Año de la Magia Salvaje (1372 CV)
Villa de Querbarr (22 de Flamarûl).
Los preparativos para la fiesta anual de la noche de Estival se habían interrumpido hasta el día siguiente. Dentro de 9 noches se celebraría la fiesta anual que abría la nueva estación. Pero ese año era diferente. Al día siguiente a tal celebración llegaba la celebración de la Cumbre del Escudo que se celebraba cada 4 años. Para los pueblerinos era una forma de diversión. Para los comerciantes significaba renovar pactos comerciales. Para Gildar Cervalto significaba la reelección como alcalde si nadie se presentaba (se había encargado de ello) si se votaba afirmativamente. Semielfos del Bosque de la Luna renovaban viejos tratados con los humanos de la villa. Todo el mundo tenía intereses por tal esperado día.
La noche se abría dejando un manto de luces intermitentes que iluminaban la villa, que dormía en silencio. No obstante, una luna redonda ensangrentada se alzaba en lo alto. Señal de que algo maligno estaba por suceder. Era un mal presagio.
Pasadas 2 horas de lunôscura, unas sombras rompen la quietud de la noche. Una gran oscuridad se cierne sobre una granja de la periferia y gritos y llantos rompen el silencio de la noche. Luego de forma tan súbita la oscuridad envolvente se retira dejando un reguero de sangre, dejando a una mujer sollozando.
La gente de los alrededores se congregaba en torno a la granja atraídos por los ruidos de lucha y los sollozos de la mujer. Bajo la luna sangrante los curiosos y los amigos acuden en tropel. Entre el grupo puede oírse una voz recia y poderosa increpando a los curiosos para que se apartaran. Irrumpen dos personajes en el numeroso corro de asistentes.
- Apartar, volver a vuestras casas - grita un individuo de aspecto pulcro con una larga melena grisácea. A juzgar por sus ropajes de color escarlatas ensamblado a base de hilo dorado pulcramente cosido parece perteneciente a la nobleza.
Junto a él aparece otra persona vestido de manera parecida. Es oscuro de piel y pelo blanco. La gente del pueblo afirma que es un hijo bastardo de los Cervalto y en realidad es de ascendencia drow.
-Con estos son diez.
- Otro secuestro de niños.
Derak era una persona emblemática más por su carisma que por su influencia en sus negocios con Argluna y la ámbula de Rosgorok. Entre sus dedos hace juguetear una pieza de oro que lo hace pasar de un dedo a otro con pasmosa rapidez.
- Está claro que es un mal presagio, hermano.
Su hermano lo miró seriamente con el ceño fruncido.
- ¿Temes que que te quiten la alcaldía? - pregunta con rostro severo - no te preocupes, tienes un sitio en mis...digamos asuntos.
- Shhh - hace un gesto para que guardar silencio - mantén cerrada tu visceral boca.
Con un gesto señala al populacho.
- Es mi deber proteger a esta gente - mira derredor con gesto preocupante - si fracaso , la gente no confiará más en mi.
Sus ojos se dirigen aun personaje de aspecto descuidado.
-Aquí viene el comisario.
- Vuelvan a sus casas - grita el recién llegado - aquí no hay nada que ver.
Se acerca a la temblorosa mujer. Sus movimientos eran algo hoscos y cojeaba ligeramente de un pie.
- ¿Qué ha pasado Zelda? - le pregunta abrazandolo de forma tierna y cariñosa, como lo haría un padre - ¿Pudiste ver a los asaltantes?
La mujer rompió en palabras incoherentes ahogados entre un montón de sollozos.
- Cara...malvado...capucha negra...orcos...
La mujer rompió en un ataque de histeria.
- Mis hijos, mi Kurten.
- Merlen llévate a tu casa a Zelda.
Volviéndose hacia el alcalde y su hermano.
- No puedo permitir que esto siga pasando - comenta rascándose la barbilla - hay testigos que afirman haber visto a un humano con una larga perilla blanca, cubierto con un hábito oscuro acompañado de orcos.
Se aleja con paso incierto alejándose de la granja.
- ¿A dónde vas, Karadas?.
El alcalde sudaba. Observaba como el comisario se alejaba mientras un individuo vestido con un hábito de coloridos variados se acercaba apoyándose en un bastón. El individuo era el clérigo de Querbarr y su cara estaba casi sepultada en una densa barba blanca.
- A recoger mis cosas, tengo que solucionar este problema de una vez por todas.
Responde sin detenerse y sin mirar atrás.
- Me voy a seguirles el rastro antes de que se pierda.
- Podemos contratar a un grupo de aventureros, espera.
- Mielikki me ha rebelado el futuro inmediato.
Su aspecto parece cansado. Lleva una camisa violeta con un corpiño de cuero, una especie de turbante a juego y unos ojos color cielo. Su rostro se encoge en una mueca enigmática.
- Cosas malas van a seguir pasando, tenemos que poner remedio.