Partida Rol por web

Amara miró a Dorwas sorprendido. AL principio se mantuvo callada, pero no por demasiado tiempo.

- ¿Cómo... como... Cómo has podido asesinarle con la misma sangre fria con la que matas a un gnoll? Era tu compañero.

Amara no podia dejar a sus compañeros morir. Si bien era cierto que nunca le habia tenido estima, hubiera hecho lo que estaba en su mano para poder ayudarle. Pero el asesinato del enano... era algo demasiado cruel para dejarlo estar sin mas.

Jonova miró extrañada a Amara, así que Dorwas había hecho lo mismo que ella y no había ayudado al noble.

—¿Que ha ocurrido? Yo he visto a Turling en el fondo, pero no estaba herido.

La druida se puso en pie a duras penas.

— Le salvamos hace un año arriesgando nuestras vidas cuando los gnolls iban a entregárselo y darle de comer a un Kraken de las Arenas. Casi morimos y si no es por Jarael... ¡Incluso nos habían informado que era un traidor, que había traicionado a todo su grupo! Desde entonces nunca ha dicho una palabra amable, nunca nos ha ayudado a nada... ha venido quedándose con las riquezas y la gloria pero jamás movió un dedo. Decía que "antes el infierno se congelará que hacer nada por nosotros". 

— Es irónico que haya muerto aquí. ¿No tiraste de la cuerda, verdad Dorwas? Hay quien olvida que los enanos son sinceros hasta aburrir, si dijo que no le ayudaría, es que no le ayudaría.

- No solo no le ayudó. Yo si que le iba a ayudar, cogí la cuerda... y el enano la cortó para que el hombre muriera ahogado por el peso de su armadura.

Se alejó unos pasos del enano. Ciertamente le daba algo de miedo la crudeza con la que habia hecho aquello.

- ¿Quién nos dice que no lo harás con alguno de nosotros por... no se... por comernos el último trozo de carne? Creo que eres capaz de lo mejor y de lo peor, enano.

No era extraño aquello. En el lugar de donde venia Amara, a la gente se la mataba en combate. No de un modo traicionero como aquel o atacando y apuñalando a alguien por la espalda. No eran gente sin escrúpulos y sin moral.

Se lo avisé claramente, si no subía a ayudar a los esclavos, esos entre los que estabas tú misma - señaló a Amara con el dedo - antes de juntarte con nosotros después de salvaros, tendría que subir él solo.

Os salvamos la vida. A ellos - señala a los esclavos - dos veces.

Pero Turnling amenazó con vendernos.

El rostro del enano se volvió duro con las siguientes palabras.

Y nadie amenaza a mis amigos.

Después descorchó un nuevo odre y, encogiendose de hombros, dio un generoso trago.

Si no he matado aún al follaviales y menos aún al lamecuerdas, creo que puedes estar tranquila, mujer.

Y nadie amenaza a mis amigos.

Enternecedor.

Si no he matado aún al follaviales

No dejes que tu reciente homicidio te nuble el juicio, enano. El que te perdona la vida dia si y dia tambien soy yo. De hecho, tambien te la salvo a menudo.  Respecto a Turnling... - el mago mira la superficie tranquila del lago y se encoge de hombros - Nadie le obligo a salir a nado. Sabia a lo que se arriesgaba dejando al enano tirando de la cuerda. O no. Su estulticia solo era comparable con su ego. Antes o despues tenia que acabarsele la suerte.

Jonova estaba tumbada en el suelo de la orilla, sin fuerzas. Había dado su comida a los esclavos, había nadado de ida y vuelta más de diez veces... no podía apenas ni moverse. Jarael le lamía la cara...

Y al escuchar a Jaali y a Dorwas... como se perdonaban la vida mutuamente, recordó el "Día del Orgullo Aventurero" en la pérfida ciudad de Mad-Riz, donde había escuchado al mago y al enano diciéndose las mismas cosas. O a muchos como ellos. Parecía que había sido el pasado fin de semana ¿O el cansancio hacía que la druida delirase?

El cansancio vence a los momentos tensos y poco a poco el silencio gana su espacio en el agotado grupo. Al callarse el grupo repara en la figura de una elfa solitaria, acompañada por un chacal que les mira en silencio. Cuando la ven sonrié.

- Bienvenidos a nuestro valle - dice en tono agradable - los enemigos del Rey Carroña son siempre bienvenidos aquí, especialmente si con ellos va Jonova de Kelmarane - mira a la druida con firmeza - ¿Me equivoco?.
 

los enemigos del Rey Carroña son siempre bienvenidos aquí. ¿Me equivoco?.

