Partida Rol por web

Una vez hubo dicho el último adiós, Pablo no se demoro mucho en largarse del lugar.

El sinsabor agrio de la reunión mal concluida le acompaño durante todo el regreso a casa.

Tardo en dormirse, el pobre chico daba vueltas y vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño puesto que la sola idea de estar siendo espiados por alguna desconocida organización el ponía los pelos de punta.

¿Le buscarían también a el?, sin dudas tenían motivos para hacerlo ya que así, inocente y un tanto estupido como aparentaba ser ante la gente, Pablo escondía dentro de aquella cabecita alocada una mente filosa y demasiado curiosa. ¿En cuantos lugares que no debía había espiado Pablo?, ¿Cuántas cuentas había hackeado en su personal búsqueda de la verdad?, a decir verdad, no lo recordaba.

¡Claro!, había enmascarado sus trapicheos disfrazando su IP mediante sus surfeos por la deepweb, pero nada le aseguraba que no hubiese otro, por allí en ese basto mar de información, que fuera mucho mas listo que el, y peor aun, que trabajase para quienes no querían que sus sucios secretos se supieran.

¡Caspitas!, dijo al fin insultando en su recatada forma mientras se levantaba de la cama ya casi amaneciendo y para acto seguido, ponerse a buscar por toda la puta mansión micrófonos escondidos, cámaras de vigilancia, aparatejos de rastreo satelital y cuanto chisme de seguimiento se le ocurriese que podían haber plantado en la casa de su madre.

Cuatro días después de la muerte de Kain aparece la noticia del asesinato de un joven durante un robo en su casa. De él solo indican que era un estudiante de Informática que tenía muy poca vida social, según sus vecinos. La noticia podría pasar desapercibida si no fuera por la fecha en la que ocurrió el asesinato: la misma en que se celebró la fiesta.

Aquella noticia le cayó a Pablo como una patada en los dientes.

Asustado y con muchísimas dudas se embarcó entonces a la tarea de reunir la mayor cantidad de información posible sobre aquel asesinato.

Una parte de esta búsqueda la hizo el mismo trasteando con las bases de dato de cuanto sitio le era referente al caso que ahora tenía entre manos.

No obstante, como persona precavida que era, contrato también a uno de esos detectives privados que tanto pululaban por la ciudad encargándole hacer, exactamente lo mismo que él estaba haciendo.

Buscar la mayor cantidad de información.

Pablo no tenía problemas de dinero, ni obligaciones que le impidieran ahondar a cualquier hora del día en lo que ahora ocupaba su completa atención.

Solo se había prometido a sí mismo, llamar a todos aquellos usuarios del foro de los que tuviera el número.

Y una vez tuviera más que simples teorías para compartir.

Tus investigaciones preliminares son infructuosas, el artículo no da datos de la víctima ni del lugar del suceso, localizas al redactor y parece que fue un soplo de un poli a sueldo pero el celo con el que se lleva el caso hizo que no diera detalles. El periodista se niega a revelar su fuente.