Partida Rol por web

Su cuerpo desnudo mostraba leves magulladuras y rozes debido a la armadura que tanto tiempo llevaba puesta. Pero eso no le importaba. Despues de las mallas y cotas pudo observar como su cuerpo tenia ciertas marcas del sudor y de la calor. Cosa que se podia esperar despues del viaje, y le hizo pensar que en el siguiente lago que parase se bañaria.

Mientras se arreglaba con diferentes cosas. En uno de sus grandes zurrones tenia una especie de maquillaje, el cual cambio por uno oscuro sobre todo. Despues de ello, cojio uno de sus potingues de un color verde crema y se lo echo por las manos piernas y practicamente todo su cuerpo. Hasta que este quedo lubricado y levemente brillante y de la misma tonalidad puesto que aquel mejunje era transparente.

Despues de haberse arreglado como pudo escuchó los tres golpes en la puerta, y no se asusto ni mucho menos, unicamente, cojió poca de sus ropas y se las colocó. Las esenciales, como la de la pelvis. en la cual llevaba simplemente un pantalón extremadamente corto, el torso, donde portaba su armadura principalmente, los antebrazos y nada más. Únicamente para que quisiese que hubiese tocado no se alarmase ni mucho menos al ver su cuerpo desnudo.

Acercó su mano a la vaina donde estaba su espada y con la otra cojió el pomo de la puerta y lentamente lo abrió hasta quedar levemente abierta y asomarse para ver quien era.

Sin embargo, no había nadie allí. Estaba completamente vacío, y solo el sonido del viento, proveniente de su habitación, generaba un sonido. En el suelo, una carta. Detrás de sí, una ventana abierta...

..¿Una ventana abierta? ¿Desde cuando había una ventana allí? Si la había ¿La había abierto?..

Rapidamente se agachó y cojio la carta examinandola y seguido de ello miró la ventana.

¿Seria el hombre que la miraba anteriormente? Se preguntó, realmente era desconocido, despues de eso, cerró la puerta adentrandose en la habitación y ciertamente intrigada abre la carta examinando su contenido.

Al abrir la carta pudo leer algo.

"¿Qué haces en un lugar como este? Debes de servir a la magia. Esta noche, en la fuente de la ciudad."

No contenía nada mas.

Como toda febril mente pensó que era una trampa, pero obviamente iba armada. Asique lo único que hizo fue descansar un buen rato aquel dia pensando en la carta, y despues de ello, se vistió con un atuendo que no solia usar. Llevaba un vestido negro con una pequeña falda y unos botines bastante altos. Su pelo, ahora iba suelto, y este le llegaba a casi más de la espalda. Obviamente, llevaba un cinto bastante comodo, y en su mano derecha portaba el baculo mágico, y en su diestra su espada envainada. Su armadura de "Guerrera" quedó en la habitación que tenia, y pensó, que debia de ampliar sus espacios, como una bandolera a parte de sus 3 zurrones (llevando siempre en el 3º algo de comida comestible). Solo era cuestión de visitar algún puestecillo, pero por suerte o por desgracia no habia ninguno cuando fue de paseo. Asique unicamente se fue a la noche, a donde la habian concertado, segura de sí misma para batallar si era necesario.

Sin embargo, poco a poco había cambiado en el cielo. Una especie de negrura se había apoderado de este.

Pudo observar a alguien encapuchado, con una túnica azul e indumentarias de mago o monje, quien sabía.

Cuando se acercó lo suficiente a él, la voz que salió de allí retumbó en el lugar, solo.

-Presta atención a tu alrededor.... el cielo se abrirá pronto, y los dioses descenderán al mundo para repartir caos. Es hora de que tu cruzada tenga algún sentido... marcha al norte, si no quieres morir.

En el mismo momento, el cielo se abrió. La inmensa negrura parecía haberse apoderado mas bien del mar, aunque estaban cerca del mismo. Allí comenzó a suceder una tormenta eléctrica que amenazaba con desintegrar a aquel que se encontrara en su camino.

