Partida Rol por web

"Todo esto vale una autentica fortuna. Ese reloj de ahi"  digo señalando "Ya era un lujo increible hace mas de 100 años. Ahora no tiene precio. Y los libros, en mayoría son primeras ediciones. En serio, hay cosas que no estarían fuera de lugar en el museo británico"

Y por supuesto, no nos sirven de nada, más que de lastre, mientras tenemos a un culto de sociopatas homicidas con un largo historial de violencia persiguiendonos.

Intento agitar la tubería, pero a todas luces, posiblemente haría más daño dejándola caer que abanicándola con mis brazos de profesor de una asignatura de letras ¡Ay! ¡Ojalá hubiera estudiado una ingeniería! Si lo hubiera hecho, seguramente estaría construyendo una barca, o hasta una avioneta.

Katie negó ligeramente con la cabeza cuando su compañero le ofreció las tuberías. Estaba dispuesta a huir y correr si hacía falta, pero dudaba horrores que fuese capaz de ponerse a pegarle a alguien en la cabeza con un trozo de metal. No era su estilo. A las ratas de biblioteca se les daba bien esconderse, no plantar cara.

La señorita Jenkins carraspeó y comenzó a leer en voz alta tanto la carta como el diario para que los demás lo escuchasen. Leía con una entonación bastante musical, como persona tremendamente acostumbrada a leer que era.

Qué extraño, dijo cuando acabó la lectura. Lo de los gallos, me refiero. La momia... De repente recordó lo que llevaba en el bolsillo de su chaqueta, aquel gallo plateado que encontraron en la casa. Se lo había metido en el bolsillo de forma inconsciente, pero repentinamente se sentía incómoda por habérselo llevado.

Agobart... y Agathe. En el siglo XVIII.

Intento recordar sobre esos nombres

- Por suerte he podido evitar llegar a las manos casi siempre, pero no parece que este vaya a ser el caso. Supongo que tendremos que aprender a la carrera - Digo mientras extiendo un brazo para aceptar la oferta de Alphonse (la tubería)

- Cada mañana canta el gallo, cada nuevo comienzo aleja la oscuridad infinita... no entiendo bien que quiere decir. ¿Cuando amanezca se irá el mal que mora en esta isla? ¿o es el gallo en sí quien hace que se marche dicho mal? Si es el segundo caso... tenemos un problema, pues si no recuerdo mal lo que hacían en ese sótano era sacrificar al gallo, ¿no? - Permanezco meditabundo unos segundos, dando vuelvas yo mismo a las palabras que acabo de decir, han sido más un pensamiento en alto, que un verdadero intento de formular una teoría o preguntar a mis compañeros. 

- Completamente de acuerdo señor Bishop, estos objetos poseen un gran valor, si pudiésemos llevarlos con nosotros... - Digo mirándolos con evidente interés, y una cierta codicia.

Tras algunos segundos más de silencio, reconozco algo avergonzado - No se bien como continuar, la única salida que se me ocurre, como ya hemos dicho, es el embarcadero y sospecho que puede ser una trampa mortal. A parte del hecho de que efectivamente no somos marineros.

La reflexión de Owen hizo fruncir el ceño a Katie. No había caído en ello, pero lo cierto es que aquella misteriosa frase parecía significar algo.

El que escribió esta carta parecía bastante interesado en proteger a los gallos. No dejes que sean la cena de Nochebuena, dice. Quizás los gallos tengan un papel en todo este asunto, comentó la mujer mientras buscaba en su bolsillo el gallo plateado. Lo sacó y se lo mostró a sus compañeros mientras su cerebro funcionaba a toda velocidad.

"Mirad, sólo se me ocurren dos posibles salidas"

"Una, es huir por nuestra cuenta. Robar un barco o fabricarnos alguna lancha"
"La otra, esperar a ser rescatados. Esperar al transbordador, y entrar como sea"

Aprieto los puños. He de rendirme a la evidencia

"El profesor Hopkins era anciano, y han pasado demasiadas horas... me parece imposible que haya logrado sobrevivir. Debemos pensar en nosotros mas que en ninguna otra cosa"

Ambos de repente callan y miran paranoicos por las ventanas, es entonces cuando pueden ver unas sombras que se acercan por el camino que ustedes ya habian transitado  y se dirigen hacia la cabaña. Es más, mientras Katie y Jhon hablan sin  darse mucha cuenta pueden ver  luces brillantes, como si los que viniesen que son una gran cantidad tuvieran  algo de fuego. Es evidente que en una cabaña sin  ventanas, puerta y semidestruida no estarán seguros.

