Edificio del Príncipe

23 de Octubre de 2013, 04:15

Fueron testigos de la destrucción y del sadismo de sus enemigos, fuerzas más allá de lo imaginable se cernían sobre la ciudad y era evidente lo que deseaban, el fin del sistema que se había creado, y con eso el fin de los  humanos, licanos y vampiros que estuvieran en contra de sus intereses. 

Aún en las mentes de muchos de ustedes estaban las imágenes sádicas de la muerte de esas pobres chichas, incluso, sobre las conciencias de ustedes estaba la culpa de sus muertes, no pudieron hacer nada, simplemente murieron para tan sólo satisfacer los deseos malignos de lo que sea que realmente estaban enfrentando.

¿se habían aliado la Orden y las garras rojas? Sí, los habían visto juntos, trabajando  aliados, o quizás es lo que alguién quiere hacerles creer. Los vampiros de la hermandad estaban asustados y se notaba en sus rostros.

La joven te mira siempre con mucho recelo,no sabe si creerte, si creer en alguien,  le habían  hablado de amor, de escapar, Alfonso lo había hecho mientras la besaba, mientras la tocaba, Temperance se estremeció, como si recordara un mal sueño, una posibilidad terrible,  y se desconectó de lo que decías hasta que la rodeaste entre tus brazos, en donde su cuerpo delgado se abandonó por completo, se apoyó  en tu pecho,  y movió sus piernas desnudas en tus muslos, y ahí, la tenías, vestida con una remera y unas bragas, que lejos de ser atractivo, inspiraba un mayor deseo de proteger a la huérfana.  Temperance temblaba cual pajarillo asustado, a veces viendo a la puerta, por si alguien  venía.

Mojó sus labios, conteniendo el aire que intentaba escapar de sus labios, y levantó su cara hacia tu cuello, en donde sus labios rozaron tu cuello helado,  y sentías sus latidos que se iban relajando cada vez más, y más, si hasta sentías como la saliva pasaba por su garganta apretada.

- ¿puedo... aspirar a la libertad?... no conozco otro mundo... no sé nada más... de este sitio... que ser lo que soy... Alexander- te llama por tu nombre y busca tu mirada - y no puedo dejar al príncipe... solo, no puedo, mi lugar es a su lado, hasta que mi vida se extinga porque no es demasiado larga, no puedo ser irresponsable... mi destino es claro - sigue apoyada en tu pecho, como si se fuera adormeciendo - mi madre... no tenía las premoniciones que yo... tengo... no tuvo que cargar con esto... con estas visiones, de sentir como mueren las personas...- y recuerda, se aleja de ti - ¿que pasó con las muchachas? ¿las mataron a todas, cierto? - sus ojos se llenaron de lágrimas.

Se encogió de hombros la rubia vampiresa, y torció el gesto mirando hacia el ascensor, la chica mete sus manos en su pantalón tomándose todo el tiempo del mundo para responderle.

- pues nada... por eso pregunto, sólo dio unos gritos y que todo el mundo fuera a las catacumbas parece que es una gran reunión - te mira y luego tu brazo- ¿parece que se te zafó el hombro o no? - pregunta acercando sus manos a tu hombro para tocarlo - podría arreglarlo, pero te tendría que cobrar - se ríe coqueta, es obvio lo que quiere.

Estaban tendidos en dos camas paralelas, la habitación estaba en sombras, gruesas cortinas cubrían las ventanas y una luz tan sólo en el velador iluminaba con tonos amarillos la habitación. Arkin fue el primero en despertar,sus heridas estaban a medio sanar, pero las costillas no, estaban aún heridas y un  vendaje las cubría todo tu toso desnudo, otras vendas cubrían las demás heridas  y había un fuerte aroma a analgésico y desinfectante. Los vampiros para estar muertos, hacían un gran trabajo curando heridas.

Puedes ver a Illana en la cama lateral, dormida, también debería estar vendada, pero dormía de momento, había sido mucho para ella, y para ti también, esa batalla  había sido un exceso y era un milagro que salieran vivos.

Corres entre las sombras, son tus amigas, tus aliadas,  avanzas lo más rápido posible, por las calles, colándote por las sombras hasta llegar a la cornisa de uno de los edificios, no ves a Alex siguiéndote, sólo escuchas las explosiones aún del estadio y las sirenas de la policia y bomberos acercándose a aquel lugar. Te levantas y sientes  rabia por haber caído tan torpemente... Cuando sientes un siseo en el aire, debes moverte con rapidez para evitar que tres virotes te dejen clavado en el suelo.Levantas la cabeza y la ves...

Su rubia cabellera al viento, y ese cuerpo curvilieo cubierto por ese apretado traje de látex o cuerpo, en su mano una balletas apuntándote y ves sus ojos claros, fijos sobre ti...

