Partida Rol por web

Pese a que, por el rabillo del ojo, Hitmol detecta un par de miradas suspicaces entre sus compañeros cuando empieza a revolver entre el cuerpo de Borpo en busca de las monedas que le pagó, el mago no se detiene pese a que el trasgo combatió de su lado. Para él siempre había sido un sucio y repugante trasgo que, por si no fuera poco, había estado luchando contra ellos y vílmente se había vuelto contra sus anteriores aliados. No, no. Hitmol no sentía ningún tipo de pena por la muerte de Borpo... aunque bueno, habría que limpiar las monedas antes de usarlas.

Tancred permaneció medio ausente mirando la escena, y no pudo evitar llevarse el antebrazo a la nariz para tapar el nauseabundo olor - dioses - sintió lastima por Borpo, pero en seguida se dijo a sí mismo que solo ha tenido lo que se merecía, para los enemigos del paladin era un traidor y no había más que pensar.

Se alejo un poco de los restos de Zargon y apoyado sobre la pared se quedo meditabundo, repasando todo lo vivido en esta aventura que parece llegar a su fin.

Cuando Hitmol recupera sus monedas, acumuláis los trozos de Zargón contra una pared y empezáis a colocar la madera que va cayendo de manera que forme lo que mejor pueda ser considerado una hoguera. Apiláis carne con órganos, huesos, dientes, garras y cuerno y le prendéis fuego.

El cuerpo está húmedo de sangre y fluidos, por loq ue cuesta mucho que prenda. Al principio, sólo se ennegrece la carne y suelta un humo espeso de olor nauseabundo. Pronto respirar aquí abajo será casi imposible. Y el humo empieza a entrar en la Gran Sala de arriba..

Hitmol se preocupa de mover un tanto los maderos para que no se apilen demasiado y tarden menos en prender, pero pronto se da cuenta de que tendrán que ir subiendo a la gran sala para planear la toma de la fuente con los cynidiceanos que sobrevivieron a la batalla; aunque seguramente serían ellos los que tuviesen que tomarla, muy posiblemente por la fuerza.

- Creo que va siendo hora de que subamos- afirma aferrando la soga.

Urik permanece atento al pasillo , a ver si con la quema de su dios los zargonitas que quedan se ponen valientes y se lanzan a por ellos .

Cuando sus compañeros comiencen a subir , el se acercara allí y subira .

Venga subamos y transmitamos el hallazgo del lago a los cynadeceos , que seguro que quieren bajar a recuperarlo , sin duda es mas importante que el tesoro de Zargon . Dice Urik animando a sus compañeros a subir y pensando en negociar con los cynadeceos el tesoro a cambio del agua .

Poco a poco empezáis a subir por la cuerda con los cuerpos de la madarunia y el usamigárida caidos en el vientre de Zargón, lo cual sería difícil con el pestilente humo saliendo del mismo agujero de no ser por la ayuda de los cynidiceanos que ya están arriba. Cuando llegáis, veis una delegación de ellos, armados hasta los dientes y con ganas de gresca. Son una decena combinada de madarunias, la retaguardia que no participó en el combate final, entusiasmados con la victoria pero algo frustrados por no haber participado directamente en ella. Os explican que vuestro amigo Tayyip está descansando y os envía sus saludos. De Arvid, nada se sabe. Parece que hubiera huido con lo que haya podido arramplar de los cuerpos de los caidos, pero ¿a dónde? Pobre desgraciado.

El cuerpo de Zargón sigue ardiendo durante un buen rato. Desde arriba arrojáis más madera y aceite a la pila ayudando a su quema, pero el humo llega un momento en que se empieza a acumular en la parte de arriba de la Gran Sala, a pesar de estar las puertas abiertas. No son lo suficientemente anchas como para sacar todo el humo y veis que hay un serio riesgo de asfixiaros si seguís aquí.

Hitmol es de los primeros en salir de la gran sala para volver al refugio de los cynidiceanos a descansar. A decir verdad no tiene muchas ganas de conversación, y al parecer ya todo el mundo está enterado de la victoria, por lo que no piensa en otra cosa que en una frugal comida y un placentero descanso.

