RESUMEN del asalto finalizado:
-En el centro de la posada, y después de tumbar a Comadreja, la sureña ha caído bajo la espada de Arquedon mientras dos compañeros suyos entraban en la taberna para ayudarla (a ella y al hombretón feo). A estos fulanos la rápida victoria de Arquedon les ha pillado con el paso cambiado y ahora reaccionan como pueden. La llegada de estos dos enemigos también ha sorprendido a Roywin, que ya se encaminaba a darle las gracias al alcalde.
-Wöten y Otto se han puesto a charlar (en enano) cerca de este combate.
-Comadreja, la sureña y el hombretón feo están inconscientes, fuera de combate.
-Desde las escaleras, Sorvo trata de ayudar a los que cree sus aliados... sin mucha suerte.
-Finalmente, en la esquina (desde nuestra perspectiva) S-O del salón, Jacqueline se ha topado con que los cuatro rufianes ahora quieren capturarla y Brathoigh trata de ayudarla.
-En general, pequeñas y grandes trifulcas han estallado por todo el salón.
-Un compañero de la sureña ha subido corriendo las escaleras.
Nueva FICHA DEL COMBATE.
@Roywin: Recuerda que con ese cuchillo tienes un penalizador -4 al ataque c/c o a distancia por ser arma improvisada. Asumiremos que haces tanto daño como con una daga. (He añadido este ataque a tu Estado.)
@todos: Nuevo asalto: ¡adelante! Tratemos todos de escribir entre hoy y el jueves.
Aunque Arquedon haya conseguido escapar una vez al mordisco del acero del mediano, no parece que vaya a tener tiempo para relajarse... ¡Porque su contrincante le ataca de nuevo!
—¡Maldita anguila...! ¡Te mataré! —aúlla al tiempo que lanza una nueva estocada.
Por desgracia para el mediano y suerte para el alcalde, el nuevo ataque no resulta mucho mejor que el anterior. Mientras esto ocurre, la enana que hace unos segundos corría hacia el hombretón inconsciente, ahora rodea al alcalde, pero no para flanquearlo (como cualquiera habría imaginado que haría), sino para alcanzar el cuerpo de la sureña y protegerlo. ¡La “dama” incluso se ha expone a los ataques de sus enemigos para hacerlo! La banda tiene sus prioridades.
—¡Aguanta, jefa! —masculla la enana entre dientes al llegar al cuerpo.
¿Y qué está sucediendo junto a la tarima? Las cosas se complican para nuestros héroes: el rufián pelado y con bigote, percatándose de las intenciones de Wöten y tras esquivar un cuenco volador, ha saltado rápidamente sobre una de las mesas y, en menos de lo que dura una de estas parrafadas, ha lanzado uno de sus cuchillos arrojadizos contra el venerable enano... ¡Cuidado, abuelo...! ¡UG! ¡Tarde! Por suerte, el proyectil sólo ha rozado uno de los pellejudos brazos del guerrero. Éste, por toda respuesta, se ha mirado la herida... ¡Y ha soltado una fuerte risotada!
Del tipo que ha corrido escaleras arriba no se sabe nada, pero en el resto del sigue la diversión: por algún motivo que se os escapa, una cuadrilla variopinta de lugareños ha volcado una mesa cerca del tablón de intercambios y están lanzando todo lo que encuentran a una gorda halfling armada con un gran atizador. En el reservado (santuario desde el cual la clientela que no pelea contempla con asombro y temor el espectáculo), el viejo borracho de antes anima a la batalla con fragmentos desafinados de “Pintain la valiente” en lengua trizona. El (conocido, normal) olor a comida, bebida, humo y sudor, todo mezclado, llena vuestras fosas nasales y el ruido de cacharros rotos inunda el ambiente.
