Sentado de espaldas a una estrella moribunda, que emitía una tenue luz rojiza, la silueta de un hombre se recortaba entre los trazos de una sala inmensa, abierta, sin ningún mobiliario a excepción de una única silla. En uno de sus brazos, reposaba un vaso de cristal, con algo de whiskey y dos hielos, que se derretían poco a poco. De repente, una luz brillante dibujó la silueta de una mujer, vestida con el uniforme estándar de especialista civil.
En el centro de la sala, El Hombre Ilusorio dio una calada al cigarro que sostenía con la mano izquierda, antes de mirar hacia la figura azul que se había dibujado frente a él.
-Shepard.- Soltó una nube de humo, antes de proseguir. -Tengo nueva información. Algo que te interesará.-
Desde la Normandía, en comunicación gracias al sistema de bits cuánticos, la Comandante Jane Shepard se cruzó de brazos.
-Creí haber dejado claro que nuestro trato había terminado.- Su tono de voz era frío y severo. -Los recolectores ya son historia. Tu pagaste una fortuna, y ahora tienes su base. Ya te he devuelto el favor.-
-Nuestro objetivo no son los recolectores, Shepard. Ambos lo sabemos.- De nuevo dio una calada al cigarro, y dejó escapar una nueva nube de humo gris, que ascendió unos centímetros y desapareció. -Eso fue tan solo el principio. Los segadores llegan. Y debemos pararlos. Tomar la iniciativa.-
Shepard clavó la mirada en su interlocutor, sin cambiar su postura. En su interior, sabía que El Hombre Ilusorio era alguien en quien no se podía confiar. Sabía que tenía algo escondido, y que lo rebelaría, tarde o temprano. Y quizás, en el peor momento posible. No obstante, gracias a él, y a sus expeditivos pero eficaces métodos, habían acabado con los recolectores. Los segadores estaba cada vez más cerca, podía sentirlo. Era solo cuestión de tiempo que se lanzaran sobre la galaxia como una horda de langostas furiosas sobre un campo de maíz. "A tiempos desesperados..." Pensó.
-Bien. Dime que tienes. Quizás me interese...- Dijo, finalmente.
-Te interesa.- Dibujó media sonrisa, y se sentó en la silla. De a nada apareció una consola, que envió un paquete de datos a la CPU de la Normandía.
-La estación de Omega sufre una guerra, Shepard. Una guerra por el control de la estación. Un individuo, llamado "El patriarca", pretende arrebatar el poder de Omega.-
-Creía que el Patriarca era demasiado débil para intentar tal cosa.- Shepard se inclinó, en una postura menos rígida. -De todas formas, no veo que relación puede tener eso con los segadores.-
El Hombre Ilusorio dio una nueva calada a su cigarro, terminándolo, y apagándolo en el cenicero, cerca del vaso de whiskey, que cogió de pasada.
-Diez horas antes de que El Patriarca diera su golpe de estado, llegó una nave, de la que desembarcó un solo individuo, que ahora es el brazo derecho del patriarca. Antes de perder el contacto con mis agentes en Omega, captaron esta transmisión.-
De nuevo activa la consola, y pasa un vídeo, que Shepard mira. Su interés crece a medida que el vid pasa.
Una vez acabado el vid, Shepard asintió.
-¿Sabemos algo más de Omega? ¿Quien viajaba en esa nave, además de...?- Señaló el vid.
-Eso es todo lo que tenemos, Shepard.- Dio un sorbo al vaso de Whiskey. -El resto, me temo que tendrás que averiguarlo.-
Una vez cortada la transmisión, mientras el aparato de transmisión se repliega, Shepard se gira, camino hacia el puente.
-Joker, traza rumbo a Omega.- El piloto responde.
-Entendido Comandante.-
-EDI, dile a Miranda que la quiero aquí. Y ya.-