Cuando el presentador dice mi nombre en alto sé que es mi turno... y hay que mostrarse lo más presentable posible.
Me levanto de la silla - no muy cómoda, por cierto, para estar donde estamos - y camino con paso firme hacia el sillón que hay junto al repeinado presentador. Jamás pensé que me gustaría tanto usar tacones... pienso al andar mientras compruebo que lo estoy haciendo correctamente, tal como mi estilista me ha enseñado.
Llego junto al presentador y le saludo, me recompongo el vestido ajustado que me han puesto para la ocasión y luego miro al público sonriente. Los focos me hacían daño al principio pero poco a poco mis ojos se han ido acostumbrando, por suerte.
C: - Hola Leyla, ¿qué tal estás?
Leyla: - Hola a todos. Estoy bien, bastante agusto y disfrutando todo lo que puedo antes de empezar en serio con esto.
C: - Bien, ya vemos que estás bien, te han puesto muy guapa. ¿Te gusta el Capitolio?
Leyla: - Sí, me gusta mucho la ropa que me han dado todos estos días, los estilistas son auténticos dioses y el Capitolio me gusta aunque acostumbrada a mi distrito lo veo a veces demasiado colorido... A pesar de todo no estaría mal poder venirme a vivir aquí.
C: -¿Qué puedes contarnos sobre tu familia y tu hogar?
Leyla: Mi familia... Bueno... - me cuesta un poco hablar sobre ello pero sé que he de despedirme en condiciones de Padre por si no regreso.- Mi única familia es mi padre, que siempre ha estado bastante harto de mi, pero quiero que sepa que a pesar de las discusiones lo quiero igual, aunque nunca cambiaré y eso es algo que ya debería saber después de 17 años soportándome. -dicho esto miro a alguna de las cámaras que supongo me estarán enfocando y mando un guiño a mi padre, y de paso a todo Panem.
C: -¿Cómo es tu distrito?
Leyla: -Como bien ha dicho mi compañero nuestro Distrito es muy caluroso y bastante gris en general. Mires donde mires hay fábricas y edificios hechos de titanio que lo único que hacen es reflejar el sol y provocar que nos asemos más aún. Pero... a pesar de todo ello, me gusta, es donde siempre he vivido y me gusta la oscuridad de sus noches y sus días nublados en que los edificios parecen mezclarse con el cielo...
C: - Leyla, cambiando de tema... ¿Cuál crees que es tu mejor cualidad para vencer en los Juegos?
Leyla: La verdad... Si te soy sincera, no lo sé... pero sé defenderme perfectamente pues es lo que llevo haciendo toda mi vida, especialmente en la época de colegio e instituto, hasta que empecé a trabajar en la fábrica.
C: -¿Hay alguien especial esperándote en casa? Y si no, ¿te parecen guapos los demás participantes?
Leyla: -Saco la lengua a la par que hago un gesto con los ojos mirando hacia arriba, como si me lo tuviera que pensar. Luego me echo a reír y respondo-: No, en serio, que yo sepa sólo mi padre me espera en casa. Eso al menos que yo sepa… - y dejo la frase en el aire unos segundos largos antes de continuar.-
¿Los participantes? No me he fijado demasiado en eso pero alguno que otro guapetón si que hay. Por ejemplo a mi compañero lo conocía de clase, él tal vez ni siquiera me recuerde pero yo sí, sobre todo desde que empezó la maldición que parece asolar a su familia… Es algo triste, pero nada en esta vida es fácil, supongo que es cuestión de mala suerte también, como la que he tenido yo.
C: -¿Tienes miedo al fracaso?
Leyla: ¿Miedo al fracaso? No, realmente no lo tengo. Más bien diría que es a lo que estoy acostumbrada. Nunca he sido muy popular, ¿sabes? Todo lo que tengo me lo he ganado a pulso y con mi sudor y tampoco tengo miedo a morir aunque no quiero hacerlo todavía. Soy muy jóven y creo que tengo mucho potencial para fabricarme un buen futuro, especialmente si pudiera ser dentro del Capitolio.