Motivo: [S2] Espadazo a Arquedon
Tirada: 1d20
Dificultad: 13+
Resultado: 7(+4)=11 (Fracaso)
Motivo: [R1] Daga voladora a Wöten
Tirada: 1d20
Dificultad: 13+
Resultado: 13(+1)=14 (Exito)
Motivo: [R1] Daño
Tirada: 1d4
Resultado: 1
Motivo: [R2] Cuchillada a la defensiva contra Brathoigh
Tirada: 1d20
Dificultad: 16+
Resultado: 8(-4)=4 (Fracaso)
Motivo: [R3] Mazazo a Brathoigh
Tirada: 1d20
Dificultad: 16+
Resultado: 17(+3)=20 (Exito)
Motivo: [R3] Mazazo a Brathoigh
Tirada: 1d6
Resultado: 4(+1)=5
Motivo: [Jacqueline] Bastonazo (de oportunidad) a R4
Tirada: 1d20
Dificultad: 12+
Resultado: 4(-1)=3 (Fracaso)
Motivo: [R4] Presa a Jacqueline
Tirada: 1d20
Dificultad: 9+
Resultado: 3 (Fracaso)
Motivo: [R4] Tajo (de oportunidad) a Wöten
Tirada: 1d20
Dificultad: 13+
Resultado: 1(+2)=3 (Fracaso)
Motivo: [Wöten] Puñetazo a R4
Tirada: 1d20
Dificultad: 12+
Resultado: 13(+4)=17 (Exito)
Motivo: [Wöten] Daño
Tirada: 1d3
Resultado: 1(+1)=2
Motivo: [Jacqueline] Bastonazo a R4
Tirada: 1d20
Dificultad: 12+
Resultado: 18(-1)=17 (Exito)
Motivo: [Jacqueline] Daño
Tirada: 1d6
Resultado: 6(-1)=5
Tirada oculta
Motivo: [Soonyi] Estabilización
Tirada: 1d100
Dificultad: 10-
Resultado: 39 (Fracaso)
Tirada oculta
Motivo: [El hombretón feo] Estabilización
Tirada: 1d100
Dificultad: 10-
Resultado: 80 (Fracaso)
Turnos de los PNJs:
-S2: Ataca a Arquedon. FRACASO.
-S3: Se mueve (x2) a I6 (donde el cuerpo de la sureña). (Provoca 3 ataques de oportunidad.)
-R1: Se mueve a D8 + ataca a Wöten lanzándole un o de sus 2 cuchillos arrojadizos. ÉXITO, daño +1.
Tablero actualizado: http://pyromancers.com/media/view/main.swf?round_id=72019
Otros cambios: Wöten, daño +1.
@Otto: Si en este turno no te mueves más de una casilla, la enana pasando a tu lado te da un ataque de oportunidad (puedes hacer un ataque extra a mayores de tus dos acciones normales). Si te mueves, el que provoca un ataque de oportunidad eres tú. Si decides aprovecharte tú, inclúyelo ya en tu mensaje. Si decides moverte, yo volveré a escribir para describir el ataque de la enana.
@Roywin: Reciba un ataque de Otto o no, si no te mueves mucho la enana también pasa a tu lado, así que tú también tienes un ataque extra. A diferencia de Otto, tú no le das un ataque extra a ella si te mueves, pero si que se lo das al hafling.
@Arquedon: Lo mismo que a Otto y Roywin (ataque extra contra la enana), con la desventaja de que, si te mueves, te caen dos ataques de oportunidad (el del halfling y el de la enana) en vez de uno.
Aun con todo, tratad de actuar como lo harían vuestros PJs a raíz del último asalto.
Brathoigh ve que la cosa se pone seria. Algunos están armados y parece que no dudan en atacar con sus armas. No es una simple pelea de borrachos. Viendo como tratan de apresar a la arcanista, Brathoigh se mueve lo justo para dejar algo de espacio entre si y sus adversarios y extrae su espadon de la vaina que lleva a sus espalda. ¡Vosotros lo habeís querido! ¡Ahora probaréis el acero! les dice enaltecido. Viendo al negro delante, decide atacarle.
¡No te muevas! grita a Jacqueline al tiempo que ejecuta un golpe semicircular con su espadón.
Muerre perro, le dice al maldito rufián cuando ve que le acierta con su espada.
Motivo: Ataque a R4
Tirada: 1d20
Dificultad: 12+
Resultado: 18(+6)=24 (Exito)
Motivo: Daño a R4
Tirada: 2d6
Resultado: 7(+4)=11
Muevo a 9b. Desenvaino. Ataco a R4. Molo.
