Partida Rol por web

Pasáis cerca de una hora revisando hasta el detalle más nimio del lugar. Decididamente, aquello se asemeja a un laboratorio. Pese a que no hay manera alguna por vuestra parte de averiguar el funcionamiento de los nodos de madera y metal, y su función, sí lográis ver un patrón en las figuras de los contenedores de vidrios. El patrón es en la cada vez más perfecta simbiosis animal-vegetal. Desde las formas amorfas que no presentan actividad aparente hasta las mejor definidas, con extremidades que parecen moverse de vez en cuando con una especie de tic, pasando por las formas intermedias como las que el matemático arrojó al suelo.

Como resultado de las frenéticas anotaciones que tomáis en vuestros cuadernos, Batsy Baterman escribe en grande, en medio de una página y rodeándolo con un círculo:

Un laboratorio enterrado, donde numerosas raíces emergen de sus muros. Sobre las estanterías, recipientes de cristal contienen embriones medio animales, medio vegetales, experimentos que muestran la relación secreta entre el reino animal y el reino vegetal.
 

El bibliotecario dejó escapar un breve "hum" de asentimiento cuando su compañero elucubró con que, o bien el laboratoria era autónomo, o estaba en uso. Sin apenas polvo y todo en desarrollo, sin signos de corrupción o abandono, parecía la teoría más probable. Aún con ese bronco sonido de asentimiento, no se volvió, y siguió con sus fotos, dejando que Kengsinton explorase a su aire, como habían hecho hasta ahora. Ese estilo de "juego en paralelo" para luego compartir descubrimientos les había ido bien hasta ahora, y les permitía desarrollar plenamente sus habilidades sin importunarse el uno al otro. Siendo como eran ambos profesionales que solían trabajar en solitario, era el arreglo ideal, más aún cuando el matemático parecía no sentirse molesto con la verborrea de Batsy, pareciendo incluso animarla. 

Quizá por esto, por haberse acomodado a ese modo de exploración y por estar aún demasiado en shock por el descubrimiento de la sala no estaba prestando atención a Albert cuando este tocaba los botes. Solamente oyó el sonido del cristal rompiéndose.

Observó, junto al otro americano, la agonía silenciosa de la criatura, entre horrorizado y fascinado, tan complejos y contradictorios sus sentimientos que le dejaron congelado en el sitio, incapaz de actuar mientras la vida se escapaba lentamente de la criatura hasta que, finalmente, quedó inmóvil. Tragó saliva sonoramente. Quizá no podía haber salvado la vida a la criatura, pero quizá podía haber ayudado. Una parte de él gritaba que había contribuido a matarla. Y la resemblanza con un bebé humano, a pesar de la consistencia musgosa de su "pelo" y la calidad de madera de su cuerpo no dejaba de ser evidente. Había contribuido, por omisión, a matar a un bebé. El sentimiento de horror y culpa le subió por la garganta como una nausea y se le atenazó en el cuello, incapaz de decir nada por una vez, atragantado por la bilis, la vergüenza y el asco. Y, por qué no confesarlo, el rechazo causado por el "valle inquietante"* que esa criatura representaba. <<¿Sería uno de los hijos de la criatura que había atacado al dron? Ciertamente, si era el caso, tenían ahora buenos motivos para ser hostiles>> La nausea volvió a él con fuerza, probocándole una fuerte arcada que pudo reprimir a duras penas, llevándose la mano a la boca. Tragó con desagrado el amargor de su boca e intentó hablar, con la voz rasposa y apenas audible:

- Sh-shhh-sí, debe-deberíamos documentar esto.- cogió la cámara y la puso en modo video, grabando a la criatura y después a kengsinton. El matemático aparecía extremadamente pálido con la fría luz de la cámara. El aparato amplificaba a su vez la respiración de Baterman, que sonaba ansiosa y entrecortada. Titubeante, empezó a contar los últimos acontecimientos y, después, preguntó a su compañero su perspectiva de los hechos... 

El resto del tiempo que permanecen en el laboratorio, lo hacen en completo silencio. Aún horripilados por lo que acaba de ocurrir, tomando notas furiosamente en los cuadernos, incapaces ambos de mirarse a la cara. Las conclusiones a las que Batsy llega no le ayudan a relajar su ánimo, viendo esa suerte de ingeniería genética para unir animal y vegetal, con el grabado del niño ofreciendo el bulbo al sor tomando un significado plenamente distinto en su mente. Finalmente, escribe una conclusión en su cuaderno, rodeándola con círculos de lápiz, casi con furia.

Un laboratorio enterrado, donde numerosas raíces emergen de sus muros. Sobre las estanterías, recipientes de cristal contienen embriones medio animales, medio vegetales, experimentos que muestran la relación secreta entre el reino animal y el reino vegetal.

Debían comentarselo a sus compañeros.

- Cre-cre-creo que deberíamos marcharnos.- comenta, apenas sin voz. 

Mira a su compañero, con vergüenza y horror aún bien patente en sus ojos y, sin esperar respuesta, se dirige hacia las escaleras. 

La luz ya ha desaparecido en gran parte del firmamento cuando os reencontráis de nuevo todos en el campamento.