Partida Rol por web

Escucha en silencio lo que dice el anciano. Vaya, piensa para si misma, es más peligroso de lo que parecía antes... Tenemos que encontrar ese libro. Deja a Yargos con Korav, y se acerca a Kune y Lonfelow que están con el pandillero. Llega justo cuando Kune le lanza el hachazo.

-Contesta, por favor, si no puede que mi compañero acabe cortandote el pie o las manos...

Mira a Lonfelow de reojo, ella tampoco quiere que le corten las manos o los pies al pandillero, pero parece que no quiere cooperar.

Vedran miró hacía el pandillero, por lo que parecía que Kune lo tiene todo bien controlado y al contrario de sus compañeros el no vio necesario interceder por la vida de aquella sabandija.

En lugar de eso prefirió centrar su atención en Yargos.- Ya veo, en resumidas cuentas ese libro sirve para alzar un ejército de muertos vivientes para que ataquen Absalom.- El mediano tenía un por qué, pero le faltaba descubrir el quién, así que continuó preguntando al anciano. -Y según tu opinión. ¿Quién podría estar interesado en hacerse con el control de ese libro de claves?

El hachazo del bárbaro hiere al bandido... que estaba ya bastante dañado, y expira sin decir nada más.

No tengo ni idea. Estos perros trabajan para un tal Nessian, uno de los muchos jefecillos criminales de Absalom. Con el libro en sus manos, cualquier cosa puede pasar, pero no tengo ni idea de dónde tiene su guarida.

Mmmmmm, habrá que recurrir a un vendedor de información, y el más cercano es el Gran Maestre Antorcha.

Perfecto, ya tenemos un lugar por donde empezar.- dijo el mediano con su enigmática sonrisa de siempre.- Pero antes ... - Se acercó al bandido al que Kune acababa de dar pasaporte y comenzó a rebuscar entre sus bolsillos en busca de algo que pudiese darles alguna pista o, por que no decirlo, de algo que al muerto ya no le fuera a hacer falta y que él pudiese cambiar por algo útil más tarde.

Asisto impotente a la ejecución del pandillero. La verdad, debía de estar muy malherido para morirse de un golpe en el pie, pero por heridas aun menores mueren incluso tipos mucho más duros que éste pobre desgraciado.

—Eso no ha estado bien —digo de cara al violento Kune—. Quizá se lo mereciese, pero creo que con darle unos sopapos hubiese sido suficiente. Además, con suerte nos hubiésemos ahorrado lo que ese Gran Maestre Antorcha nos quiera cobrar por la información.

Sin dejar de mirar por el rabillo del ojo al irascible Kune (por si me quiere pegar o algo), me vuelvo hacia Yargos.

—Ya ya ya…esto es muy irregular. Un libro con información tan peligrosa y, en vez de ponerlo a buen recaudo, se lo queda usted…bueno, eso puedo entenderlo. Supongo que quería hacer negocio, ¿eh pillín? Bueno, pues ya está, a averiguar dónde se esconde esa sabandija de Nessian…Ahora que todos sabemos lo valioso que es el libro de claves (algo que no nos habían dicho hasta ahora), tenemos motivación extra.

Carraspeó mientras miro a mis compañeros. Me arrimo a Eisa y Lonfellow, lo más lejos posible del bruto de Kune y del desvalijador de Vedran. Cuando aprenda a lanzar rayos electrizantes o conjuros de destrucción en masa ya andaré por ahí como un divo de la magia.

—El asunto ese del posible resurgir de los muertos es jorobado pero fascinante, ¿verdad? Sabe usted dónde hallar a ese Gran Maestre, señor Yargos?

Un hachazo al pié y el tipo cayó redondo, aquello no me lo esperaba.

Me acerqué para menearle la cabeza y ver que no reaccionaba y luego oí las palabras de reprimenda de Korav. La verdad era que aquello se me había ido de las manos y noté una punzada de arrepentimiento, pero mi orgullo de gnomo no me permitió disculparme públicamente como probablemente debería haber hecho.

- Maldita sea, ¡no es mi culpa si estos enclenques no aguantan un rasguño!

Respondí ofendido a la defensiva como haría un adolescente incapaz de admitir que se había equivocado en algo. 

