Partida Rol por web

Lanzando una mirada suspicaz, al que no necesito preguntarle nada más, me acerco hasta el tabernero. Estábamos perdiendo un tiempo valioso en tantos preparativos y si encima éste cretino pensaba aprovecharse de ello, íbamos a tener problemas.

- ¿Cuánto y por qué?

Le pregunto directa y dispuesta a sacarle todos los fallos que encontrara en las provisiones si decidía pasarse con el precio.

- 6 monedas de plata por racion para una persona por dia, si la quereis mas normal os saldra por 4 monedas de plata, y si lo que quereis es una comida solo comible, os saldra por 2 monedas de plata. De todas formas señorita, ya he cerrado trato con este señor - dijo señalando al enano, - Ahi tiene lo que me ha pedido y me falta para estar en paz que me pague el total de la compra por las 30 raciones normales, que es 120 monedas de plata. Si no lo quiere volvere a meterlo dentro y podeis seguir con vuestro viaje - El posadero estaba empezando a perder la paciencia, ya habia querido regatear el enano con el, y no estaba dispuesto a mas comentarios.

Abyl que había llegado arrastrando un caballo alto y castaño, y otro más recio y blanco empieza a contar monedas de su saca, relucientes y doradas termina cerrando el puño sobre ellas y se las brinda al posadero con un semblante bastante serio- No vuelvas ni siquiera a inquerir que pretendas dejar sin comida a Mazogordo Jenkins - Dijo señalando al enano - Aún cuando no tenga suficiente dinero para pagarte ese mismo día, ahí tiene catorce monedas, doce por la comida y dos para que grabes a este enano en tu cabeza, si la comida está buena y llena nuestros estómagos en el camino, no dudes volveremos a tu taberna encantados

Abyl que había comenzado con una reprimenda y terminó con un anticipado halago esperó seria, y entrecerró los ojos si el hombre intentaba dar alguna explicación por sus malos modos y si intentaba concluir su dicha Abyl se llevaría la mano a la empuñadura de la espada y por Lormyr que si era más rápida que sus compañeros la cabeza del hombre caería en el mismo saco que sus monedas, era un buen hombre seguramente, pero debía aprender cuando cerrar la boca, y éste era un buen momento.

Cuando se hubo marchado al interior de la taberna Abyl sujetó uno de los fardos de comida y lo echó al lomo del caballo blanco, mientras reía por lo bajo - ¿Estuvimos a punto de quedarnos sin comida por doce cochinas monedas Jenkins? Debiste haber pasado por el gallinero antes, a ver si allí encontrabas un par de huevos jeje

Lona, este caballo es para ti - Abyl tiró de las riendas del castaño - Si no sabes cabalgar bien, tal vez debería llevártelo Jenkins, en cualquier caso, el caballo es tuyo, cuídalo bien

Salgamos inmediatamente, llevamos holgazaneando en el Venganza durante días, una cabalgada nocturna no nos hará daño

Pito, que pudo ver la comida, se le hizo el pico agua, pues tenía hambre.

Cruak, comida, cruak, comida para Pito, cruack!

Leo le contestó que enseguida le daría algo, pero no ahora. Y le entretuvo con el brillo de una moneda.

Jenkins se ponía cada vezmás rojo y su furia iba en aumento. No podía creer que unas mujeres le estuvieran sacando de un apuro mercantil a él ¡¡todo un enano!!... y lo peor de todo es que ¡¡tenían más dinero que él!!... ¡¡¡UN ENANO!!!

Apretando los puños hasta que los nudillos se pusieron blancos, Jenkins miró a Abyl enfurecido. De su boca salio su sempiterno murmullo acompañado esta vez por un deje de gruñido que dejaba a las claras que no le hacía ninguna gracia todo lo que había pasado allí.- mmmmmmgggrrrrmmmmmmgggrrrrmmmmm.

Una vez hubieron cargado los bártulos en las grupas de los caballos, fue cuando todo... empeoró. El enano miró a uno y otro lado, buscando algo. Sus ojos iban abriendose hasta ser unpar de lunas llenas. Cuando su escrutinio terminó, los ojos se cerraron en dos rendijas y apretando los dientes dijo- Ejem, ejem...estoooo... Abyl, querida... ¿Pretendes que YO, un enano, monte en este bicho?.- Dijo refiriendose al caballo de Lona el cual parecía que tenían que compartir.. si Lona quería, pues era de la mujer.

