Partida Rol por web

El tiempo pasó de manera fugaz, pero, inconscientemente, el cuarteto apresuró las compras, tal vez por la expectativa de explorar ruinas antiguas, o de recibir la otra parte de la recompensa. Independientemente de ello, los cuatro dejaron el bullicio de Tratojusto atrás para continuar su caminata por las escalinatas y puentes de Sharn. El grupo atraía mucho la atención, pues un forjado gigantesco, y otro extravagante, eran objetos de curiosidad e incluso de odio.

Guiados por el boceto de Elaydren, se vieron obligados a cruzar Las Profundidades una vez más, esta vez hacia el distrito de Desembarco de Tavick. La aerocalesa les dejó en los capiteles, e iniciaron el descenso. Como de costumbre, la oscuridad se iba adueñando de la ciudad a medida que se acercaban a su destino, el cual no tardaron en hallar. La torre Dorasharn era una alta estructura, sumamente ancha. En los barrios medios, a la altura de Mercado de Tavick, su fachada de grandes piedras ya no era tan lujosa.

Pertrechados, y cuidándose las espaldas como era prudente en esa zona de la ciudad, ingresaron a la torre. Los túneles y corredores de ese nivel eran estrechos y oscuros. Alguna ventana ocasional permitía contemplar las abigarradas paredes y cimientos de las torres vecinas, y alguna antorcha infrecuente crepitaba aquí o allá, emitiendo pálidas esferas de luz y nubes de humo. Aún así, gente desagradable y sucia abarrotaba los pasillos; el aire se encontraba empapado de un perenne olor a sudor y alcantarilla.

Un túnel se abría a una gran cámara, donde una mezcla de trasgos, humanos y cambiantes se reunían alrededor de una pila de desechos, extendida sobre tres mantas carcomidas. Sobre el tumulto se oyó una voz estridente y chillona.

-¡No empujen! ¡No empujen! ¡Siempre hay para todos en el Mercado de las Ratas!-

Según el preboste Geldem, aquel era el lugar. Sólo faltaba hallar la sala de válvulas, pero presentían que la ayuda no sería gratis.

Acorde con lo que le habían enseñado desde joven, cosa que suponía debido a no acordarse de quien pudo instruirlo, Galen recorrió la sala con la mirada intentando captar hasta el mas mínimo detalle de que es lo que se encontraba en ella, aunque la tenue luz que había en el lugar complicaba su acción.

El preboste de Geldem los había traído hasta este lugar, donde supuestamente encontrarían el acceso a la sala de válvulas, pero desconocían donde se encontraba disco acceso. – Y bien, Lyann, ¿algo que debamos saber antes de comenzar la búsqueda?, ¿Qué es este sitio?. – preguntó a su compañera sin soltar la empuñadura de su maza, la cual se encontraba colgada al cinto.

Hrummmm.....el cavernoso gruñido de Borstion sono suavemente en medio del grupo; equipado para la guerra todo lo adecuadamente que podia, una lanza para su paves y un hacha para los momentos en los que causar buen daño era mas importante que una buena defensa; garantizada por lo general por su duro pellejo adamantino; si bien no se confiaba; la muerte definitiva siempre le acechaba a uno por muy invulnerable que uno se creyese.

Un sitio curioso manifesto igual que si veia un templo en medio de la calle, las actividades de los arrebujados en torno al susodicho mercado de las ratas le eran mas bien indiferentes; tenia otras cosas en que pensar como cumplir la segunda parte de la mision y volver para cobrar....

El grito del trasgo frente a ese montón de basura evocó una extraña sensación en Galen. Un recuerdo. Le costaba creer que comenzaba a reconocer algo de la Ciudad que, si bien recordaba desde antes de su laguna mental, se encontraba tan difusa en su mente.

No obstante, el dato era algo trivial, pero era un comienzo. Recordó que se le llamaba Mercado de las Ratas a una serie de mercados inestables que hacían aparición de cuando en cuando, nunca pasando de los niveles más bajos de la Ciudad Media. Se afirmaba, y nadie lo dudaba, que la mayor parte de la mercancía en venta eran bienes hallados en las alcantarillas, e incluso objetos robados.

A simple vista, la mercancía se veía como un montón de chatarra, pero la basura de unos es el tesoro de otros...

Busco al propetario de la voz chillona y me aproximo con actitud curiosa, casi  de estudioso, intento poner enfasis en mis palabras para que miinterlocutor se sienta halagado por mi curiosidad.

