Partida Rol por web

La delgada línea blanca

Cruzando el Rubicón (Escena 3)

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18/04/2018, 23:42
Director

Había pasado casi un mes desde el final de la batalla de Drafeliv. Les habían entrenado para algo, preparado psicológicamente para el combate y no sabían muy bien por qué. Se rumoreaba que se preparaba una campaña en la Galaxia, y algunos rumores sobre que la situación allí era mala. Habían estado aislados de los informes imperiales hasta hacía poco, y ahora los oficiales se reunían a puerta cerrada para hablar sobre ellos en intensas sesiones de briefing. A los soldados, sin embargo, les informaban los últimos, como era costumbre.

Habían preparado un gran acto en una de las bahías de carga del Eclipse, tan grande que podía alojar un crucero clase Imperial II y todavía le sobraría espacio para alguna nave menor. Les habían hecho formar, cada regimiento y compañía una al lado de la otra, aunque no estaban todos, no habría sido físicamente posible.

El 707 de stormtroopers formaba en un lugar privilegiado, en el centro de la larga línea de armaduras de plastiacero y uniformes imperiales. Los oficiales habían estado informando a la tropa de que en el día de hoy se darían anuncios muy importantes, así como ascensos y medallas para la batalla de hacía un mes.

La tropa estaba atenta a lo que sus oficiales iban a decir. El acto se componía de varias partes. En la primera, sus oficiales naturales les felicitaron y dieron un informe sucinto de algunos cambios fundamentales que se iban a producir en adelante.

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19/04/2018, 00:02
Javbar Contic

El coronel se mantenía junto a los tenientes y capitanes, que habían pasado a formar delante de los hombres. Los soldados estaban algo nerviosos, sin saber muy bien que esperar de todo aquello. Sin embargo, se mantenían firmes y en silencio, en aquella gran explanada llena de sus homólogos, de soldados de la Flota y aún tropas regulares reclutadas durante aquellos años entre los colonos de Rishi.

-Soldados del 707. Es para mi un honor informaros que éste regimiento ha sido condecorado, de forma colectiva con la medalla de servicios distinguidos por nuestra participación decisiva en las operaciones terrestres en Drafeliv. Pasamos así a engrosar en una élite de unidades imperiales que, gozando de éste galardón, entran a formar parte de la gran familia de los regimientos de élite.

Todos sabían que eso conllevaba un aumento de sueldo, aunque también de responsabilidades y peligrosidad. Les mandarían a las misiones más arriesgadas y formarían la punta de lanza de los ataques más importantes del imperio.

-Antes de proceder a las menciones particulares, es deseo del gran almirante Thrawn que algunos soldados, que llevan sirviendo en las filas imperiales desde hace muchos años, finalicen de forma protocolaria su contrato con el imperio y se licencien de forma honrosa, pasando a ser reservistas y colonos en éste Laberinto Rishi.

Uno de los tenientes fue diciendo algunos nombres. No eran demasiados, aunque si en su mayoría queridos y respetados por sus compañeros. Algunos de ellos recibieron una prima especial por pasar a segunda actividad, y el coronel dejó lo mejor para el final.

-El soldado Cipga Yoyuc, que ha cumplido meritoriamente su servicio en el imperio desde que fue reclutado por la iniciativa del moff Sijanus, por destacarse en el combate de Drafeliv y ser herido en el cumplimiento del deber... recibe la Estrella Carmesí y un ascenso al rango de cabo previo a su licenciamiento, para aumentar de ésta manera su pensión.

El soldado se quitó el casco y le prendieron del cuello su medalla. Luego se giró y saludó a sus compañeros, que le devolvieron el saludo.

-Ha sido un honor servir con vosotros, mamarrachos -dijo a modo de despedida.

El coronel reprimió una sonrisa y le palmeó la espalda. Sin más, el legendario flame trooper se retiró en dirección al transbordador que sus compañeros licenciados de todas las compañías iban a abordar. Los soldados le siguieron con la mirada, antes de que el coronel prosiguiera.

-El sargento Aiden Jelal es ascendido al rango de sargento de artillería. Recibe, asimismo, la estrella carmesí por su conducta intachable al mando de su sección de la compañía B durante la defensa del puesto avanzado en Drafeliv.

Jelal se quitó el casco por que lo mandaba el protocolo, y el coronel, que conocía bien su cara maltrecha, no hizo visaje alguno más que de satisfacción al colocarle la medalla al cuello y estrechar su mano.

-Buen trabajo. Vamos a necesitarle en las batallas que están por llegar. Querían jubilarle, pero el comandante en jefe, en persona, tiene planes para usted y sus hombres...

Se retiró unos pasos, volviendo a la formación.

-Los soldados Honaka y Mazar... -y se adelantaron- Reciben la medalla al valor, impuesta por su mando natural, el teniente James Dallin.

Recibieron las medallas y un apretón de manos. La ceremonia iba a seguir, pero se vio de repente interrumpida por un clamor creciente. Marchando a través del pasillo central, la plana mayor, con Pellaeon, Mara Jade y Thrawn, recorrían las filas felicitando a los soldados. Les escoltaban los death trooper y un pequeño contingente de guardias nohgri, y parecía que su atención se centraba en el 707, pues aquel era el primer regimiento frente al que se detuvieron.

