Partida Rol por web

Me incorporo y desanimada miro a la lormyriana.

- Lo siento pero éste prefiere morir antes que hablar. Y eso que intenté hacer un trato con él y todo... - suspiro apesadumbrada - Quizás su compañero se muestre más colaborador, aunque debería ver lo que les espera por no colaborar.

Comento la idea de despertarlo y que así vea cómo se ajusticia al primero en voz alta, ya que es un estímulo extra que no nos vendría mal.

De acuerdo, dejadlos aquí atados, Lona, te encargo vigilar a los prisioneros, desde tu puesto en el timón podrás vigilarlos - Señalo al KuoToa del medio- A este dale de comer, a los otros dos, sin comida ni agua, dos días

Por cierto, Lona, Jenkins, embadurnad bien vuestros escudos en su piel, parece que sus escudos los embadurnan en estas babas y así arrebatan las armas a sus enemigos, estos bichejos van a tener una vida larga y un papel crucial en nuestro navío, tras el combate con estos bichejos está visto que son tremendamente útiles.

Hago una señal a Moses - Tampoco les pierdas de vista, Serinde, en dos días, vuelve a probar con los tres, tal vez aguanten, pero no lo harán indefinidamente, pongamos rumbo a puerto, haremos algunas compras y veremos si podemos resolver este entuerto con mayores facilidades.

Jenkins, Serinde, desplegad las velas, Leo... ¡Mago! - Abyl aparta al hechicero hasta un lado, en la batayola junto a la proa para preguntar más acerca de sus posibilidades - En Lormyr no habían brujos capaces, pero contaban, que allende del mar, más allá de donde sale el sol, habían hechiceros capaces de domar a cualquier criatura, de hacer que las bestias más feroces se convirtieran en inofensivos esclavos, ¿Qué necesitarías para hacer tal cosa?

Leo se vio empujado mientras estaba contemplando cómo había marcado el mapa y estaba distraído. Todavía con el mapa desplegado entre las manos sintió el empujón de la capitana y no pudo evitar un gritito de sorpresa.

Ay, mi señora, cuidado conmigo, soy una mercancía valiosa. Jejeje.

Escuchó a la Lormyana y comprendió enseguida qué pretendía.

Sois muy astuta, mi señora, en efecto existen poderosos conjuros que dominan la mente de los enemigos. En mi arsenal tengo un hechizo semejante aunque de menos poder del que pide. Sin embargo lo podré emplear con las bestias a partir de mañana y así ir ganándome su confianza hasta que lleguemos a puerto. Una vez allí podemos buscar si hiciera falta, ese poderoso hechizo en un pergamino o adquirir un objeto que pueda otorgarlo. Pero no será barato, la verdad. Así que intentaré lograr lo máximo que pueda de mi conjuro de hechizar. Serindé puede que me pueda ayudar en esta tarea. Hablaré con ella si le parece bien, su alteza. 

Terminó con un gesto de respeto.  

¿A-alteza? Era la primera vez que me llamaban así y me puse colorada como un tomate para luego empezar a reír de forma estúpida mientras le daba con la mano plana en la frente al hechicero - Ay tontorrón no me llames así, no soy reina, al Rey de Lormyr le quedan muchos años de vida aún, llamame solo Abyl

Está bien, no repararé en gastos en lo que a limpiar mi honor se refiere, y removeré cielo y tierra hasta que vea esta ofensa pagada, nadie roba a Abyl de Lormyr y luego se va a su casa a reír entre dientes- Rumbo a puerto entonces

Desde que había subido al mástil lo veía todo demasiado aburrido... La monotonía y la calma estaban empezando a hacer efecto en mí... y eso no era muy bueno para mis compañeros

Después de un rato comencé a urgar en mi cinto para sacar la daga...

Iba a entretenerme tirándola hacia arriba y cogerla pero... algo... un pequeño rayo de cordura pasó por mi cabeza mostrándome la cara de Abyl si agujereaba su barco, no porque no tuvise buena puntería para coger la daga, porque por supuesto mis manos eran las más hábiles de aquel lugar, sino porque alguien haría un giro muy brusco y acabaría la punta de la daga clavada en el suelo...

