El sacerdorte Kominski evitó mirar de nuevo fijamente al centro de ese portal, en la mesa, aún con algo más que ascuas a su alrededor, pero no puedo evitar escuchar como emanaban de él espectrales gritos de su interior. En conjunción, con Vera fueron capaces de sofocar la mayor parte de las llamas.
Sin tiempo, a tomar decisión alguna, pudo oir a viva voz, las palabras de su socio Bentley, desde la cocina, y de la joven nativo-americana ,la cuál parecía amenazan severamente la integridad física de Evans. Segundos más tarde, Semiramis, henchida de ira pareció revelar que era, en efecto, la hija no reconocida del menor de los Blackriver.
Se estremeció al ver entrar a la sala a Robert, el tenaz inglés, con los sombreros vacíos les invitó a salir rápidamente de la mansión, a salvar sus propias vidas, tal vez, condenando las de otros. EL tiempo apremiaba, y mirando a su alrededor, sin que las gotas de sudor hubiesen aún desalojada su frente, debido al esfuerzo y la tensió del momento, dijo:
-¡Salgamos de aquí! señalando en dirección a la puerta a la cuál miraba Robert.
Aquí es cuando "pagas"por ser sacerdote. Tendrás una mayor resistencia a la locura, un estatus por el hecho de ser un "hombre de Dios", pero no puedes abandonar a su suerte a unos cristianos o ese remordimiento te acompañará toda la vida.
Podrás salir, pero debes intentar sacar a alguien contigo, que no sean tus compañeros claro.
Elige a quien quieras, pero saldrás DESPUÉS de al menos intentar salvar a alguien contigo.
Y te aseguro que si supieras lo que sabe Robert lo harías muy rápido.
A los pocos segundos de haber pronunciado esa frase y señalar en dirección al exterior de la mansión, la cara de Kominski parece cambiar totalmente de expresión. Baja la mirada, en dirección a su cuello, donde aún nota la cruz latina, palpitando, por el ritmo cardíaco accidentado.
Sin esperar respuesta alguna de sus socios, dice con firmeza:
-Entregué mi vida a mi monasterio, al servicio de Dios en la tierra. No puedo, me niego a dejar que sus hijos sean pasto de las llamas y de una horrible e indeseable muerte cuando la casa explote. Corran ustedes, Vera y Robert, salgan hacia fuera... Sálvense, están seguro a tiempo. No podría vivir el resto de mis días en paz conmigo ni con Dios si no hago lo posible por salvar a alguno de sus más humildes y bondadosos siervos de este infierno... No me acompañen, mi alma lleva tiempo preparada. Les veré fuera...
Y sale corriendo en dirección a la cocina sin mediar más palabras ni mirar atrás.
Concentrada en apagar las llamas, oye de repente gritos en la cocina. Era Semíramis jurando venganza contra Evans.
Las llamas disminuían, pero aun así no era suficiente. Necesitaban el agua que le habían pedido a Bentley. A quien enseguida vio llegar con los sombreros vacíos. Se quedó paralizada por un instante. -¿Qué sucede? No es momento para discusiones! hay que apagar esto ya!-
Escucha entonces la decisión de sus compañeros de salir de la casa. Cuando de repente, Kominski se detiene y decide volver a ayudar a la familia Blackriver. - ¡Qué demonios! Ellos son nuestro trabajo y responsabilidad ¡Saquémoslos Kominski! - Le coge del brazo un instante instándole a correr y colaborar en sacarlos a todos por la puerta trasera, la de la cocina. - Bentley, si nos ayuda, separe a Semíramis con su bastón. Nosotros sacaremos a la familia y servicio. - De este modo, Vera decide no perder tiempo en discusiones y entrar corriendo a coger a quien pueda y ordenarle o agarrarlo para sacarlo de la casa. - ¡VAMOS! ¡HAY QUE SALIR DE LA CASA YA! -
Era inevitable.
Realizaré los últimos ajustes y escucharéis una fuerte explosión.
Motivo: Explosión del portal
Tirada: 1d10
Resultado: 3 [3]
Ambos pasáis al salón, en busca de la familia Blackriver. Lo que veis os estremece:
Semíramis amenazando con un cuchillo a Evans.