-¡Atención! -ordenó el coronel volviendo a la fila con sus oficiales.

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19/04/2018, 00:24
Gillad Pellaeon

No habían sido los únicos en ser ascendidos. Rectificando la injusticia histórica, Pellaeon lucía ahora las insignias de contraalmirante, y saludó a los oficiales y soldados dando un paso al frente. Mara estaba justo detrás, a la derecha de Thrawn, mirándoles con un gesto de satisfacción. Sarah y Tremayne, que habían recibido en privado una Legión Carmesí cada uno, se complacieron al reencontrarse con los hombres y mujeres con los que habían luchado hacía un mes.

-¡Soldados del 707! Hay en el imperio leyendas vivientes, y vosotros sois una de esas leyendas. Vader tenía a la legión 501, su puño y mano derecha. Es deseo de nuestro gran almirante que desde ahora en adelante el 707 reciba una nueva bandera de combate.

Uno de los oficiales que iba con ellos hizo entrega de la bandera. Era negra como la noche, con el número del regimiento en letras de oro y debajo de él un sobrenombre "La espada de Thrawn". Terrance recogió la bandera y la tremoló para que los soldados la saludaran.

-El teniente Taldor Jag, de la escuadra de scout troopers... un paso al frente.

El teniente se quitó el visor y saludó.

-Por su extraordinario heroísmo al frente de fuerzas muy superiores, así como en reconocimiento de sus capacidades de mando, es el deseo del gran almirante que, con el rango de capitán, tome el mando de su propia compañía de scout troopers. Recibirán, asimismo, armaduras y equipo de camuflaje óptico antes solo destinado a los shadow troopers. Recibe, asimismo, la legión al mérito.

Le impusieron la medalla, dejando que dijera algunas palabras antes de volver a la formación.

-Teniente James Dallin, un paso al frente...

El teniente dio un paso al frente y saludó.

-Teniente Dallin... aunque se ha sugerido que pasara a formar parte del estado mayor del ejército, dadas sus extraordinarias aptitudes como táctico, es deseo de nuestro gran almirante que el frente de combate no pierda a un oficial de su calibre. Por la presente, se le nombra con el rango de capitán, enlace del 707 con el estado mayor. Asimismo, se eleva su compañía, la B, al estátus de tropa de élite. Recibirá equipamiento especial y acceso a medios propios para efectuar misiones de gran importancia en la campaña que está por venir. Asimismo... recibe la Legión al Mérito por su obstinada y extraordinaria defensa de la base avanzada durante la batalla de Drafeliv.

Le impuso la medalla, estrechando su mano y dejando que regresara a la formación.

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19/04/2018, 00:44
Thrawn

El gran almirante intervino luego, con un toque de pasión infrecuente en él. Su discurso sería uno de los que harían historia.

-Soldados del 707, mi regimiento de élite. Formáis parte de una nueva hermandad, de un ejército formado por hombres y mujeres de muchas razas, llamados a hacer grandes cosas. Sois ya, por vuestros méritos, héroes de éste nuestro imperio, y todavía llenaréis vuestra bandera con honores de batalla y vuestros pechos con medallas. Pero la medalla más importante, es la que tenéis aquí -se tocó el pecho- En el corazón. Es la roja divisa del valor, pues habéis demostrado en el crisol del combate que sois astutos, fieros y obstinados.

Respiró hondo, con las manos cruzadas a la espalda, lo que le daba un aire regio.

-Soldado Lily, un paso al frente.

La soldado, perpleja, obedeció, quitándose el casco y saludando. El almirante era mucho más alta que ella, y aunque no era un hombre corpulento, a su lado lo parecía. Uno de los oficiales se acercó, abriendo una cajita. Contenía la Medalla de Honor imperial, la divisa más alta que podía darse a un soldado por su valentía en el campo de batalla. Ella parpadeó, conmovida.

-La soldado Lily, al comienzo de ésta campaña una mera recluta que superó las pruebas físicas con dificultad... ha demostrado que en éste ejército cualquiera puede ser un héroe. Dotada de una extraordinaria valentía y agilidad, la soldado Lily según los partes de campaña y grabaciones, con una fuerza de voluntad digna de encomio supuso, en la fase crítica de la batalla, un sostén para sus compañeros, repeliendo al enemigo que había creado una brecha en las defensas de la base avanzada. Su actuación, que supuso el principio de nuestra victoria en Drafeliv, la hace merecedora de la Medalla de Honor Imperial...

Las manos del chiss le impusieron la medalla. Luego, sintió su mano a través del guante al estrechársela.

-707... ¡Saludad a ésta heroína!

Sus compañeros la saludaron militarmente y ella devolvió el saludo, con un apunte de lágrima en la mejilla.

-Soldado Lily, no se retire todavía -le dijo el almirante.

Parpadeó, mirando a los soldados.

-Cascos fuera, damas y caballeros. Quiero ver sus rostros.