- dame una razón para no acabar contigo...- sabes que de haber querido matarte, lo hubiera hecho, es como en otras ocasiones, en que te la has topado, siempre han estado apunto de matarse el uno al otro, pero algo los detiene... Valeria sube su mano y apunta su ballesta a la cabeza del vampiro, entre los ojos, justo.

- sé que es una forma violenta de conocer tantos vampiros, pero estamos acá porque somos aliados y nosotros tenemos un deber mayor aún, Peyton, mantener el equilibrio y lo que vivimos hoy fue...- guardó silencio por unos momentos y puso sus grandes y varoniles manos en tus hombros y te jaló a su pecho, estaban solos en esa habitación, aunque en apariencia, aunque era más que seguro que los estarían vigilando.- ha sido demasiado para ti, mi pequeña, demasiado... y lo lamento, deberías estar en casa, con Arizona y no acá, conmigo, ni mucho menos en medio de lo que viviste, lo lamento, perdóname...- besó tus cabellos,  y separó tu cara unos segundos para acariciar tus mejillas con sus pulgares.

- pero ya estaremos en casa... ahora debemos hablar con los vampiros, debemos ver que hacer, estoy seguro que Creed estuvo metido en esto, y le hierbe la sangre... - sus dientes se apretaron al pronunciar aquel nombre, porque su hijo, por muy traidor que fuese, había sido asesinado por esa bestia.- juro que todo lo que hago es para que estes a salvo...- te jaló de nuevo contra él, sujetando tu nuca, y con sus labios pegados a tu oído, susurrando muy despacio, muy suave y besando en cada palabra tu clara piel.

Leah exclamó con un alarido el hecho que fueran donde los vampiros, pero no los dejó salir sin curar las heridas de los dos, aunque fuera a regañadientes, pero estaban lastimados y debían tener atención, además les dijo que si los vampiros olían sangre se los comerían y dentro de todo, era un gran argumento. Además les dijo que iría con ustedes, y sin más se fue a cambiar de ropa, debieron esperarla, era mejor hacerlo o era capaz de aparecerse sola en ele edificio del príncipe y Jake tendría un gran problema intentando contener a la chica.

Los tres juntos subieron al auto que tenía aparcado cerca Leah, ella condujo, era un taxi, que usaba para ganar algo de dinero extra. El viaje fe algo largo, pero llegaron y estacionaron cerca del edificio, estaba lleno, muchos habían sido llamado al parecer. Todo el trayecto escucharon sirenas y helicópteros, y en la radio no se hablaba de otra cosa que no fuera de la destrucción del estadio, Leah se estremeció, tenía miedo. 

el Edificio del príncipe se encontraba e la prestigiosa zona de Upper East Side que se encuentra ubicado entre el Central Park y el río East River. Es uno de los barrios de mayor prestigio de la ciudad de Nueva York. Situado en la mitad este de la isla de Manhattan, este barrio acoge a los neoyorquinos más adinerados. La Quinta Avenida es una de las principales calles comerciales de la ciudad, se concentran las mejores firmas de ropa, joyería y artículos de lujo.Era una de las antiguas casas patronales, centro de reunión de la hermandad, y con muchos pasadizos subterráneos que conducían a las antiguas líneas del metro y algunas cámaras que servían de guaridas para sus convocaciones.

Ya al fin en el edificio, bajaron y una vampiresa estaba esperándolos y sin más los condujo dentro del edificio, hasta la estancia principal, la recepción del edificio. Las murallas estaban tapizadas de nogal, y en la entrada una alfombra roja redonda recibía a los recién llegados. Dos escaleras curvas  ascendían  a los pisos superiores. Al lado derecho, un ascensor antiguo de reja, y en cada ventana, jarrones con flores frescas que llenaban el lugar con su perfume que comenzaba a tonarse mortuorio, cual aroma de cementerio. El mesón de la recepción era semicurvo, de roble con encimera de mármol, negro, pero estaba vacío.

- el príncipe dijo que vendrían, dijo que lo esperaran aquí,-dijo la rubia mujer, volviendo a su lugar detrás del mesón, para volver a recibir las llamadas.

- vaya... que frío hace aquí... y... y...- olisqueo el aire - y huele feito - susurró, mirando a todos lados, y pegándose más al brazo de Jake mirando con grandes ojos a su alrededor, muy incómoda por la presencia de esos vampiros, de tantos vampiros.