- Necesito descansar- comenta el mago a sus compañeros ya fuera de la gran sala-, el combate me dejó sin reservas mágicas algunas y el cansancio físico se acumula con el pasar de los días. Nuestro cometido aquí casi ha acabado, o eso parece. Creo que nos merecemos un buen descanso.

Cita:

Voto por ello, dice entusiásticamente el gnomo.

Y si además de descansar, pudiéramos comer algo, mucho mejor, apostilla Thelonius, que hace demasiado que no mueve el bigote de forma conveniente.

Reshark asiente cuando sus compañeros comentan lo de descansar , el duro combate con Zargon ha dejado profundas marcas en el joven explorador . Cansado y magullado de poca ayuda va a ser y para vigilar las salidas se necesita estar fresco .

Si subamos y descansemos será lo mejor , dejemos a los cynadeceos acabando la tarea de quemar lo que uqeda y de vigilar a los zargonitas que quedan .

Si... - dijo mostrandose de acuerdo con el resto del grupo. El joven paladín también estaba fatigado y no disimulaba nada bien. Se secó algo del sudor que le recorría por la frente por culpa del calor que iba aumentando y siguió al grupo para salir de ahí

Arrastrando los pies y sin apenas tener tiempo de preocuparos por cómo acabará el incendio de allí abajo, sois guiados de nuevo hasta la gran sala alfombrada de los Usamigáridas, donde aparte de un hospital improvisado los héroes podréis descansar en una zona llena de cojines de un rincón. Allí, tras recibir algunas felicitaciones quedas os tumbáis con la idea de descansar lo más posible.

Pronto caéis dormidos y quietos como ladrillos, dejando que pase el tiempo que tenga que pasar. No habéis dormido de seguido lo suficiente últimamente y las heridas remendadas por el tiempo o por la magia pasan su factura de dolor. Vuestro sueños están plagados de monstruosidades sin nombre, vagas y difusas.

Cuando vais saliendo de vuestro reposo poco a poco se os da de comer y beber e incluso se os prestan algunas ropas sencillas con las que sustituir algunas de las más dañadas de las vuestras. Veis que la sala está más vacía que antes y os comentan que la mayoría de guerreros han vuelto a sus hogares o están abajo comprobando el resultado de la quema.

Os vestís y recogéis el equipo para dirigiros de nuevo a la planta inferior. Toda ella huele a humo y grasa quemada y en muchos sitios el techo está ennegrecido, pero en especial el de la Gran Sala. Allí hay una descomunal reunión. Al parecer los zargonitas que encontraron Urik y Hitmol abajo han decidido presentarse y están ahora parlamentando con los cynidiceanos, menores en número pero armados, expertos y actualmente en superioridad moral y religiosa, destruido su malévolo dios. Entre ellos, lo único que ha quedado de Zargón su cuerno oscurecido por la ceniza.

Cuando os acercáis, veis que se están negociando los términos de la rendición entre Calliol y Sirkinos. En términos generales, los zargonitas se rinden, acceden a compartir el agua y el tesoro robado, liberar a los esclavos y convertirse en cynidiceanos de segunda. Deberán aportar su "semilla" al conjunto de la ciudadanía, y sus hijos serán considerados ciudadanos como los demás. Deberán trabajar no sólo tanto, sino más que los demás para la reconstrucción de Cynidicea.

Parece un trato justo , susurra Urik a sus compañeros, quizás demasiado benevolente dadas las circustancias , espero que buena parte de ese tesoro acabe en nuestras manos , continua susurrando Urik .

- Sí, tal vez sean demasiado benevolentes- Hitmol le da la razón al mediano junto a una palmada en la espalda-, pero creo que no nos corresponde a nosotros decidir ni juzgarlos. Aunque sé que si hay algo que nos corresponde... una parte del ese tesoro. Además, me prometieron que una vez liberásemos la pirámide tanto yo como Nyll tendríamos acceso a su antiquísima biblioteca.

Desde que se ha levantado, Hitmol no ha podido pensar en otra cosa que no fuese la biblioteca de la pirámide. La excitación ha sido tal que ni siquiera se ha acordado de estudiar para recuperar los conjuros, aunque parece que hoy no harán falta.

