Partida Rol por web

Entráis en la posada y se os quedan mirando los pocos parroquianos que quedan. Cuando cae la noche en Barovia, pocos son los que se atreven a aventurarse en la oscuridad y arriesgar sus vidas por un poco de vino barato o de cerveza agria.

Está el posadero, varios soldados de la guardia que han empalidecido al entrar (pensaban que erais Strahd o algún comandante vampiro) y un par de niños, la cuál cosa os sorprende. Éstos parecen dibujar con un poco de tiza sobre un pedazo de pizarra.

-Eh, esa cosa hedionda no es bienvenida aquí -exclama el posadero al ver al esqueleto.

- Borg espera en la puerta de entrada - digo secamente para que sepan que no es el típico esqueleto descerebarado - bien ya es hora de hacer tus preguntas, esto no parece muy animado.

El bardo hecho mano de sus encantos y mientras bebía una cerveza iba preguntado por la posada que se sabía de la casa. Su fuera menester, también invitaría a un par de cervezas con tal de obtener información de mejor calidad o tocaría cuna balada con su laúd.

Murgen se sobresaltó... ¿Niños en una posada?... Se acercó a los dos pequeños y se acuclilló mirando lo que dibujaban.

¿No es un poco tarde para estar despiertos? ¿Vivís aquí en la posada? Deben ser los hijos del posadero, seguramente. Los niños suelen escuchar muchas cosas, nadie les presta atención y son poco propensos a mentir, como los borrachos. De hecho, a Murgen le encantaban los niños, no solía hacer falta matarlos y no oponían mucha resistencia, eran ideales.

Los dos niños te miran con cara de asco pero el pequeño se lanza a hablarte.
-Vivimos aquí hasta que podamos volver con mamá. Ella aún está dentro de la casa. -te dice impasible.

-Se llaman Rosavalda y Thornboldt Dust, hijos de los Dust, sirvientes del doctor Arkham. Sea lo que sea lo que está ocurriendo en esa mansión, no puede ser bueno. Los niños estaban solos en la calle cuando me los encontré. Intenté llevarlos de vuelta pero las puertas estaban atrancadas así que están viviendo conmigo hasta que los padres vengan a buscarles -continua el posadero. Por su gesto deducía que no tiene demasiadas esperanzas en que vuelvan a por ellos.

-Los últimos días que estuvimos dentro se veían cosas extrañas en el laboratorio del señor Arkham: Luces, ruidos raros... -os explicó Rosavalda.

-¡Y hay un bebé en la tercera planta!-añade el joven Thornboldt.

-¡Cállate, no hay ningún bebé en ningún sitio! El doctor Arkham no tiene hijos

-Pues yo lo he oído como lloraba...

Los niños comienzan a discutir delante de vosotros.

El bardo logra saber que el posadero intentó llevar a los críos de vuelta a la casa pero se encontró con la enorme puerta de hierro forjado. Llamó incansablemente docenas de veces pero nada o nadie le contestó.

Los soldados confiesan haber visto luces extrañas, de colores muy vivos, en los ventanales de la casa, especialmente en el tercer piso y el ático. También han huido ruidos muy extraños, nada parecidos a aullidos o a otro tipo de sonido animal.

Cuando investigas más, uno de los soldados te susurra que la puerta principal sí está abierta pero que el posadero se cagó de miedo al entrar unos pocos metros y oír un terrible gruñido. Se puede entrar en la casa sin necesidad de llaves, aunque también os explica que ya han entrado tres partidas de soldados la última semana y ninguna ha vuelto a salir.

Murgen hizo un gesto a Ashena para que se acercara. Esto podría requerir ciertos talentos que el no tenía. Si tuviera que interrogarlos y torturarlos, sería un trabajo que le vendría de anillo al dedo. Se acercó a la nigromante y trató de bajar el tono de voz para que solo ella le oyera:

¿Hay algo que puedas hacer para interrogarlos? Miro distraído al resto de los parroquianos de la taberna. Creo que han visto más de lo que comprenden y nos sería útil saber que nos vamos a encontrar.

Buscó con la mirada al bardo, a esos tíos se les daba bien poner a la gente de su parte... Será el plan B... se acercó a Connor.

¿Qué ha pasado en casa de Arkham para que se llene de cosas que aúllan su casa? Dijo con media sonrisa Tú debes haber viajado mucho ¿Has visto u oido de algo así?

Ashena se acerca a los niños, no es que tenga especial interés en ellos, no tenían intelecto para hablar mucho y eran un fuente constante de gastos y distracción, pero habían estado dentro de la casa.

- Hola niños, entonces no habéis visto en que trabajaba vuestro padre? Había olor a carne podrida, o algún raro? Esos lloros eran muy fuertes? Paraban de vez en cuando? Que eran esos ruidos raros?

La nigromante estaba empezando ha pensar que lo mismo el doctor había creado algo que escapó de su control, pero algo que llorara era muy raro.

La niña te mira mal.

-¡Mi padre es el mayordomo del doctor Arkham! ¡No escuchas o qué? -responde bruscamente.

-Hueles a perro muerto -añade Thornboldt.

Pese a ello luego sigue hablando.

-En su laboratorio se veían luces extrañas, de colores muy vivos... Ruidos en el sótano: cosas rompiéndose, chillidos... no eran de persona... Y el bebé...

-¡Hay un bebé en la tercera planta! ¡Yo lo oía todas las noches!

Tras las intervenciones vuelven a discutir. La hermana mayor dice que no hay nadie en la tercera planta y mucho menos un niño pequeño mientras que el joven así lo asegura. Parecen estar de acuerdo en que hay luces de colores y flashes que provienen desde el sótano y que se escuchan terribles chillidos no humanos de ese lugar.

¿un bebe? Interesante. Dice el bardo prestando toda la atención a los niños. Podríais decirme como es, o que es lo que visteis. Cualquier detalle es de suma importancia.  

-Nunca lo he visto, solo he oído sus llantos. Son como de un bebé, pero no sé, raro... -responde el niño.

Murgen se encogió de hombros... Al menos ya tenemos una idea, ahí dentro no hay una pandilla fuerte de ladrones, no, ahí dentro hay algo que hiela la sangre... palmeó la espalda de Connor.

El tiempo de socialización ha terminado... Se echó su mochila a la espalda y estiró el cuello para relajarlo a continuación. Ha llegado la hora de entrar.

Murgen sabía que esta misión era un camino sin retorno, así que, puestos a morir, más valía darse prisa. Se encaminó hacía la puerta con tranquilidad. Era hora de ojear aquella casa Arkham.

- Bueno ahora sabemos que hay que llora, luces raras y que la puerta esta abierta, vamos una pérdida de tiempo, vamos a esa casa y acabemos con lo que haya.

El bardo se despidió de los niños con una sonrisa. Seguro que encontraremos a vuestro padre. Aunque en el interior sabía que eso iba a ser imposible, seguramente el pobre infeliz ya estaría muerto.