volad los barriles explosivos! ¡Necesitamos más distracción!

Fue entonces que vi a "Legionibus" correr una vez más como un loco hacia las unidades enemigas granada de mano en mano. 

O es un suicida o tiene un don, no se que pensar...sea como sea hay que cubrirle...¡Ya!

¡Lom! ¡Tú y yo cubramos a Legión! Debemos conseguir que llegue a la trinchera y lance la granada...con eso y los barriles que se que Johanssen y Rudin harán explotar solo quedará resistir hasta que llegue el comandante Rico con sus hombres! ¡Vamos con todoooo! ¡FUEGOOOO MUCHACHOS!

Y disparé tras lanzar una granada de humo al enemigo. Tomé mi droga y volví a repetir la acción. Era posible que no hubiese abatido enemigos pero había logrado dar fuego de cobertura a Publio hasta que llegase a hacer contacto con el enemigo.

Recibido Obsidiano. ¡No dejaremos que toquen a Legión! -  Dijo Lombardi mientras empezaban a volar trozos de roca por todos lados. Las coberturas apenas duraban antes de hacerse añicos.

Gracias a las granadas de humo todavía parecía que el enemigo no se había percatado de la triquiñuela. Lombardi salto entre las rocas mientras millones de balas desfilaban por el cielo. Fue un milagro que todavía no les hubieran dado. Apoyando la espalda contra las piedras, respiro hondo y salió con l rifle en mano.

Vio como Publio corría como un loco hacia las trincheras, Obsidiano disparaba para darle cobertura. Algunos de los enemigos ya empezaban a seguir a Publio con la mirilla. Una ráfaga de tiros a su cobertura fue suficiente para que se escondieran y Publio pudiera avanzar un par de metros más sin problemas… ¿Seria suficiente?

—¡Entendi..!— Las balas impactaban a unos cuantos centímetros de Rudin el cual se lanzo al piso de golpe, se le hacía difícil incluso hablar, algunas incluso lo impactaron a él. “¡CARAJO! ¡COMO DUELE!” Era lo que pensaba en ese instante, a pesar de llevar la armadura consigo puesta, los impactos continuaban siendo igual de dolorosos, tomo aire y grito: —¡NEGATIVO SARGENTO! ¡LOS TENGO ENCIMA DE MI! ¡JOHANSSEN! ¡FRIE A ESOS BASTARDOS DE MI PARTE!—

 Al escuchar las indicaciones de sus pares y superiores. mientras el se cubria golpeando el cañon que no disparo la ultima vez. Se sentia muy molesto, lo cual se adelanto cañon electromagnetico, dispara freneticamente... Seguido, corre un poco mas hacia donde le dijo el Sargento Bryant, poniendo de lado al cañon, lanza una granada 

"si van a ver todos, van a ver! . que se mueran todos! todos!"

se lo veia furibundo, como fuera de si pero sin drogas, Casi totalmente conciente con su ira. La situacion del fallo de su arma le genero todo el enojo posible.

El soldado Augusto parece estar luciéndose en este combate, su fusil no da tregua a los imperiales y abate a varios de ellos. Motivado por esto, o por querer probar suerte de nuevo, el marine sale de la cobertura del humo y los árboles y lanzando un grito de guerra se pone a correr y escalar ladera arriba granada en mano, ingorando las balas que llueven sobre él.

El resto de marines corre a cubrir a su loco compañero, por suerte el fuego que mantenían sobre el enemigo impedía que estos pudieran tener una línea de disparo clara sobre Publio, lo que sin duda le salva la vida ya que de otro modo habría acabado convertido en un colador.

Aún así, las cosas empiezan a ponerse verdaderamente feas. Ya hay una decena de marines caídos, y el fuego que recibís es tan intenso que apentas podéis asomaros para responder, mucho menos para apuntar correctamente. Incluso el proyectil de McKiller pasó de largo de su objetivo, explotando en el lejano cielo de Nuevo Crisol.

Cuando llego a una distancia suficiente para tener que lanzar la granada, la lanzo, cae dentro de una trinchera enemiga, veo a varios legionarios o trozos de estos, aprendiendo a volar, no gasto tiempo en contar los trozos y vuelvo corriendo a ponerme a cubierto con mis compañeros, nada mas llegar me fijo en el contador de bajas de mi casco, el cual marca 25, "venticinco", luego de hacer cuentas, "joder, nueve de un granadazo, esto compensa el intento anterior", cojo mi fusil, y me preparo a la par que le grito al sargento, "Que era un penoso quarterback, mira lo que les he metido a esos mamones, para curar los daños que me has causado, me tienes que regalar un lanzacohetes, y que pueda hacer mucho "kABUM", sin eso no me doy por satirfecho".

Observé el lanzamiento de granada del soldado Augusto. Había que reconocer que comparado con el anterior este había ido perfectamente colocado y con la fuerza y precisión necesarias. Nada más ver sobrevolar la granada grité con satisfacción.