Justo al lado de Wöten, el estúpido jefe de los rufianes y Jacqueline siguen con su particular pelea de muñones.
—Vamos, bonita... —se burla el maleante—. ¡Vamos...! Ven con papi Lester... Sólo quier-
¡CHAAKK!
Se acabó la tontería: el espadón de Brathoigh ha cortado la cabeza del pobre idiota justo en el momento en el que Jacqueline le daba un fuerte bastonazo en el pecho. En su caída al suelo, el cerebro de Lester tiene tiempo de pensar sólo tres cosas: “¡Serás mía, mujer!”, “¿Apagué la estufa al salir de casa?” y “¿Por qué el suelo de repente está delante y se acerca tan rápido...?” Wöten, cuya caballerosidad le ha impedido ocuparse de su atacante antes que del de la humana, no ha podido hacer otra cosa que mirar atónito la maniobra. Si el rufián tiene algún dios, tal vez en el Otro Mundo le lleguen a explicar algún día que Jacqueline, a quien el brutal ataque de Brathoigh ha aterrorizado, ha bateado en un acto reflejo la cabeza seccionada y la ha mandado volando hasta unas de las lámparas.
Pero Brathoigh no se ha librado de los golpes, no señores: el negro, por ejemplo, ha reaccionado como un gato en respuesta al puñetazo fallido del norteño y ha tratado de atacarle con su daga antes de retroceder unos pasos. En cuanto a la mujer de pinta desaliñada, le ha faltado tiempo para abalanzarse sobre nuestro guerrero y soltarle un mazazo que ha impactado de lleno en su brazo. No obstante, ninguno ha actuado suficientemente rápido para salvar a su jefe:
—¡Cuidado, jef...! ¡¡¡JEFEEEEEEEEEE!!! —ha gritado la mujer aterrorizada.
El negro no ha sido capaz de decir ni pío. Probablemente esté atragantándose con sus propios testículos.
A resultas del movimiento de Brathoigh (que voy a interpretar que ataca al jefe y no al negro), tengo que modificar mi mensaje. (Las tiradas de dados siguen en mi anterior mensaje.)
Turnos de los PNJs:
-R2: Ataca (a la defensiva: -4 ataque, +2 CA) a Brathoigh + paso de 5' a C7. FRACASO.
-R3: Se mueve a al lado de Brathoigh + ataca a Brathoigh. ÉXITO, daño +5.
-R4: Paso de 5' a A8 + MUERE.
-Wöten: Avanza un paso + OBSERVA ATÓNITO. (No llega a dar ningún puñetazo.)
-Jacqueline: Ataca a R4 + retrocede un paso ACOJONADA. ÉXITO, daño +5.
Tablero actualizado: http://pyromancers.com/media/view/main.swf?round_id=72128
Otros cambios: R4, daño +16, MUERTO (DECAPITADA); Brathoigh, daño +5; R2, CA +2.
Miro a mi alrededor sonrriendo mientras cojo el hacha que cuelga de mi cinto.
"Mich zu schützen, Moradin"
Uno de los señalados por Wöten se cruza en mi camino ignorándome completamente. El tipo de error que solo se comete una vez.
Motivo: Ataque 1
Tirada: 1d20
Dificultad: 17+
Resultado: 8(+5)=13 (Fracaso)
Motivo: Ataque 2
Tirada: 1d20
Dificultad: 17+
Resultado: 17(+5)=22 (Exito)
Motivo: Daño
Tirada: 1d10
Resultado: 3(+3)=6
Acción 1 - Saco hacha
Acción 2 - Ataque a S3 (fallo)
Acción 3 (oportunidad) - Ataque a S3 (éxito)
-Vamos, Sorvo, concéntrate, nunca has fallado tanto- Esta vez apunto al calvo, agito la honda y el balín sale volando directo a mi objetivo impactando contra el Rufián calvo -Por fin le he dado- Me vuelvo a esconder tras la barandilla
Motivo: Ataque contra R1
Tirada: 1d20
Dificultad: 12+
Resultado: 17(+2)=19 (Exito)
Motivo: Ataque contra R1
Tirada: 1d3
Resultado: 1
¡¡¡Trasgos!!! ¡¡¡Malditos bastardos!!! gritó Comadreja mientras le lanzaba un cuchillo a uno de ellos.
