El camión quedo volatilizado. Quizás los dos o tres primeros disparos fueron suficientes, pero Biggs deseaba destruirlo totalmente, al camión y todos sus ocupantes. Ahora solo quedaba uno, el más grande, el más fuerte, el más peligroso. No para él, pues montado en aquella máquina de destrucción que ahora pilotaba sabía que en el momento en el que se pusiera a tiro sin hacer peligrar a su compañero por el fuego amigo. Así que conectó los sensores, dispuesto a ahcer un disparo apuntado.
Turno completo, apuntar.
Me jode que el noble se esté desquitando con mis compañeros por ser tan feo, pero es complicado apuntarle si no deja de moverse.
Joder, mira que tiene grande la cabeza ese cabrón, pero no se está quieto... Digo a Fergus sabiendo que sin duda estará sordo por la explosión del camión.
Intento seguir los movimientos del noble y en cuando parte a Tauron le disparo. Habría esperado un poco más, un tiro más seguro, pero el cabrón se está cebando.
Motivo: Disparo de fortuna
Tirada: 1d100
Dificultad: 42-
Resultado: 9 (Exito)
Motivo: Daño
Tirada: 2d10
Resultado: 2, 2
Motivo: Daño de destino
Tirada: 2d10
Resultado: 5, 8
Media acción: Disparo: Hp42 +20 por apuntar +10 por bipode +10 por precisa -20 por disparar a cuerpo a cuerpo -20 por disparar a la cabeza.
Si, lo lamento, pero me tengo que arriesgar a dispararle a la cabeza al gran verde...
Siii!!
Vaya mierda de daño...gasto el punto que me queda de destino, :(
Bueno, un daño más aceptable...
Despúes del sobresalto de ver como el sentinel destruía el camión, solo quedaba un orco en pie... en más grande y el pobre Callidon estaba enfrentándose contra él.
Desde donde estaba Fergus, el tiro sería muy difícil, así que decidió acercarse para intentar ayudar.
Corro hacia Callidon y el Noble orco...
Motivo: Daño noble
Tirada: 1d10
Resultado: 10
Motivo: Furia virtuosa
Tirada: 1d100
Dificultad: 42-
Resultado: 66(-10)=56 (Fracaso)
Wimdel, te falto el bono de +10 por objetivo grande del Noble, asi que sacarias la tirada con un exito mas y tendrias que tirar 1d10 mas, ya lo tiro yo por ti.
...que como es un 10 seria posible furia virtuosa...que no sale
Con todas las miradas centrándose en el combate cuerpo a cuerpo entre Callidon y el ultimo orco superviviente, el gran noble orco que había estado dirigiendo la defensa de los depósitos de combustible y que había conseguido acabar con la vida de dos de los miembros de la escuadra y estaba a punto de acabar con un tercero.
El resto de guardias se dedicaban a apuntar al combate o a intentar correr hacia el combate para unirse a Callidon en la lucha, pero de repente, desde la lejanía, un disparo atravesó el campo de batalla y un haz de rayo laser proveniente del rifle de francotirador de Wimdel impacto de lleno en la cabeza del noble, el disparo entro por un ojo y salió por la posterior del cráneo dejando un terrible agujero en el proceso, el orco sin saber muy bien que había pasado se desplomo hacia adelante y por poco no aplasta a Callidon que se aparto justo a tiempo.
Ahora, con la amenaza orca neutralizada el cabo podía tomarse un poco más de tiempo en poner los explosivos y asegurarse de que lo hacía bien.
La tensión del combate contra el Noble Orco crecía por momentos. El muy bruto había conseguido acabar con dos de mis hombres y herido de diversa consideración a otro. Para colmo de males, se podía ver desde mi posición como el camión lleno de orcos se aproximaba a buena velocidad a la posición de Callidon, pero entre unos y otros consiguieron destruir el camión con todos sus pasajeros dentro.
El noble estaba a punto de acabar con la vida del vocooperador, cuando de repente un rayo de luz alcanzó de lleno al gran orco en la cabeza y cayó inerte al suelo - ¡¡joder que buenos son mis hombres!!.... - grité cuando vi al último enemigo caer a la fría nieve, giré la cabeza para ver como iba el cabo - Soneka, la amenaza ha sido neutralizada, pon las cargas y asegurate de que están bien puestas, no quiero problemas de ningún tipo ahora que hemos conseguido todo el tiempo del mundo para destruir los depósitos estos - comenté al cabo para que hiciera su trabajo tranquilo, porque el tema de hacerlo bien no había ninguna duda de que así lo haría.
