Partida Rol por web

El hombre le sonrió.

-No vendemos ningun arma que no sea del mejor metal, hecha para matar. Pues eso es lo que buscas ¿No?

Se acercó algo mas y la miró a los ojos.

-Si...puedo ver en tus ojos el rastro de la muerte y el miedo. Es.. ese camino de los guerreros.

Luego de aquello le dió la espalda. Poco a poco dispuso en la mesa las armas que habían: Desde dagas hasta espadas bastardas. Habían varias armas que despedían como...un destello extraño.

-Es muy observador, supongo...

Evaluó las armas con la vista.

Un estoque...no se, no, mejor no, es un arma muy frágil. Quizá...

Luego pasó la vista a un cuchillo largo con grabados, la hoja parecía maciza y tenía aquel extraño brillo...

-Estas que brillan...parecen especiales...

Elevó la vista, interrogante.

-Son runas. Runas sagradas, dicen algunos, que..

Sin embargo, cuando ella la agarró, parecía no poder soltarla. Era como si por un momento le desgarrara la carne: El dolor era inmenso, pero duró solo unos segundos. Luego, desapareció, y el brillo se hizo mas intenso. No era un brillo que iluminara: Estaba en su filo. Estaba en su funda.

-...Reacciona a aquel de su misma condición..... un.... seguidor de la oscuridad.

El rostro del hombre se crispó. Aquello no mentía. Aquello le había dado información demasiado vital.

Fuera se escucharon ruidos. Ruidos de gente corriendo, de repente, la luz se había convertido en oscuridad. Unas nubes cubrían el cielo, y la energía...

La energía era... desbordante y perceptible en todo lugar. Era como un torrente elemental.

Para su desgracia, su problema no era aquel. Algo en la distancia del mar se formaba. Era como una pequeña ola, que gradualmente ganaba tamaño y que se acercaba inevitablemente a aquel lugar... mientras que el cielo se oscurecía más, y un extraño viento se apoderaba de la zona.

La gente huía despavorida. Era ciertamente desconcertante...¿Porqué tan rapido?

Uys...pillada.

Observó con cautela aquel rostro ahora malcarado y giró la vista a la puerta entreabierta observando el fenómeno. Retrocedió unos pasos.

-Esto...viene una ola gigante hacia aqui, ¿tregua?- Procuró emplear su voz mas convincente para entonar la frase, aunque sabía que apenas pudiera iba a largarse de allí por patas. No soltó el cuchillo en ningun momento, iba a quedarselo de momento ya fuera pagando o robandolo.

Quizá y hasta cuela...

El hombre la empujó hacia fuera. Sin embargo, cuando vió la ola salió corriendo, dejándola sola y con la daga en la mano, sin haberla pagado. ¿Qué sería aquello?

El mundo parecía haberse parado. El viento se había retirado, la noche artificial caía como mágica, y ahora solo se escuchaban los pasos hacia ella, de alguien que la agarraba del brazo suavemente. Esa persona se quedó allí un segundo, anodadado.

-Debemos irnos de aquí. Esto ya no es seguro.

Tras unos segundos contemplando el acontecimiento, le dió una palmada en el hombro esperando a que reaccionara y comenzando a avanzar a paso rapido hacia su casa. Parecía mantener la calma: Quizás tantos años de preparación mental le habían servido para aquello.

-¿Está empezando?

Le siguió el paso con celeridad. Se esforzaba bastante por meditar lo que debía hacer. Por un lado estaba todo aquel cataclismo de proporciones colosales. Debería avisar a Barok de lo que sabía a estas alturas. Pero...

Al llegar a la casa de Yreth, encontraron algo bastante extraño.

Un hombre de cabello rojo y con una armadura de guerrero y una capucha yacía con un hueco en el torso de lado a lado, chamuscado. Al darle la vuelta, pudieron observar de quién se trataba...

Tir había muerto. Y, además, en condiciones muy extrañas.

Yreth no perdió el tiempo y se dirigió hacia el caballo, ensillándolo, espantado por aquella imagen.

-Nos vamos de aquí, señorita. Coje algo de comer y ponlo en una bolsa o donde encuentres. Provisiones a ser posible para tres dias. Te doy cinco minutos.

No dudó en colocar las cosas tal cual lo había dispuesto, no porque tuviera ganas de hacerle demasiado caso -nunca dejaba que nadie le mangoneara demasiado- sino porque era lo mas prudente.

Mientras lo hacía, no pudo evitar examinar con la mirada el cadaver.

-¿Pero que le pasó? Que carajo, se supone que era mi colega en esta misión, ahora tendré que responder porque haya muerto - Suspiró. Aunque hubiera sido un cerdo tampoco le hubiese deseado aquello, despues de todo.

