Partida Rol por web

Más negro que las Tinieblas

Epílogo

Cargando editor
24/01/2021, 00:48
Narrador

Un esqueleto se agita. En la antecámara exterior del montículo funerario de Hir Rusark, Dargar agarra la empuñadura de su espada con impaciencia. Sus huesos secos hacen un ligero ruido rasgado en la envoltura de cuerda de la empuñadura. Después, la calma regresa a la polvorienta cripta. Otro esqueleto permanece tirado sobre el polvo.

Mucho después de que la piel haya abandonado sus huesos, Dargar guarda a su amo, tan fiel una vez muerto como lo fue en vida. En largos intervalos, marcha por el pasadizo exterior, extrañamente iluminado por el lívido resplandor verduzco de los hongos de la cripta. Se agacha para no topar con el techo de más de dos metros de alto. Antaño colosal y altivo, como esqueleto Dargar es alto, pero ya no ancho. En cuanto se ha cerciorado de que todo está seguro, continúa con su quieta vigilancia.

En el corredor interior que rodea la cripta de Hir Rusark, la Reina Renora se sienta en su telar. Su larga cabellera oscura fluye sobre sus hombros huesudos y se agrupa en el banco que hay a su espalda. Trozos de seda blanca permanecen adheridos a su esqueleto, que está puesto como si tejiera la colcha que hay en su telar. En lo huesudos dedos de su mano derecha, una lanzadera, grande y vacía, brilla dorada. Renora ya no se agita. Menos malvada que Hir Rusark, y no tan fiel como Dargar y Scop, Renora está realmente muerta.

En la cámara central, la armadura de placas de un príncipe cardolani reposa sobre un tranquilo ataúd. El túmulo de Hir Rusark se encuentra al sur y al este de Bree, a todo un día de camino de las tierras ocupadas comúnmente por los tumularios. Este aislamiento beneficia en gran manera a Hir Rusark, ya que los viajeros que cruzan sus salones no esperan encontrarse con espectros y no están tan precavidos como lo estarían en las Quebradas de los Túmulos. Hir Rusark ha atraído a muchas víctimas descuidadas bajo su porche. Ha succionado tanta fuerza vital de seres vivos que se percibe como una calavera con un yelmo coronado.

Cargando editor
24/01/2021, 01:07
Hir Rusark

Un poco más rápidos que el fluir de los glaciares, unos pensamientos cruzan arrastrándose por su gélido cráneo.

-"¡Ah, el dolor!"

De repente, la forma sombría de Hir Rusark se yergue sobre su asiento. La parte superior de su cuerpo traspasa su armadura, que todavía yace sobre el ataúd.

-"Mi hermano Bercar, ese gusano infecto. ¿Fue Bercar el que finalmente me apuñaló por la espalda? No se hubiese atrevido, aunque llevaba mucho tiempo sonándolo. Tal vez esa comadreja, Westlock, me tendió una trampa con ayuda de alguna forma arcana. él tampoco se hubiese atrevido."

Hir Rusark vuelve a reposar sobre su ataúd.

-"Ninguno de ellos se hubiese atrevido, esa escoria cobarde. Todos, todos me temían. Y a Dargar."

Silencio.

-"Dargar. Incluso yo me hubiese olvidado de su presencia, de tan silencioso y constante como era. Siempre estaba a mis espaldas, vigilando. Creo que nunca dormía. Probaba mi comida, después del cocinero, Bercar y Westlock. Nadie se hubiese atrevido a hacerme ningún daño, a menos que quisieran probar su venganza tanto como la mía."

Durante un largo tiempo, los pensamientos del espectro se silencian.

-"Sin embargo alguien se atrevió. Alguien se atrevió aunque todos sabían lo que sucedería. En el mismo instante que el lento veneno trabajaba en mi cuerpo, Dargar me brindó el placer de contemplar a todas las almas del castillo retorcerse en la punta de su espada. No quedó nadie para gritar mientras el castillo se encendió, cuando nosotros olfateamos el gran incendio y nos preparamos para permanecer por toda la eternidad. Nos preparamos para vivir de nuevo, una vida más fría."

Silencio.

-"No era para mí el traspaso mesurado del poder. No era para mí el cortejo fúnebre, mi dulce esposa con los ojos ensombrecidos por el dolor, pero usando estos mismos ojos para poner a Bercar de su lado. Mi poder, mis riquezas, eran solo para mí. Lo que no pude llevar conmigo, lo destruí."

Silencio.

-"Mis gentes estaban contentas de ver que empezaba a morir. Pero se han ido, se han ido como polvo en el viento. Yo permanezco. Dargar todavía me sirve. Todavía, cuando seres vivos se acercan, envío mi gélido poder para atraerlos."

Silencio.

-"¡Una amenaza! Percibida vagamente. Un giro en la distante luna. Alguien, más de uno, se acerca. El Destino los guía con un fino hilo. El Destino los trae bajo mi porche, para darme sus vidas y su poder como tributo. Así que me apresuraré, viviré de nuevo para defender mi reino. Un reino que se ha encogido hasta ser solamente esta estrecha fortaleza bajo la colina, pero qué importa. Lo guardo todo. Todo el poder, todo el oro."

Hir Rusark se queda quieto mientras los pensamientos se detienen bajo su oxidado yelmo.