Partida Rol por web

—Tranquilo Carcosa —dijo la agente Harper sin dejar de apuntar al hombre en ningún momento—. Desde luego que te irás y cambiarás de aires. Tenemos preparada para ti una preciosa celda donde te encontrarás muy a gusto.

Era increíble comprobar cómo, a pesar de tener varias armas apuntándole directamente con intención de acabar con su vida en un segundo, el hombre seguía cachondeándose de ellos.

Me quedo alucinada ante las palabras de Carcosa, ¿en serio no le daba importancia a lo que había pasado allí arriba? ¿No iba a contestar a nada de lo que le había preguntado Julia? Tal y como había dicho Dawler lo mejor que podíamos hacer era detenerlo, no podia escapar, lo teníamos atado de pies y manos asi que...

-Cubridme.

Me acerco rápida a Carcosa para intentar arrebatarle el maletín, quizás allí encontrasemos respuestas.

Dawler frunció el entrecejo ante la actitud de Carcossa. Cuando Lizzy se acercó a él le pareció una mala idea, pero consintió en que era lo único que podían hacer. Hizo un tanto apoyando a su amiga, avanzando hacia Carcossa.

— Suelta el maletín, insecto, y pon las manos detrás de la cabeza —ordenó con brusquedad.

Cuando White llega hasta Carcosa e intenta echarle mano para inmovilizarlo y colocarle las esposas su mano se desliza por la pared emborronando la imagen del joven. Los investigadores no caben en su asombro al descubrir que es una pintada al lado del árbol que vieron al llegar...pero están totalmente convencidos de que no estaba allí.

Atenta a cualquier movimiento por parte de Carcosa que pudiera poner en peligro a su compañera, Julia seguía manteniendo su pistola firmemente apuntándole a la cabeza, pero su sorpresa fue tan grande al comprobar como, una vez Lizzy intentó ponerle las esposas, el hombre se fundía con el mural de la pared, como si nunca hubiera estado allí en carne y hueso, que a punto estuvo de que el arma se le cayera de las manos.

—¡¿Qué cojones...?! —Ni siquiera fue capaz de terminar la imprecación que, de manera involuntaria, había escapado de su boca.

Con sumo cuidado, se acercó al mural para comprobar que lo que había visto era cierto. Allí estaba la imagen de Carcosa pintada junto a aquel árbol que, ya cuando pasó ante él al llegar al edificio, le había dado escalofríos.

Automáticamente, a Shen le empezó a doler la cabeza. Era un dolor de cabeza producto de la frustración, más que de alguna enfermedad. El caso se estaba tornando irreversiblemente endemoniado, retorcido e inhumano.

— Díganme que no todos los casos son así, por favor... —rogó el chico con un hilo de voz perfectamente audible.

Un arrebato de furia se apoderó de él y estuvo a punto de arrojar su pistola contra el suelo. La alzó por encima de su cabeza y lanzó un gruñido, bajando la mano violentamente en un arco y desistiendo en el último segundo. El arma quedó colgando de su brazo inerte, y agachó la cabeza.

— Esto es demasiado para mí —dijo Dawler—. Estoy a nada de terminar como el imbécil de Lisman.

Miro mi mano manchada con los ojos desorbitados, intento dar dos pasos hacia atrás pero trastabillo y tropiezo cayendo hacia atrás dando con mi espalda en el suelo. Desde esa misma posición con mi arma en la mano apuntando de forma errática hacia el mural, empiezo a disparar descargando el cargador en estado de shock mientras intento gritar pero de mi boca no sale ningún sonido.

Al sonido de los disparos aparecen varios policías de los que estaban acordonando la mazana con los revólveres en las manos. Un sargento con una escopeta del 12 se acerca a White: ¿Qué ha pasado? ¿Está herida? ¿Pido una ambulancia?

Algunas de las ventanas de los edificios de alrededor comienzan a iluminarse y a presentar vecinos curioso que observan al grupo de agentes y policías en el patio desolado. 

-¡Eh poli! ¿Os habéis perdido?

- Seguro que persiguen a algún pobre muchacho.

- Luego diréis que tenía un arma, cabrones

...

Más gritos e insultos llegan hasta ellos desde distintos lugares del vecindario.

Dawler miraba a uno y otro lado con la boca abierta. No entendía nada y eso era obvio; pero ver a Lizzy dispararle a la pared le mandó directamente a "su lugar feliz", ese sitio que todos tienen cuando necesitan abstraerse. Pocos segundos después, la realidad pareció subir de volumen y sacarlo del embotamiento.

Miraba a los lados con cara de pasmado, escuchaba a los vecinos vociferar y a los agentes irrumpir en la escena.

— Mierda.

A Julia, la reacción de Lizzy le pareció lógica pues la joven no tenía demasiada experiencia y, después de lo que todos habían podido contemplar, era normal que se perdieran los nervios como lo había hecho la agente White. Por lo menos nadie había resultado herido con los disparos.

Haciendo caso omiso a las voces de los vecinos, demasiado acostumbrada a escuchar todo tipo de insultos sobre todo cuando se encontraba en barrios como aquel, Julia se acercó a Lizzy para saber cómo se encontraba y, sobre todo, para saber si estaba en condiciones de seguir adelante con la investigación ya que tenían una buena pista que seguir.