Los soldados obedecieron, quitándose los cascos y dejándolos prendidos del cinto con el enganche que tenían a tal efecto. Miles de soldados, a través de toda la línea, obedecieron la orden. Dejaron de ser personas anónimas, tras una máscara de plastiacero, para ser hombres y mujeres, de diferentes razas, clones y extraños alienígenas. Algunos tenían cicatrices, y eran veteranos. Otros parecían jóvenes, pero tenían una mirada de resolución.

-Tengo una mala noticia para ustedes, soldados. Mientras combatíamos en Drafeliv, nos llegaron informes de la Galaxia. Nuestro emperador, junto a su mano derecha Vader y otros grandes oficiales y soldados del imperio, han muerto.

Los soldados parpadearon, inquietos por esa revelación.

-Hace, de hecho, casi cuatro años que murieron, en una gran batalla en la órbita de Endor, donde los rebeldes destruyeron la segunda Estrella de la Muerte.

Hubo cuchicheos y protestas, que fueron acalladas por los oficiales. Thrawn, sin embargo, llamó a la calma con un gesto de su mano.

-Durante éstos cuatro años, los rebeldes han instaurado la Nueva República, un régimen anárquico y corrupto que se ha revelado incapaz de declararse digno sucesor de la República de la cual el Imperio no era más que su extensión y consecuencia lógica... Soplan vientos de guerra civil, mientras las flotas imperiales se han visto derrotadas y cada vez más reducidas. Los grandes almirantes, mis hermanos, han muerto en combate, o traicionados entre si. Los rebeldes han aprovechado las divisiones que un régimen del terror había fomentado durante décadas...

Negó, despacio.

-Habéis oído bien. Un régimen del terror. Nuestra lealtad estaba con Palpatine, pues sus fines eran buenos, pero sus medios... se han revelado desastrosos. Nuestras tropas languidecían faltas de moral, y hasta ahora solo han conocido la derrota en la Galaxia. Las masas liberadas, ahora enfrentadas al hambre y la guerra, claman por justicia y solo desean remar en su propia dirección. Para Palpatine, vosotros no eráis más que sustitutos de droides y clones, carne de cañón en sus ejércitos...

Respiró hondo.

-Sabéis que para mi no lo sois. Todos y cada uno de vosotros, sois soldados que luchan por lo que creen justo y, como tales, merecedores de dignidad. Y como sois hombres libres, en éste Laberinto, ahora el mayor reducto del orden imperial, deseo pediros algo. Sabéis que frente a la amenaza de los Vong, solo un gobierno unido y un ejército fuerte podrá contener la amenaza. Y por ello, es necesario que regresemos a la Galaxia y restauremos el orden justo bajo la bandera imperial. Es necesario que de una vez por todas, libremos a la Galaxia de la anarquía, el racismo, la corrupción y la lucha fratricida. Es necesario que convirtamos a la Galaxia en un reflejo de la paz y la unidad que aquí en Rishi hemos alcanzado. Es necesario, que de una vez por todas, derrotemos a los insidiosos jedi y los políticos que los apoyan y sustentan.

Las manos se crispaban en torno a los bláster. Fue entonces cuando Thrawn caminó unos pasos y se situó delante de Lily.

-Soldado Lily. ¿Me acompañarás a la Galaxia, para que juntos podamos devolverla a la paz y estabilidad que se merece, echando a esos malnacidos de sus poltronas?

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19/04/2018, 19:00
James Dallin

Las tropas, la cantidad de oficiales y el lugar escogido sin duda indicaban que aquel sería un gran acontecimiento, un evento en el que el propio Thrawn presenciaría.

Las medallas se sucedieron a la vez que los discursos de los mandos, las noticias sobre la muerte del emperador dejaron un desazón, un vacía que fue llenado rápidamente por odio y furia contra la rebelión, la anarquía y el caos.

Pero fue sin duda fue la referencia a la legión 501 la que hizo rugir las instalaciones, la 707 tomaba el relevo de tal legendaria fuerza de élite, pronto sus hazañas servirían de inspiración a tantas otras compañías.

Se notaba el orgullo en las tropas y en sus mandos, la compañía B se mantenía firme, cuadrada e impoluta. Allí estaba Dallin imponiendo sendas medallas a sus hombres mientras les miraba a los ojos en señal de gratitud y orgullo.

Era su turno, fue nombrado capitán en reconocimiento a su labor en la defensa del planeta, hubo un momento en que podía pensar que no saldría vivo de allí, pero la realidad es que lo habían conseguido y no solo habían salido vivos sino que habían vencido, Dallin hizó un saludo marcial mientras le imponían tan prestigiosa insignia para después estrechar la mano en señal de gratitud.

Enlace de la 707 con el estado mayor era un sueño lejos del alcance de un alferez con pretensiones, pero James no era un hombre que se arrugará sino de aquellos que hacen su propio destino.

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20/04/2018, 02:40
Lily

-Gra… gracias Almirante.-Las palabras de agradecimiento salieron entrecortadas de mi boca, no sabía que más decir.

