Ostia, jajajaj, ¿Qué le ha pasao a mi mensaje?
Lo reescribiré.
Abres la puerta y no ves nada, salvo la tormenta. No hay nadie.
De pronto, como si alguien invisible abriese los ojos ante ti, puedes ver esa mirada maligna. Sin duda la criatura es más alta que tú.
El ser se abalanza y te envuelve una negrura infinita...
Lo último que escuchas antes de perder el sentido son los latidos de tu corazón, deteniéndose.
FIN DE LA ESCENA