El viejo Liborio habia desaparecido; El resto del pueblo estaba seguro de que él era el Licantropo y Limbert solo hizo un suspiro como esperando que no hallan mas muertes y que los ejecutores no se hayan equivocado. El profesor ya cansado por los dias estresantes que habia vivido se marcho a su domicilio para poder descansar un poco y recobrar fuerzas.
-Monstruos...sois peores que los propios licantropos...-dicho esto, John volvió a su casa.
- Sé que ha sido un error, pero mañana lo sabremos y si hay una muerte más sabré muy bien que tu – y señaló con el dedo a la costurera – sabré que tu eres uno de los lobos porque esas acusaciones solo tenían un fin, acabar con quien más sabía y se estaba acercando, y sé que hay más.– Y se fue.
-Yo no soy un lobo.
Dije con pena, porque por su rostro me creía uno de ellos.
-Pero no te culpo, decide lo que sientas correcto. Pero al menos hasta decidir lincharme no te mataría tratarme como a una persona.
Dicho ésto me retiré pues no tenía más que decir y debía esperar a que el día trajera menos noticias malas.