Partida Rol por web

 Lo que acababa de pasar era desolador. De toda la gente a la que aquel sujeto podría haber elegido para succionarle la vida en cuestión de segundos, de esa forma tan tétrica y espantosa, había elegido a Helena. Los ojos de Frenni se abrieron como platos al ver a la chica perder su vida; dejando que uñas epqueñas lágrimas comenzaran a correr por sus ojos. ¿Aquel sería el final de aquella novata guerrera, que había seguido el llamado de la aventura y escapado de una terrible vida con una familia que no la apreciaba?

- ¡HELENA, NOOOOO!

 Desolado por la perdida de aquella joven entusiasta de la aventura que había decidido acompañarles en aquel pequeño tramo de su historia, Frennu sintió que ya era ahora de confrontar a sus demonios. Quedarse atrás por mucho tiempo más nos evriría si signficaba ver como sus compañeros iban cayendo uno a uno frente al poderío de aquel sujeto macabro. Por lo que, sacando su daga de su cinturón, el pequeño gnomo se armó de valentía y se lanzó a darle una puñalada a Milos.

La Elfa preparaba un golpe para asestar al monje maligno, pero esta se queda perpleja al ver como la otra fémina termina en el suelo, sin vida con tan solo un toque, el poder oscuro que recorre el cuerpo de aquel hombre parece ser mucho más grande que su estatura. Aunque el poderío del cultista a simple vista era inmenso, no midió el coraje de los aventureros allí presentes, ahora se encontraba rodeado y tal vez algo no muy bueno resultaría de esto.

Frenni con un grito de desespero se lanzo contra Milos clavando su daga en el vientre, el hombre tan solo se ríe del pequeño por su débil ataque, pero olvidaba algo la Loba aun se encontraba apresando su pierna, esta de un tirón arranco un trozo muy grande de carne, haciendo que Milos gritara de dolor y antes de que pudiera reaccionar, la lanza del Druida y el virote de Felsom lo dejaron inmóvil; lentamente movió su cabeza observando como la lanza estaba incrustada en la mitad de su pecho, -esto… no terminará conmigo… argh-.

Milos se desploma en el suelo con su sangre empapando las baldosas de aquel blasfemo templo, lentamente, levanta su cabeza diciendo con voz débil, -¡por el signo amarillo, dominaremos!-. En cuanto los ojos del cultista se paralizan por la muerte, tiene lugar una terrible transformación, su piel y huesos se recolocan de un modo extraño, pronto su forma humana desaparece, ahora Milos yace con el aspecto de una criatura monstruosa, un hombre serpiente de piel escamosa y lengua bífida; solo sus gafas, que ahora ya no encajan bien sobre su alargada cabeza de ofidio, recuerdan vagamente su identidad anterior. Lo que más les llama la atención, es el cómo ha sido capaz de mantener este engaño durante tantos años.

-Fascinante -declaró Felsom, al advertir cómo en su muerte el cuerpo de Milos se transformaba en el de un hombre reptil, semejante a los otros que habían matado.

El nigromante observó perplejo el cadáver del líder de los hombres reptiles, preguntándose acerca de cómo habría conseguido aquel ser engañar a sus subordinados por tanto tiempo. Era algo que, por desgracia, parecía que quedaría sin respuesta, al menos por ahora. Tomando su daga, se aproximó hasta el cuerpo sin vida de Milos y le cortó las manos y la carne de las axilas, sin mostrar especial preocupación por lo que pudieran pensar sus compañeros.

-Seguro que sabe a pollo -comentó, más para sí que otra cosa, mientras llenaba de carne su zurrón-. Seguro que está apetitoso... -Se fijó en que el hermano Lucius permanecía inconsciente, pero vivo, y se dispuso a añadir-. Alguien debería cargarlo encima para llevárselo a Egil por nuestra recompensa.

 La batalla con Milos terminó, afortunadamente, más rápido de lo esperado. El ego de aquel ser fue su propia perdición, al subestimar la capacidad de ataque conjunto que había logrado aquel grupo. Incluso Frenni había encontrado la avlentía y la determinación para unirse a sus compañeros en un último combate cuerpo a cuerpo. Era de esperarse que su daga no fuera tan letal como otras armas, pero por lo menos sirvió de distracción para que los demás insertaran sus armas en el cuerpo de aquel hombre/reptil.

- Hemos acabado con él... y encontramos a Lucius... terminamos la travesía...

