Partida Rol por web

Stegenno continua corriendo con todas sus fuerzas, intentando ignorar los gritos de apoyo de sus compañeros.

Ya noto el fuego en mi culo, no es necesario que me recordéis que corra.

Summer mantenía un buen ritmo, gracias a sus continuos entrenamientos de jogging.

Riggs sigue corriendo con la vista fija hacia el frente.

Shepard ayuda al Krogan, aún ligeramente aturdido, a levantarse, y ambos corren hasta la esquina. Son los últimos. Su compañero turiano los espera, pero justo cuando pasan la esquina, una explosión secundaria les alcanza, lanzado a Shepard y al Krogan hacia el interior del pasillo. Por fortuna, consiguen aterrizar de una pieza y a salvo. No obstante, Riggs, que va justo detrás, se lleva la peor parte. El Capitán recibe la explosión justo a sus pies. Si bien la armadura para el impacto, y le salva la vida, Riggs se arrojado con violencia contra el techo, y luego contra el suelo, quedando aturdudido en el suello. Las llamas avanzan, al son de los cables de alta tensión y de las placas de cerámica y metal, que se desprenden de suelo y techo, chisporroteando, y todo el pasillo cruje y cae varios centímetros. Se está a punto de desplomar. El turiano, que lo ve, corre hacia Riggs, pero debe esquivar muchos obstáculos y apenas llega al esquina, justo para ver al Capitán a punto de caer al vacío creciente, que parece tratar de consumir el túnel.

Mientras Inara se recupera de los dos golpes bióticos, y Maron mira, ente confuso y cabreado, la IV, Samara, desde su lado, lanza un golpe de energía biótica, que crea una singularidad, un campo biótico que atrae a todos los cascarones de alrededor, y los empuja a su interior, donde una fuerza biótica los hace pedazos, acabando con un Cascaron y dejando a otro gravemente mutilado.

Mientras, Miranda lanza un culatazo contra el cascaron que la ha asaltado, que cae al suelo, pero sin morir. El GETH, por su parte, dispara a otro de los cascarones que han conseguido pasar. El disparo le separa la cabeza de los hombros.

Khalon, por su parte, junto a Gorren, se defienden cuerpo a cuerpo. Khalon con la culata de su arma parte el cuello a uno de los cascarones mientras Gorren hunde su cuchillo en la cabeza de otro, partiéndola como si fuera un melón. El resto del equipo de Khalon dispara, acabando con dos cascarones más.

Antes de que el salariano reaccione, la misma máquina termina la frase.

-Ual...- La palanca con la apertura manual aparece al fin.

Riggs, con dificultad, trata de incorporarse. Todo a su alrededor da vueltas, apenas puede centrar la vista para observar como aquel lugar se cae a pedazos sobre él, como el turiano trata, en vano, de ir a buscarle, y observa si aun se encuentra en una sola pieza. El zumbido que hay en sus oídos apenas le deja escuchar como todo el sitio se estremece. Tiene que salir de ahí cuanto antes, y eso intenta, aunque la cabeza y el cuerpo no le ayuden.

- Mierda... - masculla entre dientes - ¡Sigue avanzando! - le grita, y a la vez ordena, al turiano, quien aun permanece lejos, y apenas puede oír su propia en medio de todo aquello - ¡Adelante! ¡Vamos! - grita aun mas fuerte a los demás, raspando su garganta, mientras intenta incorporarse por su cuenta

 El tenaz turiano sigue disparando a las hordas ingentes de cascarones que llegan.

Señor Avot! por favor abra la compuerta!

A pesar  de la estresante situación, Veigon no pierde su disciplina militar donde la cortesía no se obvia.

Inara! está todo bien?

- Todo bien, Veigon - dice Inara tras recuperar el aliento después del esfuerzo por utilizar sus poderes bióticos.

- Maron - dice al ingeniero - si ves que no puedes desbloquear la palanca con tus habilidades, avísame y lo intentamos por la fuerza. 

Dicho eso toma un respiro y apunta con su fusil de asalto a los cascarones del compartimento de Khalon. Tras inpirar un momento, dispara una ráfaga intentando alcanzar a todos los enemigos posibles.

- ¡Maldito cacharro de tecnología barata! - maldice el salariano, conteniendo las ganas de golpear la terminal. Pero posiblemente eso lo bloquearía aun más o la inutilizaría, así que se dedicó a esperar con MUCHA impaciencia, dando golpecitos en el suelo con su pie a intervalos bastante irregulares. - ¡Vamos, vamos, vamos, vamos, arranca YA! -

Aquella sin duda era la vez que más nervioso habían visto al ingeniero, hasta que la palanca manual apareció y Maron se lanzó hacia ella como un perro hambriento al que le acaban de poner su ración de pienso. La cogió para accionarla ipso facto. - ¡Funciona de una maldita vez! -

Reynolds toma la suficiente ventaja como para detenerse y alentar a los otros a que continúen.

-¡Vamos muchachos, valor. Ya falta poco!

La Sargento Norman avanzó con toda la rapidez que sus piernas le permitían. Alentada por los gritos de Reynolds no miró atrás y avanzó.