Sir Larek pidiendo, casi gritando, que suelte a su hijo.
Evans aterrado, con un cuchillo en el cuello y a su espalda, sujetándole, a Semíramis.
Cuando exhortaís a que cesen y salgan de la casa por el peligro de una explosión cesan y os miran, pero no a vosotros, sino pareciera que "detrás vuestro" y se tiran al suelo. Una llamarada, seguida de un fuerte estruendo os sacude desde atrás.
La honda expansiva os tira hacia el suelo. Por suerte esta se produce en la otra habitación y la pared amortigua el daño. Pero no lo elimina.
Vera y Mathew tirad un D10 - 1
Robert, al salir antes está más cubierto. Tiras un D8-1
Como ventaja, al avisarles, habéis salvado unas vidas, se pusieron a cubierto gracias a vosotros.
Cuando os incorporáis (por supuesto después de hacer las tiradas y comprobar si estáis vivos o no).
La habitación de la sesión está destrozada, hay fuego, pero no mucho, fácil de apagar.
Semíramis, aturdida, trata de matar a Evans. Tanto Vera como Robert podéis pararla.
Motivo: Daño Kominski
Tirada: 1d10
Resultado: 8(-1)=7 [8]
Daño 7 de 11 PV totales
Te encuentras malherido, pero no "grave" o "en coma".
Cthulhu tiene pocos puntos de vida pero entiende que hasta no llegar a 0 estás "consciente y estable"
Eso si, te levantas con dolor por todo el cuerpo y necesitarás reposo y algo de hospital puede que también.
La súbita deflagración sacudió violentamente al sacerdote Kominski contra una de las paredes golpéandole con gran dureza.
La sangre brotó de su cuero cabelludo y sus gafas volaron por la estancia.
Una vez volvió el silencio, segundos más tarde, Mathew Kominski intentó volver en sí tras la sacudida. Le dolía todo el cuerpo, pensó que necesitaría, cuanto menos reposo, si no, días bajo tutela médica en un hospital. Se intentó reincoporar, de cuclillas, ayudándose de sus maltrechos brazos. Recordó, cuando iniciaba su carrera como hombre de Dios, cuando confesó a un ex veterano franco-canadiense de la Primera Guerra Mundial, residente en Boston, mutilado ,que tras la encarnizada ofensiva de Nivelle, luchando entonces bajo la tricolor francesa, en 1917, como este hombre, le narró como tras las descargas artilleras, resonaban durante un tiempo, en su tímpano, un incensante pitido infernal. Ahora mismo, eso notaba el sacerdote.
Incorporado, aún descolocado, apoyado en los restos de algún mueble, miró para ver el estado físico de su compañeros, y del resto de miembros de la mansión. Pudo ver, como la joven nativo americana trataba de terminar con la vida de de Evans Blackriver., quien parecía ser su padre biológico ilegítimo.
En décimas de segundo, pensó:
-Lo que habrá hecho ese hombre ha sido terrible, pero sólo está en la voluntad de Dios dar inicio o fin a la vida de un ser humano.
Sacando fuerzas de flaqueza, al no terner tiempo para invitar a sus socios, si es que podía verles, se lanzaría abalanzándonse sobre Semiramis, para interponerse en la trayectoria entre el vil metal y ese también infame Evans, aprovechando que aún parecía estar algo aturdida, al grito de: -¡ Deus Nobiscum Est!
Entiendo que son Vera y Mathew quien pueden hacer algo, al estar en la misma sala, no Vera y Robert. ¿Verdad?
"Semíramis, aturdida, trata de matar a Evans. Tanto Vera como Robert podéis pararla."
La explosión lanzó a Robert por los aires, haciéndolo rodar por el suelo de la veranda hasta caer de espaldas en el borde de la escalera. El estruendo sacudió la casa, pero no la consumió como él había temido. A diferencia del sótano de piedra en la casa de Tadam, la de los Blackriver contaba con estructuras menos resistentes. Al percatarse de que la casa no se hundiría, Robert se levantó con dificultad y volvió a entrar en busca de sus compañeros y de las personas que habían quedado atrapadas dentro. El primer obstáculo que enfrentó fue el humo denso y el hedor a azufre que inundaba el aire.