¡Capitana! grité desde las alturas ¡Dime algo más que pueda hacer! esto está empezando a ser demasiado igual, tanto azul por tantas partes dije moviendo los brazos en señal de aburrimiento

El mago era muy respetuoso pero inexperto en el protocolo. Afortunadamente, la capitana se había tomado el error con buen humor y talante.

Oh, disculpe, mi señora, mi torpeza... Abyl, sí, Abyl, así la llamaré. Gracias por la confianza.

Los colores le subieron al rostro, no se sabe si por confluencia con la capitana o por haber metido la pata. Al fin y al cabo era un mago, y los magos no tienen a bien equivocarse, pero uno tan sensible podía emocionarse igual que los demás sin darse cuenta.

Para disimular:

Entonces rumbo a puerto! Y se marchó a hacer nosequé justo fuera del alcance visual de la Lormyana.

Pito estaba atento a todo lo que se decía y hacía, como siempre. Otra cosa era cómo lo interpretara.

Cruack, la mujer grande y mi amo, enamorados, cruack! Tortolitos, cruack!

La cuestión era meter la pata... o el ala, más bien.

Una pieza de madera con forma de verga voló en dirección a Pito sin previo aviso desde las manos del mago, arto de sus imprudencias.

Cállate, pajarraco, qué sabrás tú!

A ver si al final se decide.

Pensaba mientras ajustaba las velas a la nueva orden. Además empezaba a no gustarme el rumbo que iban llevando las cosa, es por ello que debía hacer algo para evitar caer ante las criaturas marinas en un loco afan por recuperar un trozo de metal.

Es por ello que cuando termino lo ordenado vuelvo a los prisioneros y me siento junto a ellos mientras empiezo a tararear una vieja cancioncilla sobre Sashelas, el señor del mar, nada impresionante, pero si sencilla y melodiosa ideal para rebajar tensiones y distraer a la gente.

Le pregunto cuando acabo, ya solamente intentando que consiga hablar.

La criatura parecía una estatua, y al juzgar por su aspecto parecía no encontrarse bastante mal, cabeza gacha sigue en su silencio.

Leo se acercó a Sherindë y le hizo una seña para que se acercase a hablar lejos de los kuo-toa.

Querida, he pensado que podíamos emplear nuestros poderes combinados para sacarles algo de información a los hombres-pez. Yo poseo el conocimiento de un hechizo que hace más amigable a los enemigos y los que no lo son tanto. Me ha ayudado en muchas ocasiones a lograr algunos favores... ejem. Quiero decir, que puedo hechizar a uno de ellos estos días. Si tienes algún poder semejante o que pueda ayudarme, te lo agradecería, pero si no, no pasa nada, pues necesito tu habilidad con su idioma. Qué me dices, colaboramos?

Sigo oteando el horizonte intentando diferenciar el cielo del mar, pero todo es tan aburrido... todo es tan monótono.

Bajé del mastil nuevamente y me di una vuelta por la cubierta pero todos tenían algo que hacer.

Me acerqué a mi capitana suavemente y la dije Capitana, ¿le importaría que atase un saco vacío de alguna cosa para poder practicar mis tiros?

Parece que el no haber podido ayudar demasiado en la pelea me ha desanimado bastante y no me apetece si quiera preguntar a mi querida y amada Lona

Tras dos días sin comer ni beber, que prueben de nuevo a interrogarles, si no surge resultado les damos de comer y beber a los tres

Claro Moses, ni que yo fuera tu madre practica si quieres con el enano - Bromeo esperando socializar al peludo guerrero

Abyl pasa los días haciendo lo clásico, flexiones, abdominales, dos horas diarias de manejo con la espada y hacer chinchar a toda la tripulación el resto del día, hacer cantar a Serinde como si fuera una gramola y buscarle las cosquillas al enano, lo clásico, aaay la vida de una marinera es la vida mejor.

