Partida Rol por web

Los aventureros se adentraron en una alcoba de fuerte olor ácido en la que destacaba una nueva escultura voluminosa de un dios serpiente de cabeza coronada de cobra. Fette se adelantó oteando la escultura y algo llamó su atención en el suelo, en torno a la efigie: había rascaduras que indicaban que aquello había sido movido sobre su eje. Parecía que aquel icono se podía girar en el sentido de las agujas del reloj o en sentido contrario, como pudo confirmar Zoex cuando procedió a tratar de mover ligeramente la figura, ya que el mediano, por sí mismo, no había sido capaz de hacerlo.

La curiosidad en los ojos del mediano brillaba más que las antorchas que llevaban para iluminar el camino. Con acelerada voz, se dirigió a sus compañeros:

—Vaya, vaya...—empezó—¿alguna idea de qué puede accionar? Lo mismo abre una puerta cerrada, o cierra una abierta. Trampa creo que no es. ¿La activamos y vemos qué pasa?

—¿Y el olor acido, qué? Esso no ess olor a cerrado. Essso ess un chorro de acido que surge de la boca de la ssserpiente.  O algo assi.  Quizá girar un sssentido abra la puerta y el otro, active la trampa.

Skarlkja intentó recordar de qué conocía esa escultura.  Puede que la hubiese visto en el grimorio de Invocar idolo serpentino.  O puede que fuese un rey serpiente famoso por la potencia de su veneno.  Al contrario de lo que había estado haciendo las últimas semanas y contradiciendo los consejos de la matriarca Salter «Skarlkja, lo tuyo es rajar cuellos», se puso a pensar.

Solté un gruñido cuando vi aquella estatua, pero es que estaba empezando a estar aburrida de ver tantas y que ninguna fuera nada bueno. 

- ¿Soy la única que está hasta la seta de ver estatuas chungas? 

Claro que Fette empezó rápidamente a jugar con esta. Menos mal que no podía moverla porque sino... 

- Sí, huele a ácido que mata... 

Entonces me puse a pensar en qué tenía de sentido que funcionara en sentido de las agujas de un reloj o al contrario. 

- No se me ocurre nada útil que diga que lo abramos para un lado en concreto. 

Sí, la verdad es que en aquel momento estaba en blanco. 

Para Fette estaba clarinete que el mover la escultura en uno de los dos sentidos activaría una trampa, es más, hasta intuía que unas tuberías que había a ras del techo estaban relacionadas con el mecanismo, pero no sabía precisar en qué dirección se activaría. A Skarlkja, a su vez, le sonaba que la escultura posiblemente debería de mirar hacia poniente, pero tras tantos giros y recovecos le costaba saber en qué pastelero sentido quedaba aquello...

-Essspera, no quiero morir abrassada. Un cincuenta por ciento de irme dissuelta por el dessagüe ess mucho riesssgo para mi.  Detengo a Fette.  Una trampa un poco más elaborada o maliciosa que un simple chorro de ácido y nuestras esperanzas de salir vivos se convierten en cero.  —Ssi fuesses rey de los cara de sseta podríass hacer que movieran ellosss el ídolo.  Da igual.  Vamosss abajo, por otro camino. Esste nivel es una puta mierda

Fette miró a Salter y de nuevo a la estatua, con expresión algo melancólica. Iban a desaprovechar una oportunidad que podría cubrirles de oro o algo mejor y, aunque entendía a Salter, en su interior sentía que tenía que intentarlo.

Se acercó a la estatua dubitativo y alargo los brazos como para accionar la estatua. Pero se detuvo antes de tocarla y, tras encogerse de hombros, salió de la estancia hacia la dirección que indicaba su compañera:

—Jo... Venga, vamos antes de que cambie de opinión

Yo, como siempre que había una decisión de este tipo, me dedicaba a dejar que ellos decidieran y a vigilar, porque la verdad es que a mí no se me daban bien los acertijos. Era del tipo de persona que le gustaban las cosas que se veían blancas o negras en un primer momento. Eso de los acertijos me daría sueño aunque hubiera alguien pinchándome con una daga en el trasero para que no me durmiera.

- Vale, pues vamos. 

Con el hacha en la mano me dispuse a seguir a mis compañeros. 

- Si hubiéramos venido a ver estatuas nos íbamos a ir la hostia de contentos... - Murmuré mientras caminaba. 

Lo que no sabía Lagakh, ni Skarlkja (Y quizá no les importaba saber ) era que las estatuas eran la forma más barata y duradera de establecer una conexión simpática con el modelo a partir de la cual se talló la misma.  Los conjuros de enlace místico, las arcas pseudo sagradas, las filactelias, todas se degradaban rápidamente en ausencia de maná.  Las estatuas, en cambio, dependían de que alguien insuflase realidad® en ellas para activarse y no consumían energía.  Y además, para sorpresa de muchos abjuradores, eran tan duras como la piedra.