C: -Por último, ¿algo más?
Leyla: ¿Algo más? Ummm… - ladeo la cabeza y me sacudo un poco el pelo despeinándolo ligeramente para horror de mi peluquero que está entre las primeras filas y al que miro de refilón.- Solamente que disfruten de los Juegos, todos, y que espero poder dar una buena actuación porque sé que puedo darla a pesar de mi frágil aspecto.
¡Buenas noches Panem!
Me levanto y saludo al público sonriente tras volver a poner ambas piernas juntas con lentitud. Vuelvo a mi silla incómoda para seguir viendo las entrevistas restantes contoneándome como mi mentor me ssugirió que hiciera. “Aunque no lo creas, eres bonita, y eso puede que guste a los Patrocinadores, además de tu rebeldía natural” recuerdo sus palabras y me doy cuenta de que me he mostrado demasiado educada para como soy yo pero sin dejar de ser natural. No ha estado mal… o eso creo.
Me quedo mirando a los alrededores anotando las cosas que hay en el estudio, contanto, jugando con las letras, los numeros y las posiciones para hacer tiempo. Me han maquillado, e incluso intentarón cambiarme mi cabello para parecer más aceptable a la vista, pero es como una seña de identidad y cuando me lo han permitido lo he rehecho con lo que he podido en un reflejo metalico del suelo. Entonces suena mi nombre y me dirijo al interior de la sala, sabiendo que solo es como una zona de marcado para las reses que van a morir, solo que nosotros podemos decir lo que nos identifica y parecer que estamos bien, cuando estamos a punto de matar y morir...
-Hola Miranda, ¿qué tal estás? ¿Te gusta el Capitolio?
Sonrio con un deje nervioso y miró a la camara con cierta desazón:- La verdad es que no he estado nunca ante las camaras, me siento algo extraña, pero es algo normal, siempre he estado en mi distrito. En cuanto al Capitolio es un sitio muy hermoso, y siempre he tenido curiosidad por verlo en persona, al final lo he conseguido...- Espero a la siguiente pregunta con la misma aura de nervios y tics nerviosos como tocarme las manos y demás. Cuando me veo en dificultades nunca me haga la fuerte, porque no lo soy, pero se cuando me llega mi momento.
-¿Qué puedes contarnos sobre tu familia y tu hogar? ¿Cómo es tu distrito?
-Mi familia... no es que me guste mucho hablar de ellos, solo me hace sentirme mal, y tampoco creo que os guste saber que soy una huerfana, no tengo a nadie donde volver, y mi hogar son las calles. - Al hablar del districto me pongo relajada en el sillon y sonrio:- No he visto nada más que mi distrito y el Capitolio ahora, por lo que poco puedo comparar, aunque es peor que esto sin duda-
-¿Cuál es tu mejor cualidad para vencer en los Juegos?
-Hare lo que sea por sobrevivir- Y aprieto las manos firmemente:- Hasta el ultimo suspiro que me quede seguire luchando-
-¿Hay alguien especial esperándote en casa? Y si no, ¿te parecen guapos los demás participantes?
- Si hay alguien... Es un buen chico, y me gustaria volver a verle, ya de por si es una buena causa para seguir viviendo ¿No les parece?-
-¿Tienes miedo al fracaso?
-Lo único del fracaso que me puede dar miedo, es no poder levantarme de nuevo y terminar derrotandole-
-Por último, ¿algo más?
-Me "tocó" venir a estos juegos porque nadie más queria desprenderse de sus seres queridos, porque soy una no-persona de ese districto, pero que lo tengan muy claro, no me dejare matar tan facilmente-Me muerdo el labio un segundo, sin saber si decirlo o no, pero no puedo hacerlo sin despedirme:- Te quiero Thomas, volvere a verte...-
Entro en la sala donde el presentador de los Juegos del Hambre va a hacerme su entrevista. Mis asesores no hacen más que recordarme todas sus instrucciones por gestos e intentar que luzca con lo que han preparado para mi. Al principio pensé en hacerlos fracasar pero luego he recapacitado y no son mas que empleados que hacen lo que el Capitolio les ordena. Igual que yo pongo las instrucciones que me ordenan en la maquina por mucho que sepa que hacen falta estufas para calentarnos y ya ha habido muertos de frío si en la oficina me dan las instrucciones recibidas y son piezas de lavadoras del ultimo modelo esas pongo.