Pasado un rato, las cargas estaban listas para su detonación y dejé ese placer a su instalador - Cabo, cuando gustes puedes iniciar los fuegos artificiales.... ¿estamos a distancia segura? - le pregunté antes de que explosionaran los depósitos - lo único que nos faltaba es que la honda expansiva nos jodiera a todos y nos diera un tono oscuro chamuscado y se me resecara la piel demasiado... ¡la hija del teniente no querría ni tocarme! -
Parece que todo correcto, la explosión fue de padre y muy señor mio, se tuvo que divisar a kilómetros. Me sentí feliz, por una vez y sin que sirviera de precedente, de haber conseguido finalizar con éxito otra misión. Tras la explosión, me dirigí hacia los cuerpos de mis hombres que yacían sin vida en la nieve - Eterno y grandioso Emperador, llévate a estos dos soldados contigo y dales la mejor de las eternidades que a unos héroes como estos se les puede dar, que abunden las varitas de LHO, el alcohol, las mujeres..... vela por ellos Gran Emperador - pensé hincando una rodilla en la nieve junto a ellos. - Caballeros, démosles a estos hombres un entierro digno.... - comenté mientras me incorporaba.
Tras toda esa cantidad de emociones, nos dispusimos a hacer el camino contrario al que habíamos tomado para venir aquí. El puente seguía en pié, los cadáveres de los orcos que se habían atrevido a atacarnos yacían congelados en el mismo sitio donde los dejamos.... Tras varios días de paseo, llegamos a la base apestando a tripas de orco, sudor, mugre...... Tal cual llegué a la base, me fui hacia las estancias del Teniente y entré sin llamar ni nada.
Sin remilgadas militares ni nada, me dirigí hacia su mesa - Mi señor.... ¡¡¡MISIÓN CUMPLIDA!!!..... ¿donde está su hija......? - y sin más me fui a buscar a la que tenía ganas de coger por banda.
El noble Orko cae con un boquete en la cabeza y me tomo un par de segundos de satisfacción para levantarme. Con el rifle al hombro cual tranquilo cazador me acerco hasta el herido Callidon y el agujereado orko.
-Pero mira que sois catetos...pegar a un bicho de estos con las culatas...joder, hay que abrirles la cabeza cojones
Sonrio satisfecho, sonrio pretencioso con esa cara que mis compañeros conocen ya, esa cara que pide que la den un puñetazo para quitar la soberbia d un golpe.
[B-]No ha sido tan dificil ¿no?[/B]
Los pedazos de mis compañeros no dicen lo mismo, el resto heridos, probablemente quieran comentarme algo, pero yo sigo con lo mio, como de costumbre, total, soltaré alguna burrada cuando lleguemos a base por la que tengan que meterme en el calabozo, así que aprovecho.
Echo un vistazo al sentinel que pilotan los hermanos.
-Tios, teneis que estar que os cagais de contentos de tenernos a Biggs y a mi en el pelotón.
Pateo la cabeza del orko y me siento tranquilamente a esperar que nos indiquen cuando estan preparados los explosivos y cuando nos marchamos.
-La vida es dulce, la guardia imperial es la hostia. Paseamos, nos dejan disparar y tumbarnos tranquilitos despues del trabajo bien hecho...joder esto es vida...
-Eh Callidon...deja de lamentarte joder...no me dejas dormir...
El final había llegado y nada les había podido parar, o al menos no a todos. La muerte de sus compañeros no suponía una gran diferencia en su vida. Las muertes estaban al orden del día en la Guardia Imperial y más si se estaba en el frente. Serían otra cicatriz dentro de su alma que se iba llenando de odio y rencor hacia la vida.
Amanecería un nuevo día, habría otras misiones suicidas, y nuevas compañías. La guerra......la guerra nunca cambia ni acaba.
LLevando una botella de amasec incautada de no se sabe donde, invitaría a beber a sus compañeros.
Una vez terminada la batalla ya podía concentrarme en mi misión y poner de la manera correcta los explosivos. - Oído sargento, pero mas vale que recoja a los hombres y se vallan alejando.....no calculo muy bien lo cargados que están estos depósitos. La deflagración será épica.
Cuando termino corro a reunirme con el resto, sabía cuales eran mis capacidades...pero la cantidad de prometio no me daba confianza. Al llegar veo los cuerpos de los caídos, mas hermanos que perdíamos en la guerra. - Señor habría que recoger las chapas, el munitorum las solicitara. Una vez terminadas las exequias era tiempo de regresar a casa, mientras el infierno a nuestras espaldas se iniciaba.
