Partida Rol por web

Hubo un claro consenso: había que actuar.

Lo que cambió fue el modo de proceder.

Por un lado Niella se acercó ocultándose entre las sombras con perfección, salvo sus compañeros que sabían por donde se movía para los demás ella era técnicamente invisible. Ventaja que aprovechó para acortar distancias.

Por otro lado Políxena decidió llamar la atención de forma brusca. Aquello generó que inmediatamente el encapuchado desconocido dejase de interaccionar con Darius quedándose éste último expectante.

Ratko, como líder se dio cuenta que ante tal reacción ahora lo único que se podía hacer era estar alerta y observar a medida que se acercaba junto al resto de sus compañeras.

El encapuchado, impasible, no se sintió amenazado al veros llegar. Extendió los brazos, como un predicador que recibe a sus hijos antes de darle el clásico sermón.

- Es una sorpresa tener más visitas esta noche, estoy segura que no dejaré indiferente a nadie - comentó la figura encapuchada que acababa de revelar que pertenecía al género femenino.

- No estoy aquí para responder preguntas, sino para dar respuestas a la vida - aclaró mientras seguía en una actitud totalmente inofensiva. ¿Era ella la causante de tantos problemas?

- Solo soy una Heraldo con un mensaje claro: vuestra salvación - aquello os dejó confundidos ¿se trataba de alguna clase de adoctrinamiento religioso?

- Vuestro hermano Darius estaba a punto de unirse a nuestras filas ¿lo haréis vosotros también? ¿os uniréis a "ellos"? Su descenso es inminente y solo los heraldos heredarán el mundo - sus palabras eran serías a la vez que sombrías. ¿Quiénes son "ellos"?

Cualquiera que os viese de lejos comprobaría como siniestra que era la representación desde lo lejos. Una encapuchada que no tardó en revelar su rostro, el cual mostró rasgos que jamás habíais visto antes... piel escamosa... cicatrices... e incluso algo que parecía ser cuernos.

- Si necesitáis más respuestas estaré encantada de seguir pregonando "su llegada" - Tras aquello se hizo un silencio incómodo.

Niella continuaba agazapada. No sabía bien si actuar y salir de entre los arbustos o no. En el caso de que la conversación fuese por buen camino, no sería necesaria su presencia. Y si aquello no acababa bien, era mejor que saliese atacando o persiguiendo desde las sombras. 
 

Por otra parte se moría por preguntar "quienes eran ellos", "por qué reclutaba miembros del clan" y "cual era su objetivo". Pero seguro que sus compañeros se encargaban de ello...

Vaya, vaya… ¿así que eres tú el que nos está robando a los miembros? – Miró de manera inquisidora a Darius, ya que parecía haber sido camelado por aquella extraña “mujer cornuda” sin tener siquiera la decencia de despedirse. Si es que no pueden confiarse en los vivos, son unos descarados.- Darius está falto de vitamina C, no sabe lo que hace.- Llevó las manos a la espalda del hombre para empujarle en dirección contraria al heraldo, justo donde debía estar Ratko.- Vuelve a casa jovencito, ya hablaremos cuando llegue.- Reprimiéndole como si fuera una manera que castiga por la travesura a su pequeña, Poli indicó con la mano una dirección y esperó con los brazos cruzados y un tic nervioso del pie a que se moviera. Tenía claro que no iba a dejar que le comieran la cabeza ahí.

Una vez estaba solucionado ese “problema”, si es que podía indicarse como tal, se giró de nuevo para encararse hacia la heraldo.

Para ser la que da respuestas por ahora no me diste ninguna, ¿quiénes sois? ¿No tenéis un folleto que explique vuestro cometido? Necesito información. In-for-ma-ci-ón.- Deletreó la palabra, indicando lo confusa que estaba al respecto y sin tener claro si era aliado, enemigo o neutro.

La mujer os miró con tranquilidad. Estaba extremadamente relajada, probablemente confiada.

