Poco a poco los ánimos se fueron calmando y la razón volvió a vuestras mentes. Las siguientes horas fueron tensas en el avión. Vosotros inquietos; los que habían sufrido la pesadilla no conseguían quitársela de la cabeza, los que no, tampoco podían dejarlo pasar, algo malo estaba pasando. Y aunque podíais sentirlo nada podíais hacer en ese momento, solo confiar en que la profecía del templo de Tartessos aún no se habría cumplido y tratar de llegar a Rub al-Jali lo antes posible.
Por su lado, Vader también estuvo nervioso, deseando que no volvieran las pesadillas y con ellas las locas ideas de hacer aterrizar un hidroavión en mitad del desierto, pues como piloto poco podía hacer para frenar un motín.
Por suerte nada de eso pasó y cinco horas después llegabais a Aden sin ningún otro contratiempo.