Partida Rol por web

No me solía fiar de las caras bonitas, pero los feos eran incluso peores. De algún modo se habría hecho aquellas horribles quemaduras en la cara, y aquello lo convertía en un tipo peligroso.

Traté de mantenerme callado y observar con atención.

Vedran examina cuidadosamente el cierre, y la cabeza de diablo parece girar en dos direcciones: en sentido horario y antihorario, como un cierre de combinación pero sin números.

Esto parece estar limpio.- Les dice Vedran a sus compañeros refiriéndose a que no ha encontrado ninguna trampa- ¿Alguien tiene algo que añadir antes de que empiece a hacer mi magia?- Les pregunta justo antes de comenzar a girar las ruedas.

El patas largas no sabía ni cerrar el pico cuando se le necesitaba para una tarea que requería concentración. Bueno, si esperaba que le diera conversación mientras realizaba el trabajo, podía seguir esperando sentado.

Observé como se sucedían los hechos atento a posibles peligros y sin olvidar que estábamos en tierra hostil

Con las manos en los bolsillos contemplo distraído el entorno. ¡Qué lugar tan tétrico!

—¿Eh, cómo...? —digo al escuchar a Vedran.

Pobre muchacho, que tensión debe de estar sufriendo al tener en sus hábiles manos el destino de toda la humanidad, y tal y cual.

—Ejemmm...no, nada que añadir, muchacho. ¡Suerte!

Por cierto, ¿por dónde estará Comeratones? Ululando sobre los tejados, seguro.

No consigues encontrar la combinación, pero oyes claramente el clic-clic de los dientes al ir girando.

Aquella caja se estaba resistiendo más de la cuenta. Notaba como las manos y la frente empezaban a sudarme.

No tengo mucha idea de que es eso de elegir diez, pero tiene mejor pinta que el 2 que he sacado. Así que elijo 10.

Ahora (crees que) te has quedado con la secuencia de clicks.

Vedran hizo girar la cabeza del diablo varias veces en direcciones opuestas, escuchando atentamente los click del mecanismo de cierre al moverse para colocarse en el lugar donde permitían la apertura y luego escuchando como volvían a moverse.

Repitió este proceso en repetidas ocasiones, hasta aprenderse la secuencia correcta. Aquella caja se le estaba resistiendo, pero ahora estaba convencido de que en este intento conseguiría abrirla.- Solo espero que lo que haya en el interior merezca tanto esfuerzo.

Con un último 'click', la caja se abre mostrando un libro, un tomo titulado El círculo que mira hacia el interior, firmado por el famoso atador de demonios chelaxiano Cognaris, y dos pergaminos, de protección contar el mal y protección contra el bien.

La segunda caja tiene grabado un trío de rostros dorados. El primero muestra una cara seria, el segundo una cara airada, y el tercero una cara que rezuma odio.

En lugar perder un segundo en evaluar el contenido de la primera caja, Vedran se centró ya en la segunda, pues ni libros y ni pergaminos eran cosas que llamarán la atención del mediano, a menos que pudiera hacerse con ellos para tratar de venderlos más tarde, y por la pinta del tal antorcha aquella situación no parecía muy probable.

No estaría fuera de lugar que volvierais a comprobar si esta caja es mágica antes de que le ponga mis ganzúas encima.- Solicito Vedran a sus compañeros mientras que manos a la espalda observaba atentamente la caja con las tres caras.

Doy un respingo cuando Vedran habla. Estaba yo meditando acerca de lo poco recomendable que es confiar en esta gente patibularia, como el Antorcha e incluso...

—¡Ah, sí como no!

Me pongo en posición para intentar abarcar el cofre. Me concentro y dejo que mi talento fluya, o que haga lo que le de la gana.

Detectas magia en la caja que está examinando Vedran, y en las otras tres también.

Estaba empezando a impacientarme y tenía una sensación claustrofobica rodeado de todos aquellos perros de presa. Deseando que aquello terminara cuanto antes y el patas largas hiciera bien su trabajo, permanecí a un lado haciendo rechinar mis puntiagudos dientes.

Ceñudo miro a mi compañero Vedran.

—Hay magia fluctuando alrededor de todas y cada una de las cajas, no sabría decirte de qué naturaleza. Quizá solo sea el contenido de las mismas, no alcanzo a verlo.

Como me siento culpable por ver trabajar tanto al pobrecillo, me acerco a la tercera caja y le echo un vistazo de cerca.