Luego refunfuñé un rato más para mi mismo mientras seguía meneando la cabeza del bandido, dándole golpecitos en la mejilla tratando de enmendar un error irreparable, mientras Vedran se ocupaba del pillaje.

Los seis pandilleros muertos tienen en comün un equipo mínimo, consistente en armadura de cuero, cachiporra, y guantelete con pinchos. No llevan ningün papel encima que os dé pistas sobre su guarida.

No lo habéis entendido, dice Gill algo acalorado. En cuanto encontré el libro de claves me di cuenta de su valor y del peligro que representaba que circulase por ahí., y pedí a la Sociedad Pathfinder una escolta ¡No es culpa mía si envían a escoltarme a un grupo de novatos que para empezar llega tarde!

Me quedo mirando fijamente, muy fijamente a Yargos. Emito un gruñido, me hago el interesante...

—¡Uh oh! Vaya vaya, ahora todo encaja —doy gracias a Nethys por mi poblada barba que camufla el rubor de mis ancianas mejillas— ¡Pues nada, nada, pelillos a la mar! Vayamos cuanto antes a ver a ese Gran Maestre, que el tiempo apremia.

Que mal rato he pasado, peor que durante la pelea. Me hago viejo para tratar con sabios raros, más raros que yo.

Dejando a parte el tema del sabio veo sin poder evitar como Kune mata al pandillero. Me encaro con él tras ese acto de total desprecio por la vida humana.

-Kune, por el amor de todo lo sagrado, ¿Era eso realmente necesario? te postulé que no estaba de acuerdo con tus intenciones, y no me has hecho el menor de los casos- le golpeo con el dedo en pecho cuando deja de intentar reanimar al muerto y luego lo señalo- no ha dado respuestas equivocadas ese pobre diablo, nosotros, hemos hecho las preguntas erróneas- estoy muy disgustado, pero no hay que ir más allá, espero que asimile lo que le digo y que la próxima vez se controle un poco más.

Pongo los ojos en blanco. Ahora no podrá llevarnos a su jefe, había tantas opciones, hacernos pasar por ellos era una buena opción. Por el otro lado el cliente no para de quejarse. Todo nos está saliendo bastante mal...

!Claro que sé dónde está Antorcha!, dice Yargos un poco irritado.

Ahora bien, es mejor que aquí el chaval , dice señalando a Kune, se comporte un poco, no vaya a ser que tenga un disgusto. Antorcha no era el más paciente de los hombres antes de su 'accidente', y su paciencia no ha mejorado desde entonces.

Luego echa a andar y dice: Vamos, no hay tiempo que perder.

Maldita sea.- pensó Vedran cuando comprobó que los pandilleros no llevaban encima nada que los identificara y pudiera darles alguna pista.- Nada de nada, ni nada que nos diga donde encontrar su escondite, ni un arma decente, ni tan siquiera una miserable pieza de cobre. Aunque....

En el último momento Vedran se lo pensó mejor y cogió una de las cachiporras y tras un par de golpes de prueba, decidió que tal vez pudiera serle útil en un futuro, con vistas a dejar inconsciente a algún guardia en lugar de tener que acabar con su vida.

Luego se unió al grupo y siguió al viejo mientras calibraba el manejo de su nueva adquisición.

- ¡Os he dicho que se ha muerto solo!

Digo rugiendo ante las increpancias de Lonefelow y el viejo ese, dando el tema por zanjado.

Luego bufé hastiado y me puse a seguir al supuesto cliente.

Parpadea rápidamente cuando ve morir al pandillero y mira a Kune, pero se queda callada al escuchar a todos los demás como ya le echan la culpa de la muerte. Se rasca la cabeza y se acerca de nuevo a Yargos, escuchando lo que dice del Gran Maestre Antorcha.

-Si como dice, sabe donde está, vayamos a verle cuanto antes, no podemos dejar que ese libro ande por ahí en manos equivocadas...

Espero que no nos cobre mucho por la información, piensa para si misma, va a salir esto más caro de lo que pensábamos...

Empieza a andar tras Yargos.

-Vamos, cuanto antes lleguemos antes podremos encontrar el libro.