Si, te equivocas. Ya no somos enemigos del Rey Carroña, druida. Lo hemos matado. No, no nos des las gracias. Con que nos saques a nuestro, erm, amigo del fondo del lago nos vale. Ya podras luego ponerte a cotorrear cosas de druidas con esta. - dice apuntando con el dedo a Jonova

La mujer ya no sabía si estaba alucinando. Pero se levantó, reconocía a uno de los suyos aunque no supiera su nombre. Los druidas elfos vivían cientos de años y siempre estaban al tanto de todo. —Ya no hay Rey Carroña— dijo Jonova señalando al enano —él... Dorwas... lo mató...

—Sí, soy Jonova de Kelmarane, o lo que queda de ella después de una larga y dura aventura. Estos son mis compañeros Diegen, el paladín de Sarenrae, Jaali, el único mago que conozco que mata gnolls y por tanto hace algo por los demás, Amara, de los Bayan Lepas, Itzala, el bardo valiente, mi hermano Jarael... a Dorwas el asesino del Rey Carroña ya os lo he presentado... Tur...   erm y todos los esclavos que hemos podido liberar de La Casa de la Bestia.

Jaali, el único mago que conozco que mata gnolls y por tanto hace algo por los demás

Jaali pone los ojos en blanco

Mata gnolls? Tengo el poder de alterar la realidad tal y como la conocemos a mi voluntad y me presentas como "el mago que mata gnolls"? Bah.

Dorwas el asesino del Rey Carroña

 El mago pega un bufido y menea la cabeza, exasperado

Y el es "El asesino del R"... La ultima vez que te salvo la vida, druida. La ultima

Mata gnolls? Tengo el poder de alterar la realidad tal y como la conocemos a mi voluntad y me presentas como "el mago que mata gnolls"? Bah.

Tiempo después, Jonova se buscó un aparte con Jaali. —Con todo lo listo que eres y a veces lo tonto que te pones. "El mago que mata gnolls" te granjeará aquí una cordial bienvenida, el todopoderoso mago que altera la realidad... igual te cortan el cuello mientras duermes para que no alteres más.

- Traéis buenas noticias - contesta alegre y sorprendida la druida - Con la muerte del Rey Carroña las tribus gnolls probablemente empezaran una guerra civil para elegir el nuevo líder. Con suerte además retornan los seguidores de Lamasthu y combaten a los de Rovaguh limpiándonos las montañas. - sonríe con crueldad - Intentaremos que esa guerra dure décadas.

La fortaleza de la Montaña Palida pertenece ahora a los hombres lagarto. Hariais bien en considerarlos una amenaza mas peligrosa incluso que los gnolls. Se reproducen a una velocidad aterradora. Pero no, supongo que seguireis en vuestras cruzadas mata gnoll. En fin, que se puede pedir de gente que adora a los arboles.

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"El mago que mata gnolls" te granjeará aquí una cordial bienvenida, el todopoderoso mago que altera la realidad... igual te cortan el cuello mientras duermes para que no alteres más.

Un mago no tiene miedo de ignorantes que prefieren creer en supersticiones en vez de en el Metodo Magico. Especialmente de estos abraza-arboles. Y su cordial bienvenida me es indiferente. Cuanto antes nos alejemos de este nido de piojos, mejor.

Ya no hay Rey Carroña— dijo Jonova señalando al enano —él... Dorwas... lo mató...

Dorwas se encogió de hombros y sonrió, inclinando la cabeza.

Cosas que pasan... - había llegado a un punto en que ya no valoraba tanto la calidad de los enemigos abatidos, seguramente debido a la cantidad.

Especialmente de estos abraza-arboles.

Dendrófilos. - respondió el enano instintivamente, su voz volvió a sonar ligeramente distorsionada y a su mente voló una imagen de Vardishal en un foro de discusión filosófica con otros jaani en la ciudad de Amig'Ot Esh.

Diegen apenas ha recuperado el aliento cuando aparece la druida. A cuatro patas sobre el barro no tiene su mejor aspecto mientras Jonova le introduce.

Nunca más en el agua, nunca más.

El paso de los acontecimientos no le deja pensar con claridad en lo que ha pasado? Mató realmente Dorwas a Turnling? Jonova le apoya? Qué debería haber hecho...

- Vamos, Diegen ---dice Jonova mientras le agarra por una axila, interrumpiendo sus pensamientos---. Levanta. Tenemos que ponernos en marcha.

Diegen empieza a caminar medio a trompicones. Todavía le cuesta respirar y no es capaz ni de ponerse la armadura. Tarda un buen rato en recuperar el aliento y sus cuitas morales desaparecen de su cabeza hasta la noche.