—Shii, sstoy hassta el ovopossitor de tanta sstatua.  Ya sssabia yo que los Reyess sserpiente eran muy creidilloss pero essto ess demassiado.

Los exploradores dieron marcha atrás y antes de encarar un nuevo camino, yendo a dar a un corredor de dos metros de ancho que apestaba a polvo y piedra molida, su techo, abovedado, parecía tomar las formas del tronco de una serpiente... Si pudieses verlo desde dentro... En su suelo, embaldosado, destacaban tanto azulejos rotos como algunos que sobresalían del suelo. Al fondo del pasillo parecía haber una sala a mano izquierda, así como una sala al final del mismo.

—Veamos, veamos,... qué hay por aquí.—canturreó Fette mientras buscaba cualquier trampa o mecanismo peligroso.

Skarlkja dijo algo de hasta donde estaba de las estatuas y aunque no había entendido una mierda de lo que había dicho, podía hacerme una idea de a qué se estaba refiriendo. 

- No estoy demasiado versada en la anatomía de tu especie... - Terminé diciendo antes de que me diera la risa. 

Realmente no es que fuera alguien demasiado "versada" en nada, pero bueno, si alguien tenía algo que decir al respecto, que habla con mi hacha. 

Llegamos a aquella nueva sala y viendo aquellas baldosas, me quedé justo antes de tener que pisar ninguna. Ya había visto demasiadas cosas para saber que seguro que la liaba si me ponía a caminar por donde me diera la gana. 

- Nos vas a tener que decir dónde pisar ¿verdad? - Pregunté a Fette. 

Fette reconoció claramente los interruptores de algún tipo de trampa que parecía estar conectada con el techo de la sala, en el que se veían diversos fragmentos planos a lo largo del pasillo, parecía claro que algo acería de allí si pisaban en mal lugar, pero desde su altura era incapaz de precisar qué era lo que pasaría realmente, claro que los arañazos profundos dle suelo no presagiaban nada bueno para el incauto que metiese la pata, nunca mejor dicho.

Fette se había quedado mirando aquello como si no estuviera seguro de lo que debíamos hacer y yo pensé que podíamos simplemente activarlo. Sería cuestión de buscar algo que poder arrojar y que rodara... 

- ¿La activamos? - Pregunté divertida enseñando los dientes. - Eso sí, va a saber todo lo que haya cerca que estamos aquí... 

No hice nada, claramente no me iba a poner a activar trampas así, sin que mis compañeros estuvieran de acuerdo, pero algo teníamos que hacer si queríamos pasar por ahí ¿no? También cabía la posibilidad de que Fette ya estuviera estudiando como desactivarla y yo me estuviera aburriendo de esperar. 

—Uhm... Veamos. Creo que puedo desactivarla, pero lo mismo me quedo sin picas. Casi mejor activarla, sí.

Fette alargó una pica para activar la trampa, pero justo antes avisó a sus compañeros.

—¡Atrás! No sé qué puede ocurrir.

-Ssi, activalá - siseo con confianza, a diez metros de distancia, mientras me coloco tras una estatua que me haga de cobertura. —​​​​​​Deberiamoss habernoss hecho con algún grimorio de invocación. Pero las cuñasss van ssorprendentemente bien - concedo para no menospreciar al pequeño, mullido y cálido mediano.  

Mientras Fette hace lo suyo, susurro a Lagahk con tono confidencial. —Ess que la anatomía de las de mi raza ess un poco rara. Nada de cargar con pequeñoss monstruitoss cabezoness y dessdentadoss.  Inyectamoss nuestross huevoss en el abdom....

Fette manipuló una de los adoquines que sobresalían del suelo del pasillo con una de sus picas, como si hurgase en una mala caries de un gigante dormido... Y aquello despertó al gigante, vaya que si, su paladar duro (El techo de la estancia) se rajó al medio, dejando salir decenas de pequeñas ruedas dentadas y placas afiladas de todos los tamaños y con diversas velocidades de giro sobre su cabeza, menos mal que por su estatura quedaba un poco por debajo del efecto de la trampa o puede que ya hubiese caído, muerto por corte transversal de cráneo. 

La estructura de la trampa descendía como si de un péndulo se tratara, casi como si tomase velocidad con cada oscilación, cubriendo toda la longitud de la estancia, por suerte, sus compañeros estaban a salvo, peor puede que el mediano se encontrase en problemas, pues para activar la trampa había tenido que avanzar hasta uno de los adoquines manipulados... En pocos segundos aquella maquinaria estaría rajando el suelo, a no ser que tuviese algún tipo de tope.