Agobart es un nombre frances comun  hace dos siglos.  Sin embargo estableciendo un poco los datos historicos, no recuerdas a nadie importante con esos nombres, y ciertamente en ese perido frances tienes claros quienes fueron o no fueron importantes. Agathe es la version francesa de Agatha,  puede ser utilizado como nombre o apellido, sin embargo teniendo en cuenta el contexto de la carta no encuentras relacion alguna.

Sabes bien que los gallos son un simbolo  inicialmente Frances, usualmente utilizado como simbolo de coraje y orgullo, que era utilizado en las iglesias para recordar a los muertos en las batallas. El gallo tambien es simbolo de renacer y resurrección según algunas fuentes que asimilan al gallo como quien canta al anunciar un nuevo día. La biblia dice que el gallo anuncio la traición de Pedro, siendo utilizado como simbolo.

No sabes  bien sobre simbolos esotericos, posible lo que sepas tenga que ver, posible no.

- ¡¡Shhh silencio!! - Digo susurrando claramente asustado y sobresaltado.

Intento apartar rápidamente a John y a Katie de las ventanas.

- Ya vienen, he visto un montón de luces por el camino por el cual hemos venido. Debemos salir de aquí cuanto antes.

- No debemos olvidar los libros.

Si la puerta de entrada está del lado por donde vienen me pongo a cuatro patas y hago gestos a los demás para que hagan lo mismo. Para después salir gateando de la cabaña hacia el bosque en dirección contraria al camino.

Si la puerta de entrada esta del lado contrario al camino les hago gestos para que salgamos rápidamente de allí (también en dirección al bosque.

"Si nos estan siguiendo... bueno, cada pirado que este andando a nuestras espaldas es un pirado que NO está en el muelle!"

digo dejando claro mi plan: Empezar una huida... sólo para acercarnos corriendo al muelle, robar una barca, y huir de aquí como si el mismo diablo nos persiguiera, con sus cuernos retorcidos y recién salido de los hielos de la Judeca.

Viendo que Owen también se había dado cuenta, le apoyo en sus palabras.

-Si, corred...coged cada uno un libro y el diario. Salgamos por el otro lado...apagad la luz.

Mientras salimos, escucho a Bishop.

-Puede que tengas razón, vayamos hacia la orilla y rodeemoslos, si llega el caso podemos aprovechar y escondernos bajo el agua.

En realidad Katie y Jhon cuando se dan cuenta de lo sucedido pueden ver evidentemente que  por el mismo camino que tomaron vienen estas personas cuyos sonidos confunden, pues parece que vienen de este y tambien oeste, no saben exactamente cuántos son pero son varios y tampoco tienen seguridad de que no estén en otras zonas. En el sector donde están es bosque y no se ve la rivera del mar (tampoco se escucha al mismo). 

Por tanto puente tomar  distintas vías de huida.

Ir nuevamente al sur, lo que implica enfrentarse a los hombres armados.

Ir al Nor Este internándose en el bosque

Ir al Nor Oeste buscando el mar

"Si vamos al Mar, nos cortarán la salida ¡Vamos al bosque! Ahi podremos intentar emboscarles, quitarles las armas, y hacer nuestro ataque desesperado hacia el muelle"

Resuelto, tomo la barra. Ojalá tuviera un brazo más fuerte, pero mejor un brazo débil que uno muerto.

Niego con la cabeza.

-¿Pretendes enfrentar a esos locos? Son más y yo no soy asesino nato, capaz de con u cuchillo acabar con ellos, sin salir muerto.

La dirección que tomemos...bueno, ¿pero enfrentarlos? Eso no....

- ¡¡Al bosque pues, ya tendremos tiempo de discutir los detalles!! - Digo mientras inicio el paso.

- Esto pinta cada vez peor, no tenemos si quiera un respiro.

Katie abrió la boca para decir algo cuando el aviso de Owen le puso los pelos de punta. Otra vez no. No se sentía con fuerzas como para pasarse más rato huyendo. Con un gesto rápido, la mujer apagó la lámpara. Rezó a los dioses por que sus perseguidores no hubiesen visto la luz. Cogió la carta y el diario tras ello.

Vamos al bosque, decidió la mujer. Allí podremos ocultarnos, hay árboles, y podemos esperar a la mañana a que llegue el transbordador. No podemos coger una barca y lanzarnos al mar, no tenemos agua ni comida y moriríamos con toda seguridad. No somos marineros, afirmó con convicción.

Hizo un gesto y comenzó a dirigirse a donde había propuesto, esperando que la siguieran. Katie sentía de nuevo la adrenalina fluir por sus venas.

Y siendo así cada uno de ustedes  corre hacia el bosque tratando de que los hombres no los alcancen.