Avanzo con el vestido negro para destacar mi lisa melena rubia inclinado la cabeza suavemente como si saludara a todo el público y lo que es mas importante a todas las cámaras. Pasamos horas entrenándome para que hiciera este recorrido y las inclinaciones, directa a cada una, sin tener que detenerme. He llegado de las últimas y eso me dijeron que no sería muy bueno ya que el listón estara ya muy alto.
Llego ante el presentador y lo saludo igualmente con la cabeza antes de sentarme en el lugar que me indica.
El me saluda como si nos conociéramos. – Hola Diana, ¿que tal estas? bueno imagino que mi expediente si lo ha estudiado. – ¿Te gusta el Capitolio?
– Saludos a usted y a todo Panem. No lo engañare si le digo que algo nerviosa nunca había llevado ropa como esta ni zapatos de tacón.
– Sobre el Capitolio, siempre había soñado con venir a vivir un día y poderlo ver. Lo que he visto es muy limpio y agradable pero sólo lo que veo del hotel. Señalando las numerosas cámaras lo poco que hemos estado es las calles con tantas cámaras y focos encima no logre ver casi nada.
– ¿Qué puedes contarnos sobre tu familia y tu hogar? ¿Cómo es tu distrito?
– Mi familia una normal, no somos de los acomodados – deteniendo por un momento mis ojos en Lenny – ni de los que tienen demasiados hijos para poderlos atender. Casi se me escapa que apenas nos proporcionáis comida para subsistir. Siempre se han preocupado por mi mis padres y he tenido alguna pelea con mis hermanos, como todos imagino.
– Sobre mi distrito, sólo conozco la zona en que vivo al lado de una fabrica de electrodomésticos. Es muy gris y no solemos tener tiempo libre para ver otras zonas siempre he querido ver los muelles donde se cargan los containers en los barcos pero queda muy lejos para ir y volver a píe a tiempo para el turno siguiente. La gente nos ayudamos entre nosotros aunque siempre hay quienes sólo miran para ellos. Diana esto no lo tenías que decir menos mal que por lo menos no has desviado la cabeza.
– ¿Cuál es tu mejor cualidad para vencer en los juegos?
– Cuando me seleccionaron pensé que ninguna, no hay maquinas para fabricar armas en esta edición imagino. Pero al conocer a los demás he visto que algunos hace tiempo que se entrenan y otros son de nisagas conocidas por participar repetidamente. Los de estos grupos se conocen unos a otros sus puntos fuertes y debilidades. Unos pocos, sonriendo, seremos sorpresas que no sabrán a que atenerse.
– ¿Hay alguien especial esperándote en casa? Y si no, ¿te parecen guapos los demás participantes?
– No nunca he tenido tiempo para esas cosas, por lo menos de momento y espero tenerlo. Me espera mi familia, los amigos, vecinos, compañeros del trabajo… ¿Pero con estos estilistas puede alguien no parecer guapo? – mientras me levanto y señalo a los que han trabajado conmigo siendo enfocados inmediatamente por las cámaras. – Todos sabemos que nos tendremos que matar no es el mejor punto de partida par buscar una relación romántica.
- ¿Tienes miedo al fracaso?
– Es una cosa que nunca he tenido siempre he intentado hacer las cosas lo mejor posible pero no soy una vigilante y no creo que todos valgamos para hacer lo que pueden verse obligados ha hacer ellos. Ahora no pienso ofrecer mi cuello.
– Por último, ¿algo más?
– Siempre lo he conocido a usted como presentador. ¿En su última aparición lo hará como participante? – con mi mejor carita de niña buena e inocente. – Sí lo hiciera y sobreviviera apostaría por usted, nadie debe saber mas de los Juegos del Hambre. Y si te da un infarto mientras te lo imaginas pasaremos unas semanas aquí a lo grande mientras buscan otro presentador.