Arkin abrió los ojos lentamente y vió el techo de la habitación. -Como demonios hemos llegado aquí? se incorporó como pudo viendo los vendajes, Intenró recordar, la noche, había sido muy dura, el combate contra los berseker le había destrozado y no sabía como había podido sobrevivir. Miró a su alrededor viendo a Illana tumbada a su lado. Se sintió aliviado al verla dormir con tranquilidad, si no llega a ser por los vendajes, sería como si no hubiera ocurrido nada la noche anterior-Donde están Dante y Peyton? Cuanto tiempo llevamos inconscientes??

Se levantó lentamentemente y se dispusó a abrir las cortinas para ver si sabía donde se encontraban

Abres las cortinas, aún es de noche pero sabes perfectamente donde estas, es el edificio del príncipe, podrías reconocer esa vista al Central Park en cualquier lugar. Illana parece seguir durmiendo, podrías quedarte con ella hasta que despierte o ir en busca de Alexander o de Dante, aunque no sabes si este último esté en este lugar.

Se estremece complacido al sentir los labios de Temperance rozando su piel, la cálida humedad de su boca deslizándose por su cuello. Él la abraza aún con mas fuerza intentando contenerla y se relaja al sentir como el corazón de la joven disminuía su ritmo.

Sin embargo cada una de sus palabras se astillaban como estacas en su corazón, de ninguna forma podía comprender que perturbadora voluntad la obligaba a quedarse en ese lugar, atada de por vida a una celda amarga. Pero muy pronto comprende que eso era lo único que ella había conocido, jamás había visto el mundo ni todo lo que este podría ofrecerle. 

No era difícil comprender que en realidad la niña estaba asustada y confundida, buscando constantemente la puerta por si alguien llegara a verlos en esta situación, abrumada por todas aquellas visiones de horror que estaba condenada a sufrir como una maldición que se niega a dejarla vivir. Asustada por cada una de las personas que esta obligada a ver sufrir. 

-Realmente no deberías pensar en eso Temperance- lleva su mano nuevamente a su rostro para peinar su cabello y secar sus lágrimas con el pulgar. Con un movimiento cariñoso acompaña la cabeza de la muchacha para que vuelva a apoyarse sobre su pecho, un pecho frío del cual no se sentía latido alguno pero que tenía mucho amor y contención para ofrecerle. -Pero tampoco puedo ocultarte la verdad, pues jamás te mentiría. La realidad es que las cosas no salieron bien y realmente no se que fue de las pobres muchachas-

Busca acariciar sus piernas para darle calor con el roce de su mano, para luego cubrirlas con las mismas cobijas de la cama. Apoya sus labios sobre la frente de Temperance, plantando un largo beso de consuelo que se sostiene una eternidad en el tiempo, ella es el ser que mas le interesa en su completa existencia y solo desea lo mejor para ella. -Mi amor, las personas no nacen para sufrir, sino para vivir sus vidas con plenitud, la plenitud que solo la libertad te puede ofrecer. Se que no conoces otra cosa y tal vez por eso tu corazón no lo desee tanto como debiera. Pero yo puedo mostrarte un paraíso de oportunidades que esperan por ti allá afuera.- 

Suspira algo resignado mientras frota con cariño los brazos de Temperance para darle calor -Tu vida es tan larga como tu lo desees y yo puedo llenarla de amor y felicidad. Solo deseo hacerte sentir única en mis brazos y que conozcas todas las cosas bellas del mundo. Tal vez este no sea el momento, no ahora que la oscuridad acecha. Pero algún día te prometo que vendré por ti y romperé tus cadenas.

En el silencio

espero a la joven,

cauta y bella.

Siento dolor,

tortuosos recuerdos,

licor y sangre.

Heridas tengo

cosidas en el alma,

soportar debo.

Mi mente recuerda cosas hace tiempo olvidadas, cosas de otra vida, de otras personas. La noche-día avanza con el taxi. Llegamos a la puerta y en silencio acaricio una navaja secretamente guardada. La niña teme,  y no sin justa razón.

De la caza soy
aguardo mi tiempo,
ya es de noche.

La muerte rubia
atiende la llamada,
mal presagio.

Illana revive una y otra vez lo ocurrido en su cabeza y una luz brillante la hace reaccionar. Va recuperando la conciencia de su magullado cuerpo y abre los ojos lentamente. Por el momento sólo ve una cama a su lado vacía, como si hubiera sido utilizada con anterioridad y al ver la luz, ve una figura que ella cree reconocer. Era Arkin y estaba bien. Al parecer, ambos estaban bien.

- Arkin... - dice con voz débil pues pocas eran sus fuerzas pero saber que había mantenido su promesa la hacía sentir mejor. Aunque no podía evitar observar con algo de intriga el torso desnudo del licano, se sienta con delicadeza para no reabrir su herida cuando nota su torso lleno de vendajes. Casi como si fuera ropa. Se tapa con la sábana un poco avergonzada y le pregunta - ¿Cómo te encuentras? -.

