Partida Rol por web

Te despiertas y haces tu noche como tosdas hasta las 12 o asi, te apetece una copa, sabes que por muchas que bebeas nunca subiran como antes pero aun asi disfrutas del sabor y en un momento dado solo tienes que encontrar alguien un poco borracho para disfrutar.

Oiste por ahi que una manada de Vampiros tiene un local a las afuera, moteros, camioneros... billares y dardos un lugar donde relajarte o buscar diversion con lo que paran alli. No es quizas tu estilo pero sabes que al pertenecer al sabbat sera un lugar sin problemas.

Al entrar por la puerta ves una par de grupos de personas en unas mesas y la camarera pasando un paño por la barra.

La noche era ¿fría?, ¿apacible?, ¿era algo?... Me limite a caminar un poco por las calles hasta adentrarme al lugar donde se encontraba el bar. En mi camino golpee latas y piedras para sentir el murmullo y el eco que producía en el asfalto. Miraba al cielo, sonreía. El tinte violáceo que tomaban las cosas a través de mis lentes le daba un poco de estilo a la nada.

Al llegar al House Hunters, me límite a ver lo vehículos. Tal vez números, tipo de rodados, elementos típicos a través de los cuales uno establece por cliché el tipo de personas adeptas al sitio. Cruce la puerta y le sonreí al ambiente. Olor a "casa" tal vez, u olor a "ocio".

Camine paso a paso, anteponiendo una pierna frente a la otra como si caminar fuese un juego entre niños. Me dirigí a la barra. Apoyé el índice en la esquina cercana a mí, y lo deslicé mientras caminaba acercándome a la camarera.

"- Linda bestia la que llevás querida- Le dije mientras pasaba tras ella-. ¿La dominaste o ella a vos?".

Me moví circundándole por detrás como si tratase de flanquearla. Le tomé la cintura y aspiré posando mi nariz en su cabello.

"¿Sabías que existen formas de saber diversos atributos de las personas tan sólo por su aroma? Las costumbres, los usos... hasta su desempeño sexual. Espero te halague saber que podrías ser una guerrera"- Dije mientras sonreía cada vez más y más.

"- Pero basta de chácharas mi amor; mi nombre es Stevo. Me... complacería conocer el tuyo si es posible- Agregué-. ¿…Qué tiene un lugar confortable como éste para ofrecerme?".

La chica sonrie divertida ante tod tu "actuacion" y finalmente cuando te separas de ella entra en la barra y se apoya en ella de una forma bastante sensual acercandose un poco ti - ¿Que te pongo guapo? - te pregunta con una sonrisa. Cuando se pasa la manos por el pelo para apartarselo de la cara te fijas que entre el cuello y el hombro tiene una marca de colmillos. - Me llamo Shana.

“- Pues la verdad que si me pones bebe- Dije mientras reía”.

Su figura me resultaba interesante. Hacía no mucho que había comenzado a retozar en la no vida, pero ya sentía mi calor sexual un tanto apagado. Ciertamente cuando se acercó por sobre la barra tan provocativamente, su actitud me movió poco y nada. Aun así, era encantadora la chica.

“- Sírveme lo acostumbren a beber aquí. No te preocupes por lo que sea, que si se trata de agua sucia no haré asco… Si me entiendes- guiñé mi ojo”.

Inmediatamente, corrió su pelo y lanzó un leve “Me llamo Shana”, contestando a mi anterior pregunta. En ese momento, nos encontrábamos bastante cerca el uno del otro, y me resultó imposible no notar la mordedura que tenía.

Me resulta imposible negar que comenzaba a acuciarme el hambre un poco. Rápidamente, puse mi mano en su mejilla, la deslicé por su cuello y continué hasta tocar las hendiduras, tanto para tratar de percibir si eran algo recientes como para taparlas también y calmar un poco mi sed (¡vamos, sabía que no tendría problemas en el lugar, pero tampoco iba a abusar de la hospitalidad en una cueva llena!). En ese instante la miré a los ojos y expresé…

“- Veo que mi lectura no fue tan errada, 'joven guerrera'. Debo aclarar que a mi también me gusta mucho esa práctica- Decía al momento que miraba el lugar donde se posaba mi mano y volvía a fijar mis ojos en los de ella-. Cuando pregunté que podía ofrecerme un lugar así… Tal vez me estaba refiriendo a algo más cercano a esto- Moví mi pulgar levemente sobre su herida mientras me alejaba un poco”.

TE sonrie poniendote un copa de Vodka sin dejar de observarte en ningun momento cuando acaricias la herida de su cuello sonie de forma picara susurrandote el oido con un leve mordisco en el lobulo de la oreja - Yo no aparezco en la carta colmilludo.... si quieres provarme tendras que ofrecerme algo mas que placer - la chica los tenia realmente bien puestos y parecia conocer vien el mundo donde vivia.

Al sentir el mordisco en mi oreja y oír sus palabras, ciertamente sentía que de una forma rara me estaba llegando a enamorar de un engendro así. Pero había algo más, algo primitivo dentro mio que pujaba constantemente. Ni bien alivianó su mordedura, mi colmillos comenzaron a aflorar solos y no pude contener un leve seseo que rozaba entre el sonido de una serpiente y el grito ahogado hollywoodense de los vampiros de película. Rápidamente alejé mi rostro de ella y me quedé observándola.

"- ¡Arakav tut!*. Existen momentos en que el cordero puede jugar con el lobo y nada sucede. Pero cuando el lobo tiene hambre pasa algo distinto- expresé serio-".

