Partida Rol por web

Los jardines eternos

Escena 1: Llegada a las ruinas

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06/12/2017, 08:19
Director

Notas de juego

Mi mano para la acción de bajar de la Dra. Srinivasan: 1 ficha.

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06/12/2017, 08:20
Director

Notas de juego

Pues justo encima de este mensaje he puesto otro oculto con mi "apuesta" de fichas. Como tienes 2 fichas, sólo hay dos posibles opciones (1 ó 2). Ahora debes hacerla tú. Cuando lo hagas, revelaré el mensaje oculto y podrás ver si acertaste o no, y por supuesto, si tiene éxito tu acción o no.

Los demás, como sólo tenéis 1 ficha, simplemente tenéis que restarla para bajar.

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06/12/2017, 13:46
Dra. Sharada Srinivasan

Notas de juego

1 ficha :!

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07/12/2017, 06:50
Director

La doctora inicia el descenso mientras el resto del grupo observa atentamente cómo lo ejecuta. La roca parece sólida.

Notas de juego

¡Conseguido, doctora! Pierdes 1 ficha (réstatela), ganas 1 punto de Viaje (súmatelo) y debes narrar tu descenso exitoso.

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08/12/2017, 08:35
Dra. Sharada Srinivasan

 

El descenso, ese momento en que te dejas agarrar por la gravedad y esta te jala hacia abajo con todo el peso de los chapatis que te has comido estas semanas en la universidad.  De floja.    

Confías en la cuerda sintética, la forma en la que resbala segura sobre la piedra húmeda, y aunque es angulada, no le arranca ni una hebra.  

Material bueno pagado por el grant.  Una se podría acostumbrar a esto.  -les dice a sus compañeros.  

Desciende.   Con preocupación ve una colmena de abejas más abajo, ¿o son avispas?   Están en su ajetreo, yendo y viniendo, y si su paso de cuerda hubiera ido por ahí podría estar colgada en una situación de altísimo peligro.  En eso siente como su bota resbala en la piedra húmeda, pierde sostén, se jala abajo hacia un lado ¡ y un maldito péndulo de fuerza inevitable la comienza a acercar hacia la colmena !   Se agarra como puede de una raíz, rama, no supo qué.  La sintió resbalar en su guante perdiendo el pulso contra la fuerza oscilatoria y sus dedos se hundieron desesperados en una grieta más adelante desprendiendo un par de piedras antes de quedar cual ganchos sus manos hundidas en la madre tierra y las abejas lejos.  ¿O eran avispas?

Así había muerto un joven guía en aquella otra expedición.  Picoteado, atorada su cuerda, tardaron más de una hora en bajarlo, y cuando llegó ya había muerto.   La tristeza inunda su rostro por unos momentos.  Se sigue empujando con las botas para dar aire y descender en rappel.  

Vida joven, promesa, ingenio, desperdiciados.   Odio la muerte que llega tempranera.   Quisiera que todo fuera perfecto y a nadie le pasara esto, nunca.   ¿Por eso es que es tan obsesiva, tan cuidadosa?  Pero sabe que todos son riesgos calculados, y que a veces los dados de las probabilidades caen del otro lado.  Y odio cuando eso pasa.    ¿El odio a la muerte es su empuje?

Le dedica a aquel joven el detenerse a beber la vista desde aquí.  Él lo hacía por la hermosura, me dijo.  Ve la selva, humedad elevándose como acariciando la vegetación a la atmósfera.  Y de esas caricias saldrán hijas de nubes que llevarán sus lluvias en otros lados.   Sin arriesgarse no lo vería.  Le dedica la vista.

¿Para eso es una civilización?

¿Para estar juntos, pensar juntos, actuar juntos?  ¿Para que no le pase a la gente lo del guía y las abejas?  Y poder ver el todo y lo hermoso.   ¿Para que pase menos peligro?  ¿Para estar seguros?   Pensó en las civilizaciones como hechas por las tías y madres y abuelas preocupadas de que todos en su clan estén bien, sin coartar (tanto) el deseo de verlo todo, disfrutarlo todo.  . 

Luego vió el río.  Tenía varios tributarios, algunos llegaban a unirse cerca de las ruinas, otros más lejos y otros sólo se adivinaban entre la neblina.   

Bueno, al menos seguro una de las corrientes que hace al río de la civilización es la de las tías, madres y abuelas preocupadas de que todos estén bien.  Al menos uno de esos ríos.  Pensó cuando casi sin notarlo recibió la noticia de que sus botas se habían posado finalmente firmemente en aquel piso de hojarasca húmeda.  Se paró, agradeciendo la solidez del suelo con un beso, y mandó la señal a los jóvenes investigadores con una onda de cuerda hasta arriba de que ya podían subir el arnés.     