Mis ojos no podían apartarse de la medalla, mientras el Gran Almirante narraba lo que había estado ocurriendo, la caída del Emperador, yo no había llegado a saber nunca mucho de él, pero me había alistado a luchar con el Imperio y aunque me quedaba mucho por aprender, podía entender que en nuestra ausencia una gran tragedia había sobrevenido en la Galaxia, nuestro hogar, la paz se había esfumado y ahora solo quedaba el caos. Yo seguía un poco conmocionada por la entrega de tal distinción, no consideraba que me la mereciera en absoluto. No había hecho nada remarcable, solo correr y disparar, disparar mucho, porque tenía miedo.

Miedo al dolor, miedo a perder… ¿A perder el qué? En definitiva no creía que la mereciera. No había hecho nada especial. Solo había cumplido con las órdenes que me habían dado, si no me lo hubieran dicho, quizás habría actuado de otra manera y habría fallado.

Alcé la mirada cuando dijo mi nombre de nuevo, escuché con atención su pregunta y todo lo que significaba. -¡Sí! Almirante.- Jamás podría negarme a las palabras de un hombre con tanto porte como Thrawn, y menos si fuera una orden, pero seguramente la respuesta afirmativa estaba incluida al otorgarme esa gran medalla, una supuesta heroína no podía faltar en esta guerra que se avecinaba.

-Devolveremos la paz y el orden a la Galaxia.- Si habían logrado vencer al Emperador y a Darth Vader debían de ser unos rivales formidables, las leyendas del legendario Sith se habían escuchado hasta en mi planeta natal. ¿Qué podríamos hacer todos nosotros ante semejantes rivales?

No tenía ni idea, yo cumpliría las órdenes que me dieran y quizás así consiguiéramos ganar esta guerra que se avecinaba. Solo esperaba no volver a estar presente ante un bombardeo orbital, solo de recordar la destrucción que causó me entraban escalofríos.

Volví a mirar al Gran Almirante, agradecida por sus halagos, al fin y al cabo, seguramente él tenía razón y sí había hecho algo que mereciera un reconocimiento.

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21/04/2018, 02:34
Thrawn

Esperaba aquellas palabras. Sabía que no se sentía merecedora del galardón. Los buenos soldados nunca lo hacen, y si lo hacen, es que son unos cretinos engreídos. Asintió, despacio. Lo tenía todo calculado, friamente calculado, como era usual en él. Apoyó una mano en su hombro, unos instantes.

-La soldado Lily va a acompañarme...

Se giró luego, mirando al resto de los soldados del regimiento que formaban delante, y recorriendo con la mirada aún más allá, a todo el ejército que aguardaba sus palabras con el casco quitado.

-¡Y vosotros... ¿Me vais a acompañar?!

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21/04/2018, 10:40
Taldor Jag Silky

Tras ser condecorado se giró al resto. La medalla de uno, muchas veces, no era mérito de ese solo, sino de los otros muchos que le ayudaron, colaboraron y murieron, para que al final se pudiera llegar donde se esperaba llegar. - Hermanos, gracias. Los combates conseguían que los que luchaban hombro con hombro, y sangraban juntos, crearan unos lazos que el nacimiento y el emparejamiento jamás conseguirían. Eran hermanos al combatir como iguales, al morir como iguales, y en ocasiones, vencer juntos. Su voz había sonado tímida. Aún estaba convaleciente. El mes que muchos habían dedicado a fiestas y entrenamientos, el lo había pasado hospitalizado, curándose de las quemaduras del impacto del turbolaser que derritió su armadura. Por lo visto, rocas y escombros saltaron, cayendo sobre él, y hasta cierto punto aplastándolo, mientras su armadura se derretía y su alma caía en la inconsciencia. Esos escombros también le habían salvado de morir derretido por el haz de luz polarizada. Realmente no era tímido, es que aún no tenía más voz: - Los exploradores siempre hemos sido los ojos y oidos de un ejército, y ahora, lo seremos más que nunca. ¡Adelante hermanos!. Se giró hacia la autoridad, y con un taconazo y una flexión de cabeza, se retiró a su puesto.

Orgulloso, tras quitarse el casco una segunda vez, escuchó los comentarios y discurso.

La pregunta no le pilló de improviso. Sabía lo que tenía que hacer. Alzó su arma, agarrada por el pistolete y con todas su fuerzas gritó: - ¡HuJa! Las tropas que formaban tras el, con su mismo equipo y armadura, cosa que desaparecería en breve por ser actualizados, funcionaron como su voz. Una voz que no se oía, pero si se escuchaba.

- ¡HUJA, HUJA, HUJA! El mismo gesto se repitió con cada impulso de voz, así que con tres acciones, presentaron su ofrecimiento, a seguir intentando morir, al servicio de nuestro Gran Almirante.

Al terminar estos, repitió las palabras de la compañera que se situaba ante su líder: -Devolveremos la paz y el orden a la Galaxia.

- Mis chicos, siempre los primeros en reaccionar, los primeros en la batalla y los primeros en morir. Estaba orgulloso de ellos.

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21/04/2018, 11:06
Nobbo Honaka

A pesar de haber pasado casi un mes desde Drafeliv, aun seguíamos con el entrenamiento y las evaluaciones psicológicas y demás preparativos para lo que era una campaña de larga duración. Pero aún desconocíamos el qué. Después de la batalla de Drafeliv y de un descanso en la base, recogí mi abrigo de la enfermería, que para mi sorpresa el droide con el que hablé había conservado mi maltrecha ropa. 