No tiene miedo, ni siquiera le ha sorprendido que hayan aparecido los trasgos de repente, o que tengo un cuchillo en la mano cuando un segundo antes no tenía nada. Todo tenía sentido. O al menos tenía todo el sentido que suelen tener los sueños.
Eso sí, estaba furioso. Si se despertara en este momento se despertaría relmente cabreado. Pero mientras no lo haga va a seguir tirando cuchillos a diestro y siniestro.
Sus ojos se revelaban hermosos a aquella distancia. Un negro con tonos azulado a punto de enturbiarse para siempre. Su cuerpo cayó hacia atrás y dejé de verlos, excepto en mis recuerdos. Sentía mis manos húmedas y calientes. De ellas y de la Espada corría sangre roja que caía sobre el cuerpo de la joven. Sus intestinos, efectivamente, se arremolinaban, libres al fin, sobre su vientre.
A mi derecha, una sombra menuda apareció como una exhalación, con exabruptos y una alocada cuchilla que esquivé con sólo girarme hacia ella.
-¡Escoria minúscula! Has venido a buscar la Muerte, sin embargo yo no soy su heraldo.
Su segunda estocada fue bloqueada por una brazada perezosa de mi acero. La sangre sureña nos salpicó a ambos.
“No tengo tiempo para este desgraciado, el otro mediano está cantando sus últimos estertores sobre la mesa.”
Con el tiempo en contra, y pocas posibilidades, apreté los dientes y decidí jugarme el todo por el todo.
-Os era querida. –afirmo, mirándolo profundamente a sus ojos salvajes- Por nuestros ancestros, permitamos que cada uno se ocupe de sus caídos.
Y en ese momento hizo inesperada aparición una guerrera enana. Antes de saber si era amiga o enemiga se abalanzó desconsolada sobre el cuerpo de la joven caída. Podría haberla atacado fácilmente, quizá hubiera debido, pero en ese momento no podía desviar la mirada del mediano. "Ahora estás rodeado, Arquedon, esperemos que el desconsuelo de la enana te de tiempo o acabarás ensartado como un siluro en el día de las Llamas".
Y manteniendo la Espada enarbolada hacia el despechado mediano, y sintiendo la mirada de la guerrera, retrocedí a aquella mesa fatídica, ahogada en sangre, para echar un fugaz vistazo a la herida del mediano caído antes de devolverla a mi contrincante.
"Bien, la sangre es abundante y esa brecha le quedará como recuerdo, pero puedo detener la hemorragia. Ahora, mediano patético, diez segundos. Dame diez segundos de tu indecisión y vuelvo contigo. Diez segundos."
Motivo: Estabilizar a Comadreja
Tirada: 1d20
Dificultad: 15+
Resultado: 18(+6)=24 (Exito)
Motivo: Concentración
Tirada: 1d20
Resultado: 1(+2)=3
"Atacar al halfling, distraer, conseguir un descuido para que el señor Arquedon lo deje fuera de juego..." en eso iba pensando cuando tropezó y el cuchillo se le cayó de las manos. Abrió los ojos como platos y retrocedió un paso para evitar el ataque-respuesta. "Qué patético Roywin".
Motivo: Ataque cuchillo
Tirada: 1d20
Dificultad: 12+
Resultado: 14(-3)=11 (Fracaso)
Movimiento 1: Aborto de Ataque.
Movimiento 2: Retroceder cerdamente.
Erm en la próxima si aún quedan malos igual canto, es que no sé muy bien qué bardear.
Durante una fracción de segundo, el halfling que está frente a Arquedon parece estar a punto de atacar al alcalde... pero finalmente renuncia a hacerlo. Maldice y escupe a su compañera enana:
—¡Hilde, saca a Soonyi de aquí!
