Partida Rol por web

Te resulta fácil trepar a ese árbol. Te recuerda a los muchos árboles a los que trepabas y explorabas de niño en las cercanías de Toran cuando querías arrancar fruta o contemplar desde lo alto el bello paisaje de Sommerlund.

Cuando llegas a hasta arriba y precavido empujas la puerta de la casita, un gesto de alivio curza tu rostro. Al abrir la puerta, en un rincón de la pequeña cabaña está acurrucado un viejo ermitaño. En su rostro descubres esperanza cuando reconoce tu verde capa del Kai, y rápidamente se levanta para darte la bienvenida y cerrar tras de ti, echando miradas asustadas al exterior.

Después el anciano se acerca a un aparador y vuelve con una bandeja llena de fruta fresca. Le das las gracias y mientras coméis te cuenta que toda aquella zona está infestada de giaks y que ha podido contar más de cuarenta kraans que han pasado volando sobre su cabaña en las últimas tres horas. Se dirigían hacia el este.

Cuando acabáis, y explicándole sobre tu misión pero sin entrar en detalles que puedan acabar con su inestable fortaleza, el ermitaño saca también un magnífico Martillo de guerra y lo coloca sobre la mesa que hay junto a la puerta.

-A ti te hace más falta que a mí -dice-. Por favor, tómalo.

De nuevo, cuando te sientes de nuevo con fuerzas, tras despedirte y dar las gracias al anciano, bajas con cuidado del árbol para proseguir tu misión...

Has estado caminando penosamente por el bosque durante casi dos horas. Te asalta el temor de haberte perdido, temor que comienza a parecerte realidad. Al menos, aparte del graznido lejano y ocasional de algún kraan, no has visto ni oído ninguna otra señal que delate la presencia de enemigos en esa parte del bosque.

Al descender de un rocoso promontorio divisas algo insólito en la enmarañada espesura. Rodeada de zarzas espinosas y apretadas raíces, ves la entrada de un túnel que desaparece en el interior de la ladera. La boca tiene aproximadamente siete pies de altura y algo más de diez pies de anchura. Al acercarte a ella notas una leve brisa que proviene del negro fondo. Si el otro extremo del túnel tiene salida por la ladera contraria de la colina, te ahorraría muchas horas de difícil ascenso. Pero también podría encubrir peligros desconocidos.

1. Entra en el túnel.
2. Escala la colina.

Opción 1

Agradezco su gesto al anciano pero prefiero seguir con mi hacha, no creo que sea capaz de manejar con soltura un arma tan grande. Tras despedirme sigo mi camino.

Encontrarme el tunel puede haberme salvado la vida, no tengo demasiadas opciones así que decido adentrarme en la oscuridad de la caverna.

El túnel está oscuro y en su interior el aire es mucho más frío que fuera. Avanzas con mucha precaución apoyando una mano en la pared del túnel para ayudar a tu sentido de la orientación. Después de caminar durante unos tres minutos en total oscuridad, percibes un olor a podrido delante de ti, semejante al de carne putrefacta. 

Algo en tu interior te dice que estás en peligro e instintivamente llevas tu mano a la espada. De repente algo muy pesado se precipita desde el techo sobre tu espalda y te hace caer de rodillas. No ves a tu enemigo en esa oscuridad, pero sabes a lo que te enfrentas. Es un alacrán zapador y debes luchar contra él, pues trata de estrangularte con sus largos tentáculos viscosos.

1. Pierdes 3 puntos de Destreza por la oscuridad. 
2. Alacrán zapador: Destreza en el Combate 17 y Resistencia 7
3. Tú: Destreza en el Combate 10 y Resistencia 23
4. Puntuación en el Combate: -7 

Asalto 1

Resistencia del alacrán:7

Mi resistencia:15

Asalto 2

Resistencia del alacrán:2

Mi resistencia:11

Asalto 3

Resistencia del alacrán:0

Mi resistencia:5

 Mi suerte no paraba de mejorar... había oido hablar del alacrán zapador pero no esperaba enfrentarme con uno cara a cara nunca. En un primer momento la intimidatoria presencia de mi enemigo me detiene, permitiendole asestarme un fuerte golpe con uno de sus tentáculos, me estrella contra la pared y siento como tiembla todo mi cuerpo, me iba a dejar marca...

Consigo ponerme en pie a duras penas y me preparo para el siguiente asalto, un tentáculo sale disparado en mi dirección y consigo apartarme a duras penas asestandole un duro golpe en el mismo, mi hacha corta a través de mi enemigo y la extremidad inmovil cae al suelo. Mi victoria dura poco ya que no percibí el contrataque de mi enemigo y recibí un nuevo golpe, más debil que el primero pero suficiente para hacerme tambalearme.