¡Menudos modales se gastaba el tabernero! Si hubiera tenido las cosas bien no debería sulfurarse de tal manera, pero menos mal que Abyl le había puesto en su sitio antes de desembolsar la pasta. Aunque ahora el problema surgía en otro lugar y con el enano nuevamente en el elenco.

- Por supuesto que no.

Le respondo sujetando las riendas del caballo con los tres lunares.

- En realidad vas en este con Moses, el caballo de Lona no podría aguantaros a los dos.

Leo le dio de comer a su querido cuervo parlante y montó su nuevo y flamante caballo después de cargarlo.

Queridos, cuando gustéis.

En su mente él montaba el caballo con ropas blancas sobre la dorada arena de una playa en dirección al sol naciente. Del otro lado, en dirección al sol poniente, un hombre elegante y guapo, con la camisa abierta y un sombrero de tres picos cabalgaba buscándolo...

Abyl, con vasta torpeza subió al caballo y lo espoleó para luego frenarlo sin sentido - Venga aún quedan horas de luz, adelantaremos mucho sobre los caballos si partimos ahora, así que subamos y salgamos, Ea Ea - y entonces sí, sin fuerza pero con decisión, espoleó a su montura blanca para salir de aquella ciudad, y dirigirse a aquella que les habían señalado

Moses sacó los bolsillos de su ropa y negó con la cabeza

No se qué parte de toda la comida quieres que pague Jenkins con todo este oro que brilla entre mis dedos dijo poniendo una sonrisa pícara, aunque puedo tratar de pagar de alguna forma comentó Moses mirando discretamente al camarero y levantando las cejas

Naaah dijo haciendo un gesto con la mano demasiado feo hasta para Leo apuntó hacia el cuello de su "camisa"

Cuando entre Abyl y Serindë se solucionó el problema, Moses salió hacia la calle, sin ninguna bolsa claro, no sea que le saliese un dolor en la espalda

Con las manos en las caderas en forma de jarra y una sonrisa espléndida en la cara, miró hacia el cielo, viendo el tiempo y reseñó

Aaaay, ¡qué buen día hace! Perfecto para que Moses y compañía rebanen cuellos, dijo poniéndose en posición de espdachín quemen personas dijo con las manos haicendo un círculo delante de sus narices.... y así siguió hasta que la queja de Jenkins llegó a sus oídos

Queridos compañeros, no digamos tonterías, está claro que quien debe viajar con Lona soy yo dijo apuntándose con el dedo

-Pues querido Moses nadie ira conmigo, aunque Jenkins te parece venir conmigo creo que Moses disfrutara ir con otras personas además de mí.

Mientras esperaba al enano que cargara en su caballo para poder cabalgar, solo quería sentir el viento en el pelo aunque no dejaría que nadie la tocara solo para cabalgar.

El enano refunfuño durante un rato y al final, al ver que si no montaba retrasaría a todos, se comió su orgullo y montó con Lona. Buscó una escaleraque subiera a un piso superior en esa misma calle, y desde la escalera montó en el caballo, por supuesto, gruñendo y maldiciento todoese largo rato.- Mmmmgrrrrmmmgrrrrrmmmmmm ... ya voy mmmmmm.-contestó a su compañera de montura.- Primero el barco y luegoeste... este animal... mmmmmmm.- gruñó.

Una vez arriba el guerrero, que se sentía como si se fuera a caer en cualquier momento, dijo a la semielfa.- ¡¡Despacito niña, que no quiero sobrevivir a miles de luchas y morir bajo los cascos de un caballo... mmmmmm.- Ordenó el enano temeroso de esta forma de viajar.

-Hey Jenkings nunca morirás bajo mi cuidado, siempre cuido a mis compañeros, además sin un buen enano guerrero creo que moriremos muy rápido, tu necesitas estar bien para la batalla, pero no tengas miedo que si lo tienes pues caerás muy rápidamente.

Mientras iba a cabalgar con cuidado por su temeroso amigo, Lona miraba hacia donde iban a partir y su cara cambiaba de expresión mientras se volvía más seria y decidida.

- Creo que es hora de partir chicos...

Habiendo comido, Pito tenía energías de nuevo para derrocharlas por el pico.

Cruack, lentos, que son leeentooos, cruack!

Y partió volando, se alejó unos metros y regresó describiendo una parábola de gran amplitud y belleza. A Leo le hizo gracia que fuera el primero en advertir de su demora, así que avanzó lentamente con su caballo, mientras atravesaba el portal de la ciudad.

Pito, precioso, luego estarás cansado y te tendré todo el día en mi hombro. Y no es que peses como tus plumas, precisamente.