RESUMEN del asalto finalizado:
-En el centro del salón, Otto hace caso a su tío-abuelo, pero sólo parcialmente: ataca a la enana, que ahora corre hacia la sureña caída, pero parece tener más confianza en su hacha que en sus puños. Arquedon, mientras tanto, esquiva con agilidad del halfling y negocia con su atacante (que no se ha percatado del torpe intento de asesinato de Roywin). Cuando la enana llega a la zona, Arquedon se lanza sobre Comadreja y logra rápidamente estabilizarlo. Parece que el halfling le va a atacar, pero finalmente acepta la oferta de tregua. Roywin, en ese momento, aprovecha y retrocede discretamente.
-Mientras tanto, en el otro lado del salón, Brathoig le corta la cabeza al jefe de los rufianes de un espadazo, que trataba de atrapar a la maga. La maga y el enano, por su parte, no pueden hacer otra cosa que quedarse mirando. En cambio, la rufiana, el negro y el calvo no desaprovechan la ocasión para atacar al joven y al enano y alucinar en colores. Por último, Sorvo ataca desde las escaleras, esta vez con más éxito.
Nueva FICHA DEL COMBATE.
¡NUEVO ASALTO! ¡Adelante! Tratemos todos de escribir entre hoy y el domingo.
“Ya está, ha dejado de sangrar”. El mediano mediomuerto quizá pudiera ver amanecer mañana. Pero un soldado moribundo no me servía de nada. Necesitaría su honda muy pronto. Existía una manera… una perturbadora y desgarradora manera. Virtud era un conjuro que, como la mayoría de los que recordamos ahora, fue perfeccionado durante la Gran Guerra. En aquellos tiempos existían conjuradores capaces de levantar del barro a todo un ejército y hacerlos seguir luchando hasta la hora del lobo. Lo que yo podía hacer era mucho más modesto, pero había resultado útil en juicios por asesinato.
Atenacé mi ensangrentada mano a su pequeña cara, rodeándola casi al completo; incorporé su cuerpo y recordé para mí: “El truco no está en atraer la vida, está en crearla”.
Mis ojos quedaron en blanco. El símbolo sagrado de la Anguila levitó de su cadena y se iluminó como plata fundida y de sus ojos surgió vida en forma de un tornasol de luz. También mi cuerpo desprendió una turbadora luz pálida y mis ropas, la capa, la capucha, todas ellas, hondearon como hojas en un temporal. Las palabras de sagrado poder se elevaron desde ser un murmullo hasta tronar en la taberna y el arcano sabor de la magia desbordó mi boca.
- Mortuus mihi tenebrae. Redibiis mihi lux. ¡Fremunt hostes audiam! ¡Morsus tuus homicidas ferrum! SURGE, ET PUGNA. ¡RESPICE AD ME! ¡¡AD ME!!
El mediano abrió sus ojos.
- Mi nombre es Arquedon Lamdius y tenéis un minuto de vida.
Envalentonado por el acierto con la honda (aunque el golpe fuera poco efectivo) cargo otro balín y vuelvo a apuntar al calvo le doy un par de vueltas a la honda y justo cuando voy a soltar la piedra escucho un golpe en la pared detrás de mí -¡Joder!- -¿Qué ha sido eso? uf sólo es la piedra que ha salido hacia atrás antes de lo esperado, bueno Sorvo, concéntrate y hazlo mejor la próxima vez- Vuelvo a esconderme como el combatiente inútil que soy.
Motivo: Ataque contra R1
Tirada: 1d20
Dificultad: 12+
Resultado: 3(+2)=5 (Fracaso)
Efectivamente casi es mejor que baje y me ponga a dar cabezazos, porque lo que es la honda no es lo mío.
Viendo que mi tío-abuelo lucha cerca de mí, decido apartar mesas y sillas hasta encontrarme con su enemigo y darle un hachazo en la espalda.
Hay gente que llamaría a esto "luchar cobardemente", sin embargo los guerreros experimentados lo llaman "luchar inteligentemente".
Motivo: Ataque
Tirada: 1d20
Dificultad: 13+
Resultado: 9(+5)=14 (Exito)
Motivo: Daño
Tirada: 1d10
Resultado: 1(+3)=4
Movimiento a D6 y hachazo a R2.
Tío, mi dado de daño está trucado o algo.