Segura de sí misma, pero sin ostentarlo en sus andares o en su rostro: así fue como Bárbara entró en el plató. Se permitió un breve saludo con la mano al público y las cámaras antes de sentarse junto al presentador que la iba a entrevistar. Para la ocasión lucía un elegante y discreto vestido de noche grisazulado, con el que no acababa de sentirse muy cómoda pese a lo mucho que le había gustado cuando se lo enseñaron: demasiados años vistiendo pantalones de tela recia y camisetas, supuso.
- ¡Bueno, Bárbara! -el estridente júbilo del presentador le devolvió al mundo real, ante el que ahora tenía que hacer el papel de muchachita agradable- Nos alegra mucho tenerte esta noche aquí. ¿Qué tal te encuentras?
- Muy emocionada, gracias. -sonrió con timidez.
- ¡Vaya! ¿Y eso por qué?
- Es... Es difícil de describir. Yo empecé a entrenarme muy joven, y llegar por fin a este momento después de tantos años... -a su pesar, Bárbara notó que una lágrima asomaba a su ojo, y la intentó enjugar con discrección- Me faltan palabras para explicarlo.
- Eh... ¡Claro, claro! Y dime, ¿qué piensas del Capitolio?
La primera pregunta. Y, en teoría, la más fácil. Que hubiera pasado de sentir un terror devorador hacia los Juegos del Hambre a considerarlos una oportunidad de gloria en vida o muerte, y hasta una ilusión a la que aspirar, no quería decir que le gustara el gobierno de Panem. Por suerte, era fácil para una chica del priviliegiado distrito farmacéutico fingir cariño y patriotismo por sus amos y señores.
- Me alegra que me hagas esa pregunta. Creo que gracias a él tenemos una paz y estabilidad duraderas, y esa es la condición básica para que cualquier civilización prospere. Sé que en otros distritos la vida no es tan fácil como en el que yo nací, pero también soy consciente de que las cosas serían mucho peores para todos si ellos no estuvieran ahí para administrar y equilibrar la situación de todos ellos -sonrió al presentador, sin llegar a mostrar los dientes, mientras rezaba a quienquiera que estuviera escuchando que su ridícula parrafada de tamizado fervor patriótico colara ante la audiencia y los posibles patrocinadores.
Menos mal que ahora venía la parte fácil, al menos en teoría. En esta no le hacía falta mentir; si acaso, exagerar un poco.
- ¿Y qué nos puedes contar de tu familia y de tu distrito?
- Vivimos mis padres y mi hermanito en una casa con jardín preciosa. Todo el distrito es muy moderno, con edificios altos en las zonas de trabajo y áreas residenciales con muchas comodidades y zonas verdes.
- Ya que mencionas a tu familia, ¿qué piensan ellos de que eligieras ser Tributo profesional?
Bárbara volvió a encubrir con una tímida sonrisa su breve alarma ante la pregunta. Mejor contestarles la versión para todos los públicos, pensó. No quedaría bien que el resto de Panem supiera lo disgustados que sus padres estuvieron al principio.
- Bueno, la verdad es que a mis padres les sorprendió mucho al principio, pero me han apoyado en todo momento. Y mi hermano pequeño -ahí no pudo evitar una risita entre dientes- él está pensándose seguir mis pasos, así que imagínate.
Por supuesto, ella se callaba que le había convencido de que, al menos, tenía que pensárselo un poco cuando tuviera la edad suficiente. Y lo había hecho por sus padres, que conste: sabía que arriesgar a su otro hijo a una muerte casi segura sería más de lo que ellos podrían soportar, pero ella misma se sentía muy orgullosa de que su fastidioso y adorable hermanito la viera como un ejemplo a seguir. Tal vez si ganaba podría ayudarle a entrenarse para los Juegos.
- ¿Y cómo es que decidiste este camino?
- Me di cuenta de que era una oportunidad, tanto para prosperar yo misma como para llevar gloria a mi distrito. Sé que hay muchos riesgos, pero es como las inversiones en nuevos fármacos: sólo el que arriesga mucho obtiene un gran éxito.
