Partida Rol por web

La aldea Blackkmist esta al Noreste del territorio de los barbaros del norte, justo en la zona oriental del limite del bosque Silverwolf, alrededor de esta aldea se extienden las zonas mas fertiles de todas las aldeas, y al norte, el mar, algunos Blackmist viajan en las temporadas de verano al norte a pescar, cuando la mar esta tranquila. Los vecinos mas cercanos son los Silverfang a dos kilometros al oeste, cruzando el bosque Silverwolf, y los Highthunder a tres kilometros al Sureste.

Sus hombres y mujeres se dedican por igual a la recoleccion, cultivo y la madera, son grandes artesanos y granjeros, el cuidado de animales de corral tambien esta muy extendido en la aldea.

Los chamanes Veilfog viajan cada semana tres dias a la aldea para enseñar a los niños las tradiciones y las enseñanzas basicas.

En el centro de las aldeas, que se situan en forma de algo parecido a un circulo por el territorio barbaro se encuentra el circulo sagrado, donde los lideres se reunen para debatir sus asuntos.

El antiguo lider de la Aldea era Karos, padre de Mert y marido de la viuda Enara, fue un lider honorable, siempre ayudo en las causas de los otros lideres y nunca tubo problemas con ninguno, hasta que fue emboscado por los imperiales en una caza y herido de gravedad, su hermano Albus estaba alli y lo vio todo, el grupo de caza fue exterminado y el, herido, volvio a la aldea con el cuerpo muerto de Karos. Ahora Albus sigue siendo el consejero y su sobrino, Mert el lider, un joven inexperto que intenta satisfacer a todo el mundo por igual.

En la tribu Blackmist viven 690 personas de las cuales pueden luchar 210 pero no estan entrenados para ello, por lo que guerreros propiamente dichos solo tiene 40.

Aunque todos los barbaros adoran por igual al panteon de los 7, la tribu Blackmist siente predileccion por Kira, la dama verde de la naturaleza.

El simbolo y estandarte de los Blackmist es un fondo negro con un arbol rodeado de brumas.

No había mucho que hacer, la niebla susurraba silenciosa, impregnándose de nosotros, recordándonos lo frágiles que éramos. Cual brizna de trigo, que puede ser quebrada con el mínimo esfuerzo. La nariz de Albus se movió instintivamente, contrayéndose ligeramente, como si percibiera algún olor, aunque tal vez fuera sólo un tic. Sus ojos recorrieron la parte de la aldea en la que se encontraba, prácticamente la plaza central, el lugar donde se reunían para celebrar, debatir y compartir opiniones, decisiones. Había algunos niños jugueteando junto a los puestos de sus padres, que trabajaban abstraídos de la realidad en sus obras de arte. Sus manos se movían con una soltura que parecían moldear la realidad, más que un material. Y la susurrante niebla, hacía aún más onírica cada visión. 

Astrid, pasó con uno de sus rebaños, atrayendo la atención de todos los niños, que corrieron a jugar con las criaturas que paseaban ajenas a todo lo que estaba agitándose en las entrañas de nuestra civilización. Una sonrisa quebrada, brotó de mi inmutable rostro.
Yorn, pulía con cuidado una de sus nuevas esculturas de madera; no las vendía, no las regalaba, no eran para nadie. Al menos no para alguien de carne y hueso, desde hacía un tiempo, cuando su mujer murió en una de nuestras contiendas contra las tribus del Sur, dejó la belicosidad para entregarse por completo al culto de nuestra Diosa predilecta. Cada pocos días, salía de la aldea "para reunirse con su amada", decía él, portando una de sus nuevas ofrendas. El paso de sus años, había perfeccionado tanto su habilidad que surgían rumores diciendo que era capaz de esculpir la madera con sus propios dedos, sin necesidad de herramientas.  

Albus caminó hasta uno de los puestos de fruta, sonriendo a Kala, la hija del frutero - ¿Puedo? - Preguntó sonriente, mientras recogía una manzana roja, de las más sabrosas que se cultivaban en sus tierras. La joven, no pudo sino asentir. Le dio un fuerte mordisco a la manzana, consumiendo prácticamente la mitad de la misma, masticándola con avidez. Sin detenerse, consumiendo el resto del fruto de una forma más pausada, caminó hasta la tienda de su sobrino. Por el camino, observó con seriedad lo vacío que estaba lo que a él le gustaba llamar, "Academia" - donde los Veilfog, enseñaban a los suyos - - Deberían estar estudiando, en vez de jugando con cabras - Comentó para sí mismo, sin que nadie pudiera escucharle. Se terminó la manzana, sin desperdiciar nada de ella, en el preciso momento en que sus pies se detuvieron a la entrada de la tienda de su sobrino. 

- Mert, tienes obligaciones que cumplir. Prepárate, buscaré a tu madre, tenemos que ir a presentar nuestros respetos a los Colmillos de Plata - Dice con una voz amistosa, aunque inquisitiva, haciendo notar la importancia de nuestra presencia en el ritual funerario.  

Uno de los ayudantes de camara entro en la sala del lider raudo y veloz, era un niño de unos 14 años- mi señor- dijo con una reverencia mirando a Mert y despues hizo lo mismo hacia Albus- Maese Albus- y se retiro unos pasos para proseguir hablando- los caballos estan ensillados y el sequito listo, el funeral empezara en breves, quizas seria conveniente ponernos en camino.

