Partida Rol por web

apfelstrudel1 de Octubre de 1938. 09:36. Wilhelmshaven (Alemania).

En los astilleros Kriegsmarinewerft de Wilhelmshaven parecía haber mucho jaleo. Era la primera vez que estabas en aquella ciudad, pero estabas seguro de que aquello no era normal. Además todo parecía tener un aire muy festivo, aunque te extrañaba. Mucho agente de paisano, de casi todos los cuerpos de seguridad. Llegaste a pensar que eran todos, pero que no habías sido capaz de identificarlos.

Los cientos de canales que había sorteado y cruzado el tren en la última hora, antes de llegar a la estación te llamaron la atención. El reflejo que hacía el sol en estos te molestaba bastante, y no solo eso. Llenaba de luces el techó del tren. Muchos aún dormías, pero tú ya no podías pegar ojo. Toda la noche en tren te habían dejado la espalda molida. Aún eras joven para esos traqueteos, pero ... eso no quería decir que fueras inmune. Tu petate andaba ligero. Dejaste casi todo tu equipaje en un arcón que viajaría con el vehículo. Tu unidad, la Tercera División Acorazada, destacaría a la "Legión Condor" algunas unidades operativas. Un regimiento entero, que funcionaría de manera independiente total. Era una prueba de despliegue, pero sabías que donde se desplegaba era una zona de conflicto. Ya hacía más de dos años que los españoles se mataban entre ellos. Ya habías estado en Rusia, con tu unidad, realizando ejercicios, pero siempre dependíais de sus vehículos, o tal vez de los vuestros, pero siendo reparados en instalcaciones locales. Si, era vuestro personal y repuestos, pero no una unidad propia de mantenimiento. Ahora, si vendría con vosotros un despliegue completo de personal y material. Tu escuadra, formada por 5 carros Panzer II habían sido cedidos a otras unidades para adiestramiento, y esperabas ser asignado pronto a un moderno Panzer III. Lo que no sabías es que el proceso sería al contrario. Ya habías acumulado mucha ilusión y habías conseguido un manual del Kwk38 L/42 de 50mm. Por lo que habías aprendido en Rusia serían los cañones y no las ametralladoras el que sería el armamento principal de los Carros de Combate, aunque seguirían usándolas para muchas funciones.

Venías de permiso, y tenías que presentarte el día 2 de octubre en la ciudad en la que te encuentras ahora. En las puertas del arsenal, para ser designado a un puesto. Llegas un día antes, ya que para el día siguiente no había espacio en los trenes. Estaba todo copado. Llegar tarde, no era una opción.

En el petate tenías una caja de metal, que contenía unas viandas que habías conseguido antes de partir. Unos chorizos traídos de no sabías donde, pero no eran alemanes, el típico pan de centeno, oscuro, firme y de fuerte sabor, y un pequeño Apfelstrudel. No andabas armado. Ni falta que hacía. Eso era cosa de los oficiales, y no estabais en guerra.

Te presentaste voluntario para esta misión. Era más diplomática que otra cosa, pero en un país en guerra no sabías lo que podía pasar. Además, era una prueba en condiciones reales de la operatividad de una unidad. Sus apoyos como suministros, mantenimientos, y demás, os acompañarían. Además, venían dos tácticos de la Guerra Panzer, para sus pruebas. Sabías que os colmarían de ejercicios y si había suerte, alguna intervención contra esas tropas que quería desestabilizar aquella nación. Además, era en la zona de una España Amiga. Controlada, dirigida y gobernada por un general afín a los intereses alemanes. Afín a nuestro Fürer.

El permiso se estaba terminado y había llegado la hora de volver al trabajo.

Salí del hostal en que estaba pasando el permiso y me dirigí a la estación con la intención de reservar un billete para el 1 de octubre. El taquillero comprobó la plantilla y me informó que ya no quedaban billetes para ese día. Tuve que comprar uno para un dái antes. No supuso mucho problema porque, aunque el lugar en el que estaba pasando el permiso era estupendo con su lago y todo, la misión para la que me había presentado voluntario incluía un viaje a otro país. A España. Mucho había escuchado subre aquel país agrícola y casi subdesarrolado del sur de Europa y me resultaba sumamente atractivo el hecho de tener una misión allí. Aunque aquello le beneficiase a Adolfo.

Y la verdad es que comenzaba a echar de menos estar al mando de un carro. Ya me había enterado de los avances en el nuevo Panzer y esperaba con ilusión estrenar uno de ellos.

El soldado que guarda el acceso, se adelantó al interceptarte. Estabas accediendo a las instalaciones del arsenal. El trajín era mucho. Muchos entraban y salían aquel día por allí.

- Sargento, su unidad le espera en la Esplanada del Muelle del Frio. Y te dio unas indicaciones para llegar. No lo sabías pero aquello era enorme. Ni los campos de entrenamiento más grande que habías visto, sabías si se podrían comparar a aquello. Un poco más adelante viste una placa conmemorativa. Mil cuatrociento y pico. - ¿Tenía aquello más de 500 años?. Pero no te podías entretener. Se estaba empezando a hacer pesado el "paseo" por aquellas instalaciones navales. A lo lejos, en varios muelles pudiste ver un grupo de destructores de varios tipos, y un poco más cerca, unos grandes fosos donde unos barcos, como si fueran obras de madera, estaban en construcción.

