Cuatro aventureros que llegaron al poblado de Honra de Rosquilla, para pasar unos días tranquilos y gastar algunas monedas, acabaron viviendo una aventura de traiciones, demonios, kóbolds y persecuciones. Lo que en un principio pareció una misión extraña y fácil, acabo siendo peligrosa y necesaria. Cuatro aventureros la empezaron y solo tres la terminaron, pues uno de ellos, el taimado tíflin traicionó a sus compañeros por una simple promesa de poder y riqueza, y acabó bajo el filo de aquellos quien habían clamado venganza.
Los tres aventureros, Erdan el elfo arquero, Ologeron el enano guerrero y el eladrín mago llamado Quarion, fueron despojados de todas sus pertenencias de valor, y tras el feroz combate contra aquella criatura.. "El Gran Zorith", recogieron todo su equipaje y se encaminaron hacía su última posibilidad de recuperar aquello que habían perdido.
Abandonasteis "Honra de Rosquilla", ahora la aldea ya había terminado abruptamente sus festivales y celebraciones, a causa de los incendios que se generaron y la cuantiosa muerte de guardias y aldeanos. Antaño las calles que bullían de gente con máscaras, disfrutando de aquellas fiestas, ahora estaban vacías y solitarias. Los tenderos recogían sus carpas y comercios, la diversión había acabado.
Guiados por algunos extrañados campesinos que os orientaron mas o menos hacía dónde creían que estaba aquel poblado salvaje habitado por kóbolds. Muchas preguntas asomaban en vuestros pensamientos, vuestros contactos kóbold: Raspit y Shupo murieron durante la aventura con lo que su promesa de recompensa quedó sellada con sus muertes.
Tras varios días de viaje, por los bosques de aquella zona, y con el peligro acechando tras cada árbol, encontrasteis el rastro de aquella aldea kóbold, escondida en la profundidad del bosque. Tras varios intentos de parlamentar con aquellos reptiles, y estar apunto de iniciar varias veces un combate, conseguisteis que os llevaran a hablar con sus cabecillas.
Aún con la carta que os entregaron aquellos héroes kóbold, conseguisteis hablar con Gnarl, el Jefe del clan Gnurka. A pesar de las escasas palabras que sabían en común esas alimañas, conseguisteis explicarles mas o menos como había sido la aventura y lo valerosos que fueron sus héroes Raspit y Shupo.
Tras horas, los cabecillas y shamanes de aquella tribu, estuvieron debatiendo algo que no lograbais comprender. Al cabo de unas horas, hablaron con vosotros, os consideraban dignos de la amistad del pueblo kóbold así como merecedores de la prometida recompensa. Hicisteis entrega de aquella "Caja de los Diablos" en la que volvía a estar cautivo Zorith. Por su lado os entregaron lo que ellos llamaban "un montón de piedraz brillantez que guztan a humanoz".
...
Y así acabó esta extraña aventura de estos tres aventureros.
¿Que depararía su futuro?
Iban a vivir una vida simple y cómoda con aquella recompensa..
O quizá se comprarían nuevo equipo para seguir sus aventuras..
Solo el destino lo sabe.
Y bueno así acaba la partida. Espero que hayáis disfrutado igual que lo he hecho yo, pues es mi primera partida aquí en la Comunidad y le tenía especial cariño. He ido aprendiendo poco a poco a medida que transcurría la aventura, y seguramente habré cometido algunos fallos y otras cosas que podía haber mejorado.
Estoy muy contento con vosotros que habéis mantenido un ritmo estupendo y no os habéis rendido a pesar de todas las putadas que les pasaban a vuestros personajes.
Gracias :)
Aquella trágica aventura había dejado un regusto agridulce en la memoria del elfo; por un lado, la recompensa había sido cuantiosa: aquellas piedras preciosas a las que los kóbolds daban tan poco valor le servirían a Erdan para comprarse un arco nuevo con el que poder proseguir sus cacerías (¿asentarse? ¡Ja! La idea ni siquiera pasó por su cabeza).
Pero mucha gente inocente había muerto por su mala cabeza: no habían protegido al kóbold de la Feria, ni habían podido salvar las vidas de los dos que les habían contratado; además, no supo ver al traidor que se ocultaba entre sus compañeros... aún tenía mucho que aprender.
Pero el largo camino sería una buena escuela, de aquello estaba seguro. Con una sonrisa, se volvió hacia sus camaradas, a los que ya consideraba hermanos de armas de pleno derecho.
¿Y bien, compañeros? He oído decir que tras estas montañas se oculta la tumba de un antiguo rey, famoso por su crueldad en vida y sus tesoros en muerte... y un poco más allá una guerra entre dos países vecinos está a punto de estallar; seguro que necesitan cuatr seis brazos fuertes, añadió tras observar a Quarion. ¡Que los dioses se apiaden de aquellos que se crucen en el camino de los Tres Guerreros! ¡Partamos ya!
Pues hasta aquí hemos llegado, compañeros. Gracias a todos por soportar el a veces pesado elfito.
¡Nos vemos en próximas partidas!