De tan rápido que sucedió todo, a penas fue consciente ue estaba sucediendo hasta que le dolieron los oídos del estruendo y comenzó a tragar agua. El estallido de la madera hizo que se clavaran algunas astillas en su brazo y la molestia era evidente, pero la bucanera hizo por ignorarlo todo para salir a la superficie.
Respiró a bocanadas antes de observar la situación y se acordó de Ana, del pánico que tenía al agua y de cómo ella pensaba que era porque no sabía nadar. Entonces buscó urgentemente con la vista al castellano, tal vez tampoco sabía nadar, pero allí estaba, vio salir flotando su cabecita por encima del agua. Echó a nadar hasta él mientras gritaba su nombre, que escuchaba amortiguado.
- ¡RODRIGO! -Lo alertó en cuanto se quedó a su espalda.- HAY QUE NADAR DE VUELTA, NO NOS QUEDA OTRA.
La voz de Nuru sonaba atronadora, no más que la tormenta por supuesto, pero al no oír bien tampoco medía su nivel. Echó un vistazo alrededor por si veía más madera cerca, tener algo a flote a lo que agarrarse era bueno para intentar no ahogarse. Entonces vio algo cerca de Rodrigo, alcanzándolo antes de que se hundiese sacó una cuerda del agua.
- BIEN, CREO QUE PODEMOS INTENTARLO. ¿CÓMO ESTÁS, PUEDES SEGUIR?
Comenzó a darle vueltas a la mejor forma de volver.
Recibo dos heridas leves, nado y recupero la cuerda.
Con la cuerda que había rescatado Nuru y el trozo grande de bote al que se había aferrado Rodrigo, pudieron encaramarse sobre la madera y mantenerse a flote, utilizando la cuerda para no caer al agua de nuevo.
La tormenta no parecía tener intención de amainar y la lluvia caía tan fuerte que apenas se veían ellos mismos. Aun así, trataron de retroceder y en cuanto enfocaron sus esfuerzos en navegar en dirección a la isla, les pareció que las propias olas les ayudaban e impulsaban, empujándoles de regreso.
Era imposible precisar cuánto tiempo pasaron zarandeados por la tormenta, y en algún momento llegaron a pensar que el mar les empujaría contra las rocas del acantilado, pero al final aquel bote improvisado se detuvo con violencia en la arena de una cala pequeña.