- Pasemos a tus expectativas para los Juegos. ¿Cuál es tu fortaleza a la hora de participar?
Otra sonrisa para la cámara, esta más amplia, mostrando los dientes. Sincera, porque estaba contenta de poder explicar sus cualidades ante la audiencia; pero no del todo, porque no iba a entrar en detalles en todas sus fortalezas.
- Bueno... Aparte de mi entrenamiento -y quiero aprovechar para dar las gracias a mis instructores. ¡Sois los mejores! -y desde luego que lo eran: habían sido duros, pero lograron sacar de ella su potencial - Como decía, aparte de mi entrenamiento, está mi capacidad de atención. Me fijo mucho en las cosas, y enseguida noto si hay algo raro a mi alrededor; por ejemplo, siempre pillaba a mi hermano cuando revolvía en mi habitación, aunque se esforzara por dejar las cosas como las había encontrado, porque yo siempre me fijaba en los pequeños detalles, aunque fuera inconscientemente. Creo que una habilidad así me vendrá muy bien para evitar emboscadas o peligros naturales.
Y si a los demás no les disuade esto, pensó para sus adentros, se encontrarán con la desagradable sorpresa de que se me da muy bien tirar con arco y repartir estopa a mano.
- ¿Y hay alguien especial esperándote en casa?
Suspiró. Aquel era un tema que le dolía un poco; los entrenamientos no daban tiempo para echarse novio, a no ser que fuera uno de tus compañeros de ejercicios... y ella sabía que podía ser contraproducente si acababan enfrentándose en los Juegos, así que lo había evitado.
- La verdad es que no. No he tenido mucho tiempo de encontrar a alguien especial. De hecho, es una de las razones por las que tengo ganas de triunfar en los Juegos: así tendré tiempo de echarme novio.
- ¡Curioso planteamiento! Y ya que estás libre, ¿hay algún participante que te parezca guapo?
- Unos cuantos -volvió a reírse- Por ejemplo, Matthew, que es también de mi distrito. Es muy calladito, pero eso le hace muy mono. También me parece interesante Casius Clayton. Y Scoth Woodlench... reconozco que lo suyo es más un encanto de 'chico malo', pero también me gusta bastante. En general casi todos son guapos.
- Por la parte femenina también sois todas un gozo para la vista, si me permites el comentario. Pero, con tantos rivales, ¿no tienes miedo al fracaso?
Otra pregunta difícil, de las que servía para condenarte a los ojos de la audiencia y los posibles patrocinadores si contestabas incorrectamente. Claro que Bárbara tenía la respuesta correcta, o eso era lo que creía.
- La verdad es que la idea de poder fallar -y morir, evitó decir- ahí fuera siempre está presente, pero no puedes dejar que te paralice. Yo he hablado con campeones de Juegos pasados, y ellos siempre me han dicho que el miedo estaba allí, pero que cuando sonaba la hora de luchar tenías que dejar que cayera a un lado. Cuando estás en la refriega de los Juegos, no tienes tiempo para tener miedo del fracaso: estás demasiado ocupada dejándote la piel para triunfar. Y yo no pienso dejar que el temor a no hacerlo bien me paralice.
- ¡Elocuentes palabras! ¿Algo más que decir? ¿A tus padres, a tus amigas?
- Sí -miró directamente a la cámara que le indicó el presentador, y esbozó una sonrisa melancólica- Papá, mamá, Petey... os quiero con toda mi alma. No importa lo que pase a partir de mañana: no olvidéis que os quiero. Sólo espero hacer que os sintáis orgullosos de mí.
Para cuando terminó de hablar, notó que le corrían lágrimas por las mejillas, pero no le importó. Tal vez fueran las últimas palabras que dijera en su vida a sus seres queridos, qué demonios, así que estaba en su derecho de llorar un poquito en público. Con la cabeza algo gacha y la voz quebrándose, agradeció el pañuelo que el presentador le pasó para enjugarse los ojos.