Despues se acerco a Albus y le entrego una nota antes de abandonar el lugar- de el chaman Veilfog, la receta para vuestro dolor de cabeza Maese-

En la nota ponia:

"los Silverfang estan divididos ahora mismo Kyle no sabe si confiar o no en Kar y Morded quiere matarlo, no hay que dejar que esto se enfrie mi señor, o todo el plan se vera perdido"

sin duda vuestros ayudantes eran tambien buenos espias.

El día de ayer  fue algo pesado. Desde la mañana hubo asuntos por resolver,  la mitad de las plantaciones del sur se habían contaminado y habría que quemarlas. Gracias a los dioses la comida no nos hace falta, así que con una buena distribución de nuestros recursos podríamos ayudar a las familias afectadas.

Para la tarde el hijo menor de Torgar llego con noticias de su padre, parte de su ganado se había perdido y no daban con ellos, así que recurría a mi por la necesidad de mas ojos para continuar la búsqueda. Buscamos hasta entrada la noche, la lluvia hacia mas difícil nuestra tarea borrando cualquier rastro que pudiéramos seguir. Jagho, uno de mis hombres, dio con el rastro (no es un Shadoweye pero es sin duda el mejor rastreador que conozco después de Mick) cuando la luna ya estaba posada alto en el cielo.
Seis de las bestias habían caído en un barranco bastante alejado de la granja, estaban tan cansadas que  ni un mugido emitían. Sacar a los seis animales, cuando cada uno pesa mas o menos como diez hombres grandes, no fue cosa fácil pero después de un buen rato y mucho trabajo lo logramos.
Volvimos a la granja cuando la luna ya se posaba en medio del gran cielo, cubiertos de pies a cabeza por el fango, la esposa de Torgar se llevo tremendo susto cuando nos vio, pensó que éramos demonios salidos del bosque y no pudimos aguantar el reírnos de la pobre mujer hasta que nos dolió el estomago. Ya más calmada Kora nos ofreció estofado para cenar y agua miel para acompañarlo. Pasamos la noche en la granja, ya que era muy tarde para cabalgar de regreso a casa. Dormí en el granero junto con mis hombres aunque Torgar me ofreció sus habitaciones, nunca me gusto ser una imposición, además no era la primera vez que dormía en un granero ni creo que fuera la ultima.
Mientras el sueño me llamaba, pensaba en lo satisfactorio que era ayudar a mi gente. Supongo que era esto por lo que mi padre siempre tenía una sonrisa en la cara aunque volviera a la casa molido después de un día afuera.

Temprano por la mañana cabalgamos a casa. Hoy era el día en que partiríamos hacia las tierras de los Veilgof para despedir a Manfred Silverfang y presentar nuestros respetos a su familia.
Aproveche la cabalgata para despejar mi mente, ya que se volvía nebulosa cuando pensaba en lo que había pasado. La muerte, los rumores, el dolor y la ira. Yo perdí a mi padre por culpa de los siete veces malditos imperiales pero Morded cree que perdió a su padre por la traición de un amigo, su corazón debe estar deshecho.

Al llegar a casa despedí a mis hombres, me retire a mis aposentos para acicalarme y estar listo para cuando mi tío viniera a buscarme. Ya listo para el viaje mande a llamar a Dothma y ultimar detalles, él es quien quedara a cargo de la tribu mientras mi familia y yo estamos fuera. Dothma era amigo de mi abuelo y fue consejero de mi padre; y aunque ya tenga muchos años encima aun mantieníe esa astucia de zorro que lo caracteriza.

Mi tío se presento unos momentos después de que Dothma había partido, así era mejor, nunca se habían llevado muy bien después de todo. Los dioses sabrán porque. - Ya estoy listo tío; disculpa que los haya hecho esperar. – Mi viejo tío Albus siempre estaba ahí para mi y le estoy infinitamente agradecido por ello, lo amo casi tanto como ame a mi padre pero últimamente cuando lo veo mi corazón se nubla por la duda anque al final siempre logro despejar esa neblina. Tal vez cuando regremos de las tierras de los Veilfog sea momento de tener una platica... Tal vez.
Un momento después de que mi tío entrara, Gram se presento en el salón y nos aviso que todo estaba listo para el viaje, es un muchacho muy diligente y hasta ahora no ha fallado en ninguna tarea que le haya dado. Todos los dias doy gracias a Kira por la gente que tengo a mi lado; un lider sin su pueblo no es nada. - Gracias Gram. Tío has como dijiste y busca a mi madre yo los esperare con el resto de la comitiva. -

Agradezco con un gesto de la cabeza la nota que me entrega el joven, sonriendo. 
Asiento a las palabras de mi sobrino. Era líder, aunque aún tenía que demostrar su valía. Porque fuera un buen conversador, y fiero guerrero, no significaba que podría representar a la Tribu, defenderla, ayudarla a progresar - por eso estaba cerca de él. Aún recordaba las palabras que su padre me dijo antes de que su alma se extinguiera de esta realidad.
- Muy bien, así se hará, señor - En público, cuando estábamos con otras personas, no me permitía tratarlo de sobrino, ni siquiera de Mert. Las palabras eran poderosas, por lo que todo el mundo debía escuchar, y saber, quién era el nuevo líder de nuestra familia : Mert Blackmist.

Sin más dilación, me encaminé hacia los aposentos de su madre, haciendo un gesto a algunas de sus sirvientas, que esperaban fuera de su tienda.