—El cetro se alzará una y otra vez —fue la inmediata respuesta de Nepthis a la revelación de la vampiresa—. Vuestra orden nos es conocida, seguidores de Osiris. Ayudamos a Hepsus-hep a echar a unos cultistas de Set de la tumba de Akhenseti.
Habían cambiado tantas cosas en su vida que le parecía que hubieran pasado años desde entonces. Suspiró y miró a sus compañeros.
—Supongo que esto debería ser suficiente como para confiar en vosotros. Al menos, mientras podáis controlar vuestra sed —dijo Nepthis, que caminó hasta Jared para devolverle a la consciencia. Otra vez—. Guiadnos allí donde podamos ayudar y acabar con esto.
Varitazos a Jotnar, Lurzca y dos a Jared. Ya he descontado las cargas en mi ficha.
—¿Qué le ha dado a todo el mundo con traer abominaciones de Set a Mulhorand?—suspiró Jotnar—. Cuando no es abrir un agujero a su plano, es un lacayo suyo que quiere ascender a dios, y cuando no es un demonio a su servicio. Set, Set, Set, y más Set... Los villanos de hoy en día andan monotemáticamente cortos de imaginación.
Cuando Nepthis habló sin embargo guardó el hacha un poco a regañadientes.
—Sí. Pero énfasis en el control de la sed—recalcó con un refunfuño. Luego miró a la vampiresa, otra como Jared que hablaba como si tuvieran que conocer de nombre a todo el mundo—. Sin ánimo de ofender pero entenderéis que con esas pintas está difícil que quien os vea de primeras piense que sois majísimas servidoras de Osiris y no os ataque. Y por cierto, ¿quién es "Él"? ¿El payaso del nigromante? ¿Se ha levantado ese también?
«Ahora resultará que es la primera compañía la que está venga a despertar cosas a base de correr por toda la tumba como patos mareados... ¡a cualquier hatajo de mamarrachos le dan hoy día la licencia!»
Miró a Amessis y a la vampira alternativamente poniéndose en jarras.
—Que a todo esto, ¿el portal "iba a volver a activarse" dentro de seis horas o llevaba "siglos" desactivado? A ver si nos aclaramos.
- ¡Oh, alabado sea Osiris! - Pronunció la vampiresa al escuchar la contraseña que acababa de reproducir Nepthis. - Sin duda Él ha sido quien ha dispuesto que viniérais a esta tumba, para acabar con siglos de maldición. - Hizo una pequeña pausa mirando de reojo a Jared. - Podremos controla la sed. - Respondió. - Por suerte o por desgracia, ya la hemos saciado.
Jared, todavía mareado por la pérdida de sangre que le había dejado al borde de la muerte, frunció el ceño molesto, pero no dijo nada. Estaba todavía demasiado agotado para entrar en una discusión ética acerca de la conveniencia o no de tratar con fuerzas de la no-vida y tan solo deseaba acabar con aquel asunto cuanto antes y salir de allí para no volver nunca.
- Él es Anhk El-Durss. - Le respondió a Jotnar. - Si, el nigromante. - Asintió con la cabeza. - Al entrar en la tumba, los compañeros de ese hombre... - Señaló con sus afilados dedos a Jared. - ...rompieron el sello que mantenía el portal desactivado y despertaron al Nigromante. Nuestro objeto aquí no era otro que el de custodiar el protal y la tumba de El-Durss, tratando de evitar lo que ha sucedido, pero ha pasado tanto tiempo... estábamos tan débiles que... - Sollozó. - Nada pudimos hacer. No obstante, Jared nos ha devuelto nuestra... "vitalidad".
- Si Aswand está con ese nigromante, tenemos que ir ya en su búsqueda. - Intervino Lurzca. - Ya habrá tiempo de historias luego... - Añadió. Acto seguido miró a sus compañeros. - ¿Estamos de acuerdo en eso? - Les preguntó. - Si es así, preparémonos para el combate y tú... - Señaló con la mirada a la no-muerta. - Llévanos ante esa criatura. Le devolveremos al lugar que le corresponde...
Si estáis de acuerdo en acudir al encuentro con el Nigromante, simplemente decidme que preparáis. Si hay alguna pregunta antes de ello, también la podéis formular, claro está...
—Y aunque no lo estuviera, ¿para qué hemos venido entonces?—Jotnar se encogió de hombros—. Si por partirle la cara al mamarracho de ultratumba ese se para todo este festival de muertos vivientes, por mí genial.
El grupo guiado por la vampiresa regresó tras sus pasos en dirección a la pirámide subterránea. Una vez en el interior, comprobaron para disgusto de Amessis, que no había una pirámide invertida dentro de la pirámide dentro de la tumba. Lo que si pudieron ver fue el cadáver de un joven de rasgos mulhorianos. Jared lo reconoció enseguida tirándose a sus pies. Se trataba de Faräh...
La vampiresa reconoció que ella y sus compañeras le habían chupado la sangre hasta la muerte al confunfirlos con sectarios que acudían a la tumba por tal de resucitar al nigromante. Fuera como fuera, ella también se lanzó al suelo al localizar un montón de cenizas. Al parecer se trataba de los restos de una de sus compañeras de orden, la cual había caído bajo el hierro de los intrusos.
Cuando la vampiresa se recompuso, el grupo reemprendió la marcha tras unos instantes de duelo. No obstante Jared pidió quedarse junto al cadáver de su amigo, el cual trataría de sacar de la tumba para darle una sepultura digna. Al fin y al cabo, se encontraba realmente débil y estaba malherido todavía, por lo que iba a ser más un estorbo que una ayuda al grupo.
La vampiresa condujo a sus nuevos aliados hasta una escalera situada en el centro de la piramide. Descendieron a toda prisa y ya tras bajar unos veinte escalones, comenzaron a escuchar ruido de combate, así como unos extraños cánticos en un idioma desconocido para todos ellos.
Continuamos aquí.