Jathor escucha los términos del acuerdo, traducido por Hitmol. Poco le importa como se las arreglen y como queden las cosas en esa ciudad. Lo único que quiere es disponer de los medios para abandonar aquella ciudad enterrada, agua y comida en abundancia.

Una vez los términos del acuerdo entre cynidicanos y zargonitas han sido establecidos, los líderes de los segundos vuelven a descender a las profundidades para contar a sus hombres lo acordado. Entonces es cuando los actuales líderes de Cynidicea, Aphoteia, Sirkinos y el recién ascendido por su heroicidad al puesto de líder, Garbur, se acercan a vosotros y con ayuda de vuestro inseparable Tayyip os cuentan lo que tienen que proponeros a vosotros.

El trato continúa siendo el acordado: acceso a la biblioteca de la pirámide, la mayor parte del tesoro acumulado y encontrado y víveres para viajar fuera de la ciudad. Sin embargo, quieren ampliar la oferta. Una vez reestablecida la unidad de la ciudad y el acceso al agua de todos sus habitantes, quieren intentar volver a poner en pie Cynidicea. Sin duda al principio no podrán pasar de ser una aldea en mitad del desierto, pero teniendo agua pueden convertirse en un punto de referencia para caravanas que tengan que atravesarlo. Pero claro, les hacen falta un sin número de materiales útiles para la tarea, como herramientas especializadas. Pero también, y es lo más importante, que alguien establezca la ruta a seguir hasta la ciudad, elaborando un mapa, anunciando la existencia de la misma a la civilización, sobre todo a comerciantes del sur y comience a organizar caravanas que aprovechen la muy valiosa posibilidad de repostar agua en el camino y descansar. Han pensado en Reshark.

Si el explorador accede, le nombrarían jefe de caravanas de Cynidicea, llendo y viniendo con las primeras caravanas para mostrarles la ruta y dirigiendo después los tratos comerciales con las mismas. Un puesto importante, bien pagado y vitalicio. ¡Qué menos para uno de los héroes de la ciudad! PPor supuesto, hacen extensiva la oferta a todos los demás. Si alguien quiere quedarse para ayudar a hacer renacer la ciudad, se le otorgará un puesto de importancia y se le tratará como merece.

En primer término, Hitmol se sintió tentado a aceptar un puesto de responsabilidad en Cynidicea; podría pasar horas y más horas investigando tras los antiquísimos pergaminos que allí se guardaban.

Sin embargo, tras reflexionarlo durante unos segundos, se decidió a no pasar más de unas semanas allí. Aprovecharía ese tiempo para hacerse una idea general de lo que podía encontrar en la pirámide, más concretamente en la biblioteca de esta otrora gloriosa civilización. Tal vez encontrase algún libro de conjuros que le resultase útil; pero no pensaba llevarse mucho más. La vida de un semielfo es larga, tal vez no tanta como la de los elfos de sangre pura, pero suficiente para permitirse elo placer de retornar cuando  lo necesitase, bien para investigación o bien por mero interés de cómo estaba volviendo a emerger la ciudad y hacer una visita a su antiguo compañero. Además, sería más fácil cuando se estableciesen nuevas rutas comerciales o se restableciesen las antiguas.

Thelonius escuchó la oferta, pero en su cabeza bullían planes mucho más ambiciosos: quería recorrer el mundo reuniendo un ejército con el que volver y reclamar el trono que era legítimamente suyo.

Amigos, dijo tras subirse a una silla, respeto la decisión del noble y querido Reshark, pero mi misión en la vida es recuperar el trono que me pertenece, y que me fuere injustamente arrebatado. Hasta ese momento no habrá descanso, no habrá tregua en mi lucha. Y a quienes me sigan hasta allí, hasta que recupere lo que es mío, sólo tres cosas puedo prometer: sangre, sudor y lágrimas. Pero después, ¡oh, después!, quienes me sigan serán mis consejeros más próximos con el rango de duques, tendrán todo aquello que necesiten y puedan desear, bajo la dirección de un rey bueno y justo, que no se habrá limitado a recibir un reino en herencia, como la mayoría, sino que lo habrá ganado con el esfuerzo y el valor.

¡Quien me quiera, que me siga!