Pero no solo de eso se iluminó el mundo.

Poco a poco los colores del fuego de una erupción, del azul oscuro de una ola gigante y del verde a su espalda, la apabullaban. Era como si algo hubiera sucedido de repente. Era como si fuera un apocalipsis... o quizás se tratara de un burdo truco del que estaba frente a sí.

Se acerca al encapuchado mirandole con una mirada seria y formal. Esperando que de los rincones mas reconditos apareciesen muchos de los bandidos y hubiese que desenvainar su arma para matarlos a todos. Pero realmente no fué así.

El encapuchado hablo de algun tipo de profecia de las muchas que se solian realizar y que tenian programadas un futuro lejano obviamente. Puesto que si fuesen instantaneas harian hacer que el locutor perdiese credibilidad.

Seguido de las palabras del encapuchado escucho aquellos ruidos , y obviamente miro hacia arriba, observando aquel caotico espectaculo, y si sinceramente debia de marchar no habria otra opción, puesto que era mejor vivir, que perecer allí delante.

-¿Que esta ocurriendo? - murmuró intentando encontrar una respuesta al dirijir una mirada de nuevo al encapuchado, intentando sonsacar alguna información vital para ella.

Sonrió a medias.

-Los dioses han abierto una brecha en el mundo, para que así la leyenda se haga realidad. Pronto todo acabará, no te preocupes. Hasta el momento en el que las armas sean forjadas, esto permanecerá así. Una vez que lo sean... entonces todo terminará y volverá a ser época de paz. Cuando los hombres encuentren las espadas, las profecias volverán a cojer sentido. Y entonces...la verdadera batalla por el mundo comenzará.

Luego de aquello se marchó. Ella lo perdió de vista despues de un rato: Habían cosas de las que preocuparse mas, como aquel desastre ambiental, aquellos sucesos tan catastróficos que la rodeaban. ¿Qué hacer? Aquella era la pregunta que rondaba por su mente, mientras que la gente comenzaba a huir despavorida y a llenar la plaza, rellenandola de viveres y carros que partían a ninguna parte, puesto que ningun lugar era mas seguro que otro.

¿Leyenda? ¿Realmente vamos a perecer? ¿Hay alguna salvación Diosa?

Mientras le miraba su vista se tornaba diluida escuchandole y aunque su vista aun seguia fija en aquel punto concreto, reflexionando aun y pensativa...

Pronto volvió a la realidad, pensando que aun no habia resuelto ni la mitad de lo que su acompañante le habia dicho, pero por ello rapidamente pensó sus palabras.

"Marcha al norte, si no quieres morir"

Rapidamente organizó todas sus ideas y con presteza se dirijio a la posada donde pasó la noche, puesto que recogeria sus pocas cosas y rapidamente se iria, puesto que aun tenia muchas incognitas en su vida para resolver antes de perecer en este mundano mundo.

Aferró lo que pudo y se marchó de allí: No le fué dificil puesto que la gente no se acumulaba allí sino en las salidas de la ciudad para observar aquel suceso. Algunas personas habían enloquecido pero otros simplemente observaban pacientemente, con la esperanza de que cesara.

Poco lejos de allí, existía el mar en el que, a la distancia, podía apreciarse una elevación de aquel contra el puerto de Ritión Norte: Por una vez, Ritión Sur era mas agraciada que aquella otra ciudad. Sin embargo aquella mole líquida no parecía detenerse, parecía, es más, querer destruir todo Rition norte bajo sus fauces marinas.

Los barcos comenzaban a atiborrrarse de personas: Marcharian una vez aquella ola se hubiera ido, a ponerse a salvo hacia el norte.

¿Era aquello realmente una buena idea?

Lista y preparada se dirije a alguno de los barcos para como dijo su amigo partir al norte. Ahora la chiquilla ya iba ataviada con mas zurrones y por ello no tenia reparos en dejara aquel pueblo.