Al final pudiste llegar. Habían muchos Pz I y un par de Pz II. Estaban aparcaditos de tal manera que habría que moverlos uno a uno, ya que no había espacio entre ellos para maniobrar, ni si quiera andando. Para llegar al suyo, muchos tendrían que escalar por encima de algunos carros de combate.

Después de caminar un largo rato llegué al arsenal para encontrarme con mi compañía. Devolví el saludo al soldado y me encaminé hacia los panzers que estaban aparcados. No me fijé más de lo preciso en los fenomenales destructores que se encontraban a lo largo del muelle espera de ser abastecidos para comenzar con sus misiones ni en la antigüedad que parecía tener aquel sitio. Lo que buscaba era mi nuevo panzer III. Y no lo encontraba por ningún sitio.

Al llegar junto a los tanques que se encontraban allí aparcados me paré y busqué con la mirada algún panzer III. Pero no parecía haber ninguno. Mala señal.

Un empresario está hablando con varios oficiales. Entre ellos, tu jefe. El jefe de tu compañía. El teniente Joch Wermauder. Entre ellos también estaba el capitán que hacía de comandante de toda la unidad de carros.

Discutían la forma de embarcarlos y de la manera que llegarían.

- Son tanques, y así van a llegar. Son tanques de agua, de combustible, de grano. Son tanques, ¿No? Pues lo van a ser.

Al ver que no había ningún Panzer III me llevé una pequeña desilusión. Había albergado esperanzas de dirigir uno de esos fenomenales carros pero parecía que iba a tener que esperar una nueva ocasión.

Busqué a mi jefe con la mirada y lo encontré a lo lejos hablando con otros oficiales y un civil que tenía pinta de ser empresario. Al acercarme escuche que hablaban de unos tanques de almacenamiento pero no entendía muy bien a que tanques se referían. Miré a mí alrededor y lo único que vi fueron carros de combate. Ni un solo contenedor. En fin, era su problema. Yo ya traía los míos. Me cuadré, choqué mis talones y saludé a la vez que me presentaba. – A sus órdenes, mi teniente. Se presenta el sargento de carros, Bauer.

El teniente se giró de soslayo, y tras eso regresó al resto. Hizo un gesto rápido y se apartó de ellos.

- Hombre Sven. Me alegro de verle. Se acercó un poco más a ti y te confesó confidencialmente: - LLega en el mejor y peor momento. Tengo una misión para usted. Un pequeño gesto con la mano abarcó todos esos trastos de metal. - Hay que meter todos esos carros en ese barco.

El buque era un transporte. Unas 7000 toneladas de granelero, pero eso tus ojos de carrista no sabían apreciarlo. Para tí era un trasto de metal de unos 80 metros, que chorreaba óxido por la mitad de este, y por la otra mitad, mugre. Habías subido carros por rampas, por terraplenes, navegado bajo un río, montado en trenes, e incluso estrellado, pero no tenías idea de como subirlo allí. No había rampas, pasarelas ni compuertas. Si, había un portalón, pero valía para que subiera una fila de hombres, pero no un trasto de varias toneladas. Incluso dudabas de poner meter un caballo por ese puente de chapa.

El teniente, te dio dos palmaditas en el hombro, y mientras salías o no de tu asombro, regresó a seguir hablando con ellos. Lo único bueno es que pudiste ver que parte de la compañía estaba allí. Mecánicos, carristas y algunos más estaban en un hangar, medio dormidos y bastante pelados de frío. Unos en pie, fumando, y dando saltitos, otros tumbados sobre o con sus petates, descansando y casi todos, chocando las manos para recuperar algo de calor en sus doloridos dedos.

- Este se ha vuelto loco.- Fue lo primero que pensé nada más recibir las oredenes del teniente Wermauder. - ¿Como vamos a meter todos esos carros ahí dentro sin que se hunda?

Parecía que las noticias iban a peor. Me resigne y me acerqué a mi compañia. Con un vistazo comprobé que estaban todos, unos con más ganas de trabajar que otros, y llamé al cabo para que vieniese a darle instrucciones.

Es tu chofe el cabo que se acerca. Los demás se empiezan a poner en pie. No parece que tengan demasiadas ganas de formar, que sería lo normal, pero por lo menos se han puesto en pie y parece que están dispuestos a que, cuando se terminen de despertar, manos a la obra.

- ¿Si mi sargento?

- Reune a la gente y manda formar, Kourss.  - Ordeno simplemente al cabo. - Voy a trasmitiros las órdenes del teniente.

Me giro y vuelvo a mirar el barco que tiene que transportar todos esos carros. Mientras el cabo prepara la formación yo sigo negando con la cabeza.

La tropa forma dentro del edificio. Al lado izquierdo nada más entrar. Frente a ellos, los otros suboficiales, como tú. Incluso alguno más antiguo, están ... formados ... pero de aquella manera.

Cada sección tiene un suboficial. Uno como tú; más o menos antiguo, que manda 4 carros (incluido el suyo) En cada carro hay un cabo, que hace de jefe de carro, y en el que va el suboficial, hace de conductor. Los jefes de carro, además, hacen de radioperador y de tirador/amunicionador. Además hay personal de mantenimiento. Esos, más que formas, se apelotonan al fondo, hasta que te ven moverte y entonces, forman medio bien.

El cabo, cuando ya lo tiene medio claro, va a darte la novedad.

- A sus órdenes. Formada la compañía con novedad. Tenemos 4 faltos, pero sabemos que Unger, está de camino. Nos ha habisado. El resto no sabemos, pero aún tienen una hora para regresar. Todo esto te lo dice en firmes. En primer tiempo de saludo.