Partida Rol por web

La criatura volvió a intentar agarrar al debilitado enano aprovechando el estado de aturdimiento que le había dejado el anterior golpe. El Mewlip se había cansado de jugar con él, y en solo dos poderosos golpes había logrado vencerle. Las duras manos se hicieron con el cuello del noqueado enano que aún tuvo la mente despierta para sentir su aspereza entorno al cuello.

También notó como la terrible presa se volvía cada vez más y más fuerte. Nada podía hacer por liberarse y la cabeza comenzó a pesarle menos. Su campo de visión se acortó hasta que sólo pudo ver los ojos enrojecidos y llenos de ira de su enemigo. Sentía esa ira homicida a través de sus manos, apretando su cuello con una fuerza sobrenatural. Sentía que su columna vertebral se iba a partir.

Entonces el dolor terminó y sus ojos se apagaron.

Los tres enanos volvieron al lugar donde habían encontrado el material necesario para construir el andamio por el que habían subido hasta aquella galería, puesto que todos los indicios mostraban que los mewlips utilizaban aquel lugar como paso para salir hacía el exterior.

Sin embargo no encontraron mucho material de escalada, había algunas cuerdas pero no tenían la longitud suficiente para llegar hasta la salida. No encontraron ningún garfio ni escalas u otro tipo de material de escalada. Por lo que no les quedó otra opción que regresar a la ciudad, o buscar en la parte de la mina más próxima a la entrada. Donde los mineros ya habían terminado de extraer todo el material. 

Pasaron por la gran sala donde tiempo atrás habían bajado junto a Turi Barbadeplata para inspeccionar el mineral que habían hallado. Ahora mostraba un aspecto muy diferente al de aquel entonces. Por aquellos días se trataba de un lugar basto, roca viva llena de aristas e irregularidades, además estaba inundada en su mayor parte. Los enanos la habían adecentado, bombearon fuera el agua e hicieron que las paredes fueran lisas y uniformes, además las decoraron con gran pericia.

Fue entonces cuando Batum se paró y se quedó muy quieto. Los demás se volvieron hacía él para ver que pasaba y el enano les indicó que guardaran silencio. Ellos no lograron escuchar nada. Pero el enano parecía sí haberlo hecho.

En un principio sólo le había parecido un ruido. Como si algo metálico cayera al suelo. Cuando sus compañeros se hubieron cayado y aguardaban en silencio tratando de escuchar ellos también, escuchó una especie de quejidos lastimeros que sonaban muy tenues en el ala oeste de la sala en la que se encontraban.

- ¡¡Esperad!! ¡He oído algo en el ala oeste de esta sala!... como un sonido lastimero- dijo el enano guerrero mientras salía a la carrera en esa dirección.

- Veamos de qué se trata, pero tened cuidado, puede ser un ardid de los asquerosos y traicioneros mewlips- advirtió.

Sigo al compañero que ha detectado algo, sin dejar de prestar atención a los alrededores.

Espero que sea alguien que necesita ayuda. Si son esos bichos, es que están cambiando de táctica.

Batum guió al grupo hacía donde había creído escuchar un sonido lastimero. Al principio no comprendieron a que se refería, pero al poco rato pudieron escucharlo ellos también, y de forma más nítida, era el quejido de alguna criatura. Sonaba muy débil y agudo.

Alzaron una antorcha para que les iluminara el camino y pudieron ver una extraña silueta recortada contra las tinieblas. Al acercarse más, adivinaron la forma de una de esas criaturas y observaron que sostenía algo entre sus brazos. Casi se les sale el corazón por la boca al descubrir que lo que sostenía era a su compañero Fingar. Estaba apretándole del cuello con fuerza para ahogarlo, o para partirle la nuca. El sonido eran los quejidos de Fingar que ya había perdido el sentido. La criatura se giró hacía ellos y al verles soltó al enano, que se desplomó en el suelo, y emprendió la huida en dirección a las sombras.

- ¡¡Fingaaar!! ¡¡Nooo!!

- ¡¡A por él, que no se escape!!- gritó el enano enrabietado, mientras se lanzaba a la carrera hacia la criatura hacha en mano, intentando cerrarle el paso para que no escapara.

¡¡Maldición!! Asquerosas bestias...

Cargo a por el bicho para intentar golpearle

Los mewlips eran unas criaturas rápidas y muy ágiles, y antes de que los enanos lograran coger velocidad ya había logrado aumentar las distancias con ellos considerablemente y alejarse hacía las sombras de la cueva.

Fingar había quedado yacía en el suelo, olvidado por su asaltante y todavía inconsciente. O al menos eso aparentaba su cuerpo inerte tendido en el frío y húmedo suelo de la cueva, a la carrera y con la emoción del momento era difícil decir si todavía respiraba.
 

Batum solo tiene entre ceja y ceja coger a ese malnacido y machacarle la cabeza hasta que solo sea pulpa. Por esto no dejó de correr en pos de su enemigo, por lo menos no lo dejaría hasta que dejara de verlo.

La criatura continuó corriendo y sacando ventaja a los enanos. Batum no se dio por vencido y trató de alcanzarla pero con toda su armadura y todo el equipo que cargaba a cuestas le era imposible seguir el ritmo, por tanto sólo pudo seguirla hasta que ella se metió en las sombras de la cueva y le fue imposible adivinar hacía donde había ido.

Habían perseguido al mewlip pero este había sido más rápido que ellos y finalmente desapareció internándose en la más absoluta oscuridad y colándose por algún escondrijo que ellos no llegaban a ver. Ya no escuchaban ni sus pisadas ni tampoco podían verlo. Estaba claro que aquellas bestias conocían mejor la cueva que ellos, y eso que ya habían estado durante mucho tiempo trabajando aquella mina.

Atrás habían dejado a Fingar, el cual se encontraba sin sentido tendido en el suelo. Comprobaron su pulso y su respiración. Todavía estaba vivo aunque muy debilitado. De haber tardado un poco más de seguro se hubieran encontrado con un cadáver. Después de lo que habían visto de aquellas criaturas había que tener especial atención a las espaldas, más cuando uno caminaba en soledad por las minas y Fingar, además, tenía varios huesos rotos, por lo que se habría encontrado en una gran desventaja al cruzarse con el mewlip.

Un poco más allá, cerca del lugar donde yacía el enano moribundo, vieron un reflejo azulado en el suelo. Al acercarse a él comprobaron que se trataba de una piedra de Mithril, seguramente el mewlip la habría dejado caer antes de abalanzarse sobre Fingar.

- ¡¡Debemos llevarlo a un lugar seguro para que reciba cuidados médicos!!- grito el guerrero apremiando a sus amigos-. Está claro que has sido esas apestosas bestias las que nos han robado y pagarán cara esta afrenta.

Dicho esto Batum se agachó y cogió a su compañero para llevarlo a que recibiera cuidados médicos.