Cada mañana canta el gallo,
anuncia siempre un nuevo día,
una nueva oportunidad,
un renacer.
Los gallos podrían ser signo de la eternidad, o por lo menos algunos creen eso. Si estas viejo, cansado o enfermo un gallo podría recordarte cada mañana que estas vivo. El asunto es, que muchas personas no quieren morir y ser olvidadas.
Dicen por ahí que hay ciertas personas que se niegan a morir, y que han decidido burlar a la muerte. Dicen también que estas personas hacen algunos ritos para convertirse en momias, en seres eternos capaces de disfrutar instantes como ver la luz de la ventana sin que les afecte.
Dicen también que dejan de comer, y poco a poco en su transición hacia la vida eterna se convirtiendo en una realidad. Algunos afirman que son fétidos y que sus rostros se vuelven rígidos como piedra. Dicen también que cada tanto hacen sacrificios humanos para burlar a la muerte, y dicen tantas otras cosas que parecen irreales.
El amanecer de ese día para tres supervivientes que llegaron a la isla fue el anuncio de una nueva oportunidad de vivir. Atrás habían quedado dos de los invitados por el profesor Hopkins. Roman Castrini el músico y el adorable Owen.
Jhon extremadamente pálido por la sangre perdida, Katie y Alphonse navegaron hacia la costa. No querían acercarse a otra de las islas. No se sentían seguros.
Al llegar denunciaron la situación a las autoridades y ellas viendo la gravedad del asunto fueron a investigar a la isla. Lo que encontraron fue realmente confuso. El poblado estaba desierto. No había personas. Llamaron al teléfono que estaba en el anuncio de venta inmobiliaria y les atendió un hombre que les dijo que las casas estaban a la venta, pero que no estaban habitadas. Curiosamente encontraron los cuerpos de los dos desaparecidos, pero a nadie más.
Cuando la policía averiguo sobre el profesor Arthur J Hopkins, se encontró con información contradictoria. El encargado de la venta inmobiliaria les mostró la tumba del hombre quien había muerto hace un año y había pedido ser enterrado cerca al mar. Había una copia de su última voluntad firmada por él pidiendo aquello.
No había pistas, y los únicos que sabian que podía haber pasado eran Katie, Jhon y Alphonse.
La policía entonces los señaló como sospechosos de la muerte de esas dos personas, es más alcanzaron arrestarles para luego dejarles libres por falta de pruebas. Los psiquiatras forenses establecieron que todos se veían muy ansiosos, en especial Jhon quien demostraba crisis de angustia.
Sin justicia frente a los muertos, y sin apoyo de la policía los tres volvieron a sus ciudades y diligencias, ya nunca serían los mismos.
Alphonse sufrió de recurrentes pesadillas nocturnas pensando en los sectarios y en Owen. Se recriminaba mentalmente no haberle podido salvar. Decidió alejarse del mar y formar una nueva vida en un sector seguro. Se escribía constantemente con Katie y Jhon para saber como estaban, posteriormente escribiría un libro al respecto. Si bien su vida continuó le fue dificil volver a confiar completamente en las personas.
Katie volvió a su casa. Tuvo que acudir al psiquiatra por depresión y angustia. Trataba de encontrar en la lectura una esperanza frente al pasado. No entendia como su amigo el profesor Hopkins había hecho eso, tampoco entendía porque de repente se sentía tan vulnerable. Con el tiempo, la mujer que pensó no casarse encontraría una pareja y formaría un hogar. Pasó parte de su vida leyendo más sobre ocultismo, tratando de dar sentido a lo que había vivido, pero no tenía todas las respuestas.
Jhon por su parte, estuvo un tiempo en el hospital local, y luego viajaría a Luoisiana donde su familia. Fue tratado por distintos médicos traumatólogos y ortopedistas. La trampa de oso le habría generado un daño en el pie y tobillo. Si bien las fisioterapia le ayudaron, quedaría con una leve cojera... el precio por sobrevivir él lo había pagado con valentía y a pesar del dolor. Lo difícil realmente no fue eso, fue lo que ocurría en su interior, la angustia y el stress post trauma hicieron que buscara ayuda en la ciudad de Boston para tratamiento.
¿Qué sucedió realmente?
Los cuerpos de Owen y Castrini fueron entregados a sus familias y sepultados. Muchos culpaban a los amigos de la muerte de estos dos, sin saber realmente lo que había pasado.
¿preguntas?
Muchas, sí.... muchas.
¿La vida eterna?...
¿El gallo?...
¿La estrella de siete puntas?...
Sí, muchas preguntas...
Preguntas que ya no tienen muchas respuestas.
En una isla pequeña posiblemente las haya.
A las 7 pm, a muchos kilómetros de distancia, en una casa estilo inglés un hombre momificado y con los ropajes del profesor Hopkins miraba con mucha tranquilidad el ancho y apacible mar.
Posiblemente a él se le pueda preguntar....¿o no?
FIN.