Llegados al campamento y nuestro sargento fue a dar parte, yo me despedí de los hombres antes de ir a explicarles cuatro cosas a los que nos habían dado los rifles para esta misión.
La batalla había terminado, y la mayoría de orkos yacían muertos en diferentes trocitos esparcidos por el campo de batalla gracias al mejor artillero que este puto planeta podía tener, y a aquel Sentinel que habían robado sobre la marcha. Sin munición, y sin Sentinel, hubiera dudado mucho que aquella misión hubiera acabado como acabó.
Somos la puta ostia. Y yo el puto Amo. Solo por esto debería dejarme el Sargento ser el primero en los turnos para repasarnos a la hija del Teniente. Y pensando en esto, y en el más rotundo de los silencios, marchó con el Sentinel en busca de sus compañeros. El viaje de vuelta iba a ser muy cómodo montado en aquel trasto. Sobretodo por el tema de tener el motor debajo del culo, lo que con el frío que hacía, ayudaba a no acabar con los huevos congelados.
Dos compañeros habían muerto. A Biggs le jodió aquello, pero tampoco podía hacer mucho más. Ahora estan con el Emperador, y conociendolos seguro que estan de putas. Que suerte tienen. Pensó. Y solo pudo levantar el dedo pulgar ante el comentario de Wimdel sobre la suerte que tenían de tenerlos a ellos.
El viaje de vuelta fue mucho más cómodo que el de ida. Montado en el Sentinel, sin hacer el huevo, como a él le gustaba. Su hermano se las ingenió para ir medio descolgado por la parte de atrás. Al menos se pudieron fumar todas las varitas de Lho que les quedaban, y la de los caidos en combate.
Durante el trayecto escribió varias veces "Biggs el puto amo" por el interior del Sentinel, así con un poco de suerte se acordarían de él en la próxima misión y se lo dejarían llevar.
Al llegar a la base, dejó el Sentinel en el hangar, dejó muy claro que ahora era suyo (incluso meó en una de las patas para marcar terreno) y después vio como el Sargento se iba a por la hija del Teniente. Él sabía ser paciente... así que mientras se la trabajaba, Biggs, se iría al burdel a pasar un buen rato, beber, y fumar.
Por la Guardia Imperial.
Todos los orcos estaban muertos, incluso el más grande de ellos había sido finalmente abatido, nada podía para a la guardia imperial. Dos de los hombres de la unidad habían caído y poco se podía hacer ya por ellos, después de seguir los procedimientos reglamentarios según el manual del perfecto soldado imperial, dejaron los cuerpos y se prepararon para terminar la misión y volver a casa.
El cabo puso los explosivos con sumo cuidado mientras sus compañeros empezaron a alejarse, no es que no confiasen en la habilidad de su compañero, pero tampoco perdían nada por ir cogiendo distancia...
Ya a una distancia prudencial se pararon para ver el espectáculo y asegurarse de que la misión era cumplida. Incluso a la distancia que se pusieron, pudieron notar perfectamente la ola de calor proveniente de los depósitos impactándoles en la cara y haciéndolos girar la cara por el calor, la nieve de la zona se derritió por el aumento de la temperatura y la zona queda empantanada, los depósitos seguían ardiendo y seguramente estarían así durante un buen tiempo.
El viaje de vuelta fue más tranquilo, la potencia de fuego adicional del sentinel ayudo mucho con alguna patrulla de orcos que se encontraron, aunque el sentinel llego con la munición y el combustible justo para alcanzar la base.
A su recibimiento en la base tras volver de una misión casi suicida exitosa no les dieron un trato mayor de que el esperaban, eran guardias imperiales, su trabajo era luchar y morir por el emperador, nadie esperaba menos y no había ninguna recompensa por hacerlo, tener el honor de servir en las fuerzas armadas del sagrado emperador ya era recompensa más que suficiente.
Pero aunque nadie se lo reconociese ellos sabían que habían hecho algo bueno y que las esperanzas de supervivencia del planeta y de todo el que viva en el era mayores gracias a ellos, a sus compañeros caídos y a otros héroes anónimos que daban su vida luchando contra la invasión xenos.
El sargento paso dos días en el calabozo por no seguir el protocolo de interacción adecuado con su superior al entregar el informe de la misión.