Kody desecho la idea de que un animal estubiera cazando con esa climatologia. Los animales como cualquier ser sensato aprovechanban para guarecerse y se preocupaban de que sus guaridas o escondrijos no se inundaran. Asi que fuera quien fuera, no podia ser una fiera salvaje.
Hizo un repaso mental de la distancia que habia caminado desde salir del aserradero. No tanta como ubiera querido, pues el tiempo no lo acompañaba. De echo el poblado se le antojaba tan lejano como cuando salio de su pequeña casa en la montaña. Si habia algunos forajidos escondidos en las montañas podian estar por ahi en esos momentos. Y puede que esos ilusos pensaran que el seria una presa facil. Que error mas descarado.
Mientras la lluvia azotaba su capa y los enseres que llevaba a la espalda, su mano se deslizo bajo ella para agarrar la empuñadura de su hacha. Era pequeña y manejable, y estaba afilada a conciencia. Era segun su juicio un buen arma, nada recarda y tremendamente funcional, y lo que era mas importante, llevaba tanto tiempo combatiendo con ella, que era como una prolongacion de su brazo.
Hizo un alto. La idea era probocar que lo atacaran, dejando que el enemigo pensara que era por sorpresa. Con ademan desmesurado tomo aire. Esto daria una gran oportunidad. Y ademas le concederia la oportunidad de concentrarse en el terreno.
Si podia despeñar a un enemigo o hacerlo rodar terreno abajo, seria mucho mas sencillo y satisfactorio.
Saco la otra mano de debajo de su capa y se escurrio la cara con ella, claro que esta siguio empapada debajo de la capucha. A que esperaban. No podia quedarse mas quieto para incitar el ataque.
El movimiento en la fronda se intensificó y ya ni tan siquiera el sonido cada vez más intenso de la lluvia era capaz de silenciar lo que, sin duda alguna, era el eco del movimiento de varios hombres.
Kody permaneció quieto, atento a su alrededor con los sentidos abiertos como le habían enseñado. Los años de instrucción no habían sido baldíos, el soldado sabía cómo controlar los nervios y cómo captar las señales. En este caso las señales eran evidentes: 3 ó 4 hombres se acercaban y le estaban rodeando.
Los segundos se eternizaron y él adaptó su respiración para transmitir serenidad a los músculos. Finalmente, frente a él, unas ramas se apartaron y un hombre apareció a escasos metros del soldado. La alegría inicial que sintió Kody al reconocer el rostro que acababa de surgir de entre la espesura se tornó en recelo al percatarse de la expresión que se había apoderado del mismo.
Se trataba de Nheas Mizen, el cabeza de familia y dueño del aserradero. En un momento a su lado aparecieron Thairus y Maren, los dos hijos varones y mayores de edad de Nehas y, por último, a espaldas de Kody un cuarto hombre que no pudo reconocer. Todos ellos iban armados de alguna u otra forma, los dos jóvenes con hachas tomadas del aserradero y los otros dos con sendas espadas. Sin embargo, más allá de las armas, fue la mirada de aquellos hombres la que sobresaltó al soldado.
Había algo en aquellos ojos, algo más allá de lo humano. Podía percibirlo con toda claridad. Irradiaban odio. Odio irracional. Odio eterno. Una furia incontrolada que exigía sangre y muerte. Ojos negros cargados con una promesa de dolor. Aquella era una mirada que superaba la voluntad o los sentimientos humanos.
Y se estaban acercando...
El plano de la situacion no le dejaba en buen lugar. El agua caia como una cortina suave sobre el, entre el agua veia claramente los ojos de los Mizen. No se planteo hablarles. Sabia que sus palabras no los sacarian de ese extraño estado de locura que veia en ellos.
Tenia que tomar la iniciativa, si no estaria perdido.
Por ultima vez tenso sus musculos. Sintio el mango de su hacha. Sintio las vueltas del cuero alrededor del metal. Luego tomo aire.
Sabia que se le acecaban por los cuatro lados. Su ventaja estaba atras. Estaba bajando de la montaña, y era cuesta abajo.
Si desequilibraba al hombre que venia por detras este rodaria ladera abajo. Al menos de esa manera estorvaria al resto de los hombres.
Mientras pensaba, su cuerpo empezo un movimiento circular, lentamente bajo el agua. Esta se iba condensado enb los pliegues de su ropa. Y al moverse se proyecto en todas direcciones.