Una vez estuvo montada en el caballo de Shapiro, se pusieron en marcha a galope hacia delante: No sabían hacia donde, ya que en cualquier lugar a su alrededor había caos y destrucción, y en el epicentro del continente habían comenzado a caer rayos que amenazaban con partir en dos a aquel que encontraran en su camino.

Miró alrededor, todo era caos y terror a su alrededor.

-Nos vamos a la fortaleza de Barok -declaró. Y por su tono de voz no iba a aceptar regateos en cuanto a esa decisión- De momento es el lugar mas seguro que se me ocurre.

Echó al galope luego de esto. Despues de todo la fortaleza quedaba en dirección opuesta a la inundación pero al parcer habían otros peligros por delante. En aquellos segundos meditó sobre como decirle aquella noticia a Togul, sobre que Tir había muerto y de una manera tan brutal. Le había visto pelear, algo fuera de lo normal le había atacado allí y quizá ahora mismo estuviera mas cerca de lo que ella creía.

Instintivamente miró alrededor, aunque solo esperaba vislumbrar los fenómenos climáticos, tan increíbles como impactantes para la vista.

La chica pudo ver entonces aquel panorama tan desolador.

A sus espaldas, una ola gigante amenazaba con engullirlos. A la derecha, en las montañas, un terremoto fracturaba la tierra de modo que estaba partiéndose en dos. A su izquierda, un volcán había entrado en erupción y el magma descendía a una velocidad bastante rápida.

Mas allá, donde Togul, una capa de escarcha se acercaba amenazante al territorio de los Ainari.

Y ahora, en aquella tierra que comenzaba a cruzar, los rayos parecían querer partirla en dós de un pequeño chispazo. A decir verdad, Yreth dominaba bien el caballo y por aquello aún no se habían convertido en fritura humana.

Yreth..

Yreth nisiquiera hablaba. Permanecía tan concentrado que era extraño verlo así. Había fruncido el ceño y solo miraba hacia delante y alrededor. No se había olvidado de ella, pero sabía que para protegerla debía de tener los sentidos en su camino. Y así era. Sus decisiones de trayecto eran determinantes para que los rayos no consiguieran impactarles.

Joder, que mierda de primer día.

Dibujó una leve sonrisa ante este pensamiento, mientras evaluaba con celeridad aquel panorama. Fuego, agua, tierra y viento con hielo... Aquello no era normal, no había que ser muy listo para darse cuenta de que la fuerza de los elementos estaba arremetiendo con fuerza contra aquella región.

La sonrisa se borró con el primer relámpago que cayó cerca, seguido por varios mas. Por los pelos no habían tocado al caballo aún. Iban avanzando a pesar de todo, se tensó en su sitio y mentalmente elevó un sencillo pedido a Tubilok para que pudieran cruzar. Nada religioso en extremo, mas bien por costumbre y espectativa.

Aumentó la intensidad de la carrera del caballo. Se acercaban a toda prisa hacia el lejano castillo en cuya parte trasera aparecía una mancha blanca. Hielo que se expandía amenazante hacia el mismo.

Sin embargo, y a pesar de los rayos y la gente a su alrededor con caballos huyendo, aterrorizada, los gritos de lamento y ahogos, y los gritos de muerte, un caballo negro le llama la atención.

Un muchacho rubio a lo lejos monta el caballo, acercándose a toda velocidad tambien hacia el destino de su trayecto: El castillo de Togul Barok.

Parece que no era la única en emprender marcha a la fortaleza. Ya iban acercandose, para su alivio... Y hasta había cumplido su labor con creces. Yreth estaba yendo por si mismo a donde Togul, seguramente cuando se vieran el ya se ocuparía de hablarle o disuadirle, o viceversa. Su trabajo solo era encontrarlo y aparecer con él sin ayuda de Tir seguramente le sumara algún mérito.

En ese momento reparó en sus propios pensamientos y le costó reprimir una carcajada: A pesar de la ominosa situación, estaba pensando como siempre de forma calculadora y calmada.

El contorno del castillo se hacía mas y mas visible, al tiempo que mas y mas grande. Una vez allí, entró por el portón abierto y llegó al castillo, donde tuvo que desmontar del caballo.

Yreth se desmontó también, oteando con la mirada todo el alrededor: Hacía tiempo que no observaba aquel lugar. Sin embargo, Togul parecía no estar por ningun lugar, aunque quedaran retazos de una batalla, tales como tierra chamuscada en el suelo de un lugar concreto. Además, algun que otro Aifolu aún tenía la crispación de su rostro como muestra de terror.

-Que mierda de primer dia tengo -comentó cruzandose de brazos, examinando alrededor.

No dedicó mucho a estar en el patio, decidió emprender camino al interior del castillo. Antes había hecho un esfuerzo por retener el camino, por lo que esperaba que no fuera muy dificil encontrar el despacho. Naturalmente que pensó que seguramente no estuviese allí, pero por algun lado había que empezar a buscar a Barok.

-¿Vienes? -dijo conforme empezaba su andar.