Cuando volvimos con la flota pude ponerme a reparar mi chaqueta, justo a tiempo, por que al día siguiente de llegar empezamos los entrenamientos. Un buen día hicieron formar a todo el regimiento en la cubierta de atraque del Eclipse, el 707 estaba en la línea principal formando un pasillo enorme, toda una línea de armaduras blancas y de pronto una mancha de color marrón en medio de todos y sin casco. Ese era yo, mucho protocolo y demás cosas, yo seguía fiel a mi estilo, puesto que era lo que me caracterizaba. Finalmente, a lo lejos, apareció el coronel Contic y empezó a hablar.

Empezó elogiando las acciones de todos aquellos que participaron en Drafeliv y mencionando a aquellos más antiguos para pasar a formar parte de las colonias del Laberinto Rishi. Un teniente, de cuyo nombre no recuerdo, me nombró, junto a Yoyuc, Mazar, Lily y Jelal. Con respeto hice el saludo militar y me dirigí a donde se encontraban el coronel Contic y el resto y formamos en una línea frente a todo el regimiento 707. Contic empezó entregando la Estrella Carmesí y el ascenso a Yoyuc, cuya respuesta todos aplaudimos y vitoreamos cuando se quitó el casco para colgarse la medalla. El siguiente fue Jelal, ascendido y con la estrella carmesí por su liderazgo de nuestras personas en el puesto avanzado de Drafeliv. Todos aplaudimos a ese hombre, pues se lo merecía. Luego nos llegó el turno a los aliens, Mazar y yo recibimos una medalla al valor, de parte de Dallin, y recibimos en respuesta unos aplausos disimulados y un apretón de manos. Ya estábamos acostumbrados a ese tipo de trato por lo que nos resbaló un poco. Estreché la mano de Mazar por la medalla:-Enhorabuena colega, lo mismo para usted, Cabo Yoyuc y Sargento de Artillería Jelal, se lo han ganado.-dije mientras estrechaba sus manos.

Contic gritó atención y en cuanto todos los allí presentes nos cuadramos vimos el porqué. Thraen, Jade y Pellaeon, escoltados por Deathtroopers y guardias noghri atravesaban la cubierta. Cuando Pellaeon llegó a donde estábamos, nos hicimos a un lado para dejar paso a Dallin y el Teniente Silky, pues les darían medallas a ellos también. Ambos fueron nombrados capitanes y a nosotros nos tocaba el premio gordo, ascendidos a tropa de élite y acceso a nuevo equipo. Los ojos me hicieron chiribitas cuando escuché equipo nuevo. Fue el turno de Thrawn de hablar cuando se acabaron las menciones, o eso creíamos por que el mismo almirante chiss, mencionó a Lily, que se había convertido en un saco de nervios. Le entregó la Medalla de Honor Imperial, uno de las altas condecoraciones dentro del ejercito Imperial.

A continuación dio un discurso y hizo una pregunta que decidiria nuestro destino, a lo que Lily empezó respondiendo que sí.Luego escuché repetir las palabras a Silky. Di un paso al frente y saludé a Thrawn:-¡Nobbo Honaka! Le seguiré hasta las puertas de la muerte, Almirante.-

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23/04/2018, 22:32
Aiden Jelal

El mes que había transcurrido desde la victoria en Drafeliv se le había pasado demasiado rápido, y aunque en teoría debían de haber aprovechado para celebrar y descansar tras la breve pero dura campaña, los oficiales los habían tenido ejercitando y preparándose de nuevo para una operación de envergadura. Los rumores corrían, como era normal, pero Aiden no les prestaba atención. Tarde o temprano todos se acabarían enterando, no veía que beneficios podría traer el especular sobre ello.

Entonces llegó la ceremonia. Las unidades que más se habían destacado tuvieron el privilegio de formar en la nave personal del Almirante. Allí tuvo lugar por fin la entrega de honores, cargos, promociones y medallas, en un acto que se demoró durante bastante rato debido a la cantidad de los mismos. No todo fueron alegrías, claro, también tuvieron que despedirse de varios compañeros, soldados que durante años lo habían dado todo por el Imperio y hoy podían retirarse con dignidad. Lamentó perder a Yoyuc, su lanzallamas había resultado de incalculabe valor en la selva de Drafeliv, pero entendía sus motivos.

Cuando le llegó el turno a él, se adelantó y recibió el ascenso y la medalla con el porte erguido y la frente alta - Que lo intenten - fue lo único que dijo, en relación a lo de su jubilación anticipada. El resto fue transcurriendo con bastante rapidez, y al acabar, el Almitante Thrawn y su séquito, que incluía a lady Jade, entraron en escena. El Regimiento entero recibió el mayor honor que se le podía conceder a una unidad militar, lo que llenó de orgullo a todos los miembros del 707. Aquello era por lo que había vivido Aiden.

El propio Gran Almirante pidió entonces que Lily se le uniera. La novata, aunque ya no podían llamarla tal cosa, había demostrado con creces de que estaba hecha, ella y el cuerpo de soldados de asalto. Se merecía aquella atención personal, aunque no pudo evitar sentir una pequeña punzada de envidia. Él era un veterano y ella se estaba codeando con los oficiales de mayor graduación después de su primera batalla. Pero la saludó como todos los demás. No sentía sino orgullo por su compañera de armas.