Al terminar el giro el filo del hacha salio de la capa dejando un destello en el aire de donde habia estado solo momentos antes.
Salto hacia atras, hacia arriba, hacha en mano.
Su idea era golpear la rodilla de la persona que tubier detras. Sin siquiera mirar la cara o los ojos de quien fuera. Olia el odio que se acercaba por los cuatro costados, y no pensaba dejar que sus sentimientos le fallaran y errara el golpe. Cuando luchaba eliminaba sus emociones. Si no aprendias esto rapido, acababas siendo un fiambre tarde o temprano.
Tras golpear las piernas del hombre que estaba a su espalda pensaba seguir girando y colocarse de cara a los cuatro, desde un terreno mas elevadol, ganando una pequeña pero necesaria ventaja.
Se movio como un felino. Locamente, quizas descuidadamente. Pero no era asi. Todas las cosas que llebaba a la espalda harian de escudo ante un ataque desde atras. Y al menos el ya habia calculado minuciosamente como era el terreno, y cual era su peso en estos momentos. Equilibrando las piernas para ello. Tensandolas como lo habia echo.
Pero todo eso ocurrio en unas decimas de segudo. Como un exhalo, se giro, saco el aire que tenia en el pecho, y cargo de un salto cuesta arriba al hombre que tenia a su espalda. A las piernas, sin miramientos.
Como cuando sale un proyectir de un cañon en la guerra, se movio y golpeo como si fuera un unico movimiento.
Lo que si supo desde que dejo escapar sus musculos, es que de una manera o de otra esa reyerta cambiaria su vida.
El salto de Kody fue inesperado, imprevisible y difícil de detener… al menos para el hombre que se encontraba a sus espaldas, aquel al cual no conocía. Su cuerpo se tensó, giró y atacó en un único movimiento. El hacha apareció de la nada, efectuó su baile mortal y se hundió profundamente en la pierna derecha de su atacante. Casi se la seccionó de un solo golpe.
Kody efectuó un giro y se apresuró cuesta arriba, incluso se arrastró y se impulsó con las manos. Debía poner unos metros entre él y los otros tres atacantes si quería sobrevivir, los que hasta hace poco podía haber llegado a considerar sus amigos, los Mizen.
A pesar del ritmo frenético de sus movimientos, a pesar del grito que surgía desde su interior pidiendo sobrevivir, a pesar de que los nervios tamborileaban en sus sienes, a pesar de toda la adrenalina que recorría sus venas, el soldado fue consciente desde el mismo instante en el que efectuó su ataque de que algo no iba bien. El hacha se había incrustado violentamente en la pierna de aquel hombre… y ni un solo sonido había brotado de su garganta.
Kody se volvió, presentando su mejor defensa ante aquellos hombres. Lo que vio cuando se giró le dejó helado. Aquel hombre, al que había herido mortalmente, o al menos incapacitado por completo, le miraba con un gesto cargado de odio pero en el que no asomaba ni una pizca de dolor. En sus ojos se leía la rabia y… el hambre, pero no el dolor.
Los otros tres avanzaban con sus armas dispuestas.
En ese mismo instante se dio cuenta de que no le quedaria mas remedio que reducirlos a huesos y polvo para salir vivo de aquello. Esa realidad que estaba viviendo le desgarraba el alma como puñales calientes.
Apreto los dientes con tanta fuerza que casi se le parte un colmillo. Respiraba como un caballo encabritado mientras el agua de la lluvia corria libre por su rostro.
No podia vencer, era una lucha desigual. Eran cuatro contra uno. Y sus ataques, empezaba tristemente a comprender, no harian mella en sus enemigos.
Enemigos, dura palabra. Pero la muerte no siempre era agradable, eso ya lo conocia el.
Las montañas tronaban a su alrededor. La tormenta no solo estaba hacia que el combate fuera mas peligroso, sino que la zona en si lo fuera. El agua bajaba como loca ladera abajo, y sino tenia cuidado podia resvalar y caer frente a sus contrincantes.
Decidio usar esa misma fuerza de la naturaleza en su favor. Pues era una de esas pocas armas que iva a tener para si.
Con una fuerte descarga de su brazo, que empezaba a engarrotarse por el agua y el frio, golpeo una rama bastante abundante.
Su plan era sencillo. Los Mizen eran solon los que se mostraban ante el. Era bueno saber, que ninguno iva a aparecerle por la espalda. Era estrategia pura y dura.