Decidme, amigo. ¿Es acaso este el mercado de las ratas de verdad? He cruzado medio mundo en busca de conocerlo, pues en mi tierra poco se sabe de él aparte de su leyenda...¿Que podeis contarme de su origen e historia?

El trasgo que grita y publicita las pobres mercancías del montón posó su mirada en Apoyo tan sólo por unos segundos mientras este se acercaba. Lo que le llamaba la atención era su atuendo y su lenguaje corporal, que para él, intentaban imitar los movimientos de un humano pensativo. Acostumbrado a las rarezas, siguió con su trabajo.

No fue hasta que el forjado se dirigió a él con elocuencia que el sucio mercader le prestó la debida atención. Un hombre desgarbado y alto, de barba rala y de ropas roídas se encontraba en plena transacción con Skakan, y el trasgo continuó con su negocio. Frunció el ceño, entregó unos ropajes viejos al hombre, y miró a Apoyo. Parecía extrañado, pero rápidamente esbozó una sonrisa desdentada y podrida, para luego lanzar una carcajada que parecía el sonido de la tiza arañar la madera.

-¿Así que en las Tierras Enlatadas* saben del Mercado de las Ratas? ¡Ja ja ja! ¡Vamos, dime ya lo que buscas y déjate de bromas, soy un trasgo de negocios!- El pequeñajo deja de mirar a Apoyo, para concentrarse en la ingente cantidad de clientes. -¡Hey, tú! ¡Espera tu turno y deja de empujar!-

Me pongo a rebuscar entre las pilas de deshechos y de porquería.

Estoy buscando un lugar. La sala de válvulas. Me han dicho que preguntara por aqui, pues es el encargado de este lugar es el que mejor conoce este nivel y es capaz de encontrar una aguja en un pajar. ¿Eres tu ese individuo o minformador exageraba?

Apoyo se hace cargo de la conversacion medito Borstion contemplativo de sus alrededores con la mano apoyada sobre el hacha de combate que le colgaba a la cadera; el bullicio del mercado no le gustaba nada pero no le quedaba otro remedio que continuiar adelante, si es que queria cobrar claro, al menos la mayoria de clientes parecian ir a lo suyo sin importarles demasiado los demas.

La fama...mejor dicho la infamia del lugar era bastante alta, de modo que Borstion permanecio atento a los alrededores por si acaso alguno de los oriundos deseaba tomar entrante de lanza, seguido de plato fuerte de hacha; para eso fue creado a fin de cuentas....

Galen se adentró en la habitación repleta de harapientos consumidores, abriéndose paso como podía. Detrás de él, a Borstion no le costaba nada pasar, pues el gentío parecía esquivar su figura descomunal.

Al ver como Apoyo tomaba las riendas de la conversación, los dos se distrajeron observando los alrededores. No parecía haber nada especial en aquella torre apenas alumbrada, pero aún así atiborrada de humanos y otras especies por lo menos toleradas en Sharn.

Galen escrutaba de manera discreta, pero con ojos de lince. A Borstion le ayudó la altura, aunque giraba la cabeza hacia todos lados. De un modo u otro, los dos lo vieron al mismo tiempo. Un cambiante al otro lado de la habitación les observaba con especial atención. Los ojos curiosos del dúo se cruzaron con las orbes frías y felinas del cambiaformas, y este desapareció súbitamente al ver el contacto visual interrumpido por el flujo de compradores.

Apoyo revolvió el montículo de basura con su bastón sólo un poco, pues había trabado conversación con el mercader y no pretendía abandonarla por el momento. Por ello, no halló nada que no fuera basura o mercancía inservible.

Lyann se movía con inusual gracia entre el gentío. Por momentos, desaparecía de la vista, para luego resurgir a la vista desde las espaldas de algún pordiosero. Se mantuvo cerca del grupo, y no quitó la atención de sus pertenencias ni un segundo. Ella conocía bien la ciudad, y también a sus gentes. Ellos eran las presas más suculentas en la jungla que conformaba el Mercado de las Ratas ese día, pero la muchacha no pretendía dejar que la devoraran.

Entre la basura y el dúo conformado por Galen y Borstion, rechazó la idea de revolver la mercancía en vano, y comenzó a otear el lugar, recorriendo la habitación con la mirada. Aún así, no pareció centrar su atención en nada en especial.