Bajen ustedes con bien también, chicos.

Sus ojos miraron todo alrededor y luego volteó a asegurarse que todo estuviera perfecto en la cuerda, de bajada.    Cuidado con las avispas, le dijo con un gesto de manos a Threkor que ya se asomaba hacia abajo.  

 

Notas de juego

* En honor al guía del Sótano de las Cotorras en Chiapas.  Que siga viendo toda la hermosura de la selva allá donde esté.  Descansa en paz, hermano.  

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08/12/2017, 11:35
Albert Allister Kengsinton

Albert observó con expresión de miedo y la piel pálida hacia el precipicio. Fantástico, todo bien.. Cálmate Albert es solo un total de diez metros por 70 kilos de peso a una velocidad de 9,8 metros por segundo al cuadrado.. Mucha energía potencial. Está bien, antes que pase a repasar los límites de fuerza que toleran los huesos y órganos antes de romperse será mejor que baje. Controla tu miedo, sujeta la cuerda y confía en la doctora. Es una reputada arqueóloga, controla de escaladas.

Quizás si bajaba solo con su dron, podría atenderlos desde las alturas.. Y morir de frio cuando se ocultara el sol, en una cumbre a la intemperie. Está bien tenía que bajar..

- ¡Cuidado que allá voy! ¿La cuerda está segura verdad?

En fin allá voy. Primero lo importante. Empezó a empaquetar todo su material y dispuso una bolsa para bajarlo poco a poco. La ventaja de la pared vertical, era que podía controlar el equipo desde las alturas. Una vez se había asegurado que tanto su equipo como el de la Dra Srinivasan se encontraban a salvo inició su descenso.

- ¡Si salgo vivo de esta la invito a una cerveza, bueno o lo que quiera un té, un refresco, una cena completa con postre..!

Al final sus pies se posaron sobre el plano horizontal. Respiró aliviado al tiempo que el temblor de sus piernas seguía amenazando su estabilidad. Empezó a repasar todo su equipo y buscó un sitio donde montar el campamento base. Esas expediciones resultaban fascinantes, pero aún no se había conseguido acostumbrar al trabajo de campo.

Notas de juego

Gasto la ficha

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08/12/2017, 14:06
Threkor Ohrin

Los deportes no eran lo mío. En el colegio jamás conseguí superar el ejercicio aquel de subir a la cuerda. Siempre había encontrado una estupidez aquel ejercicio. ¿Para que demonios servía en el mundo real saber subir a una cuerda? Claro, por si alguna vez me persigue un oso hambrien en la gran ciudad y encontrara una cuerda colgando de un edificio y poder trepar por él...claro, claro.

Miraba la distancia hasta el suelo. Una buena caída, pero no podía quedarme allí arriba para siempre, así que lo mejor era dejar de pensar en caídas y huesos rotos y empezar el descenso.

Afiancé un pie en una de las rocas que parecía más segura y me agarré con las dos manos a la cuerda. Así me quedé paralizado durante lo que a me pareció un instante, hasta que escuché una voz.

¡Vamos Threkor! - uno de los compañeros me había despertado de mi ensimismamiento.

Sí, sí, ya voy. Paciencia.

Empecé a tantear con los pies, buscando algún soporte seguro y el descenso fue lento, pero sin incidentes. Cuando al final conseguí poner los dos pies en terreno firme, estuve a punto de arrodillarme a besarlo, pero pensé que ya me había humillado lo suficiente como para dar más motivos a los demás.

Allí me quedé observando el entorno. La vegetación era densa más allá de las construcciones, pero en ese trozo era más bien escasa. Caminé lentamente hacia las construcciones para verlas más de cerca. Tenía cuidado donde iba pisando. No sabía como sería el terreno allí. Quizás hubiera algún agujero tapado por la vegetación no visible que me costara como poco una pierna rota.

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09/12/2017, 07:23
Director

Tras unos minutos de esfuerzos, resoplidos y escozor en las manos, todos pisáis suelo firme. Os miráis las caras, comprobando el estado del grupo y entonces os giráis, a ver qué os depara el bosque.

Notas de juego

Para no perder el ritmo, haremos como que Batsy Baterman gasta su ficha (réstatela) y baja, pues como sólo tiene una no puede hacer otra cosa sino gastarla.

Pasamos a la Escena 2: Entre las ruinas.