Aprovechando mi momento de desequilibrio el alacrán me voge con uno de sus tentáculo y me eleva por lo aires por encima de sus asquerosas fauces, me aprieta con fuerza y parece listo para engullirme por completo pero tengo el hacha en mi mano y su ojo a mi alcance, no me lo pienso dos veces y asesto un golpe sobre el mismo, luego otro, otro y otro...

Finalmente mi enemigo deja de moverse y caigo al suelo. Ha sido el peor combate del día sin duda, tengo suerte de seguir con vida.

La viscosa criatura lanza un prolongado y horrible alarido y cae muerta. Estás a punto de dejarte vencer por el pánico. A gatas te acercas al cadáver de la bestia y le arrancas de las mandíbulas lo que crees que es tu cinturón. A lo lejos ves luz y corres hacia allí lo más velozmente que te es posible. Cuando por fin sales al  aire libre te desplomas en el suelo cubierto de hojas y jadeando tratas de recuperar el aliento.

Poco a poco te incorporas y compruebas que sigues llevando puesto el cinturón: después de todo no lo habías perdido. Lo que has arrancado de las fauces del alacrán zapador es una correa de cuero con una pequeña bolsa y una Daga en su funda colgando del medio de la correa. Rompes la hebilla y encuentras en su interior 20 Coronas de oro. Puedes quedarte con la Daga y con las Coronas de oro si eres capaz de hacerlo*.

Sintiéndote un poco mejor, recoges tu equipo y sigues hacia el este a través del bosque. Este empieza a aclararse hasta que finalmente descubres ante ti un camino entre los árboles. El camino está lleno de gente que se dirige hacia el sur. Muchos empujan carros de mano en los que transportan sus posesiones...

1. Únete a los refugiados.
2. Sigue el camino al amparo de la foresta.

Opción 1

El combate con el alacrán me ha pasado factura, necesito un buen descanso si quiero recuperarme. Recojo las coronas conseguidas en el combate y sigo mi camino por el bosque. Al salir me encuentro de cara con un grupo de refugiados que marcha al sur. Decido unirme a ellos, no comparto su ruta pero su compañía podría servirme para recobrar mis fuerzas antes de seguir hacia el este.

La gente está cansada y hambrienta como tú, puedes verlo desde lejos. Han recorrido muchas millas desde que abandonaron su ciudad en llamas, y a medida que te acercas te das cuenta de que no podrían ser ni siquiera una amenaza. 

De pronto oyes el batir de gigantescas alas. El sonido proviene del norte, y ahoga cualquier pregunta que fueras a hacer y tus esperanzas por un momento de paz.

-¡Son kraans, kraans! Escondeos.

El clamor se extiende a lo largo del camino. Los pobres desdichados corren, nerviosos y asustados y, frente de ti, la rueda de un carro en el que van unos niños se atasca en un surco del camino y se rompe. Los niños chillan aterrados, incapaces de moverse.

1. ¡Ayuda a los atemorizados niños!
2. Sal corriendo y busca refugio entre los árboles.

Opción 1

Me maldigo a mí mismo, estoy demasiado debil para enfrentarme a los kraans y sé que intentar salvar a los niños será un suicidio, pero aún así no puedo dejarlos morir así como así. 

Me lanzo hacía el carro para ayudarles rezando porque el kraan no se dé cuenta de mi presencia y pueda salvar a los crios sin morir en el intento.

Saltas hacia el carro. La gente corre en todas direcciones cuando los kraans atacan y se llevan por los aires tenebrosos a sus pobres víctimas. Un enorme kraan planea sobre el carro y tres rugientes giaks saltan de su lomo sobre los espantados caballos. 

Los niños huyen, protegidos por ti, mientras tu permaneces sobre el carro frente a tus enemigos. Sobre vosotros, como un ave de presa, acecha el enorme kraan, esperando el resultado de la batalla. Las crueles criaturas te atacan con sus lanzas al unísono...

Giaks (actúan como uno sólo, es un único enfrentamiento): Destreza en el Combate 15; Resistencia 13

Tú: Destreza en el Combate 13 ; Resistencia 8

Puntuación en el combate: -2

Primer asalto

Resistencia giaks: 11

Mi resistencia: 4

Segundo asalto

Resistencia giaks: 6

Mi resistencia: 0

No voy a salir de esta, lo se. Mis heridas aun no se han curado y tengo que enfrentar a tres giaks solo, ataco sin pensarmelo dos veces y consigo herir a uno en el costado pero no puedo esquivar sus golpes.

Me hieren en la pierna, no puedo moverme. Se aproximan sedientos de sangre, saco fuerzas de flaquezay ataco. Uno cae al suelo. Los restantes elevan sus armas mientras me miran con una sonrisa macabra. Todo se apaga...