- ¡Joder! Eso es un lanzamiento como toca y no lo de la última vez, soldado...¡me estoy pensando sacarle del banquillo y ponerle de titular si salimos de esta!  Las balas resonaban por todas partes y a duras penas podíamos cubrirnos. Era un milagro haber sobrevivido hasta entonces pero habíamos logrado el tiempo necesario. La ofensiva del comandante Rico debería poder estar alcanzando las unidades enemigas en estos instantes. El problema era que ellos estaban en la otra ladera y nosotros estabamos aquí solos, haciendo frente a todo un batallón enemigo. Rudin, Johanssen y McKiller parecían haberse llevado la peor parte y estaban arrastrándose por el suelo gravemente heridos, yo tenía serias heridas en la pierna y mano mecanizada, Lombardi también estaba tocado...y el único que parecía estar íntegro era el jodido loco de las granadas. Ver para creer...

- El trabajo está hecho soldados, son unos jodidos héroes. Solo nos resta aguantar y sobrevivir...¡SOBREVIVIR! ¿¡ME HABÉIS OÍDO!? Grité con todas mis fuerzas...si les quedaba un último aliento de vida quería que lo aprovecharan. Que dieran el máximo y que no se dejaran matar. Yo haría lo mismo. Íbamos a lograrlo y salir de esta. ¡Adelante! ¡Fuego! No dejéis que caigan sobre nosotros ¡¡¡¡FUEGOOOO!!!!!

Y me levanté y disparé con todo. Cada baja contaba...cada enemigo muerto...nos acercaba a la victoria. El humo, la tierra salpicando...todo me imposibilitaba ver. Pero si conseguía alcanzar al enemigo o al menos proporcionar unos instantes para que el resto disparara, sería suficiente.

Entre todo el fragor de la batalla y el estruendo de las explosiones, disparos y demás, levanté los ojos hacia las posiciones del enemigo y volví a observar los bidones explosivos de color naranja. La vista se me nublaba de rojo al haber sido alcanzado por una bala en la cabeza ocasionando que la sangre recorriese mi cara. Mi mente se puso en blanco unos instantes mientras avanzaba hacia el enemigo con pasos lentos y expuestos. Entonces una imagen del pasado vino a mi mente...

- ¡Doctor! ¡Doctor! Traemos otro herido...una bala incrustada en el cráneo, le hemos puesto 10 mililitros de epinefrina...¡sus constantes están cayendo, se nos va! Gritaba la enfermera arrastrando la camilla rumbo al quirófano. Ese soldado le quedaban escasos segundos de vida...un caso perdido si no se actuaba con rapidez y precisión. Se necesitaban manos prodigiosas que no temblaran, un talento innato digno del mejor cirujano...una "PRECISIÓN QUIRÚRGICA DIVINA"

- ¡Forceps! ¡Bisturí! ¡Limpien con agua la herida, deprisa! Fui indicándole a mi asistente con los brazos extendidos. La enfermera aún estaba colocándome la bata y recién acababa de ponerme los guantes. Observé el agujero, un proyectil de 5.5 mm en forma de copa, convexo en la punta y cóncavo en la base le penetró por la región temporal izquierda por debajo del arco cigomático hacia arriba en dirección al encéfalo atravesando la fosa infratemporal, músculo y hueso temporales y penetró en la cavidad craneana en la base de cráneo media izquierda. Solo tendría un intento si quería salvarle la vida. Abrir con un corte limpio del bisturí, sujetar con fórceps, meter las pinzas con extremo cuidado, coger la bala y extraer. ¡Realizando incisión! Necesito succión...¡Perfecto! Sujeta con los fórceps...¡Listo! Iba comentando el proceso en voz alta. ¡Pinzas! Accediendo...¡La tengo! Extrayendo...¡Fuera! Cierren esa herida... Dije satisfecho y dejando caer la bala en la cubeta de metal...¡Clinck!

    - ¡Clinck!  Una bala acababa de rebotar en mi armadura y en ese instante volví de mi ensimismamiento. Ahora todo volvía a ser nítido, claro, preciso...sabía lo que tenía que hacer. Volvería a tener una precisión quirúrgica divina. Mis manos no temblarían y actuarían como corresponde...

Entonces levanté el arma y apunté a los bidones, cualquier sonido a mi alrededor había desaparecido, las voces de mis soldados gritándome ya no se oían... Era mi vista clavada en aquel barril. Dispararía con precisión y haría volar toda la estructura y todos los hombres que quedasen allí...¡Bang!

Contra todo pronóstico, el soldado  Augusto consigue llegar hasta la base de la barricada y arroja su granada sobre ella, volando por los aires un emplazamiento de ametralladora y un buen número de legionarios que hay a su alrededor. Más sorprendente aún, consigue regresar hasta donde estan los suyos sin un solo rasguño. Pero esa parece ser la única buena suerte que tienen los marines.