Ahora que tenia esa gran rama en las manos. Correria hacia ellos, empujandolos con ella, e intentando tirarlos colina abajo.
Su plan no era perfecto pero no tenia nada mas.
Asio el troncon con toda la fuerza de la que fu capaz. Tenso sus muslos. Y como un resorte salto corriendo los metros que habia ganado momentos antes. Ellos ya estaban cerca.
Como si de un muro se tratara blandio el tronco por delante de el.
Ahora era su fuerza empecinada y la inercia contra la fuerza de esas cuatro criaturas que ante el se mostraban. Esperaba que el barro acumulado bajo los pies de estos le sirviera de palanca.
Arhhhhhhhggggggggggggggggggggg
Grito por el esfuerzo de empujarlos colina abajo. Pero era el todo o la nada.
Había trazado un plan en su mente y se entregó a él por completo, ignorando la amenaza que se aproximaba. La mala fortuna no obstante quiso aliarse en su contra pues el primer golpe de hacho no consiguió quebrar por completo la rama escogida. Necesitó hasta tres impactos para que esta cediera.
Aquel fue un tiempo precioso dedicado a obtener el tronco que buscaba, tiempo que sus enemigos no desperdiciaron en absoluto. Cuando Kody se giró, tras guardar el hacha y asir la madera, los tenía encima. Literalmente.
Tan sólo pudo reaccionar por instinto. Cargó hacia delante, siguiendo su plan y arrojó todo su peso y volumen de su cuerpo sobre el tronco, ejerciendo presión cuesta abajo. Aquel movimiento puede que le salvara la vida, pues al agachar la cabeza para ejercer más fuerza escuchó como la hoja de una espada silbaba a menos de dos centímetros de su pelo. No tuvo tanta fortuna con el segundo de los ataques que recibió. La hoja atravesó su brazo y desgarró músculos y tendones. Un dolor insoportable recorrió su cuerpo desde la muñeca hasta el hombro y a punto estuvo de soltar rama que esgrimía.
Aún así consiguió avanzar. Su empuje lanzó al suelo a sus atacantes, que rodaron por el barro y le llevó a una alocada carrera cuesta abajo, por entre le fango y la tierra, el agua y la fronda. El dolor le estaba matando, más no podía parar. Notaba que se desangraba, pero también notaba tras de sí muy cerca el aliento de sus perseguidores.
Sin embargo aquel era su terreno, su mundo y su vida. Podía moverse por aquel bosque mejor incluso que cualquiera de los animales que lo habitaban. Al poco tiempo de emprender la huida consiguió despistarles, sin embargo había pagado caro aquel retraso. El brazo le hormigueaba y comenzaba a perder sensibilidad en él. La sangre seguía brotando...
Dentro de muy poco te reunirás ya con el resto de jugadores... aunque no se en qué condiciones, jejejeje :-D
Me gustaría recomendarte que le pasaras a los mensajes un corrector ortográfico antes de postearlos en la partida. El Word mismo te puede servir.
Su vida pendía de un hilo. Puede que fuera uno más con el bosque y la montaña, pero estaba cada vez más cerca del agotamiento. Y eso era lo que mas le turbaba.
Los extraños seres que ocupaban los cuerpos de su en otra hora amigos podían fácilmente no sentir ni fatiga ni hambre, ni la inclemencia del tiempo.
Si ante sus envistes no reaccionaron, como turbaría a estos las verdades del tiempo.
Casi no veía, pero sabia donde se encontraba. Conocía perfectamente el camino.
No podía parar. Había perdido su carga. Y le pesaba tremendamente el cuerpo.
Pero sus pies iban como por un sendero que ellos conocían mejor incluso que su propia consciencia.
Solo esperaba llegar a tiempo a pueblo. Su suerte se acababa. Y la lluvia no dejaba de repetirle en la cabeza, que todo cuando en ese día había acontecido era simplemente el principio de algo mucho más grande y aterrador.
Gran consejo. Aunque esta mañana postee desde la facultad de mi mujer.
Intentare hacerlo.
Saludos.
PD: Dejo el post abierto, porque no se cuando llego o si me cazan los Mizen.
Kody avanzaba a través del bosque, la lluvia y el barro sumido en sus pensamientos y con un ojo puesto tras de sí, mientras la noche iba pasando, fría y distante. La última luz del día ya había muerto, pero aún así el hombre no quiso detenerse. La herida le molestaba muchísimo.