Cerré mis ojos un momento y moví mi lengua por los afilados dientas que habían florecido. Tranquilizándome de a poco, fui retrayéndolos hasta que parecieron simples piezas de una dentadura "común". Nuevamente observé a  Shana.

"- Disculpá mi falta de modales querida. La maldición de Kaen** es difícil de sobrellevar, aunque por lo visto sabés más de lo que se ve- Crucé mis piernas un poco en mi asiento y con una mano tomé el vaso de vodka, el cual fui moviendo circularmente-. Bueno mi pequeña negociante, ¿qué daría satisfacción a tu latente y viva existencia? Imagino que serás cuidadosa en lo que me vas a pedir- le guiño un ojo".

Hacía tiempo que no me divertía de tal manera con un humano que no fuese de la Kumpania***. Realmente me atraía la muchacha, me intrigaba su deseo y hasta donde quería llegar.

TE sonrie picara sin partar la mirada de ti - Pertenezco a uno de los vuestros asi que si me matas el se encargara de solucionarlo - Te dice demostrando claramente que conoce las leyes vampiricas - No soy una simple humana, ni una prostituta que se venda al primero que aparezca, asi qeu si quieres tenerme tendras que conseguir que yo quiera que me muerdas... - Definitivamente era el ser mas interesante que habias conocido en años.

“- Pertenezco es una más que interesante palabra querida. Parece como si hablaras de un mercader, primor- contesté-. Disculpa si te sentiste agraviada pequeña gajo*, no fue mi intención”.

Miré en derredor percibiendo en que se mostraban entretenidos los presentes. A la vez, intenté encontrar algún lugar reservado, si es que podría nombrársele así, en el cual pudiese ver algún Don Juan Vampírico que desplome su pestilente carisma.

Nuevamente dirigí mi mirada y sonrisa hacia Shana, quien había capturado el interés que la corta noche me brindaba.

“- Te aseguro que si en mi interior hubiesen latidos, serían gracias a ti hermosa chi**. Hacía rato que no me divertía tanto con simples parloteos (sin ofenderte obviamente)- mencioné, al momento que colocaba ambos codos sobre la barra y apoyaba mi barbilla sobre mis puños”.

Comencé a tocar mi pecho un instante y revolver sobre este mis joyas. Estaba comenzando a sentir una especie de vaciamiento en mi interior y temía actuar violentamente otra vez. En un lugar como este, no creía algo muy productivo irrumpir en un accionar de tal magnitud.

“- Muy bien Shana, hagamos algo. Podrías facilitarme alguna bebida acorde a mis necesidades- solicité con una plácida sonrisa-. Y, mientras, podemos conversar sobre lo que deseas en cuestión, y sobre ese ‘dueño’, por decirle de algún modo- concluí sin esbozar mueca alguna”.

Tras de ti oyes con una voz ronca de hombres - Su dueño soy yo - Shana te sonrie y te guña un ojo poniendote un bourbon - Mas bien la veo como mi protegida pero si, me pertenece bajo los ojos de nustro mundo de sombras - El tipo tendra unos casi treinta años, una picara sonrisa en el rostro y una mirada intensa. Viste con camisa y pantalon vaquero, todo negro con una cazadora de cuero por encima.

Mientras escuchaba la voz masculina emitiéndose tras de mi, miré fijamente el vaso de bourbon que me había acercado la hermosa humana. Ni bien observé el contenido del mismo, posé mis ojos en ella.

"- Shana... pensé que nos habíamos entendido cuando expresé el 'acorde a mis necesidades'- sonreí".

Inmediatamente, torcí un poco mi rostro como si intentara ver al interlocutor que se comunicaba a mis espaldas. Su mirada me interesó; era de esas que pueden expresar más cosas que el mismo verbo. Tratando de no ser descortés, dirigí mis palabras inmediatamente a él.

"- ¿Sarishan?*, hijo de Kaen. Veo que has escuchado más en nuestra charla de lo que había pensado. Pero ese es el trabajo del poseedor de tesoros... nunca quitarles el ojo, ¿verdad?- le dije".

Moví mi cuerpo para quedar frente al vampiro, y así poder conversar más tranquilamente. Miraba su vestimenta, la cual me dejaba pocas dudas sobre el tipo de persona que habría de ser.

"- Y hablando de esto, ¿que bellos tesoros guarda una ciudad como esta?- pregunté para entrar en confianza-. Pero antes de hablar, tal vez podrías facilitarme vos algo que realmente sacie un poco mi sed, ya que el whisky no ayudará mucho- expresé mientras le sonreí al joven".

- Te doy la razon en que Shana el lo mejor y mas apetecible del bar, pero si quieres tomarla solo hay dos reglas, que ella acepte, cosa que no suele hacer muy amenudo y que no la mates ni golpees, si le pasa la minima cosa me encargare de destrozar al que lo haya echo - Dice mirandote claramente, no era una amenza sino simplemente unas aclaraciones.

Sonreí levemente ante las palabras de Casey. No sabía si tomar amablemente aquella advertencia o no. Sólo me limité a asentir y contestar...

"- Sin embargo, la hermosa dama parece no consentir tal acto- le mencioné al cainita".

Tras proferir esas palabras, posé mi vista sobre Shana. Miré su rostro perfecto, el lacio de sus cabellos, los profundos ojos, su suave y delicada piel. Sin embargo, los sentimientos que otrora se hubiesen despertado no surgieron en mi ser. Aun así, si continuaba la intriga que me producía la joven.

"- Entonces dime querida, ¿qué te aplacaría o me concedería tu gracia?- expresé mientras la miraba fijo".