Debes apresurarte, pues comprendes que es arriesgado permanecer entre los restos humeantes del derruido monasterio. Las bestias de alas negras pueden volver en cualquier momento.
Tienes que partir hacia Holmgard, la capital de Sommerlund, e informar al Rey de la situación: todos los guerreros más cualificados del Kai, a excepción de ti mismo, han perecido en una terrible matanza.
Sin los Señores del Kai para dirigir sus ejércitos, Sommerlund está a merced de sus antiguos enemigos, los Señores de la Oscuridad.
Conteniendo las lágrimas te despides de tus camaradas muertos. En silencio prometes que sus muertes serán vengadas.
Te alejas de las ruinas y precavidamente desciendes por la abrupta pendiente. Al pie de la colina, el sendero se divide en dos direcciones, pero ambas conducen a un gran bosque.
Todo, absolutamente todo a mi alrededor yace destruido, una montaña de hollín y piedras sueltas donde antes se encontraba el monasterio. He sido preparado durante mucho tiempo para la guerra y la muerte pero aun así se me hace inevitable tener arcadas al oler la carne chamuscada de quien antes compartió entrenamiento y risas conmigo.
Luego de tomarme un momento para recuperar la calma decido que debo marchar cuanto antes para avisar al rey sobre la inminente oscuridad que se aproxima sobre el reino y que no tiene nadie que la detenga. Hurgo entre los escombros en búsqueda de algo que sirva para mi travesía y encuentro un mapa de estas tierras y un bastón que puedo usar para defenderme, doy un último vistazo a la zona y rezo en silencio un mantra dedicado a mis compañeros, mis amigos caídos.
Bajo por una pendiente comenzando mi viaje, al final de esta el sendero de la colina se divide en dos caminos que pasan por el mismo lugar, un gran bosque de la zona, siguiendo mi intuición decido seguir el camino de la izquierda.
Has seguido el serpenteante sendero durante unos veinte minu- tos cuando oyes un batir de alas por encima de los árboles. Miras hacia arriba y ves a un enorme kraan que se aproxima desde el norte, proyectando con sus alas negras una gigantesca sombra sobre los árboles.
Montadas en él van dos criaturas armadas con largas lanzas. Son giaks de las montañas, feos y pequeños seres llenos de odio y maldad. Hace muchos siglos, sus antepasados fueron emplea- dos por los Señores de la Oscuridad en la construcción de la ciudad infernal de Helgedad, situada en los desiertos volcánicos que hay al otro lado de la cordillera Durncrag. La construcción de la ciudad fue una larga tortura y sólo los más fuertes de los giaks sobrevivieron a la atmósfera asfixiante y venenosa de Helgedad.
Rápidamente te lanzas en plancha buscando el amparo de un gran árbol cuando el kraan pasa volando sobre tu cabeza. El corazón te late con violencia y das gracias a tus rápidos reflejos que te han salvado de ser descubierto...
¡Bien hecho! Suerte en la aventura, ahora sí que sí :D
El kraan y sus jinetes aterrizan en el camino a escasos diez pies del lugar donde tú estás escondido.
Los giaks desmontan de los escamosos lomos de su montura y se dirigen hacia ti con las lanzas en alto y listas para atacar. Pese a tu habilidad, te han descubierto.
Con un leve asentimiento, dispuesto para la batalla, preparas tu arma y sales al encuentro del enemigo. Por desgracia, en tus condiciones,su superioridad es abrumadora. Aunque logras herir de muerte a uno de ellos, pronto quedas ensartado y caes a los pies de aquellos seres. Tu vida y tu aventura terminan aquí...
No sólo empezaste más tarde porque no hiciste a tiempo las cosas, sino que además llevas 12 días sin contestación. He avisado en taberna varias veces, pero nada.
Además veo que llevas sin conectar desde el día 15/01/2016.
Por ello, tu aventura acaba aquí, lo siento.