Había avanzado durante horas y sabía que aún le quedaban algunas más hasta llegar a Conira.
El silencio a su alrededor era absoluto. Excesivo.
De repente, todas las alarmas se dispararon en el interior de su cabeza, ese sentido que se desarrolla a través de años de arriesgar la vida ante innumerables peligros y que en la mayoría de las ocasiones supone la diferencia entre la vida y la muerte. No estaba seguro de qué era lo que ocurría, pero no le cabía la menor duda de que algo no va bien. Lo sentían en las entrañas.
Ralentizó la marcha y permaneció atento, observando a su alrededor en busca del origen de aquella sensación que le había puesto los pelos de punta. La débil luz de Nisha ilumina parcialmente la espesura, mas nada en lo que alcanzaba su vista parecía extraño... o más bien todo estaba fuera de lo normal. Todo parecía en orden, aunque por algún motivo su corazón latía apresurado como un tambor de guerra.
En ese momento, oyó un bramido sordo, una especie de retumbo sofocado que provenía de las entrañas de la tierra...
Tan sólo un instante después un segundo bramido, más fuerte éste, y notó como la tierra temblaba. Kody sintió una primera sacudida, seguida de otra más fuerte que le hizo estremecer. Las ramas de los árboles se agitaban y dejaban caer hojas y frutos por igual los cuales, tras tocar el suelo, permanecían saltando sobre él de forma irreal en lugar de posarse inertes...
...y entonces llegó una tercera sacudida, fortísima, que le lanzó despedido por el aire más allá de todo control.
El golpe fue sordo, y el dolor agudo hasta el punto de hacer que sus ojos ya mojados por la lluvia se humedecieran mas al lagrimar.
Casi no podia respirar. No sabia con que se habia golpeado, si con una roca un arbol o una montaña, pero lo costaba mucho el simple gesto de abrir los brazos.
Arjjjj
Lentamente se incorporo como pudo. Cada movimiento repercutia en su espina dorsal con fuertes latigazos de dolor.
La tierra se movia. Nunca habia visto tal cosa. Temblores si por supuesto pero nada que lo lanzara por los aires.
Sabia que tenia que haber algun tipo de bestia o algo peor por las inmediaciones, los bramidos aun perduraban en su oido.
Escupio sangre, puesto que al caer se habia mordido la lengua. Y el sabor del hierro en la boca le hacia ponerse cada vez mas nervioso.
Estaba en una lamentable condicion para cualquier eventualidad, y era plenamente consciente de ello. Pero tenia que mantenerse vivo.
Cuando quiso pensar en ello ya su mano estaba en la empuñadura de su hacha. No sabia a que tenia que golpear. De hecho no sabia si podria estar suficiente tiempo de pie para golpear nada. Pero no podia dejarse vencer.
Abrio muy bien los ojos buscando algo. Mirando al suelo. Itentando de alguna manera situarse. Sacudia la cabeza constantemente bucando, orientandose, intentando saber que ocurria.
Tenia miedo no podia evitarlo, pero eso no era malo. Lo mantenia atento a todo.
La pesada tarea que era llegar al poblado se estaba tornando negra como ebano, y solo sus instintos podian salvarle la vida.
La tierra parecía empeñada en mantener su feroz arremetida, el estruendo era ensordecedor, los árboles emitían lastimeros quejidos mientras se quebraban al caer derribados, las piedras y guijarros del camino, así como los objetos de pequeño tamaño salían despedidos por el aire... y todo giraba a su alrededor, ahora estaba boca abajo con la frente tocando la hierba, ahora girando sin control hasta golpear con una roca y al segundo siguiente de nuevo en el aire.
Fueron unos segundos demoledores, tanto para el cuerpo como para la mente.
Finalmente, la furia pareció detenerse, o al menos menguar. El batir de la tierra se calmó en parte y el sonido comenzó a aletargarse.
Los últimos instantes se hicieron eternos, la tierra amenazaba con destruir cualquier signo de vida en los alrededores y la tensión parecía querer taladrar su mente buscando un resquicio para llevarle hasta la locura de puro pánico.
Un nuevo empuje del suelo, un nuevo revolcón, un nuevo golpe... contra algo, ya carecía de importancia si se trataba de árbol o roca. Los moratones comenzaban a cubrir cada una de sus extremidades con una familiaridad cuanto menos peligrosa.