—¿Hola? ¿Estáis todos bien? —preguntó con la voz entrecortada por la tos, mientras avanzaba a tientas y lo primero que vio fue que el cuchillo seguía apretando el cuello—. ¡Padre Kominski, cuidado con esa mujer!
Bentley se acercó corriendo a la trifulca, intentando evitar que nadie resultara herido.
—Semirais no está maldita, no se transformará en súcubo. Ni estaba confabulando con Tadam. Su veneno interno es producto de las aventuras de Evans. ¡Son padre e hija! Ella lo supo todo el tiempo, ha venido a vengarse —dijo Rentley, llevándose la mano a la boca, horrorizado al pensar en las barbaridades que habían cometido, siendo ella consciente de su relación sanguínea.
Motivo: Daño
Tirada: 1d8
Resultado: 5(-1)=4 [5]
Todos caen debido a la explosión. Extrañamente no hay un gran incendio pero si alguna que otra llama.
Semíramis está bastante aturdida, al igual que la familia Blackriver.
Es el momento de inmovilizarla.
Quien lo intente, tirada de destreza difícil. También estáis aturdidos, si vais los dos, ambos tiráis en NORMAL, pero no fracaséis, todavía conserva el cuchillo.
Una vez decidido qué hacer con Semíramis (pasar de ella o reducirla) la partida se dará por terminada, haremos una conclusión y explicaré todo lo que haya que explicar.
Se puede alargar algo más (tenéis unos documentos más que interesantes, qué pasó con Tadam, de dónde viene Semíramis, etc.), pero eso ya sería, en todo caso, una segunda parte.
Vera se levanta aturdida y mira alrededor. Semíramis tiene un cuchillo en el cuello del joven Evans. Lanza una mirada furtiva al sacerdote y se sacude el polvo del vestido de manera inusual para que Kominski se separe de ella. Mientras comienza a hablar caminando lateralmente en dirección opuesta al sacerdote.
- Semíramis, este no es el camino. Sé lo que es la ira de ver morir a tu madre. Ver cómo tu padre ignora tu presencia y se dedica a sus asuntos. No existir para él... yo me crié en casa de la vecina porque mi padre estaba demasiado ocupado para mí. Ella me acogió incluso en mi adolescencia. Cuando llegó el momento de estudiar una carrera y elegí la psicología, mi padre me negó los estudios. Me echó de casa, y tuve que buscar un trabajo en un museo. Por suerte, dí con el Dr. Stain que me enseñó todo lo que sabía de historia natural. Con el dinero que gané, pude empezar a viajar y cultivarme en otras áreas. - Vera va caminando despacio lateralmente para que Semíramis le preste atención a ella - Así es como llegué a ser quien soy. Mi padre ahora decrépito, vive en una residencia de ancianos. De vez en cuando le hago una visita y le hablo de la vida que yo misma me he ganado y él me negó. Esa es mi venganza. Él debe saber que se equivocó conmigo y ahora, sólo puede revolverse en su silla de ruedas mientras tiene que soportar que alguien le dé de comer. -
Mientras Vera habla, el sacerdote o Bentley pueden encontrar una oportunidad para sorprender a Semíramis por la espalda y robarle el cuchillo que atenaza al primogénito Blackriver.
-¿Sabe Semíramis porqué no abandono a mi padre? Porque yo soy sangre de su sangre, y le dolerá más su equivocación que perder una hija.... - Continúa desviando la atención de Semíramis - Es lo que tienen los ricachones que no se preocupan de su familia. - Habla con desdén buscando la empatía de la agresora - En cuanto algo va mal, no se enfrentan al problema. ¡Huyen! ¡Lo abandonan! Es por eso que la lección debe de ser otorgada. Si los matásemos, ¡no aprenderían nunca! No.... tienen que ver que somos mejores de lo que se creían.... ¡Tienen que revolverse en su incapacidad de olvidarse de nosotras! - Habla con fuerza, recalcando el mensaje del castigo moral y no corporal. Parece casi un acto de campaña electoral. Las palabras resuenan en la cocina y llaman la atención de todos los que están en la escena. Vera describe una vida dramática algo distinta a como la recuerdan sus compañeros. Pero es su voz firme y tajante la que lo hace creíble. Su expresión corporal muestra enfado, ira, decepción, pero a la vez la fuerza de haber renacido más fuerte. Decidida a no dejarse pisotear y a arrasar con todo.