Cuando les pidió que se quitaran los cascos, Aiden supo que había llegado el momento en el que se les revelaría todo. Pero por nada del mundo habría esperado unas noticias tan funestas sobre el estado de la Galaxia. Habían salvado al Imperio de una invasión externa a un gran coste, solo para encontrarse con que el Imperio había dejado de existir mucho antes de que llegaran al campo de batalla en Rishi. El espacio, aún con la tecnología del hipersalto, era demasiado grande, maldita sea.

Solo había una respuesta posible ante la propuesta, no, el desafío que Thrawn les lanzó. Aiden levantó el puño junto a sus hermanos de batalla y lanzó el mismo grito de guerra. El trabajo de la Séptima Flota estaba lejos de acabar, pero esta vez, llegarían hasta el final, corregirían los errores del Imperio y harían de la Galaxia un lugar mejor. Sintió como la expectación recorría su cuerpo, estaba ansioso por saber cuál sería el plan del Almirante para conquistar tanto con tan poco.

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24/04/2018, 13:19
Sarah A. Crow

Lord Vader ha muerto y el Emperador también.

El rumor de aquella noticia aun sin confirmar, rondaba por su mente una y otra vez. En cualquier cosa que hiciera y donde estuviera, esa frase le acompañaba segundo a segundo.

Y es que el desafío que el "Ángel negro" o "Ángel de la muerte", como sus compañeros deathtoopers le apodaban, no tenía límite...o si lo tenía era llegar a lo más alto. Y lo más alto dentro del imperio era estar a las órdenes de Vader o del propio Empedador.

Y ahora estaban muertos.

Sarah pasó varios días entrenando como nunca lo había hecho, apartada de todo y todos, intentando poner su mente en orden tras los hechos acaecidos. Era ostinada y dura como una roca. Si había logrado llegar a donde estaba era por su fuerza de voluntad. Así que encontraría una solución y como solía hacer cuando esto le ocurría, entrenaba más duro si aun cabía.

Una tarde, mientras se duchaba después de un exhautivo entrenamiento, se puso debajo del agua y dejó dudrante unos minutos que el agua aclarase su mente, llevándose esa frase que repetía tantas veces, y tomó la determinación de seguir a quien por aquel entonces era lo que en su día fue Vader y el Emperador: Mara Jade y el Almirante Thrawn.

Como si lo hubiera estado escuchando, cosa que sin duda no sería nada extraño, Mara apareció en su camarote. Ella casi sin ropa se cuadró y esperó a ver qué le decía. Tras pedirle que descansara, le comentó oficialemente la noticia de la muerte de Vader y del Emperador. Así mismo le habló de su futuro y el de todo el ejército a cargo del Almirante Thrawn. Por último le entregó la legión carmesí por la victoria en la batalla de Drafeliv y tras esto le entregó una capa nueva, totalmente negra pero con una tira dorada a dos centimetros del borde. Mara no le dijo nada más y Sarah tampoco se lo preguntó. Pero al ver la bandera de la legión 707 en fondo negro y letras en oro, lo comprendió perfectamtente.

Ahora pertenecía a la élite del Almirante Thrawn, que era la élite del ejercito imperial. Lo que quería decir que ahora Sarah estaba en lo más alto. Era su sitio y allí tenía y debía estar.

Llegó el día en el que toda las comapañías incluída la lagión 707 formaron dentro del Eclipse. Tras las condecoraciones y ascensos, Thrawn, Mara y el contraalmirante Pellaeon, salieron y tras ellos, flanqueándoles Sarah y Tremayne. Desde su psición la deathtrooper observó a los soldados con los que luchó en la batalla de Drafeliv, muchos de ellos de forma heróica. Así se los reconoción con más medallas y sobre todo con dos promociones bien merecidas, las de Dallin y Silky quienes fueron ascendidos a Capitanes. Sarah miró al explorador. Sabía que su intervención había sido clave para que los deathtroopers no hubieran sido arrasados por aquellos pequeños robots con garras como cuchillas, que dejaron el traje de Angelica para el vertedero. Sin duda alguna le debía una cerveza, auqnue solo había acatado órdenes , había sido eficiente en su trabajo y cometido y eso era de valorar.

Pero la guinda la puso Thrawn cuando nombró a la soldado Lily. Sin duda alguna se había comportado como una veterana, haciedo que su intervención salvara a muchos de sus compañeros.

Tal vez algún día la vea con el traje negro de los death. Pesó mientras la miraba. Se quitó el casco como pidió el Almirante y centró la vista en la joven.

Cuando por fin Thrawn les preguntó que si les iban a acompañar, la deathtrooper calló como era su obligación, pero en su interior su alma uallaba como lo hacía con sus antiguos compañeros de academia, cuando terminaban una mision exitosa, entonces un reflejo cristalino apareción en sus ojos. Sarah, el Ángel de la muerte, estaba preparada para esta nueva experiencia.