El humo casi se ha disipado del todo y los disparos enemigos son cada vez más acertados. Los muertos ya suman dos decenas y no hay nadie, salvo Publi, que esté con el cuerpo intacto, algunos están heridos de verdadera gravedad, aunque siguen luchando. Viendo lo desesperado de la situación, el Sargento Bryant trata de inspirar a los hombres que quedan con sus palabras primero, y con sus actos después. En un alarde de increíble puntería, la ametralladora de Walter consigue acertar en un lugar clave de la defensa del enemigo, provocando una gran explosión.

Poco después, notais que el volumen de disparos que recibís se va reduciendo, hasta que nadie más os dispara, aunque seguís oyendo ruidos de comabte en la cima de la colina. Sin duda, es el ataque del Comandante Rico, y parece que gracias a vosotros está teniendo éxito.

Agotados por la lucha, os quedáis donde estáis a la espera de que concluya la acción. Pasan unos minutos hasta que el sonido de la última arma se pierde en el aire, y poco después el Comandante Rico se asoma sobre el parapeto que antes cubría al enemigo, inspeccionando lo que queda de vosotros.

- Maldita sea, todavía los hay que siguen vivos! ¡McKenzie! Baja ahí de inmediato y trae a nuestros hombres, algunos seguro que agradeceran ver al matasanos.

Poco después os encontráis en la cima de la colina, en la base recién capturada, rodeados de otros marines que os vitorean y aplauden. El suelo esta cubierto de legionarios y marines muertos, aunque el número de los primeros es muy superior, gracias a que fueron pillados de improviso debido a vuestra distracción. Pronto el Comandante recibe más informes de que el resto de bases artilleras han sido igualemente tomadas, lo que provoca una nueva oleada de jubilo.

Ha sido duro, las bajas han sido numerosas y muchos os lleváis un doloroso recuerdo de vuestra primera misión en lo que se prevée una larga campaña por el dominio del planeta. Ha quedado claro que el Imperio está dispuesto a aferrase con uñas y dientes a Nuevo Crisol, pero también habéis demostrado que podéis con todo lo que se os eche delante.

Los primeros transportes empiezan a descender de la atmósfera, llevando consigo las tres divisiones de marines, vehículos y material de guerra. Nada puede impedir ya la invasión de la Federación, y el siguiente enfrentamiento sin duda tendrá una escala mucho mayor, pero a pesar de lo sufrido, solo podéis esperar vuestra nueva asignación con expectación.

(antes de acabar la batalla)

la explosión causada por el sargento, crea una confusión en mi casco, marcando de venticinco a ventinueve, "mierda casco, esa gente no la he matado, no tiene gracia asi", me dirigó al sargento, "buen tiro, señor"

(Antes de la llegada del comandante)

después de unos minutos intentando arreglar el casco, me doy cuenta de que la batalla sigue, pero para mi desgracia la adrenalina se me ha bajado, me siento un poco cansado, pero saco a "everest" y un pequeño objeto, con forma de un movil, que en la parte de atrás esta escrito "anti-publio", lo conecto al dron y se ve lo que ve el dron, grito entusiasmado, como si fuera un partido "joder, como le han reventado, la cabeza, oh eso tiene que doler", y cosas asi, despues de la batalla, le digo a everest que repare el Casco, el cual dejo sobre los hombros, mientras lo repara el dron.

(Al llegar a la colina)

todavía tenia las energías para subir a la colina y ayudar a mis compañeros, "No me gusta ser el centro de atención", mientras me vitorean los demás marines, también me alegro al ver los transporte llegar.

Por fin un puto descanso – pensó Vince. No vamos a negar que le gustaran los vitoreos y aplausos, incluso algunos marines le venían a preguntar cómo había sido el ataque. Vince ni corto ni perezoso se explayaba en detalles y en exageraciones. Aunque poca exageración hacía falta después de tal demostración de poder. Enalteciendo los actos de Publio y de McKiller… y los suyos propios.

Aun y todo, le preocupaba el estado de sus compañeros. El asalto había sido una locura y, aunque Augusto estaba como una manzana el muy cabrón, no podía decir lo mismo del resto. Intento ir hacia Obsidiano para darle las gracias y comprobar que estuviera de una pieza. Ese puto héroe nos había mantenido unidos hasta el final y con un número de bajas más que aceptable. Pero de la que intento separarse otro aluvión de soldados le interrumpio con preguntars sobre cómo había ido la misión, sobre cuantos había matado, etc…

Vamos que al final ni se acercó a comprobar a sus compañeros. Que podemos decir, le gustaba demasiado ser el centro de atención de aquellos soldados esperando mil batallitas.

Algo cansado herido y mas que sucio, Gregor mira hacia los alrededores. Paso largo rato sin darse cuenta que la trifulca habia terminado. Quizas cuando vio esas naves y los vehiculos militares.

 Miro hacia sus compañeros e hizo una sonrisa. Se acerco mientras todos festejan diciendo dando una abrazo hacia algunos soldados

"HEY! HEY! Miren esas maravilla de la ingenieria militar... Vamos aburrirnos o que? Bryant, Lombardi... Nos daran unos de esos como premio? "

Señala los vehiculos militares con su cabeza y su pulgar. Un claro ejemplo de su acido humor militarista.