Partida Rol por web

-¡Te sigo!

Salgo en pos de Daaron hacia el mercado, después de haber lanzado, sin resultado, una flecha al más rezagado de los saltatejados.

Al oir a Daaron rapidamente voy hacia la puerta principal lo mas rapido que puedo para cortarles uno de los posibles caminos.... 

Daaron lanza una flecha que impacta en el homóplato de uno de los hombres con los ojos rasgados. El hombre grita, se lleva la mano de forma teatral a la espalda y tras esto rueda y cae desde el tejado. El golpe contra el suelo es mortal a juzgar por los crujidos de los huesos.

Quedan tres personas. El comerciante con el que ibais a negociar y dos de sus compañeros. Los tres son acróbatas y saltan de tejado en tejado a una velocidad asombrosa, haciendo temblar las paredes de los edificios con sus pisadas.
Se dividen en dos grupos, pero no alcanzáis a verlos. En ese momento os separáis.

Corres hacia la puerta principal como un loco. Sólo tienen dos salidas posibles y es evidente que ésta es una de ellas.

Cuando llegas ves un rastro polvoriento en el suelo. Pero hay bastante gente a pesar de las horas. Las grandes puertas de Polopponi están cerradas y puedes ver como las guardias vigilan que no se produzca ningún incidente. Mientras corrías hacia aquí pudiste ver que los disparos de Grundha y Daaron llamaron la atención de algunos guardias.
La plaza de la puerta principal está llena de gente. El rastro te hace sospechar que el hombre que perseguías podría haber bajado de los tejados y haberse ocultado en algún lugar, pero no sabes exactamente en donde. O podría haberse quedado oculto entre los tejados. Puede haberse mezclado entre la gente. Cerca también está la cantina con los soldados y también un par de tiendas que están cerrando ahora mismo. Y por último una cuadra en donde dejar descansar las monturas.

Corréis al mercado como locos. Los hombres que perseguís sólo tienen dos salidas posibles y es evidente que ésta es una de ellas.
En el momento en que disparáis las flechas podéis percataros de que un par de soldados se han dado cuenta de lo que habéis hecho y aunque los habéis perdido de vista, parecen haber avisado a otros compañeros.

Cuando llegáis al mercado podéis ver restos polvorientos en el suelo. Tal vez hayan saltado al suelo y se hayan mezclado entre la gente que hay ahora mismo en el mercado. Aunque no hay mercaderes, la plaza está viva. Hay un par de tenderetes montados, un par de tiendas instaladas en chozas construidas con adobe que aun permanecen abiertas. Pueden permanecer en los tejados o haberse mezclado en lo que os rodea.

mi instinto me dice que lo logico es que se ocultara en la cantina asi que sin dejar de mirar en todas direcciones me centro en dicho local.

Te guías por tu instinto. Tus ojos se cierran para poder ver mejor la cantina mientras te aproximas a ella y no lo ves. Abres un poco más los ojos y por tu campo de visión entra la figura del comerciante y su rostro. Está entre la gente, en medio de la plaza de la entrada principal a la ciudad. Ahora mismo es una zona vigilada por una veintena de soldados que vigilan la puerta, la mayoría están subidos a la muralla, pero por lo menos cinco están en la parte inferior de la puerta de entrada.
El comerciante no se da cuenta de que le has visto y parece más tranquilo. Esquiva a la gente y parece tener claro hacia donde se dirige.

Guardo mi hacha en su funda en la espalda y comienzo a caminar rapidamente intentando no perderlo pero procurando no llamar mucho la atencion de los guardias e intentando que no se de cuenta de que lo estoy siguiendo.

-Maldita sea!

Sin perder el resuello, pero jadeando por el esfuerzo tras la persecución, Grundha se detiene, y afina los párpados. Es descorazonador encontrarse con la gente que llena el mercado, sin distinguir a esos hombres entre ella.  Posando su mirada en las tiendas de adobe, escudriña en ellas, y en la gente que las rodea, tratando de captar las ropas que ha estado vigilando por los tejados.

Yo miro en el tejado, por si no han saltado, si no veo nadie miraré en los tenderetes, pero primero en el tejado, por si nos la juegan.

-Por Elrick que no se ve un demonio en este sitio.

Digo mientras trato de aguzar los sentidos... todo lo posible.

El hombre se tapa la cabeza con la casuya de su traje. Trata de ocultarse entre la gente y mira a su alrededor buscándote, creyéndose seguro.
Camina pensando que no lo sigues, pasa por delante de la puerta principal. Hace un gesto a otro hombre que está en un carro cerca de la puerta. El carro está cubierto con maderas, parece que transporta una gran mercancía y tan sólo tiene a ese hombre a las riendas de los caballos.
Las grandes puertas de entrada a la ciudad de Polopponi van bajando lentamente. El hombre sujeta las riendas de los caballos del carro, parece que se dispone a ser de los últimos en salir de la ciudad.
El hombre al que sigues, sigue avanzando. Parece dirigirse hacia el lugar hacia donde fueron los otros dos que perseguíais.

Miráis a vuestro alredor. Vuestros ojos rodean el lugar, se mueven de un punto a otro. Vuestro cuello gira para buscar más gente. No veis nada.
Otro vistazo. Nada.
Otro.
Otro.

Otro.

...

Al final de la calle aparece un hombre tapado con una casuya. No es uno de los que perseguíais. Es al que perseguía Zoltak. El hombre con el que veníais a negociar.

al ver que no se ha percatado de que lo sigo, mantengo la distancia y el ritmo de mi paso intentando pasar desapercibido entre la gente sin perder de vista al hombre que se ha comportado tan extrañamente...

-A por él.

Y salgo corriendo a por el bastardo, si tengo que abrirle la cabeza a alguien para no perderlo se la abriré, pisaré a quien haga falta, y saltaré sobre el obstáculo que encuentre, pero por mi Dios Elrik que cojo a ese tipejo y le arranco algunas palabras antes de sacarle el esófago por la boca y volver a metérselo por el culo.

Escucho la voz de mi compañero, y entonces le veo. El comerciante.

Sonrío perversa, quizá algún pensamiento alegra mi mente, pero si es así, no lo digo. Simplemente salgo corriendo con toda mi furia hacia él. Lo cogeremos, desde luego... lo cogeremos.