- ¡Bien, ha sido un placer hablar contigo, y permíteme desearte mucha suerte en los Juegos! ¡Y ahora, despidamos a Bárbara Snyder con un fuerte aplauso!
La muchacha salió saludando al público y a las cámaras con más entusiasmo, aunque en sus ojos todavía se leía la tristeza que su amplia sonrisa intentaba ocultar. ¿Le aplaudirían por mera cortesía, o porque les había emocionado de verdad? Ya poco importaba: la suerte estaba echada, y a partir de mañana tendría que poner su propio esfuerzo en vencer, con patrocinadores o sin ellos, al resto de contendientes.
Y aunque le diera pena matarles, no iba a dudar en hacerlo. Ella había elegido ese camino, y sería una falta de respeto a sí misma no poner en él todo su empeño.
-Hola John, ¿qué tal estás? ¿Te gusta el Capitolio?
Hola, yo estoy bien. Haciendo un guiño a la camara
y esta ropa realza muchísimo mi bella cara
Referente al capitolio, no esta mal, creo que podría vivir aquí eternamente, con estas ropas y con una mujer diferente cada noche en mi cama
-¿Qué puedes contarnos sobre tu familia y tu hogar? ¿Cómo es tu distrito?
Mi hogar? un hogar de pescadores, mi distrito? un distrito de pescadores
-¿Cuál es tu mejor cualidad para vencer en los Juegos?
Mi bella cara
mientas sonrió
-¿Hay alguien especial esperándote en casa? Y si no, ¿te parecen guapos los demás participantes?
No, no hay nadie esperándome en ningún lugar, bueno no espera si...los peces carcajada.
Todas son guapas poniendo cara sensual.
-¿Tienes miedo al fracaso?
El fracaso? el fracaso es una experiencia mas en la vida, todos tendremos que fracasar en algún momento de nuestras vidas, lastima que aquí el fracaso es sinónimo de muerte, espera lastima? o bendición?
-Por último, ¿algo más?
No pienso fracasar.
-Hola Jessica, ¿qué tal estás? ¿Te gusta el Capitolio?
Psché... Muy bonito y pijo todo. Pero me quedo con mi Distrito, gracias.
-¿Qué puedes contarnos sobre tu familia y tu hogar? ¿Cómo es tu distrito?
Es duro crecer en una familia donde no hay familia, sólo tu padre, ¿sabes? Pero bueno, gracias a eso estoy preparada para partir un par de cuellos aquí. Si tu padre trabaja en una fábrica de armas blancas, pues lo suyo es que aprendas algo, ¿no? El distrito es un lugar genial. Industria, cerveza y humo. El sueño de cualquier adolescente como yo, vamos.
-¿Cuál es tu mejor cualidad para vencer en los Juegos?
Nadie maneja los putos cuchillos como yo, amigo.
-¿Hay alguien especial esperándote en casa? Y si no, ¿te parecen guapos los demás participantes?
Supongo que mi padre. Y mi perro Toto. De los demás participantes lo único que me gustará serán sus gritos.
-¿Tienes miedo al fracaso?
El fracaso aquí es igual a la muerte. ¿Crees que le tengo miedo a la muerte? Por el amor de Dios, me preparaba para esto desde que chupaba de la teta de mi madre. Son los demás los que tienen que tener miedo a SU fracaso.
-Por último, ¿algo más?
Sí, claro. A la audiencia quiero decirles que tranquilos: este año habrá verdadero espectáculo. Me encargaré personalmente de dárselo.
A partir de ahora sólo pueden postear aquí los VIPs.
CAPITOLIO TV - PROGRAMACIÓN ESPECIAL DE LOS 73º JUEGOS DEL HAMBRE
-¡Que comiencen los 73º Juegos del Hambre! -dijo Claudius Templesmith a través del micrófono.
Las imágenes sangrientas de la Cornucopia se sucedían en pantalla a un ritmo vertiginoso. Se cubrieron las seis muertes con especial ánimo, mientras Claudius narraba lo que iba pasando, quién escapaba hacia los bosques y quién moría a manos de los otros jugadores. Cuando la cosa fue calmándose fue momento de comentar entre los tertulianos lo que había pasado.