Cuando avistamos tierra, Abyl entra en su camarote, preparando la mochila, habia mucho que comprar, estas criaturas se doblegarían a la voluntad de la princesa de Lormyr, y si no querían negociar, nada tendrían a cambio.

Tras hablar con la bardo, Leo tenía claro qué quería hacer. Cuando pudo descansar repasó sus hechizos y se puso manos a la obra al día siguiente. Lanzó hechizar persona al que habían interrogado mientras estaba distraído y probó los resultados. Se acercó a una distancia prudencial y le miró a los ojos.

Serindé, por favor, pregúntale si quiere hablar conmigo?

Aquello no iba a funcionar, ya había pensado en ello y la duración de aquel hechizo impedía que resultara efectivo para recuperar el arma de Abyl, así que mejor era permanecer desinformados sobre su ubicación para evitar problemas mucho más graves. Aún así me limité a traducir al mago, porque siempre podía omitir o cambiar los detalles que no resultaban adecuados.

Le anuncio al kuo-toa que pretendía hechizar.

La debilidad de la criatura era patente, necestitaban el agua su muerte estaba cerca, si hubiera querido hablar que no era el caso, tampoco habría podido. Sus almas estaban mas alla que aca.

Tras dos días sin comer ni beber, que prueben de nuevo a interrogarles, si no surge resultado les damos de comer y beber a los tres dos

Cada dos días se les da de comer y beber, se les sana y se les cura, la esclavitud de monstruos dracónicos en Lormyr no es habitual por la peligrosidad de las constantes escaramuzas y batallas en la ciudad, pero aquí hay poco peligro, y la princesa les llevará como trofeo durante mucho tiempo, hasta que se canse de ellos o encuentre un trofeo mejor. Por no decir que el pringue de su piel es muy útil para embadurnar nuestros escudos.

Como decía mi tío Refronorix; no hay mal que por bien no venga

Leoncio comprendió que las criaturas estaban secándose y, por tanto, muriéndose. Bajó un cubo de agua al mar con una cuerda. Lo llenó y luego les echó agua encima, así varias veces hasta que mejoraran. Luego siguió intentando hechizarles, repitiendo la operación.

Si algo soy es concienzudo, ays!

El mago se estaba divirtiendo. Echaba el cubo al agua haciendo con él unos gestos de marinero experimentado. Luego exageraba el esfuerzo que le costaba subirlo, cargado de agua.

Argh!

Se secaba la frente de un inexistente sudor y respiraba casi entrecortado. Luego les echaba el agua llamándoles:

Venga, nadar, marineros de agua dulce! Lo que hacía con el tono adecuado y viril, pero luego, aflojaba la pose, contoneaba las caderas y se le escapaba una risita.

Jijiji, qué rudo marinero podría haber sido si mi naturaleza no fuera... otra. Jijiji.

Lona despues de lo ocurrido en la última batalla habia estado muy callada y un poco ausente. Pero sabía que tenía que reponerse. Sus dotes eran muy importantes para el grupo. El dia despues del combate cuando se lavantó, una ganas de hacer cosas se apoderaron de ella empezó a ayudar en las tareas del barco he incluso se dirigió hasta a Abyl para pedirle que le enseñara a manejar un arma. - Buenos dias Abyl podrías enseñarme algunos truquillos de como manejar un arma? La verdad es que me gustaria poder ser de mas utilidad en los combates.- la mirada de Lona era decidida, estaba claro que queria ayudar en las tareas de combate al grupo.

Leo intenta hechizar a las criaturas y solo un dia consigue hechizarla durante 3 horas a una de ellas. Un de los problemas con los que se encuentra el mago es que no sabe hablar el idioma de los Kuo-Toa, actuando Serindë como la criatura no llega a ser lo amigable que debiera. De todas formas la informacion que le da a la bardo y que esta te traduce es que viven cerca de donde abordaron pero a muchos metros bajo el agua. Según ellos para un humano o cualquier criatura que no fuera acuatica sería mas que imposible llegar.