Agotada pero sorprendentemente ilesa, emprendo junto con mis esforzados compañeros el camino de regreso a la superficie. El camino de vuelta no resulta sencillo pero al menos está exento de peligros. Todo apunta a que hemos logrado sortear con éxito todas las amenazas que nos acechaban y salir victoriosos de la forja.
De vuelta en el Mercado de las Ratas, Sha'rg se despide de nosotros pero yo no le dejo marchar hasta haberle hecho entrega de las cincuenta piezas de oro que le prometí para que pueda irse a donde quiera, lejos del subsuelo de Sharn, y comenzar una nueva vida.
―Gracias por todo, Sha'rg, has sido muy valiente ―reconozco al pequeño trasgo a modo de despedida, haciéndole entrega de buena parte de mis propios fondos―. Sin tu ayuda no lo hubiéramos conseguido. Te deseo la mejor de las fortunas.
En el exterior nos aguarda el frío aire de la ciudad. Siempre me ha parecido el aire viciado y tóxico de una gran urbe pero, por vez primera, me resulta refrescante e incluso fragante. Al menos, en comparación con el que hemos estado respirando las últimas horas.
Miro hacia el este, donde el sol comienza a alzarse y no puedo evitar sonreír de puro alivio. Por momentos llegué a pensar que jamás volvería a contemplar un nuevo amanecer.
Descuento de mi ficha la paga de Sha'rg.
La superficie. Pasaría mucho tiempo hasta que volviera a meterme en otro agujero parecido. Sha'rg se maschó. Le debo un par de orejas que espero conseguir pronto. Jarem no estaba allí abajo, pero no me cansaré de buscarle, tengo tiempo.
Ahora lo único que deseo es tumbarme en una buena cama, comer algo decente y descansar unos días. Mis heridas necesitan curación y mi cabeza descanso.
Desandamos nuestro camino recorriendo los lugares por donde habíamos tenido que pasar para llegar a conseguir la paga prometida, al menos así yo lo veía. En el mercado de las ratas tras recibir parte de su recompensa dejamos al cojo trasgo que nos había guiado por los caminos escondidos. Ahora tocaba volver a la superficie....amanece cuando llegamos sería bonito sino me doliera cada una de las partes del cuerpo.
- Bueno pues a recibir la recompensa. Digo mientras me masajeo los riñones.