El silencio que invadió el estudio en aquel instante fue sobrecogedor. Era algo que ocurría en casi todas las ediciones, en cuanto terminaba el primer baño de sangre: todos los presentes de aquel especial para comentar de primerísima mano lo sucedido enmudecían y se quedaban quietos, mirándose unos a otros.
Sería ingenuo pensar que el silencio se debía a algún tipo de respeto para las víctimas o sobrecogimiento ante la matanza estos casi todopoderosos hombres y mujeres de Panem acababan de presenciar. Lo que los invadía e inundaba era la simple y pura expectación, la curiosidad e inquietud por ver quién de todos ellos hablaría por primera vez aquel año.
Al fondo de la sala, uno de los presentes se recostó pesadamente sobre el sillón de cuero, nuevo a rabiar, resoplando incrédulamente mientras levantaba una ceja. Todas las miradas se posaron en él, concediéndole tácitamente la palabra. Claudius Templesmith aceptó la decisión de los presentes y le presentó. No es que fuera necesario, pues todos en aquella sala le conocían y posiblemente todos en Panem, pero el protocolo era el protocolo.
- Kenneth Irons. - Anuncia Claudius, con voz alta y clara, propia de un profesional como él. - Propietario de Industrias Irons, propietario en exclusiva del Distrito 6 y poseedor de gran parte de los dividendos de los Distritos 3, 5 y 9. Gracias por estar hoy aquí con nosotros.
- Gracias a vosotros, Claudius. Siempre es un placer acudir a esta cita. - Responde, reposando sus manos sobre el regazo. Habla afectadamente, en una cadencia vocal muy propia de él y su cuidado lenguaje. - Lástima que en esta ocasión... el espectáculo esté siendo poco... emocionante.
Descorchado por fin el momento, y ante las palabras de un hombre como Irons, la concurrencia estalla en murmullos y opiniones diversas, sorprendidos por el veredicto de aquel hombre, veterano en estas lides. Templesmith se ve obligado a poner orden sutilmente, devolviendo lentamente a su cauce el debate. La palabra salta hasta el otro lado de la sala, donde se concentraba la mayor parte de la incredulidad.
- Con todo el respeto, Sr. Irons, pero han pasado apenas 40 minutos y ya tenemos a seis tributos fuera de juego...
- ¿Debo entender que es algún tipo de record, Sr. Edison? - Respondió, remarcado una vez más su completa desilusión. - Porque salvo por el... auténtico sentimiento que el muchacho del Distrito 3, Lenny Chavez, le ha puesto a su parte, el resto de tributos todavía no ha logrado que quede en mi una sensación más allá de la... condescendencia. - Miró brevemente varios asientos a su izquierda, donde una mujer de mediana edad parecía escucharla con cierta devoción. - ¿No está de acuerdo, Sra. Eclair?
Ale, abro el debate xD
Podría seguir enrollandome, pero REALMENTE me apetece rolear, así que lanzo carta sobre el tapete, a ver si alguien se anima a seguirme el rollo. :P
Aclaro que las opiniones deL personaje y las mias propias no tiene porqué coincidir xD
Rose Eclair, una de las periodistas que cubre los Juegos desde hace veinte años y que cuenta con uno de los mayores porcentajes de aciertos en cuanto a apuestas por los ganadores se refiere, se atusó el cabello rubio plateado con desenfado.
-Por supuesto que sí -asintió-. La Cornucopia es siempre la Cornucopia; siempre hay sangre. Pero en esta lamento decir que no hay pasión. Parece que se trate de autómatas. Si bien Lenny me parece demasiado... excitable para mi gusto, debo decir que me siento totalmente defraudada por cómo han terminado John y Bárbara. Los espectadores saben bien que soy fan de los tributos del distrito 2 y 4 porque siempre dan buenas imágenes... Espero que Jessica y Matthew ayuden un poco más a la historia de su distrito, porque si no, mal vamos.
Irons asintió brevemente con la cabeza, mostrando su conformidad.