—¿Estás bien? —preguntó sujetándola suavemente por el brazo para no alterarla más de lo que ya estaba, sin poder evitar echar un vistazo al mural que se había tragado a Carcosa. Sintió un escalofrío recorrer toda su columna ante el horrible dibujo que mostraba y, apartando rápidamente la vista, se centró en su compañera—. ¿Te sientes con fuerzas para continuar?

Hizo un gesto a Lee para que se acercara. El novato parecía haber caído en una abstracción total y Julia quería saber si él también tenía fuerzas para seguir con la investigación, ya que necesitaba a sus dos compañeros centrados y dando el cien por cien si querían sacar algo en claro.

—Te pregunto a ti lo mismo Dawler, ¿te encuentras bien para seguir adelante?

Miré a Julia con terror en mis ojos, el contacto con ella me tranquilizó un poco y su voz suave me ayudo a que aquel demonio se disipase de mi mente. Cuando logré levantarme con su ayuda, le di la espalda al mural instintivamente, no quería saber nada de aquello nunca mas.

-Estoy... decente- le respondí con un hilo de voz, me daba igual seguir con la investigación solo quería perder de vista aquel lugar -vayámonos de aquí... por favor....-

Dawler se apoyó en un árbol cercano, mientras miraba intermitentemente a Julia y a Lizzy.

— Creo que deberíamos ir a dormir luego de dar reporte, y mañana por la mañana ir por ese cabrón ilusionista. ¿Qué opinan?

La cara del agente revelaba un profundo cansancio, tanto físico como mental.

Julia escuchó al novato decir algo que le pareció lo más acertado en aquellos momentos. Ir a descansar después de todo lo que habían vivido era lo más acertado, en especial ayudaría a la agente White a tranquilizarse lo suficiente para retomar con ganas el caso. Todos habían sufrido un gran impacto y emprender una nueva etapa en la investigación tal y como se encontraban sólo significaría meter la pata en algún momento. Julia sentía la mente embotada y el cansancio en todo su cuerpo, así que la tienda a la que tenían pensado ir seguramente seguiría en el mismo sitio al día siguiente, eso sin contar con que a esas horsa la iban a encontrar cerrada.

—Tienes razón Dawler —le dijo al nuevo. Se daba cuenta que hasta el momento apenas le había dedicado alguna palabra de ánimo o de apoyo—. Descansar es lo mejor que podemos hacer en estos momentos. Mañana será otro día y seguramente veremos lo sucedido con otros ojos.

Si todos estaban de acuerdo entonces llegaba el momento del papeleo y de dejar las cosas listas para el día siguiente, por lo que aún tardarían un poco en irse a descansar, o por lo menos Julia ya que ella prefería que Lizzy se fuera directamente a su casa a descansar después de lo vivido y Dawler... La agente Harper agradecería su ayuda, eso sin lugar a dudas.

—Lizzy, será mejor que te vayas directamente a tu casa, si quieres te puede acompañar alguno de los agentes, mientras tanto Dawler y yo —se giró hacia el novato esperando que él aceptar— podemos informar a Pearlman y encargarnos del papeleo. Si mañana nos vamos a Salem habrá que solicitar un coche y tendremos que avisar a las autoridades de que andaremos por allí, ya sabéis cómo se ponen cuando ven llegar al FBI y, sobre todo, si lo hacemos sin previo aviso.

Espero que tanto la agente White como el agente Dawler aceptaran o rechazaran su propuesta. A veces tenía la sensación de ser ella la voz cantante del grupo cuando, así es como debería ser, todos eran un equipo.

— Te ayudaré —aceptó de buena gana, a pesar de sus ojeras—. Pero creo que deberíamos ir sin avisarle nada a los locales. Ese cabrón siempre está un paso adelante, no sería extraño que alguien le estuviese soplando... Eso si queremos negar por completo un matiz sobrenatural en el asunto. Yo particularmente no quiero tener que aceptarlo. Pero esto acaba de ser... —dejó la frase abierta a todas las posibilidades— ¿Qué opinan?

Llevaba callada un buen rato mientras mis compañeros planeaban cuales serían nuestros siguientes pasos, no es que no estuviese escuchandoles ni mucho menos pero mi mente estaba en blanco, simplemente no podía procesar todo aquello, al menos por el momento. Tras oír mi nombre varias veces, intento recordar de que estaban hablando y porqué se dirigían a mí.

- Sí, me voy a casa si no os importa, hoy ya no creo que pueda ayudaros mucho muy a mi pesar-digo intentando sonreir un poco pero sin conseguirlo- ah, y con respecto a lo de mañana-digo girandome antes de entrar en un coche patrulla, no estaba para conducir y prefería que me acercasen- creo que lo mejor sería avisar solo al Sheriff del condado de Salem recalcandole que no informe a sus hombres. Buenas noches chicos, espero que no se os haga muy tarde, nos vemos mañana...-y sin nada más que decir me meto en el coche, no quería seguir pensando en lo que acababa de ocurrir, asi que ignoro la pregunta de Dawler.