A pesar de la situación, Darius seguía ahí, inmóvil, mostraba una voluntad férrea por quedarse cerca de esa mujer. ¿Es que acaso había logrado adoctrinarlo? ¿había llegado demasiado tarde?

- Pues tendréis lo que deseáis... - dicho aquello la mujer miró directamente a Ratko y a Políxena, quienes estaban visibles en aquella noche oscura.

- El Mundo está corrupto, la semilla de Lisun está podrida al igual que esta tierra. Tan solo el fuego redentor podrá salvar este mundo, purgarlo cual enfermedad que absorbe la vida de un ente superior - sus palabras parecían recitadas, más que mencionadas.

- Ellos llegarán, nuestros salvadores, aquellos que harán que todo comience de nuevo. Éste periodo de redención estaba escrito. Los hijos de Rog'Osirr vendrán al mundo y sentenciarán firmemente - cada palabra sonaba cada vez más enigmática.

- Si habéis tenido el privilegio de conocer esta revelación significa que sois dignos para convertiros en Heraldos. Ellos vendrán del cielo y tomarán a los Heraldos para que ayuden con la recreación del mundo. Los Heraldos vivirán para ver un nuevo día en una tierra sana - un escalofrío os recorrió.

- Nada ni nadie puede salvarse de la ira de los hijos de Rog'Osirr - después tendió la mano.

- ¿Os uniréis, al igual que tantos otros, a esta venerable misión? - la mujer se quedó esperando una respuesta. No sabíais por qué, pero aquellos que estabais junto a ella os sentíais "atraídos" por sus palabras. Quisisteis escucharla sin interrumpirla... 

Escucha atenta, más de lo que debería en realidad pendiente de cada palabra y cada gesto que el heraldo hiciera. En cada “ellos” su mirada volaba a otro lado buscando esa presencia que mencionaba, buscándola entre los numerosos muertos que la acompañaban y que, ante la confusión de la muchacha, sólo se encogían de hombros.

Con el nombre de Rog’Osirr, que en realidad no debería de significar nada para Poli, sintió una paz en su interior que la llenó de orgullo, como si acabara de escuchar la palabra mágica aunque no supiera pronunciarla.

¿Dónde hay que firmar? – Parecía que la verborrea había convencido a Poli, asintiendo de forma enérgica con la misma ilusión que había tenido al saber que esa noche cenaba su plato favorito.

Ratko reconoció el nombre de los dioses que mencionó la mujer, que dijera que la semilla de Lisun estaba podrida y que debían de seguir a los heraldos del caos, que era lo que representaba el otro dios lo puso rápidamente sobre aviso.

- ¿Estáis diciendo que toda la creación está podrida y que hay que erradicarla por el caos? ¿Pero que decís?...- comenzó a decir Ratko para a continuación comenzar a caer bajo los influjos de la mujer, quería resistir pero no podía hacerlo- Nos... Nos uniremos...

—¿Y ahora qué?— se preguntó la dibumae. De no haber tenido la relación que tenía con Ratko, la muchacha simplemente hubiese dejado que sus compañeros siguiesen a aquella mujer, para espiarlos desde la distancia. Pero la promesa que había hecho a Shany y el hecho de que Ratko y Polixena sabían que estaba escondida y no tardarían en decirselo a la mujer, le hicieron  desechar ese plan.

La reacción de sus dos compañeros no le gustó ni un pelo. Que a Polixena se le fuese la cabeza no era nada nuevo, pero que se le fuese a Ratko: estaba claro que había magia de por medio. La mención a Rog'Osir y la fuerte animadversión contra Lisun tampoco le emocionó demasiado. Había conocido aquellas historias gracias a los libros de Ratko y no sabía demasiado de ello, pero si las leyendas eran ciertas Lisun les había dado la vida a todos. Por lo tanto ellos eran la semilla de Lisun. Que esa bruja insinuase que estaba podrida y había que erradicarla...