Arkin, volvió a correr las cortinas para dejarlas cerradas, en cierto sentido, se sentía aliviado de estar ahí, pero preferiría estar en el territorio de los suyo.

Escuchó su nombre y se dio media vuelta para ver a Illana, sonrío, y se acercó a ella para ayudarla a incorporarse. aunque el resistía bastante bien el dolor, seguía sintiéndose bastante dolorido y suponía que Illiana estaba peor que el. al ver que se tapaba con la sabana por pudor, miró hacía otro lado avergonzado. -Perdona... Estoy bastante bien, aunque todavía no se me curaron las costillas... tu te encuentras mejor? Se levantó y fue hasta el armario buscando algo de ropa que le valiese a el, ya que dado su tamaño, era bastante difícil, y ropa para ella, para que no se sintiera tan incomoda. -Estamos en el rascacielos del Príncipe vampiro, supongo que Dante nos ha traído aquí ya que está mas cerca del estadio, Si te sientes con fuerza, podríamos ir a buscar a Alexander y a Dante, si no puedes, esperaremos a que estés mejor...

-Dante... La llevé a la muerte, me mandaste proteger a esa chiquilla y solo conseguí que la matasen...-Sus ojos se llenaron de lágrimas. Matar en fase de luna era muy distinto a lo que había pasado en aquel lugar. Ella había sido testigo de lo que había ocurrido y una gran pesadez caía sobre su conciencia, más aún después de que la orden del líder era la de "Protégela"- Ella seguía viva cuando fue aplastada por los escombros... Juro que no pude hacer nada por ella, lo juro.-Cerró los ojos completamente, tomando aire para serenarse, no quería flaquear en ese momento tan tenso que estaban viviendo. Su cabello plateado cayó sobre su rostro cuando él la pegó a su pecho. Peyton no se quejó, al contrario, buscó la protección del licano.- Siento haberte fallado... Lo siento.-A ella no le importaba que la hubiera llevado allí, ni que tampoco hubiera visto tanta crueldad, lo que le había afectado era la imagen de esas niñas.

-¿Y si no respetan el pacto, Dante? No me fio de ellos... Son chupadores, no me dan buena espina, ni ellos ni ninguno. Jamás debimos aliarnos al enemigo... Jamás, estoy segura de que nos traerán la perdición. Y temo perderte...-Susurró eso último mientras le miraba unos instantes, dejándose acariciar por su protector.- Terminemos esto... Hablemos con ellos y volvamos a casa. Arizona está sola... Y prometí no dejarla jamás.-Cuando él se acercó su corazón se aceleró, se quedó completamente quieta, seguía resultándole extraño esas cercanías. Pero más le sorprendieron sus palabras, sus manos se aferraron con fuerza a las ropas de él y tras eso se escondió entre sus brazos en completo silencio.

abres el armario, y encuentras camisas y pantalones, ropa de las personas que hacen el servicio, y también un lindo traje de mucama, negro con blanco, que quizás Illana te lanzaría por la cabeza,pensando que eres un cerdo pervertido.

Se puso una camisa y un pantalón, al ver la ropa de chica, miró a Illana y le mostró la ropa de sirvienta. -Aquí solo hay esta ropa... si quieres, puedo ir a buscar a alguien que te traiga un vestido, mientras intento encontrar a Dante por el edificio..

La hizo callar, sujetando su cabeza con sus manos, y moviendo sus labios en un resoplido, - ya ya...- murmura, mientras sollozas por la chica muerta, Dante te abraza y te contiene mientras le hablas de lo que padeces, de lo que sufres, él sonrié con ternura, mientras te sigue apretando contra su pecho. Sus brazos eran gruesos, fuertes más que los de cualquier licano, por eso su hijo no pudo derrotarlo ni ninguno de los que lo ha enfrentado hasta ahora.

- Peyton no sabías lo que estaban preparando esos dementes no podías saberlo - te susurró -no te culpes por la muerte de esa muchacha... no fue tu culpa, querías protegerla- miró en tus ojos, y por unos segundos guardó silencio, como si te contemplara por primera vez - y en cuanto a los vampiros... Peyton, por más de diez años hemos sido aliados, y ni en los mejores momentos nos hemos traicionado, no será ahora, en medio de esta guerra que la traición comience - te explica, puede sonar demasiado inocente, pero Dante estaba muy lejos de serlo.

- sólo te pido que confíes en mí como lo has hecho hasta ahora... y no me perderás... nunca lo harás - se inclina hacia ti, sujetando tus mejillas, para hacer que tu rostro quede enfocado en su cara y besa tus labios tibiamente, bajando sus manos por tus hombros y cintura, para pegarte más a él mientras el beso se hace  mas y más intenso.