- Exactamente, querida. - Añadió con lo que casi era un ronroneo. - Qué clase de Tributos "profesionales", aunque todos sabemos que está prohibido entrenar para los Juegos, por supuesto, es solo un apelativo... cariñoso para los tributos de estos tres distritos más... ¿cómo decirlo? Predispuestos, sería la palabra. Cómo decia, ¿Qué clase de Tributos Profesionales son los que se dejan vencer de una forma tan vulgar? ¿Cómo han podido dejarse arrebatar la Cornucopia por alguien como Tess Grossman y Kim Lee? Ni siquiera se puede considerar al tributo Casius Clayton como "profesional", pese a ser del Distrito Uno. No con esa... histérica petulancia en cuanto consigue pinchar al resto de tributos como si fueran tapas...
Su desagrado ahora es patente, tanto en su voz como en el gesto de su rostro. Había visto muchos Juegos, y estos no le estaban pareciendo, todavía, especialmente intersantes. Suspiró de forma tan afectada como con todo lo demás.
-Pese a todo... Hay gente intersante de la que, creo, todavía no hemos visto el potencial. Los compañeros del señor Chavez, la señorita Flocke y el señor Woodlench del distrito 7, pueden dar algo de... guerra, o quizá...
Mientras Irons habla, sucede la muerte de Miranda Lotto, a manos de su compañero de distrito, Ethan Iriam. En pantalla se aprecia perfectamente el gesto piadoso de este último al acabar con la muchacha, pese a hacerlo a sangre fria.
- Disculpen, caballeros, pero... ¿Alguien podría volver a sintonizar los Juegos del Hambre? No estoy especialmente intersado en telenovelas baratas... - Y mientras lo dice, está mirando claramente al Sr. Edison. Tiene la clara sensación que, a diferencia de él, aquel hombre apreciaba de una forma más positivia que la suya las "oportunidades aprovechadas" que habian supuesto las dos últimas muertes.
John Edison tiene que hacer verdaderos esfuerzos por no despotricar delante de todo el mundo. No soporta al Kenneth Irons y todo el mundo lo sabe, pero no por ello tiene porqué hacerlo evidente de una forma tan... descarada.
Así que se come la pulla, sonríe y le hace un breve gesto al presentador, solicitando la palabra. Claudius carraspea casi imperceptiblemente y asiente, preparado para presentarlo oficialmente.
-John Edison - Pesenta Templesmith. - Principal benefactor del Distrito Siete y uno de los consejeros del Presidente Snow. Bienvenido, John.
-Gracias, Claudius. Quería poner el contrapunto a la opinión del Sr. Irons sobre la supuesta "poca emoción" que está teniendo este inico de la 73ª Edición de los juegos. - Mientras habla, en el estadio está haciendose de noche, el grupo de tributos no-profesionales ha abandonado la Cornucopia y se está repasando la muerte de Miranda Lotto a manos de desapasionado Ethan Iriam, y sucede la de Nim. - Me veo obligado a darle la razón en que la muerte de Miranda ha sido de lo más predecible e insignificante, pero sin embargo Darius y Pride, los tributos del distrito 11, acaban de aprovechar muy bien la indefensión de Nim Ironstone, la cual por cierto era bastante polémica.
Está mirando hacia el presentador, por que no quiere traicionarse a sí mismo, pero de refilón ve como Irons sonríe, como si hubiera adelantado que defendería las muertes "por provecho". Se siente indignado por el aire de superioridad y arrogancia del ejecutivo, que cree saberlo todo.
-En cuanto a Cassius, Tess y Kim... ¿Acaso no han sabido defender maravillosamente la Cornucopia, pese a la supuesta superiroidad de los tributos de los distritos aventajados? No es muy frecuente que tributos no profesionales como ellos lo consigan, y no creo que se deba a una presunta "mala cosecha" en ellos. Llevo años siguiendo los juegos... y he visto a poca gente con una mentalidad tan preparada como la de Bárbara Snyder. En mi opinión, tuvo mala suerte.
Retomo esto, ya que nadie se anima xD
A ver si poco a poco voy comentando el resto de muertes :P