No. Niella podía ser temeraria, pero no era suicida. No iba a embarcarse en una misión para matar a todos los seres vivos. Además, por alguna razón, aquellos argumentos le recordaban demasiado a los de Mashae. La muchacha intentó fijarse en que era lo que atraía tanto a sus amigos de aquella mujer. ¿Sería su físico o su voz? Ella estaba oyéndola y no se sentía atraída, así que lo mismo era algo de la mirada... aunque las leyendas decían que había seres que te atraían hacia la muerte con la voz. 

Confusa, hizo un gesto a Tectonic, señalando a Ratko Poli y Darius, e insinuandole que le lanzase una piedra, para ver si un pequeño golpe los sacaba de su ensimismamiento. Lo que pretendía la muchacha era que les despertasen y les sacasen de allí. Lo que entendiese el tectónico era otro tema muy diferente. Pero no podía quedarse solo ahí la cosa. También necesitaba desviar la atención de la lagarta para que dejase de ejercer su influencia. Y de eso solo podía encargarse ella.

La muchacha sacó una de sus dagas y se concentró. Dar a un blanco inmóvil que no sabía que estaba siendo acechado era fácil. Muy fácil. Lo complicado era que después no la acribillasen, de modo que tendría que hacerlo a través del truco del doble. Así despistaria incluso a sus amigos. Permanecería escondida, pero todos creerían que había cambiado de posición después del ataque. Y si la lagarta quería hipnotizarla, no podría, puesto que no estaría allí. 

Y Niella, aprovechando el uso de sus habilidades atacó.

La Heraldo recibió el impacto de la daga en un punto crítico de su cuerpo, haciendo que está emanase sangre roja como la de cualquier humanoide de Alleriah. Gritó enfurecida por tal agresión, la cual había sido capaz de dejarla herida muy gravemente.

Aquel engendro tan solo vio al doble de Niella, a la cual achacó aquel acto tan vil y rastrero.

Mientras tanto, el Geotónido, siguiendo las indicaciones de su superiora, lanzó una piedra de forma efectiva a Políxena, la cual tan solo sirvió para desvelar también su posición a los "nuevos heraldos".

La situación se complicó en cuestión de segundos:

- ¡Acudid a la llamada! - dijo con voz agresiva pero quejicosa la heraldo a la vez que se quitaba la daga de su cuerpo.

- ¡Matad a esos dos corruptos! ¡Hacedlo por el mañana! - y con aquella orden pidió que Poli, Ratko y Darius atacasen a sus compañeros de gremio.

- Yo me encargaré personalmente de ti - gritó mientras se enzarzaba en combate con el doble de Niella.

En cuanto a Ratko y Poli... aquella orden debía ser cumplida, y eso implicaba que tanto Zirei como Tectonic tendrían que aguantar la arremetida de sus compañeros...

—¡No les ataquéis! ¡Parad los golpes o huid!— ordenó Niella a sus dos compañeros mientras salía de entre las sombras con otra daga en la mano. La chica no estaba acostumbrada a dar órdenes y aquella había salido más del miedo que de la autoridad. A pesar de todo, sabía lo que tenía que hacer y se giró con rapidez para lanzar otra daga a aquella... La piel se le heló. Aquella mujer era mucho más perturbadora de cerca, y aunque estuviese sangrando profusamente, sentía que era más peligrosa de lo que parecía a simple vista. Tragando saliva, la chica cerró los ojos temiendo ser hipnotizada y lanzó la daga. 

Ratko poseía una mirada extraña... Era cierto que él... Lo que se dice normal, no lo era mucho pero su brillo áureo parecía estar corrompido, o quizás ausente como si el el fuese completamente él, el caso es que al volverse miró a Tectónic por haber sido el que lanzó la piedra y cogiendo su puñal se dirigió hacia él para atacarlo.

- Debéis ser purgados...