 Si bien Frenni quería esbozar una pequeña sonrisa de satisfacción al encontrarse frente al final de una aventura larga y estresante, había más motivos para estar tristes que para festejar. Puesto que detrás suyo, se encontraba tirada sin vida la mujer a la que él había alentado a la aventura. Helena había caído en batalla.

 El gnomo se acerca al cuerpo sin vida de la camarera... no, de la guerrera... y acaricia su mejilla con angustia. Una lágrima fina y solitaria corre por su rostro. Muchas recetas mágicas suelen utilizar lágrimas de gnomos. Al ser seres tan alegres y relajados, conseguir que lloren no es fácil. Salvo cuando el gnomo es cuestión es Frenni y esta frente a un ser querido fallecido.

- Oh, Helena... juro que escribiré himnos y odas en tu memoria... ^*sniff* _*sniff*

Sólo en aquel instante reflejé una atisbo de pena por la forma en que moría la joven de la taberna, algo que me debilita cuando intento atacar a Milos y fallo estrepitosamente. Por ello es que en medio de todos aquellos intentos, el final llega para todos y aquel monje—que no era monje—alcanza la muerte de la misma manera que la pobre Helena, brusca. 

Suspiro mientras limpio mi espada y avanzo junto a mis compañeros, el asco que me da ver a Felsom hablando sobre la carne de esa cosa no tiene nombre, aunque estoy más acostumbrada a sus gustos particulares. No obstante considerando la situación, estoy de acuerdo con el nigromante y pienso que sí, debemos llevar esa cosa a ese hombre. 

—Brennan, venga demuestra que eres un hombre fuerte y carga a este. 

Le ordeno divertida, pinchando un poco al elfo. Más allá de que no hay mucha gente fuerte en el grupo. 

Finalmente, su lanza había encontrado el camino. Los actos de todos habían distraído suficiente a Milos para que la atención del oscuro hechicero se olvidara de él, y la afilada madera había perforado tela, carne y hueso hasta atravesar el corazón de Milos. Un Milos que, momentos después de lanzar una última amenaza, expiró su último aliento y abandonó su aspecto humano para convertirse en lo que parecía su forma verdadera, un reptil como los que los habían detenido.

Con una mueca de desagrado, Brennan sacó de un tirón el extremo de su lanza del pecho de la criatura, e hizo un brusco gesto a un lado para sacudir la roja sangre que la cubría antes de voltearla y apoyar en el suelo el extremo romo.

-No estoy seguro de a qué sabe… pero nunca me ha gustado comer nada que cambie de forma como esta cosa. -Contestó, distraído, al nigromante, mientras se agachaba junto a su compañera para evitar que se comiera el trozo de pierna que había arrancado a su enemigo. Cuando consiguió que lo soltara, la loba se quejó lastimeramente, y él suspiró con una media sonrisa. -Gealach, tendrás que esperar un poco. Esta noche cenarás buena carne.

Mientras se levantaba, vio cómo el músico acariciaba el cadáver de la camarera, y el hombre estuvo observando la escena durante unos largos segundos con expresión insondable.

-Si aceptas un consejo, Frenni, sería mejor que escribieses una tragedia. -Dijo finalmente, con su sonrisa ya desaparecida, mientras miraba al gnomo con una mezcla de lástima y juicio. Helena había muerto… tal y como varios le habían avisado. Y es que, él lo sabía bien, el mundo era un lugar letal para quienes no estaban preparados para sus peligros. -Supongo que no quieres alentar a otro montón de campesinas a seguir sus pasos y acabar como ella.

Las palabras de Elentirell lo sacaron de la tristeza por Helena y Frenni y lo llevaron hacia pensamientos más animados.

-Sinceramente, preferiría demostrar que soy un hombre hambriento y sediento. -Contestó a la elfa con una media sonrisa, pero luego se acercó al cuerpo del monje desaparecido, y se lo echó al hombro. Lo cierto era que probablemente él era en esos momentos el más indicado para hacerlo. Aunque no desaprovechó la oportunidad de devolver la pulla a Elentirell. -Pero ya que voy a hacerlo, espero que después puedas demostrar que eres una elfa agradecida.

-Tenemos que salir de aquí. -Dijo hacia el resto, más serio. -No sabemos si hay más de esas cosas. Será mejor cobrar la recompensa avisar al Templo y a la guardia de lo que ha pasado… Así que mientras yo llevo a Egil, ¿qué tal si os llenáis los bolsillos con el dinero de esos cofres? Sólo por asegurarnos de que nadie se nos adelanta.