Partida Rol por web

La poción curativa no tuvo demasiado efecto en mí, y aun débil hice un esfuerzo para levantarme. Debíamos avanzar, no podíamos quedarnos encallados allí. Al fondo una encrucijada y sin saber qué camino tomar.

Debíamos tomar una decisión.

Yo voto por el camino hacia el que va el agua. Quizás debamos seguir su curso.

Threkor recorre el canal hasta el otro lado de las válvulas. Aún está muy dolorido por la gravedad de sus heridas pero , tal vez, no sea este el mejor lugar para estar si te acaban de apuñalar varias veces.

El canal se bifurca a izquierda y a derecha. A la izquierda Threkor ve otra reja como la anterior. El agua viene de este nuevo canal, a la izquierda, y se junta con el canal en el que os encontráis para marcharse por el canal de la derecha. El agua parece cobrar un poco más de velocidad pero sigue sin ser lo suficientemente rápida como para representar un problema para vosotros.

Y entonces lo ve...

Una escotilla de metal por encima del nivel del agua a la izquierda del canal. Está incrustada en el muro y grabada con runas arcanas. Sin duda debe ser la puerta sellada de la que Elaydreen os habló. En medio de la escotilla, un reluciente círculo de mithril representa el mismo icono que el diario de Bonal. El antiguo sello de la casa Cannith, que antecede a la fundación del mismísimo reino de Galifar; un estilizado yunque y un martillo.

Otra vez el escudo de la casa Cannith. Aquí es donde deban tomar la iniciativa los miembros de su casa. - Alhandra, te toca. Creo que sólo tu puedes abrir la escotilla.

Me aparto para dejarle paso.

Ante la enérgica llamada de Threkor, acudo junto a él tan deprisa como las aguas fecales (que me llegan por encima de las rodillas) me lo permiten. Una vez que logro alcanzarle, descubro el motivo de su entusiasmo: ha descubierto el acceso que nos conducirá a los niveles aún más profundos de la ciudad y, en última instancia, a la forja olvidada.

Elaydren nos habló de que el sello cerraba el acceso a las profundidades, pero no nos dijo qué debíamos hacer para abrirlo.

—Pensaba que abrir cerraduras era tu especialidad —respondo con una sonrisa al maltrecho pícaro—. ¿Alguien tiene una antorcha por ahí? Elaydren dijo que Bonal Geldem pensaba traer fuego aquí abajo. Tal vez pensara que eso ayudaría.

Alhandra examina la esclusa que lleva el sello de su casa. No sabría decir si la puerta tiene magia o no. Tal vez el problema sea la antigüedad que debe tener esa puerta. Si lo que os dijo la dama Elaydreen es cierto y se trata de un lugar anterior al reino de Galifar debe tener varios miles de años de antigüedad. Tal vez el patrón mágico que data de esa época sea tan diferente del actual que no sea capaz de detectarlo. Tal vez la magia que haya podido tener se haya desvanecido con el paso del tiempo. ¿Es eso posible? Realmente la Cannith no puede saberlo ya que nunca antes había tenido que enfrentarse a algo parecido.

No parece tener trampas mecánicas pero, una vez más, se encuentra ante el mismo dilema.¿Y si es tan antiguo que no sabe advertir sus indicios?

Intenta recordar todo aquello que aprendió sobre la magia y sobre cómo manipularla intentando recordar algo que le sea de utilidad en este momento. Pero cada objeto mágico es un mundo...

Entonces algo te viene a la mente.No sabes muy bien si se trata de una corazonada o de un recuerdo que intenta abrirse paso desde tu subconsciente en un desesperado intento de decirte algo. Es algo que ha sucedido hace poco tiempo.

Estábais sentados en una mesa entorno al diario de Bonal Geldem.Recuerdas que cuando Elaydreen tocó el libro este se iluminó con una luz azulada... 

El símbolo grabado en mithril de la portada y uno de los anillos de Elaydren empiezan a brillar con un azul eléctrico. 

Vuelves a mirar la puerta.

Sin duda debe ser la puerta sellada de la que Elaydreen os habló. En medio de la escotilla, un reluciente círculo de mithril representa el mismo icono que el diario de Bonal.

Tal vez...