El chasquido de engranajes bucales de Borstion pasaria por un chasquido de lengua de una persona normal; cuando el forjado apreto la lanza, mirando hacia el lugar donde habia visto al peludo mirar hacia ellos.

Hurmmmm...trono parece que alguien nos anda vigilando, por lo visto llamamos la atencion de alguien...

El mercader ensanchó su desagradable sonrisa, para luego mirar a Apoyo con unos ojos que no traslucían nada bueno.

-Pues... ¡han hecho bien en recomendarle este lugar! A ver, a ver- masculló, mirando el montón de basura en toda su extensión. -Tengo una extraña barra de lacre apenas usada, nada más que por 60 piezas de cobre. O quizá prefiera esta bellísima manta de lana, con apenas una mancha de moho. Sólo 39 de cobre. ¿No le apetece un poco de carne de rata hervida? ¡5 de plata para usted!- el trasgo bajá la cabeza, pero sus ojos quedan fijos en Borstion, lo que le da un aspecto patéticamente siniestro. -O, tal vez le pueda mostrar el camino a cierta sala de válvulas... ¿Qué tanto lo desea? ¿Tanto cómo... 100 de plata?-

Caray! Si que es hermosa es esa barra de lacre! Y , desde luego, una manta como esa nos vendría muy bien...Sin embargo, lo que realmente nos interesa es el paradero de esa tal sala de válvulas. Ahora bien, me temo que no podemos pagar tanto...Ya sabe que es dificill para los forjados conseguir dinero hoy en dia...hay mucho racismo humano

Borstion permanecia vigilante, quedandose cerca de su grupo; los instintos de proteccion estaban firmemente arraigados en su dura coraza adamantina, a fin de cuentas, aunque tenia algo mas de personalidad de lo normal, seguia siendo un forjado, con unas claras instrucciones al respecto de que hacer con los de su alrededor.

¿Alguno mas habeis notado que nos vigilan? pregunto colocandose delante del grupo, protegiendoles del resto de gente.

Sin alejarse demasiado del resto del grupo, comenzó a deambular por la zona en busca de alguna pista que le pudiera indicar donde se encontraba la sala de válvulas, pero con poco acierto, así que decidió volver junto a sus compañeros cuando algo captó su atención.

Giró sobre sus pasos para permanecer durante unos segundos observando el lugar donde había visto la figura, intentando adivinar por donde se había escapado. – Si, yo también me he dado cuenta. – respondió a la pregunta del forjado desde su posición, un poco mas adelantado del resto y mientras agarraba con firmeza su maza. - ¿Has conseguido ver hacia donde se ha ido?. -

El maldito peludo se ha escabullido en la multitud, debe de ser medio comadreja..rechino Borstion la mandibula aceptando que las percepciones no eran exactamente su fuerte; de hecho bastante que se habia fijado en ese detalle; el mundo de su alrededor no dejaba de ser una molestia pasajera para el, en el mejor de los casos.

Lo siento, solo he podido ver como nos estudiaba, eso es lo que mas me ha preocupado; si bien somos una estampa extraña; no lo bastante como para un escrutinio como el que nos hacia el peludo...no me gusta; es algo que desconocemos....

Lyann oye la exclamación de Borstion y se encamina rápidamente hacia él...

Así que los están siguiendo... lástima... esperaba que las complicaciones tardaran un poco más en llegar... ya debería haber aprendido a no albergar esa clase de estúpidas esperanzas...

- No... yo no lo he visto...- contesta irritada consigo misma por su torpeza- pero no dudo ni por un momento que estuviera ahí... y que eso nos va a traer problemas no tardando mucho...

Echa un vistazo impaciente al mago y al maloliente tendero con el que habla...

- No perdáis de vista vuestras pertenencias... aquí podrían robaros los higadillos antes de que os diera tiempo a reaccionar... -baja la voz mientras entrecierra los ojos-... literalmente...

Con los músculos en tensión se acerca a su compañero y al trasgo... no le gusta la mirada de ese bicho... no le gusta nada...

Haciendo caso de un extraño presentimiento se pone a la altura de su compañero y tras echar una breve e inexpresiva mirada al tendero, comenta como de pasada pero con toda la intención...

- ¿Y bien? ¿Cómo va el negocio por aquí?...

Hace como que se fija en la mercancía desparramada por la manta del suelo... pero en realidad sus ojos buscan... algo... debajo de la manta... ¿podría ser posible?...