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24/04/2018, 21:59
Mara Jade

Los días se habían hecho eternos para la que fuera Mano del Emperador. Tras la batalla se había asegurado que todos y cada uno de los caídos fueran encontrados y los heridos trasladados, ella misma fue la que encontró al Teniente Silky, tras haber seguido los residuos de aquella última comunicación, dando con él gravemente herido bajo los escombros de la batalla. Más tarde, a la espera de las ordenes de embarcar de vuelta al Eclipse, se retiro al templo en el que había tenido lugar su encontró con la Vong. Tan solo Crown y Tremeyne fueron conscientes de este hecho, pero fueron lo suficiente prudentes para no entrar tras ella, permaneciendo a pie firme en el exterior el tiempo que ella paso allí.

Se dejo envolver por la fuerza viva que emanaba de aquel lugar sagrado para los Vong, el lugar del último descanso para aquel maestro Jedi. Durante varias horas medito, pero nada, no sentía nada. Y por primera vez en mucho tiempo, se sintió liberada.

De vuelta en el espacio fue la única que no participo de las celebraciones, más que el imprescindible acto de presencia que su posición exigía, ni se mezclo con los soldados salvo para dar la merecida enhorabuena a los miembros de su compañía. Durante las semanas siguientes no fue vista nada más que cuando las reuniones del alto mando tenían lugar a puerta cerrada o bien entrando y saliendo de la oficina privada de Thrawn. Su mente era un hervidero, difícil de calmar. Por primera vez en su vida no sentía perdida, sin un propósito, pero al mismo tiempo dueña de su propia existencia.

Hasta que acudió al camarote de su “Angel Negro”, solo el Teniente Silky había “gozado” de la compañía de Mara, pues el tiempo que Taldor permaneció en la enfermería reponiéndose de sus heridas recibió visitas periódicas de esta, que se aseguraba que sus curación avanzara favorablemente y sin secuelas. Ninguno de los dos cruzo una palabra, pero el soldado podría asegurar que siempre que la mujer permanecía a su lado una sensación extrañamente agradable recorría su cuerpo, llegando a sentir como este sanaba más rápido.

Decidió entregar ella misma la condecoración de la legión carmesí a su guardia ella misma, especialmente quería tener una breve charla con Sarah. En el tiempo que había dedicado a meditar, dejándose fluir por las corrientes de la fuerza, había visto claramente a la Deathtrooper. Sabiendo de su ambición, solo equiparable a la suya propia, debía saber lo que sucedía.

Y ahora ahí se encontraba ella, frente a la legión 707, la élite de Thrawn. Ante ellos se abría un camino incierto y sería algo que afrontarían todos junto, algo que sin duda hacía sentirse orgullosa. Había muchas pregutas sin responder, llevaría tiempo asimilar todo lo sucedido y todo lo que les esperaba en el futuro, Thrawn lo tenía claro y ella confiaba en él. Por ahora.

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25/04/2018, 13:49
Menen Mazar

Como el resto de mis compañeros, el tiempo que estuvimos "ociosos" lo proveché entrenando intensivamente y leyendo algunas guías de medicina para refrescar y aprender alguna cosa más dde utilidad. No volví a saber nada del informe sobre la Vong, con lo que me quedaron muchas preguntas sin responder sobre su biología, aunque había repasado mis propias notas y realizado algunas conjeturas sobre la mísma. En fin, de momento con mi rango no podía esperar recibir información que seguramente estaba clasificada.

También estuve finalizando el diseño del emblema de la compañía B.

UNA SEMANA ANTES DE LA CEREMONIA:

Una tarde en la que estabamos todos reunidos en el barracón, cada uno con sus quehaceres, me dirijí al grupo algo tímido.

- hm. Chicos... - No me hicieron mucho caso. Alzé la voz, que con el estridente eco metálico pareció más rudo de lo esperado. - CHICOS, quería preguntaros algo.

Todos se giraron hacia mí con cara de asombro, ya que yo no solía expresarme demasiado a menudo al grupo. Sí lo hacía individualmente, me sentía más cómodo de ese modo.

- ¿Os acordais del emblema que os mostré? Lo tengo terminado. ¿Qué os parece si solicitamos añadirlo a nuestras armaduras? Me gustaría proponérselo al Sargento para que, si le parece correcto, interceda por nosotros ante el Teniente.

Al principio no dijeron nada. Y volví a intervenir.

- La verdad... es que me siento muy orgulloso de formar parte de esta compañía. Y creo que estaría bien llevar un homenaje a todo lo que pasó en la batalla de Drafeliv. - Dije repasando con la mirada a cada uno de los miembros allí reunídos.

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28/04/2018, 19:14
Nobbo Honaka

UNA SEMANA ANTES DE LA CEREMONIA:
Estabamos en el barracon con nuestras cosas y de mientras yo estaba repasando mis armas y reparando mi chaqueta cuando Mazar hizo el comentario de que ya habia terminado el emblema de la compañía y queria proponerselo al Sargento Jellal.

Lo observé y le hice un gesto de aprobacion con el pulgar y le dije que molaria tenerlo, la vena de pirata volvia y los piratas siempre llevaban una marca. Pero en ese caso era el emblema de nuestra pequeña hermandad que habiamos formado. Lo imagine puesto en mi abrigo y no quedaba mal pero tendria que cambiar el color del abrigo para que encajara con el emblema.