Tu cuchillo vuela imparable y certero hacia uno de los trasgo, que recibe el impacto y... ¡Puf! Ya no está ahí: se ha convertido en una nube de polvo, de humo, de nada. Ninguno de sus compinches parece dar importancia o incluso percatarse de la situación: tu mente desbocada podría simular un combate entre tú y ellos, los sueños son los sueños, pero parece decidida a hacer otras cosa.
Mientras observas como una ráfaga imaginaria de viento se lleva lo que queda del trasgo al que acertaste, y antes de que te dé tiempo a lanzar otro cuchillo para comprobar si todos los trasgos se han vuelto igual de volátiles, una figura sale de uno de los carromatos rodeada de otros trasgos. Aunque físicamente no es diferente de los demás, su tocado de plumas de un intenso color carmesí no sólo le hace inconfundible, sino que le distingue como líder. Y no sólo eso: por sus gestos, no sólo queda claro que manda sobre los demás, sino que además lo hace con una disciplina y un sentido que dejan claro que lo que diferencia su cabeza de las de sus congéneres no es sólo aquel llamativo penacho.
Al llegar al centro del claro, el trasgo del tocado se detiene a observar la escena, dirías que satisfecho. Como adulto, la rabia te puede, pero en este sueño los recuerdos del pequeño halfling que eras pueden más, y ese niño sólo había sido capaz miedo. Por eso, cuando aquellas criaturas que durante tanto tiempo poblaron tus pesadillas, obedeciendo una orden de su jefe, se acercan con sus crueles lanzas al cuerpo de tu hermana para ensañarse, no puedes evitar hacer lo mismo que hiciste entonces: correr y nunca mirar atrás.
Por desgracia, estás en un sueño, y los sueños son muy caprichosos: durante el rato en los que tu cuerpo pugna por vivir en el salón del Candil, en tu mente revives aquellas escena una y mil veces, siempre igual: el trasgo de las plumas, sus palabras, las lanzas, tu hermana... las plumas, las palabras, las lanzas, tu hermana... las lanzas, tu hermana, las palabras... las palabras...
Finalmente, todo se oscurece. ¿Estás muerto? Algo te dice que, en contra de todo pronóstico razonable, todavía no. Por qué, es algo que no sabes. Quizás tengas un buen amigo Allá Arriba.
O quizás, aquí abajo.
Los primeros en notarlo, gracias a ese sexto sentido que sólo tienen ellos y algunos halflings, fueron los animales: así fue que algunos individuos que estaban en el centro de la sala pudieron ver cómo un mapache salía de la nada, se lanzaba hacia la pequeña cuentacuentos y comenzaba a mordisquearle los tobillos antes de volver a correr, esta vez hacia la puerta principal, esta vez seguida de la gnoma; otros quizás vieron como algo se movía entre las barbas del joven enano que blandía el hacha, quien entonces se detuvo, como a escuchar algo, y un segundo después retrocedía apresurado hacia la puerta trasera.
La segunda señal la percibió más gente: una vibración, un murmullo prolongado, apenas perceptible, que provino del suelo. Por este motivo muchos en la sala se detuvieron, entre ellos el halfling, el hombre encapuchado y la enana que combatían en medio de la taberna, con el cuerpo de una sureña entre ellos y el de otro pequeño halfling sobre una mesa cercana. Rápidamente, se miraron entre ellos, dudando de sus propios sentidos, buscando la certeza que sólo otro les podía dar.
Pero todos escucharon la tercera señal. La escucharon los tres rufianes que trataban de vengar la muerte de su jefe, a manos de un impetuoso guerrero norteño, que también la escuchó. La escuchó la mujer arcanista, el gnomo que estaba en las escaleras e incluso el viejo veterano enano, cuyos sentidos ya no eran lo que habían sido. Todos ellos detuvieron sus armas en medio del siguiente golpe. En toda la sala la gente se detuvo de golpe, en silencio, aunque ningún ruido habría podido enmudecer aquel grave mugido procedente del suelo, que un experimentado marino presente en la posada recordaría más tarde como el bramido de una tortuga-dragón. Apenas fueron unos segundos, aunque a todos se les hicieran demasiado largos. Luego, el sonido cesó.
Entonces se oyó un inmenso trueno y se hizo la oscuridad.