Finalmente, la calma se asentó sobre su mundo, aquel más cercano y el único que realmente importaba en estos instantes. El bramido paró, la tierra descansó... y quedó el silencio. Al principio fue difícil de creer, por ello sus movimientos fueron lentos inicialmente, por eso y por el millar o más de puntos doloridos que recorrían su cuerpo, mas con el paso del tiempo la confianza en que aquello al fin había acabado regresó a Kody.
Casi no veia, y le costaba un gran esfuerzo tener los ojos abiertos. Quedaba poco de vivo en el, y no era para menos.
Se incorporo como pudo, resoplando por el esfuerzo a cada instante. Estaba echo papilla, y esta vez no era un eufemismo. Tardo bastante en ponerse en pie, puede que mas de cinco minutos. Sobre todo teniendo en cuenta que las fuerzas le fallaban a cada instante y que cayo varias veces. Pero al final se mantubo en pien, aunque algo tambalenate.
En ese momento miro a su alrededor, atonito. Se habia sentido totalmente amenazado, pero de repente, tal como llego se fue.
No sabia bien que era lo que habia pasado, pero si que estaba seguro de que habia sido contra el. El mundo no puede volverse asi de loco sin que sea por un motivo, e intentaba explicarse como se habia ganado el aquella embestida de la naturaleza.
Despejo su mente tanto como pudo y se acerco a agarrar un trozo de madera. Este tenia la altura idonea, aunque no la forma, para servirle de muleta.
Al apoyarse en ella sintio otra punzada mas de dolor, pues se le clavaba y le desplazaba el hombro, que por su aspecto parecia haber sufrido bastante.
Aun asi aguanto el dolor como pudo y se afianzo.
Tenia que marcharse de aquel lugar lo antes posible, tenia que buscar refugio. Reponerse, y mas tarde buscar respuestas. Porque estaba claro que lo que habia pasado no acabaria en ese momento.
No tenia luz para guiarse y el viento lo azotaba con lluvia y frio. Quiso encojerse para apaciguar el frio pero desistio porque su cuerpo respondia con dolores cada vez mas fuertes.
Enpezo a andar. No sabia bien donde estaba, pero sabia hacia donde dirigir sus pasos. Conocia las montañas, y puede que tardara mas o menos pero llegaria al poblado antes del amanecer.
Poco a poco, con muecas de dolor insufrible en su rostro, partio hacia su destino, preguntandose que seria de el, si volvia a suceder otra vez lo que habia vivido hacia solo unos instantes.
Poco a poco el solitario explorador fue recuperando la serenidad y el color volvió a su piel, allí donde ésta no se mostraba arañada o amoratada. Las secuelas del temblor podían verse en todas direcciones. Árboles caídos, ramas rotas, grietas en la tierra...
El aire escapó de pronto de sus pulmones con una exclamación de sorpresa cuando siguiendo con su inspección del entorno su mirada se posó sobre el horizonte. Kody observó en la lejanía un albor de tono rojizo que parecía surgir de las negras montañas y alzarse hacia el cielo en una explosión de luz y calor. La oscura silueta de la tierra se mantuvo marcada durante unos instantes contra el cielo vespertino del horizonte, formando una dentadura picuda de montes y peñas. La luz rojiza parecía surgir de una de las cimas más alejadas y su estela se expandía lentamente a su alrededor, extendiendo un manto escarlata sobre la montaña.
Tras unos instantes pudo comprobar que el fulgor rojizo descendía de la montaña por la ladera contraria a la que ocupaba por su posición actual.
No había sido un terremoto...
Habia pasado mucho tiempo entre bosques y cienagas. Los rios y las montañas no tenian muchos secretos que el no conociera. Pero volcanes, eso era distinto.
De hecho le eran completamente extraños. Pero tenia clara una cosa. Eran mortales. Le habia pillado de lleno el cataclismo que desemboco en la erupcion del volcan. Y poco quedaria a su paso. Eso le llevo a pensar en el pueblo al que se dirigia.
Ahora mismo la lava devia de discurrir en un sentido opuesto, pero nada evitaba que no corriera por la ladera en la que estaba en ese momento. Podria ser que las desgracias se acercaran aun mas a su persona.
Sudando por el esfuerzo de caminar no cejo en su empeño de ir bajando.
En su mente solo cabian dos preguntas. Cuanto tardaria en llegar y avisar de lo vivido y si llegaria vivo.