Finalmente apoye la inociativa del keldor e inste al resto a seguir el ejemplo.

Notas de juego

Post des del movil.

Por cierto estoy de minivacaciones hasta el dia 1.

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13/05/2018, 21:15
Director

El movimiento en la Estación Orbital de Ord Mantell era febril. Las lanzaderas imperiales aterrizaban casi una detrás de la otra, mientras los capitanes y almirantes recorrían los pasillos escoltados por los stormtroopers y su guardia personal. Tras años de inactividad, derrotas frente a los rebeldes (ahora la Nueva República) y guerras entre moffs y almirantes, los dominios del Imperio se habían visto reducidos a un conjunto de sistemas en la cara norte del anillo exterior.

Los grandes almirantes nombrados por el emperador mismo habían muerto en las guerras desde la batalla de Endor. Y sin embargo, uno de sus consejeros, un oscuro aprendiz sith de poder tan modesto como grande era su ambición, había reclamado su puesto y nombrado a uno de aquellos clásicos zoquetes, envarado y con el pecho lleno de medallas, su "gran almirante".

Allí estaban, en la sala de mando táctica, reunidos todos y con aire impaciente. Fue entonces cuando Mara Jade, vestida con uniforme de capitán de línea y acompañada por un oficial de la flota de Thrawn, se presentó ante aquellos hombres, exponiendo las condiciones del chiss: el imperio quedaría bajo su mando, y sus fuerzas se pondrían a sus órdenes. Y como no cabía esperar de otra manera, aquellos hombres protestaron y amenazaron. "Ellos eran los sucesores del Emperador, que habían aguantado en la galaxia mientras que aquel extraterrestre azul les había dejado en la estacada durante años".

Mara suspiró, entendiendo finalmente que, como era costumbre, el chiss tenía razón. Ella había querido organizar aquella reunión, optar por una solución diplomática. Pero él le había advertido: había que estar preparado para algo más que una negativa. A una señal suya, los death troopers sellaron la sala de mando y se escucharon algunos disparos afuera, mientras el "consejero" imperial levantaba las manos amenazando con usar su poder. Pero aquella vez, no hizo falta siquiera usar el sable láser. La sala comenzó a llenarse de gas letal, mientras Mara y su acompañante se ponían la máscara, de la que todos aquellos figurones carecían.

Entre estertores, tratando de evitar lo inevitable, la plana mayor de aquel decadente imperio murió en cuestión de segundos, con cara de horror y gesto contraído, mientras la pelirroja les miraba con indiferencia. Hubo un tiempo en el que temió a personas como aquellas, humanos racistas y sedientos de poder que, creyéndose tocados por la mano del emperador, gobernaban sus sectores como tiranos y trataban a sus tropas como carne de cañón. "La doctrina Tarkin" murió aquel día, en aquella sala.

Inmediatamente, los soldados de la base y la flota imperial que recalaba cerca de ella recibieron el mensaje del gran almirante, un discurso patriótico que servía tanto para estrechar sus filas como para lanzar una advertencia a la Nueva República. Y sin embargo, la batalla había comenzado antes siquiera de que ésta fuera declarada.

Saliendo del hiperespacio, la Séptima Flota había atacado con violencia a la flota republicana que asediaba Thyferra, planeta clave en la producción del crítico bacta y causa de la cruenta guerra en la que estaba sumida la República. Y no es que el almirante quisiera hacerles un favor a los lugareños, si no que sabía perfectamente que aquellas eran algunas de las mejores naves de la flota republicana.

Pillados por sorpresa, ante fuerzas superiores en aquel sector y haciendo uso de una estrategia brillante y un plan de ataque ajustado al milímetro, los republicanos fueron masacrados. Solo unas pocas naves, en su mayor parte pequeños cazas con capacidad hiperespacial, escaparon de aquella derrota.

Admirando la debacle de las armas republicanas, desde su frío y oscuro puente de mando, Thrawn estaba sentado en su silla de mando, acariciando a su ysalamir. Habían dado a un ultimátum a los habitantes de Thyferra: aceptar la liberación y engrosar las filas del imperio o afrontar una segura aniquilación. Ante una respuesta negativa de su cúpula gobernante, el Eclipse disparó su superláser contra la capital del planeta, a baja potencia, de modo que solo la destruyó sin afectar a la corteza del mismo. Un ataque brutal, aunque quirúrgico, era propio de su doctrina de mando.

-Esperemos que el Senado sea más razonable -dijo el vicealmirante Pelleaon, que estaba de pie junto a él, estremecido por aquella muerte inútil de tantos potenciales aliados.

Entonces, el gran almirante pronunció las históricas palabras:

-Las ruedas de la historia han comenzado a girar, vicealmirante. Aquellos que no puedan seguir nuestro ritmo, permanecerán meros espectadores de su devenir. Aquellos que se nos opongan, siquiera estarán ahí para contemplarnos.

Había dado comienzo una de las campañas militares más importantes de la historia de la Galaxia. La suerte estaba echada.

Notas de juego

FIN DE LA PARTIDA