Partida Rol por web

Se oyó un crujido, seguido de un resoplido potente, no hacía falta girar la cabeza para saber que a Shany no le agradó nada las palabras del viejo. La mirada de su líder era bastante clara, no queriendo que ellos hicieran algo en su contra pues, en realidad, no habían cumplido con su misión. Se podía decir que Eärendil sabía muy bien cual había sido la intensión de la guerrera en cuanto comenzaron a caminar hacia la salida, pues consideraba a esa misión una trampa con todas las letras.

-Hey- le dijo al viejo alzando su espada para apuntar con ella hacia él-. Esta vez dejaré pasar que nos usaras como unos simples perros- su arma podía ser filosa, pero su mirada resultaba más intimidante que cualquier arma-. Pero la próxima vez que te vea, yo, Shany, la guerrera carmesí del valle de los huesos, te arrancaré los brazos y te golpearé con ellos hasta que pidas perdón por tus engaños y estafas. Nadie engaña a una Orumita y vive para jactarse de ello- sencillamente, de no ser por Eärendil, sus tripas ahora estarían desperdigadas por el lugar. O quizás le arrastraría templo adentro para darle una zambullida en esas aguas negras-. Disfruta de lo que te quede de vida.

Estaba muy molesta, pero era obvio que la elfa se movía en base a su honor y el del gremio. Shany no era quien para decidir cómo llevarlo y debía comportarse si quería permanecer en él.

Ratko arrugó el ceño ante las palabras del anciano, de buena gana le hubiera estampado la bola de fuego... en realidad era lo que quería pues consideró que aquel pajarraco no pararía hasta conseguir los medallones y con ello, crear un ejército para dominar un reino, el sentido común le pedía que lo ejecutase de inmediato, pero Earendil se adelantó tanto a los deseos de Ratko como a los de Shany quien se permitió el lujo de amenazarlo.

El demonio con la mirada muy sombría y los dientes afilados hizo un gran esfuerzo por contenerse, aún así se unió a la amenaza de la orionita.

- Será mejor que abandones tu empresa... esas joyas poseen a quien las porta con tan sólo tocarlas, pero si quieres terminar convertido en zombie descerebrado... ve y comprúebalo tu mismo.

Demitrev recogió la bolsa y sonrió.

- Al menos sentíos orgullosos de haber contemplado algo que solo unos pocos han podido experimentar - dicho aquello se guardó la bolsa para acto seguido desaparecer de vuestra vista.

¿Qué conclusión habréis podido sacar? ¿Qué era realmente aquella materia gris? ¿Intentará Demitrev de nuevo hacerse con reliquias imbuidas con esa magia tan particular?

Solo el futuro determinará cuales serán las consecuencias del desenlace de esta aventura...

Esperé a que se marchara, dándole unos segundos de ventaja antes de proseguir con el viaje sin mirar a mis compañeros. Aunque no me hubiera gustado las amenazas veladas que ambos habían proclamado sentía una leve punzada de orgullo, entendía sus razones e incluso yo misma hubiera intercalado palabras si no estuviera en mi posición.

- Somos mercenarios. Trabajamos a cambio de una suma elevada de dinero, cualquier encargo que una persona normal al no estar cualificada no pudiera realizar.- Seguí caminando, apoyándome en el báculo mientras lanzaba las palabras al aire, para que fueran escuchadas por quién fuera.- Nuestro nombre se debe al boca a boca, y es por ello que debemos tener cuidado con nuestros actos.- Me giré lo suficiente para poder mirarles, aunque fuera de reojo.- Sin embargo tenemos una serie de normas no escritas que todos debemos respetar: No poner en exceso peligro al grupo, valorar los daños colaterales de nuestros actos y, lo más importante, no somos asesinos.- Clavé la cristalina mirada en sus ojos. No había enfado en mis palabras, tampoco advertencia de aquella que regaña a sus ojos, sino un brillo de orgullo que mostraba también con una ligera sonrisa.- Shany, Ratko. Buen trabajo.

Volví a caminar dirección a la sede queriendo descansar y ponernos en marcha con la próxima misión.

Ratko estaba ofuscado, le hubiera gustado probar la sangre de ese maldito anciano, pues presentía que podían volver a encontrarlo y que al final no le reportaría ninguna buena prensa... pero no quiso llevarle la contraria a la jefa, al fin y al cabo había aceptado ser mercenario y formar parte del gremio, lo que no podía prometía era no chamuscarlo en cuanto tuviese ocasión de hacerlo.

Cuando Earendil comenzó a darles el discurso el demonio arrugó el ceño mientras pensaba "bla,bla,bla... con lo mono que se hubiera quedado carbonizado y evaporado..."

 Sin embargo tenemos una serie de normas no escritas que todos debemos respetar: No poner en exceso peligro al grupo, valorar los daños colaterales de nuestros actos y, lo más importante, no somos asesinos.- Clavé la cristalina mirada en sus ojos. No había enfado en mis palabras, tampoco advertencia de aquella que regaña a sus ojos, sino un brillo de orgullo que mostraba también con una ligera sonrisa.- Shany, Ratko. Buen trabajo.

- Gracias...- respondió algo seco, todavía no estaba convencido de haberlo dejado marchar pero prefirió no hablar y seguir adelante- aunque el mérito es de Shany, es ella quien nos ha salvado a los dos- añadió en tono neutro ya sumido en sus pensamientos.

Y el cuervo se fue. Shany ni siquiera pudo tener el gusto de verle orinándose en sus pantalones, sumido en el miedo más profundo. Envinó su espada, luego de observa lo seca y triste que parecía sin tener manchas de sangre, pero que poco podía hacer para complacerla. Cuando estaba por comenzar a caminar, Eärendil comenzó con su pequeño discurso.

-Dejas ir a las serpientes venenosas porque su veneno no es para ti- dijo mirando hacia donde se había marchado el viejo-. Esa pretende esparcirlo por todos lados- se encogió de hombros. Ese tipo les puso en peligro, sin advertirles nada, sus actos traerían incontables daños colaterales y no sería asesinato si era para prevenir más muertes. Pero, como ya había aceptado, no era la líder del gremio y no iba a contradecir sus reglas. Si no le gustaba se marcharía, pero de momento eran hasta divertidos-. Cuantos cumplidos juntos- dijo ya con la mirada más suave-. La cercanía a la muerte les vuelve más sociables. Estoy ansiosa por la próxima aventura mortal.

Decidió echar tierra sobre el asunto, lanzando una pequeña puya y comenzar a caminar al paso de Eärendil. Necesitaba alguna cerveza o mucho y buen sexo para quitarse la sensación de que sed de sangre.

-¿Que harás al volver al gremio Ratko?- preguntó como quien pregunta si lloverá esa noche.

El demonio caminaba a paso ligero, tenía ganas de volver al gremio, cambiarse de ropa, comer, beber y dormir... Aunque no sabía si seguiría ese mismo orden, lo cierto es que estaba ofuscado, no por haber fallado la misión sino por las consecuencias de haber dejado a como la propia Shany llamó al anciano, serpiente viva.

Cita:

Aquella palabras sacaron a Ratko de su ensimismamiento.

-Beber... Todo lo que pueda, tengo la garganta seca-Le respondió con sinceridad decidiendo en aquel mismo momento el orden de prioridad con que iba a hacer las cosas.