Kody caminó sacando fuerzas de la deseperación. Avanzó durante lo que quedaba de tarde y gran parte de la noche sin tener muy clara la dirección a la que se dirigía ni el tiempo transcurrido. Confiaba en sus instintos, era todo cuanto le quedaba.
Perdía mucha sangre y el dolor comenzaba a extenderse por todo su cuerpo. Tropezaba, caía y volvía a levantarse.
Lo que le rodeaba comenzó a fundirse en una mancha borrosa por los límites de su visión. Era un hombre experimentado y sabía lo que aquello significaba, no pasaría mucho tiempo antes de que el abrazo de la inconsciencia lo estrujase con la fuerza de lo inevitable.
Un paso, otro más.. otro más...
Salió a un claro, más allá de los árboles y lo recibieron las estrellas en el firmamento, que conseguían asomarse por entre las densas nubes. No había parado de llover ni un momento, aunque el cielo ahora le daba un poco de tregua. Consiguió prestar atención a su alrededor y descubrió que se encontraba en lo que no podía sino ser un campo de batalla donde se había producido un duro enfrentamiento hacía tan sólo algunas horas. Los cadáveres se hallaban desparramados sobre el barro donde quiera que mirase. El rojo de la vida teñía la tierra con un tinte de horror. Aún imperaba el olor fresco de la lluvia y la hierba, pero con el paso del tiempo aquel lugar sería arrasado por el hedor de la muerte.
Alzó la vista... ¡y frente a sí contempló la empalizada de Conira! Se encontraba justo delante de la aldea, a tan sólo unos centenares de metros y la batalla había tenido lugar allí mismo. Desde su posición pudo ver antorchas sobre la puerta de acceso al pueblo. Al parecer habían logrado resistir de alguna forma.
Kody conoce bastante bien los Montes Perdidos, de hecho puede que sea el hombre que mejor los conozca de toda la zona, y aún así son un auténtico misterio. Una secuencia de valles y montes que hacen que incluso el mejor explorador pierda la noción de distancia y posición alguna vez. No se han conseguido cartografiar en su totalidad, de ahí lo de "perdidos" y en todos los mapas conocidos aparecen espacios en blanco al llegar a esta zona. Aún así, Kody no recuerda haber visto ni oido nada sobre actividad volcánica.
La lava desciende de momento en dirección opuesta al pueblo y a una distancia más que considerable. No hay peligro inminente.
La tercera pregunta... se responde en el post.
:-D
Sujetanto su herida, con un brazo colgando como si fuera plomo, los ojos pegados por el sudor, la lluvia, el barro y la sangre.
Se asombraba de la capacidad defensiba del pueblo, pero no queria pararse a pensar en eso ahora.
EL poblema es que seguramente los que estubieran haciando guardia no se fiarian de el, y no estaba seguro de si lo reconocerian. Su aspecto no era precisamente el que mejor presentacion le hacia tener.
Camino, o mas bien renqueo por todo el campo de batalla, dejando a un lado los cadaveres con monstruosas heridas, las cabezas cercenadas y las armaduras ajadas.
No le importaban los muertos, hacia mucho, mucho tiempo que los muertos le acompañaban cada noche al quedarse dormido. Estos solo eran otro grupo mas de idiotas luchando por, seguramente, sobrevivir.
Los tiempos no eran precisamente buenos, aunque estaba seguro de que nunca habia habido tiempos buenos.
La sangre manaba siempre, y nadie estaba lo suficientemente lejos para no mancharse las manos.
Incluso el, que oculto en las montañas habia intentado escapar de ella, ahora, por enesima vez la sangre habia vuelto a sus manos.
Sus pasos se detuvieron delante de la puerta del pueblo. La luz ondulante de una antorcha se le clavaba en el cuerpo. Se quedo inmovil, mas porque casi no podia moverse que para dejarse ver.
Pero ahi estaba, como un mal espiritu, como un fantasma mas muerto que vivo, en lo que durante horas, habia sido su destino, y habia marcado la meta a alcanzar.
No estaba seguro de poder quedarse en pie. Ahora que habia llegado ya no tenia que luchar mas, y el dolor de todo su cuerpo, ya por las herdias y por el cansancio hacia que mantener la cordura y la consciencia fuera una terrible batalla.
Paso tu último post a la otra escena, donde ya estás con el resto de jugadores. Te pido que hasta que yo te avise no vuelvas a postear, para darles tiempo a ellos a responder.
Saludos.