Mientras Alhandra inspeccionaba el sello, empecé a palpar con cuidado la puerta por si detectaba algún mecanismo oculto que pudiera manipular.

El recuerdo de cómo reaccionó el diario al contacto con el anillo de Elaydren me hace plantearme un par de posibilidades. Todas me parecen un tanto absurdas pero, a juzgar por las expresiones de perplejidad de mis compañeros, puede que sean las únicas ideas con las que contamos para abrir la puerta.

Mi primera ocurrencia es acercar mi propio anillo al diario de Geldem para ver si se comporta de la misma manera que con el anillo de Elaydren. Con independecia del resultado obtenido, probaré a utilizar mi anillo también sobre la puerta para ver si experimenta algún cambio. Si nada de esto funciona, probaré a acercar el diario a la puerta, puesto que ambos parecen compartir el símbolo de la Cannith.

Alhandra acerca el anillo al diario de Bonal Geldem. Aquel viejo y enigmático diario que encontrasteis en las pertenencias de un profesor de universidad asesinado. Esperáis una reacción espectacular que arregle esta situación. Pero nada sucede...

Alhandra acerca su anillo a la esclusa. Confiáis en que esta vez Alhandra sepa lo que hace. Pero una vez más nada sucede...

Alhandra  se planta delante de la puerta con el diario de Bonal Geldem. Tras ella, el resto observáis con nerviosismo e incertidumbre a la rubia mujer. No es fácil evitar pensar en un nuevo ataque como el que acabáis de vivir ya que aún os escuecen las heridas.

Alhandra aproxima con mucho cuidado el diario en dirección al sello de la esclusa. Ambos sellos son idénticos excepto en tamaño. Ambos de la casa Cannith. Ambos de la época anterior a Galifar. Ambos fabricados en mithril.

Aguanta la respiración y aprieta los dientes. Mejor estar preparada para soportar el dolor por si este acaba llegando en forma de una trampa, de una inmensa bola de fuego o de una terrible maldición. El sello del diario toca el sello de la puerta...

El sello del diario comienza  a brillar como ya lo hiciera cuando la dama Elaydreen lo descifró. Una luz azul eléctrico recorre cada hilo de mithril convirtiendo el sello de la portada en algo casi vivo. El sello de la esclusa parece contagiarse de este fenómeno. Notáis una cierta electricidad estática que os eriza los cabellos a pesar de tenerlos mojados. La misma luz azulada empieza a recorrer el sello de la esclusa con una luz más intensa de la que despide el diario. Todo el canal se ilumina con esta poderoso brillo el cual se refleja sobre las aguas.

Un crujido anuncia que algo nuevo sucede. Procede de la misma esclusa. Suena como si arrancasen la propia piedra de cuajo. Como si el metal y la piedra se separasen después de muchos siglos juntos. La puerta metálica se hunde en la pared un pie y después empieza a deslizarse a un lado. Frente a vosotros queda una entrada...

El estallido de energía arcana que sigue al contacto del antiquísimo diario con el sello que clausura el acceso a las profundidades me ciega momentáneamente y retrocedo trastabillando tratando de apartarme del resplandor. Para cuando logro ver de nuevo, una sección entera de la pared se ha retirado dejando a la vista un pasadizo que desciende hacia las profundidades.

No me engaño a mí misma pensando que he sido yo quien ha abierto la puerta para nuestro grupo, ha sido más un golpe de suerte que mérito propio. Pero lo importante ahora es que podemos seguir avanzando y que el esfuerzo de mis compañeros por abrirnos camino hasta aquí no ha resultado en vano.

Me asomo a la entrada con mi lámpara en alto iluminando las tinieblas por si hubiera algo siniestro aguardándonos al otro lado.

Había dejado a los demás la búsqueda de trampas y apertura del sello, ese no era mi trabajo. Seguramente mi trabajo empezaría en cuanto cruzásemos la entrada que tras un estallido de luz se había abierto ante nosotros.

- Bueno parece que ya sabemos por donde hemos de continuar. ¿Algún voluntario para ir el primero?.

Si nadie se ofrecía yo mismo cogería el candil que había dejado junto a las escaleras y avanzaría hacia el interior del corredor. - ¿Sabemos a donde lleva esto?.