Motivo: Daño
Tirada: 1d10
Resultado: 8(-1)=7 [8]
Semíramis duda, pensando en lo que has dicho. En ese momento deja que Evans se suelte. Cuando se da cuenta ya está fuera de su alcance y es fácil inmovilizarla (la tirada baja un nivel)
Bentley observaba la escena con una frialdad calculadora: Semirais sostenía un cuchillo contra su padre, mientras Haynes intentaba razonar con ella. Después de haber liberado a la mansión de las garras de un demonio, sentía la amenaza de la mujer con un destello de indiferencia. No veía motivos para intervenir y hacerlo le pondría en peligro. Si el cuchillo encontraba su destino en el pecho del señor Evans, su padre, quizás eso sería lo que el destino había dispuesto y quizás eso era lo que se merecía. Después de todo, esta familia había comenzado los rituales a ciegas, por pura diversión, sin medir las consecuencias, confundidos por las promesas vacías de los demonios, y ahora enfrentaban los resultados. Robert decidió mantenerse en la periferia, observando a la mujer con un desapego sombrío. La veía inocente y vulnerable al converse con las palabras de Haynes, solo era una mujer víctima de los caprichos de los aristócratas.
El inglés sacudió los escombros de su ropa, el polvo levantado le hizo toser. La habitación estaba impregnada de un caos, que aunque controlado, todavía con pequeñas llamas parpadeando aquí y allá. Decidió probar el agua del grifo y si salía agua llenaría su sombrero para ir apagando las llamas.
Lo único que deseaba en ese momento era el cheque por el trabajo finalizado.
Sacando fuerzas de flaqueza, el sacerdote, murmurando antiguos latinismos se había ido acercando a Semiramis. La sublime interrupción de su socia Haynes, quien no faltó a la verdad, pudo captar la atención de la joven, la cuál pareció bajar, temporalmente la guardia, permitiendo que Evans ganase algo de distancia de su carcelera.
No merecía un gran destino, el infame menor de los Balckriver, pero siendo igual un hijo de Dios, no merecía el metal para ser castigado.
Aceleró algo sus pasos y se lanzó para poder placar, contra el suelo, aprovechando su superior peso, a la nativoamericana, a pesar de haber un riesgo hacia él,.si bien, parecía el mejor colocado para inmovilizarla.
Motivo: Destreza
Tirada: 1d100
Dificultad: 60-
Resultado: 60 (Exito) [60]
Consigues desarmar a Semíramis. Ella, todavía algo aturdida, no puede reaccionar bien, viéndose acorralada (herida, con cinco personas rodeándola deja de resistirse).
¡Merece la muerte! ¡No podéis dejarle así!
Sir Larek, muy contrariado se dirige a vosotros.
Salgamos de la casa, hay que llamar a un médico y a la policía. Hijo, esto lo tenemos que hablar.
Respecto a Uds. caballeros, han realizado un trabajo excelente. Nunca pensé que esto fuera tan peligroso, voy a destruir todos los libros y documentos que poseo al respecto. Estaba jugando con el Diablo y no me estaba dando cuenta.
Pásenme la factura, aunque no lo crean, la pagaré con sumo gusto, creo que me han salvado no solo la vida, sino también mi alma.
Evans, lleno de vergüenza no se atreve a mirar a nadie.
Había sacado fuerzas de donde no las tenía para hablar enérgica y así distraer a Semíramis. Pero cada instante era una pesada carga ya que la explosión la había golpeado fuertemente. Y el discurso proferido con contundencia se estaba llevando sus últimas fuerzas - Yo, si no les importa, esperaré aquí.... - Se dejó caer en la misma cocina apoyada contra una pared.
Entraba a modificar mi mensaje y hacer justicia a la tirada, pero me he encontrado con el desenlace.